sábado, 19 de mayo de 2012

TU HIJO VIVE

“Cuanto más fervorosa y constantemente oremos, tanto más íntima será nuestra unión espiritual con Cristo. Recibiremos bendiciones acre­centadas, porque tenemos una fe acrecentada.

“Nuestra parte consiste en orar y creer. Velad en oración. Velad, y cooperad con el Dios que oye la oración.... Hablad y obrad de acuerdo con vuestras oraciones. Significará para vosotros una infinita diferencia el que la prueba demuestre que vuestra fe es genuina, o revele que vuestras oraciones son sólo una forma” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 112).

“Nuestra fe en Cristo no debe estribar en que veamos o sintamos que Él nos oye. Debemos confiar en sus promesas. Cuando acudimos a Él con fe, toda petición alcanza al corazón de Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 170).

UN HOMBRE CON UNA SOLICITUD URGENTE

1. Aún si la gente tiene evidencias que una persona tiene la bendición de ser un profeta, ¿qué puede suceder a veces? ¿Sucedió lo mismo con Jesús? ¿Por qué? Juan 4:44, 45; Mateo 13:57; Marcos 6:4.

“Los galileos que volvían de la Pascua trajeron nuevas de las obras admirables de Jesús.... Esperaban que ese hombre, que había ahuyen­tado a los gobernantes, fuese el Libertador que anhelaban. Ahora llega­ban noticias que parecían confirmar sus expectativas más halagüeñas. Se decía que el profeta se había declarado el Mesías.

“Pero el pueblo de Nazaret no creía en Él. Por esta razón, Jesús no visitó a Nazaret mientras iba a Caná. El Salvador declaró a sus discípu­los que un profeta no recibía honra en su país. Los hombres estiman el carácter por lo que ellos mismos son capaces de apreciar. Los de miras estrechas y mundanales juzgaban a Cristo por su nacimiento humilde, su indumentaria sencilla y su trabajo diario. No podían apreciar la pureza de aquel espíritu que no tenía mancha de pecado” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 167).

2. Cuando Jesús se encontraba en el pueblo de Caná, ¿qué petición urgente recibió de parte de un oficial del rey? Juan 4:46, 47.

“En Capernaúm, la noticia atrajo la atención de un noble judío que era oficial del rey. Un hijo del oficial se hallaba aquejado de una enfermedad que parecía incurable. Los médicos lo habían desahuciado; pero cuando el padre oyó hablar de Jesús resolvió pedirle ayuda. El niño estaba muy grave y se temía que no viviese hasta el regreso del padre; pero el noble creyó que debía presentar su caso personalmente, con la esperanza de que las súplicas de un padre despertarían la simpatía del gran Médico” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 167).

EL VERDADERO FUNDAMENTO DE LA FE

3. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús a la petición del oficial? ¿Com­prendes por qué? 1 Corintios 1:22; Mateo12:38, 39.

“Al llegar a Caná, encontró que una muchedumbre rodeaba a Jesús. Con corazón ansioso, se abrió paso hasta la presencia del Salvador. Su fe vaciló cuando vio tan sólo a un hombre vestido sencillamente, cubierto de polvo y cansado del viaje. Dudó que esa persona pudiese hacer lo que había ido a pedirle, sin embargo, logró entrevistarse con Jesús, le explicó por qué venía y rogó al Salvador que le acompañase a su casa. Mas Jesús ya conocía su pesar. Antes de que el oficial saliese de su casa, el Salvador había visto su aflicción.

“Pero sabía también que el padre, en su fuero íntimo, se había impuesto ciertas condiciones para creer en Jesús. A menos que se le concediese lo que iba a pedirle, no le recibiría como el Mesías. Mientras el oficial esperaba ator­mentado por la incertidumbre, Jesús dijo: ‘Si no viereis señales y milagros no creeréis’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 167, 168).

4. ¿Qué comprendemos acerca de la segunda petición de este padre? ¿Qué harías tú en una situación similar? Juan 4:49; Marcos 5:23, 35, 36.

“Sin embargo, el noble tenía cierto grado de fe; pues había venido a pedir lo que le parecía la más preciosa de todas las bendiciones. Jesús tenía un don mayor que otorgarle. Deseaba no sólo sanar al niño, sino hacer par­ticipar al oficial y su casa de las bendiciones de la salvación, y encender una luz en Capernaúm, que había de ser pronto campo de sus labores. Pero el noble debía comprender su necesidad antes de llegar a desear la gracia de Cristo. Este cortesano representaba a muchos de su nación. Se interesaban en Jesús por motivos egoístas. Esperaban recibir algún bene-ficio especial de su poder, y hacían depender su fe de la obtención de ese favor temporal; pero ignoraban su enfermedad espiritual y no veían su necesidad de gracia divina” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 168).

LA RESPUESTA DE DIOS A LAS NECESIDADES HUMANAS

5. ¿Esperaba él que Jesús atendiera su pedido con tanta pron­titud e hiciera un milagro a distancia? Juan 4:50.

“Y como Jacob, prevaleció. El Salvador no puede apartarse del alma que se aferra a Él invocando su gran necesidad.... El noble salió de la presencia de Jesús con una paz y un gozo que nunca había conocido antes. No sólo creía que su hijo sanaría, sino que con firme confianza creía en Cristo como su Redentor.

“A la misma hora, los que velaban al lado del niño moribundo en el hogar de Capernaúm presenciaron un cambio repentino y misterioso. La sombra de la muerte se apartó del rostro del enfermo.... La fiebre le dejó en el mismo calor del día. La familia se asombró, pero se regocijó mucho.... En el instante en que la fe del padre había aceptado el aserto: ‘Tu hijo vive’, el amor divino había tocado al niño moribundo” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 169).

6. ¿Qué maravillosos resultados tuvo esta experiencia para este hombre y su familia? Juan 4:51-54.

“El padre corrió a saludar a su hijo. Le estrechó sobre su corazón como si le hubiese recuperado de la muerte, y agradeció repetidas veces a Dios por su curación maravillosa.

“El noble deseaba conocer más de Cristo, y al oír más tarde sus ense­ñanzas, él y toda su familia llegaron a ser discípulos suyos. Su aflicción fue santificada para la conversión de toda su familia. Las nuevas del milagro se difundieron; y en Capernaúm, donde Cristo realizara tantas obras maravillo-sas, quedó preparado el terreno para su ministerio personal” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 170).

7. ¿Por qué nuestras oraciones a veces no reciben una respuesta inmediata? ¿Debe depender nuestra confianza en Dios de su respuesta a todas nuestras oraciones? Santiago 4:3; 1:6.

“El que bendijo al noble en Capernaúm siente hoy tantos deseos de ben­decirnos a nosotros. Pero como el padre afligido, somos con frecuencia indu­cidos a buscar a Jesús por el deseo de algún beneficio terrenal; y hacemos depender nuestra confianza en su amor de que nos sea otorgado lo pedido. El Salvador anhela darnos una bendición mayor que la que solicitamos; y dilata la respuesta a nuestra petición a fin de poder mostrarnos el mal que hay en nuestro corazón y nuestra profunda necesidad de su gracia. Desea que renunciemos al egoísmo que nos induce a buscarle. Confesando nuestra impo­tencia y acerba necesidad, debemos confiarnos completamente a su amor” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 170).

PALABRAS DE VIDA

“El noble quería ver el cumplimiento de su oración antes de creer; pero tuvo que aceptar el aserto de Jesús de que su petición había sido oída, y el beneficio otorgado. También nosotros tenemos que aprender esta lección. Nuestra fe en Cristo no debe estribar en que veamos o sintamos que Él nos oye. Debemos confiar en sus promesas. Cuando acudimos a Él con fe, toda petición alcanza al corazón de Dios. Cuando hemos pedido su bendición, debe­mos creer que la recibimos y agradecerle por que la hemos recibido. Luego debemos atender nuestros deberes, seguros de que la bendición se realizará cuando más la necesitemos. Cuando hayamos aprendido a hacer esto, sabre­mos que nuestras oraciones son contestadas. Dios obrará por nosotros ‘mucho más abundantemente de lo que pedimos’ ‘conforme a las riquezas de su gloria’, y por la operación de la potencia de su fortaleza’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 170).