sábado, 6 de diciembre de 2014

La Promesa del Espíritu Santo

“La promesa del Espíritu Santo no se limita a ninguna edad ni raza. Cristo  declaró que la influencia divina de su Espíritu estaría con sus seguidores hasta  el fin. Desde el día de Pentecostés hasta ahora, el Consolador ha sido enviado a  todos los que se han entregado plenamente al Señor y a su servicio. A todo el que  ha aceptado a Cristo como Salvador personal, el Espíritu Santo ha venido como consejero, santificador, guía y testigo. Cuanto más cerca de Dios han andado los  creyentes, más clara y poderosamente han testificado del amor de su Redentor y  de su gracia salvadora” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 40).

Los profetas hablan

1. ¿Qué gran promesa fue hecha al pueblo de Dios siglos antes de la era cristiana?

EZEQUIEL 39:29 Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor.

ISAIAS 44:3 Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos.

“No tenía excusa la ceguera de Israel en cuanto a la regeneración. Bajo  la inspiración del Espíritu Santo, Isaías había escrito: ‘Todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia’. David había orado: ‘Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu  recto dentro de mí’. Y por medio de Ezequiel había sido hecha la promesa: ‘Y  os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de  vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré dentro  de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos’ (Isaías 64:6;  Salmos 51:10; Ezequiel 36:26, 27)” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 145).

2. ¿Qué predijo la profecía sobre los efectos de esta gran lluvia de bendiciones?

JOEL 2:28, 29 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.

ISAIAS 44:4 y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.

“Si esta profecía de Joel se cumplió parcialmente en los días de los apóstoles, estamos viviendo en una época en que debe ser evidentemente aún más  manifiesto para el pueblo de Dios. Él concederá su espíritu a su pueblo para  que así se conviertan en una luz en medio de las tinieblas morales; y una gran  luz se reflejará en todas las partes del mundo. Qué nuestra fe pueda incrementarse y qué el Señor obre poderosamente con su pueblo” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 4, pág. 1196).

Promesa repetida por Jesús

3. ¿Qué declaró Jesús con respecto a todos los que creen en Él? ¿Cómo reafirmó la promesa de su maravilloso don a sus discípulos?

JUAN 7:38, 39; 14:16, 17 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado… 14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

“Cuando Cristo dio a sus discípulos la promesa del Espíritu, se estaba acercando al fin de su ministerio terrenal. Estaba a la sombra de la cruz, con una  comprensión plena de la carga de culpa que estaba por descansar sobre él  como portador del pecado. Antes de ofrecerse a sí mismo como víctima destina- da al sacrificio, instruyó a sus discípulos en cuanto a la dádiva más esencial y  completa que iba a conceder a sus seguidores: el don que iba a poner al alcance  de ellos los recursos inagotables de su gracia. ‘Y yo rogaré al Padre–dijo él–y  os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: al Espíritu  de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce: más  vosotros le conocéis; porque está con vosotros, y será en vosotros’ (Juan 14:16,  17). El Salvador estaba señalando adelante al tiempo cuando el Espíritu Santo vendría para realizar una obra poderosa como su representante. El mal que se  había estado acumulando durante siglos, habría de ser resistido por el divino poder del Espíritu Santo” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 39).

4. ¿Qué les dio Jesús en su primera aparición justo después de su resurrección? Antes de darles el Espíritu Santo, ¿Qué comisión les encomendó?

JUAN 20:21-23 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.

“Dios quiere que estéis en una situación tal que él pueda soplar sobre vosotros el Espíritu Santo, y que Cristo pueda habitar en el corazón. El desea que  al comienzo de esta reunión depongáis cualquier resto de controversia, o de  lucha, o disensión, o murmuración que hayáis estado llevando. Lo que necesitamos es mucho más de Cristo y nada del yo. El Salvador dice: ‘Separados de mí nada podéis hacer’…" (Mensajes Selectos, tomo 3, pág. 385).

Preparación a través de La oración y La unidad

5. ¿Qué instrucciones recibieron para experimentar la promesa del Padre? ¿Cómo llevaron a cabo estas indicaciones?

LUCAS 24:49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

HECHOS 1:4, 14 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí…. 14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.

“Antes de dejar a sus discípulos, Cristo ‘sopló, y díjoles: Tomad el Espíritu  Santo’. Otra vez dijo: ‘He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros’ (Juan 20:22; Lucas 24:29). Sin embargo, este don no fue recibido en su  plenitud hasta después de la ascensión. No fue recibido el derramamiento del Espíritu hasta que, mediante la fe y la oración, los discípulos se consagraron  plenamente para efectuar la obra de Cristo. Entonces, en un sentido especial, los bienes del cielo fueron entregados a los seguidores de Cristo. ‘Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres’. ‘A cada uno de nosotros es dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo’, y el Espíritu reparte ‘particularmente a cada uno como quiere’ (Efesios 4:8, 7; 1 Corintios  12:11). Los dones ya son nuestros en Cristo, pero su posesión verdadera de- pende de nuestra recepción del Espíritu de Dios” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 263)

Presencia del espíritu santo y poder del mensaje

6. ¿Qué recibirían los discípulos cuando el Espíritu Santo viniese a ellos? ¿Qué efecto tendría su presencia en sus predicaciones? HECHOS 1:8 Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. “La presencia visible de Cristo estaba por serles quitada a los discípulos,  pero iban a recibir una nueva dotación de poder. Iba a serles dado el Espíritu Santo en su plenitud, el cual los sellaría para su obra. ‘He aquí–dijo el Salvador,–yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros: más vosotros asentad en la ciudad de Jerusalem, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto’ (Lucas 24:49). ‘Porque Juan a la verdad bautizó con agua, más vosotros seréis  bautizados con el Espíritu Santo no muchos días después de éstos’. ‘Más recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalem, y en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra’ (Hechos 1:5, 8)” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 25).

7. ¿Cuándo y dónde se cumplió la maravillosa promesa del Espíritu Santo? ¿Experimentaron los discípulos este poder cuando predicaron el mensaje?

HECHOS 2:1-4, 43, ULTIMA PARTE; 4:33 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen…. 43… y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles…. 4:33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.

“¿Cuál fue el resultado del derramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés? Las alegres nuevas de un Salvador resucitado fueron llevadas a las  más alejadas partes del mundo habitado. Mientras los discípulos proclamaban el mensaje de la gracia redentora, los corazones se entregaban al poder de  su mensaje. La iglesia veía afluir a ella conversos de todas direcciones. Los  apóstatas se reconvertían. Los pecadores se unían con los creyentes en busca de la perla de gran precio. Algunos de los que habían sido los más enconados  oponentes del Evangelio, llegaron a ser sus campeones. Se cumplió la profecía: ‘El que entre ellos fuere flaco,... será como David: y la casa de David... como  el ángel de Jehová’ (Zacarías 12:8). Cada cristiano veía en su hermano una revelación del amor y la benevolencia divinos. Un solo interés prevalecía, un solo objeto de emulación hacía olvidar todos los demás. La ambición de los creyentes era revelar la semejanza del carácter de Cristo, y trabajar para el  engrandecimiento de su reino.

“…Gracias a estas labores fueron añadidos a la iglesia hombres escogidos  que, al recibir la palabra de verdad, consagraron sus vidas al trabajo de dar  a otros la esperanza que llenaba sus corazones de paz y gozo. No podían ser  refrenados ni intimidados por amenazas. El Señor hablaba por su medio, y  mientras iban de un lugar a otro, predicaban el Evangelio a los pobres, y se efectuaban milagros de la gracia divina” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 40).

Para estudio personal

“Únicamente a aquellos que esperan humildemente en Dios, que velan para  tener su dirección y gracia, se da el Espíritu. El poder de Dios aguarda que ellos  lo pidan y lo reciban. Esta bendición prometida, reclamada por la fe, trae todas las demás bendiciones en su estela” (El Deseado De Todas Las Gentes, pág. 626)

domingo, 6 de julio de 2014

Grande es tu Fe

“Con fe, la mujer de Fenicia se lanzó contra las barreras que habían sido acumuladas entre judíos y gentiles. A pesar del desaliento, sin prestar atención a las apariencias que podrían haberla inducido a dudar, confió en el amor del Salvador. Así es como Cristo desea que confiemos en él. Las bendiciones de la salvación son para cada alma. Nada, a no ser su propia elección, puede impedir a algún hombre que llegue a tener parte en la promesa hecha en Cristo por el Evangelio” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 369).

La súplica de una mujer cananea

1. ¿Quién imploró ayuda del Salvador en el área pagana que hoy es el Líbano?

Mateo 15:21, 22 Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: !!Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

Marcos 7:24, 25 Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. 25Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies.

“Los habitantes de esta región pertenecían a la antigua raza cananea. Eran idólatras, despreciados y odiados por los judíos. A esta clase pertenecía la mujer que ahora había venido a Jesús. Era pagana, y por lo tanto estaba excluida de las ventajas que los judíos disfrutaban diariamente. Había muchos judíos que vivían entre los fenicios, y las noticias de la obra de Cristo habían penetrado hasta esa región. Algunos de los habitantes habían escuchado sus palabras, y habían presenciado sus obras maravillosas. Esta mujer había oído hablar del profeta, quien, según se decía, sanaba toda clase de enfermedades. Al oír hablar de su poder, la esperanza había nacido en su corazón. Inspirada por su amor maternal, resolvió presentarle el caso de su hija. Había resuelto llevar su aflicción a Jesús. El debía sanar a su hija. Ella había buscado ayuda en los dioses paganos, pero no la había obtenido. Y a veces se sentía tentada a pensar: ¿Qué puede hacer por mí este maestro judío? Pero había llegado esta nueva: Sana toda clase de enfermedades, sean pobres o ricos los que a él acudan por auxilio. Y decidió no perder su única esperanza” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 365).

Pagana, pero creyente

2. ¿Cómo es posible explicar tal creencia en Jesús por alguien en un país extranjero con una educación pagana? ¿Qué se sabe acerca de los conocimientos sobre el Maestro divino desde el principio de su ministerio?

Mateo 4:23, 24 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó.

Marcos 7:26 La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.

“La vida de Cristo fue de constante sacrificio propio. Su obra no estaba limitada a algún lugar o tiempo. Estaba ligada sólo por el amor y la simpatía que Jesús sentía por las almas por las cuales pronto daría su vida. Su compasión no conocía límites. Realizó su obra de curación y enseñanza en tan grande escala, que no había edificio en Palestina lo suficientemente grande para albergar las multitudes que lo rodeaban. En cada ciudad y pueblo por donde pasaba se encontraba su hospital. En las laderas de las colinas de Galilea, en las grandes vías públicas, en la costa del mar, en las sinagogas, en todo lugar donde había corazones prestos a escuchar su mensaje, Cristo sanaba a las personas y les señalaba al Padre Celestial. Al atardecer, luego de la jornada de labor, hablaba con los que durante el día trabajaban por una pitanza para sostener a sus familias” (Alza tus Ojos, pág. 328).

“Estas palabras dan una ilustración de la manera en que Cristo cultivaba el suelo del corazón. Señalan claramente el trabajo que tenemos que hacer, no en un lugar solamente, sino en todo lugar” (Review and Herald, 30 de marzo de 1905).

Ninguna respuesta inmediata

3. ¿Respondió el Señor inmediatamente la petición de esta madre por su hija? Pensando que Jesús no tenía ningún interés en su caso, ¿qué le pidieron los discípulos a Jesús que hiciera?

Mateo 15:23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.

“Cristo conocía la situación de esta mujer. El sabía que ella anhelaba verle, y se colocó en su camino. Ayudándola en su aflicción, él podía dar una representación viva de la lección que quería enseñar. Para esto había traído a sus discípulos. Deseaba que ellos viesen la ignorancia existente en las ciudades y aldeas cercanas a la tierra de Israel. El pueblo al cual había sido dada toda oportunidad de comprender la verdad no conocía las necesidades de aquellos que le rodeaban….

“Cristo no respondió inmediatamente a la petición de la mujer. Recibió a esta representante de una raza despreciada como la habrían recibido los judíos. Con ello quería que sus discípulos notasen la manera fría y despiadada con que los judíos tratarían un caso tal evidenciándola en su recepción de la mujer, y la manera compasiva con que quería que ellos tratasen una angustia tal, según la manifestó en la subsiguiente concesión de lo pedido por ella” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 366).

4. ¿Qué le dijo primero a la mujer? ¿En qué ocasión dijo algo similar?

Mateo 15:24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Mateo 10:5, 6 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

“Pero aunque Jesús no respondió, la mujer no perdió su fe. Mientras él obraba como si no la hubiese oído, ella le siguió y continuó suplicándole. Molestados por su importunidad, los discípulos pidieron a Jesús que la despidiera. Veían que su Maestro la trataba con indiferencia y, por lo tanto, suponían que le agradaba el prejuicio de los judíos contra los cananeos. Mas era a un Salvador compasivo a quien la mujer dirigía su súplica, y en respuesta a la petición de los discípulos, Jesús dijo: ‘No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.’ Aunque esta respuesta parecía estar de acuerdo con el prejuicio de los judíos, era una reprensión implícita para los discípulos, quienes la entendieron más tarde como destinada a recordarles lo que él les había dicho con frecuencia, a saber, que había venido al mundo para salvar a todos los que querían aceptarle” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 366).

Fervor y súplica aumentada

5. ¿Se dio por vencida la madre cuando escuchó esto? ¿Con qué sincera devoción repitió su petición?

Mateo 15:25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!

“La mujer presentaba su caso con instancia y creciente fervor, postrándose a los pies de Cristo y clamando: ‘Señor, socórreme’ ” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 367).

“Cuando te desanimes, no dependas de seres humanos para ayuda. Cristo declara, ‘el Consolador estará con vosotros.’ Id a Dios en oración. Póstrate delante de él y dile, ‘Señor, ayúdame; porque estoy en dificultad y no sé qué hacer. Tú has prometido darle a tus hijos lo que pidan en tú nombre. Pedimos fortaleza para resistir las tentaciones del enemigo’ ” (The Gospel Herald, 1 de marzo de 1901).

Probando la fe de la peticionaria

6. En relación con otros mensajes, ¿cómo hemos de entender la segunda declaración de Jesús a esta mujer?

Mateo 15:26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

Marcos 7:27 Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.

Lucas 18:1 También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar.

Romanos 12:12 Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración.

“Jesús, aparentando todavía rechazar sus súplicas, según el prejuicio despiadado de los judíos, contestó: ‘No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.’ Esto era virtualmente aseverar que no era justo conceder a los extranjeros y enemigos de Israel las bendiciones traídas al pueblo favorecido de Dios. Esta respuesta habría desanimado completamente a una suplicante menos ferviente. Pero la mujer vio que había llegado su oportunidad” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 367).

Una gran fe

7. ¿Qué había tras su argumento respetuoso y cortés perseverancia?

Mateo 15:27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

“Bajo la aparente negativa de Jesús, vió una compasión que él no podía ocultar. ‘Sí, Señor–contestó;–mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.’ Mientras que los hijos de la casa comen en la mesa del padre, los perros mismos no quedan sin alimento. Tienen derecho a las migajas que caen de la mesa abundantemente surtida. Así que mientras muchas bendiciones se daban a Israel, ¿no había también alguna para ella? Si era considerada como perro, ¿no tenía, como tal, derecho a una migaja de su gracia?

“En este caso, Cristo se encuentra con un miembro de una raza infortunada y despreciada, que no había sido favorecida por la luz de la Palabra de Dios; y sin embargo esa persona se entrega en seguida a la divina influencia de Cristo y tiene fe implícita en su capacidad de concederle el favor pedido. Ruega que se le den las migajas que caen de la mesa del Maestro. Si puede tener el privilegio de un perro, está dispuesta a ser considerada como tal. No tiene prejuicio nacional ni religioso, ni orgullo alguno que influya en su conducta, y reconoce inmediatamente a Jesús como el Redentor y como capaz de hacer todo lo que ella le pide” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 367).

8. ¿Qué vio Jesús en la petición de esta mujer? ¿Cómo fue recompensada por gracia su fe fuerte y constante?

Mateo 15:28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

Marcos 7:29, 30 Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. 30 Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.

“El Salvador está satisfecho. Ha probado su fe en él. Por su trato con ella, ha demostrado que aquella que Israel había considerado como paria, no es ya extranjera sino hija en la familia de Dios. Y como hija, es su privilegio participar de los dones del Padre. Cristo le concede ahora lo que le pedía, y concluye la lección para los discípulos. Volviéndose hacia ella con una mirada de compasión y amor, dice: ‘Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres.’ Desde aquella hora su hija quedó sana. El demonio no la atormentó más. La mujer se fue, reconociendo a su Salvador y feliz por haber obtenido lo que pidiera” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 367).

Para meditación

¿Te hubieras sentido rechazado e ignorado si estuvieras en el lugar de esta mujer?
¿Cómo hubieras actuado bajo circunstancias similares?
¿Prueba el Señor nuestra fe también?
¿Esperarías el mismo elogio por tu fe como recibió la mujer pagana?

Estudio adicional: Profetas y Reyes, pág. 356; Mi Vida Hoy, pág. 119.

“Muchos son los que, aunque se esfuerzan por obedecer los mandamientos de Dios, tienen poca paz y alegría. Esa falta en su experiencia es el resultado de no ejercer fe. Caminan como si estuvieran en una tierra salitrosa, o en un desierto reseco. Demandan poco, cuando podrían pedir mucho, por cuanto no tienen límite las promesas de Dios. Los tales no representan correctamente la santificación que viene mediante la obediencia a la verdad. El Señor desea que todos sus hijos sean felices, llenos de paz y obedientes. Mediante el ejercicio de la fe el creyente llega a poseer esas bendiciones. Mediante ella puede ser suplida cada deficiencia del carácter, cada contaminación purificada, cada falta corregida, cada excelencia desarrollada” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 450).

“El que es firme en la fe puede hacer mucho bien; puede comunicar bendiciones del orden más elevado a aquellos con quienes trata, pues la ley de Jehová está en su corazón. Pero no podemos asociarnos voluntariamente con los que están pisoteando la ley de Dios, y conservar nuestra fe pura y sin mancha. Nos contagiará el espíritu de ellos y a menos que los dejemos, quedaremos al fin vinculados con ellos, para compartir su condenación” (El Hogar Cristiano, pág. 416).

Solamente di la palabra

“La fe y las obras van de la mano; actúan armoniosamente en la empresa de alcanzar la victoria. Las obras sin fe son muertas, y la fe sin obras es muerta. Las obras jamás van a salvarnos; son los méritos de Cristo los que contarán en nuestro favor. Mediante la fe en El, Cristo hará que todos nuestros imperfectos esfuerzos sean aceptables para Dios. La fe que se requiere que tengamos no es una fe de no hacer nada; fe salvadora es la que obra por amor y purifica el alma” (Fe y Obras, pág. 48).

Un centurión solidario
1. ¿Qué hombre prominente pidió a Jesús que sanara a su siervo? ¿Qué tan seria era la enfermedad del hombre?
Lucas 7:1, 2 Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum. 2Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir.

“El siervo del centurión había sido herido de parálisis, y estaba a punto de morir. Entre los romanos los siervos eran esclavos que se compraban y vendían en los mercados, y eran tratados con ultrajes y crueldad. Pero el centurión amaba tiernamente a su siervo, y deseaba grandemente que se restableciese” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 282).

Solicitud de la sanación por la fe
2. Habiendo oído hablar del Salvador, ¿por qué mandó el centurión de Capernaum una delegación a Jesús? Si no hubiera tenido fe en el poder sanador de Jesús, ¿hubiera mandado él a tales personas con el pedido de ayuda?
Lucas 7:3, 4 Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. 4Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto.

“Creía que Jesús podría sanarle. No había visto al Salvador, pero los informes que había oído le habían inspirado fe. A pesar del formalismo de los judíos, este oficial romano estaba convencido de que tenían una religión superior a la suya. Ya había derribado las vallas del prejuicio y odio nacionales que separaban a los conquistadores de los conquistados. Había manifestado respeto por el servicio de Dios, y demostrado bondad a los judíos, adoradores de Dios. En la enseñanza de Cristo, según le había sido explicada, hallaba lo que satisfacía la necesidad del alma. Todo lo que había de espiritual en él respondía a las palabras del Salvador.
Pero se sentía indigno de presentarse ante Jesús, y rogó a los ancianos judíos que le pidiesen que sanase a su siervo. Pensaba que ellos conocían al gran Maestro, y sabrían acercarse a él para obtener su favor” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 282).

Consciente de su indignidad
3. ¿Qué segundo mensaje envió el hombre al Maestro justo antes que él llegara a su casa? ¿Qué fe firme fue expresada en este mensaje?
Lucas 7:6, 7 Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; 7por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero dí la palabra, y mi siervo será sano.

“En fe solo somos como niños pequeños aprendiendo a caminar. Como un niño toma sus primeros pasos, muchas veces tambalea y cae; pero se levanta otra vez, y finalmente aprende a saber que puede caminar solo. Debemos aprender como creer en Dios. No debemos mirar nuestras pensamientos, pero conocer a Dios por fe viva. Mirad al centurión que vino a Jesús para un ejemplo de fe viva. Él vino a Cristo rogándole, y diciendo: ‘Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: ‘Yo iré y le sanaré.’ Respondió el centurión y dijo: ‘Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra’…

“Qué tipo de poder pensaba este centurión que estaba investido en Jesús? Él sabia que era el poder de Dios” (Review and Herald, 11 de marzo de 1890).

Un breve mandato es suficiente
4. ¿Creyó el centurión que el poder sanador de Jesús funcionaba solamente en la presencia de Jesús o también en su palabra?
Mateo 8:8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.

Lucas 7:8 Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.

“Como represento el poder de Roma y mis soldados reconocen mi autoridad como suprema, así tú representas el poder del Dios infinito y todas las cosas creadas obedecen tu palabra. Puedes ordenar a la enfermedad que se aleje, y te obedecerá. Puedes llamar a tus mensajeros
celestiales, y ellos impartirán virtud sanadora. Pronuncia tan sólo la palabra, y mi siervo sanará” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 282).

Una fe increíble
5. Asombrado por tan grande fe, ¿qué dijo Jesús a aquellos a su alrededor?
Lucas 7:9 Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.

“‘… Pero el centurión, nacido en el paganismo y educado en la idolatría de la Roma imperial, adiestrado como soldado, aparentemente separado de la vida espiritual por su educación y ambiente, y aun más por el fanatismo de los judíos y el desprecio de sus propios compatriotas para con el pueblo de Israel, percibió la verdad a la cual los hijos de Abrahán eran ciegos. No aguardó para ver si los judíos mismos recibirían a Aquel que declaraba ser su Mesías. Al resplandecer sobre él ‘la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo,’ aunque se hallaba lejos, había discernido la gloria del Hijo de Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 284).

“El centurión vio con el ojo de la fe que los ángeles de Dios que estaban alrededor de Jesús, y que su palabra sería encargar a un ángel para ir a la víctima. Sabía que su palabra entraría en la cámara, y que  su sirviente se sanaría. ¡Y cómo Cristo alabó la fe de este hombre! Exclamó:
‘No he hallado tanta fe, no, ni en Israel’ ” (Review and Herald, 11 de marzo de 1890).

Solicitud y respuesta inmediata
6. ¿Cuánto tiempo le tomó al Salvador conceder el deseo del hombre? ¿De qué se dieron cuenta el centurión y sus siervos cuando regresaron a casa?
Mateo 8:13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.

Lucas 7:10 Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.

“El centurión que deseaba que Cristo fuera y sanara a su siervo se sentía indigno de que Jesús entrara bajo su techo; su fe en el poder de Cristo era tan fuerte que creía que bastaría con pedirle tan sólo una palabra para que el milagro fuera obrado.

“Jesús alabó la fe en contraste con la duda. Mostró que los hijos de Israel tropezarían a causa de su incredulidad, la cual los llevaría a rechazar la gran luz y acabaría con su condenación y rechazo. Tomás declaró que no creería sin haber puesto antes su dedo en las llagas de las manos del Señor e introducir la mano en su costado. Cristo le dio las pruebas que deseaba y luego reprendió su incredulidad: ‘Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron’ ” (Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pág. 230).

Hombres y mujeres de fe
7. ¿Qué marca la diferencia con el Señor–raza, nacionalidad, puesto, antepasados o fe? ¿Dónde se sentarán un día los hijos espirituales de Abraham-hombres y mujeres de fe?
Gálatas 3:7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.

Mateo 8:11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos.

“El centurión que deseaba que Cristo fuera y sanara a su siervo se sentía indigno de que Jesús entrara bajo su techo; su fe en el poder de Cristo era tan fuerte que creía que bastaría con pedirle tan sólo una palabra para que el milagro fuera obrado. ‘Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes’. Entonces Jesús dijo al centurión: ‘Ve, y como creíste, te sea hecho’. Y su criado fue sanado en aquella misma hora’.

“Jesús alabó la fe en contraste con la duda. Mostró que los hijos de Israel tropezarían a causa de su incredulidad, la cual los llevaría a rechazar la gran luz y acabaría con su condenación y rechazo” (Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pág. 230).

Para meditación

¿Esperaríamos naturalmente tal fe de una persona que tenia poca luz y no pertenecía al pueblo de Dios?
¿Por qué tantos judíos se opusieron y rechazaron a Jesús mientras que un pagano como este centurión creyó fácilmente en él?
Cuándo leemos una promesa en la palabra de Dios, ¿estamos dispuestos a creerla inmediatamente, tal como este centurión creyó en la palabra de Jesús?

Estudio adicional
“Muchos estiman que la fe es una opinión. La fe salvadora es una transacción por la cual los que reciben a Cristo se unen con Dios mediante un pacto. La fe genuina es vida. Una fe viva significa un aumento de vigor, una confianza implícita por la cual el alma llega a ser una potencia vencedora” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 312).

“La fe y las obras nos mantendrán equilibrados y nos darán el éxito en la tarea de perfeccionar el carácter cristiano. Jesús dice: ‘No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21)” (Fe y Obras, pág. 49).

“… Los hombres que profesan ser seguidores de Cristo parecen pensar que tienen la libertad de recibir o rechazar a los siervos del Señor según su deseo y conveniencia sin que por ello sean considerados responsables de sus acciones. La incredulidad y la oscuridad los dominan. Sus sentidos están adormecidos por la incredulidad. Violan sus conciencias y se vuelven infieles a sus convicciones, a la vez que su fuerza moral se debilita. Ven a los demás en la misma luz que ellos están” (Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pág. 231).