sábado, 19 de mayo de 2012

EL PRECURSOR Y EL MESÍAS

“Así también sucede con los que siguen a Cristo. Podemos recibir la luz del cielo únicamente en la medida en que estamos dispuestos a ser despoja­dos del yo. No podemos discernir el carácter de Dios, ni aceptar a Cristo por la fe, a menos que consintamos en sujetar todo pensamiento a la obediencia de Cristo. El Espíritu Santo se da sin medida a todos los que hacen esto. En Cristo ‘reside toda la plenitud de la Deidad corporalmente; y vosotros estáis completos en Él’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 152).

LA SUBISGUIENTE MISIÓN DEL PRECURSOR

1. ¿Cómo comenzó la misión de Jesús mientras Juan continuaba con su misión como precursor? Juan 3:22-24.

“Ahora veía que el flujo de la popularidad se apartaba de él para dirigirse al Salvador. Día tras día, disminuían las muchedumbres que le rodeaban. Cuando Jesús vino de Jerusalén a la región del Jordán, la gente se agolpó para oírle. El número de sus discípulos aumentaba diariamente. Muchos venían para ser bautizados, y aunque Cristo mismo no bautizaba, sancionaba la administración del rito por sus discípulos. Así puso su sello sobre la misión de su precursor” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 150).

2. ¿Comprendían claramente los discípulos de Juan el Bautista la obra y el bautismo del Mesías? Juan 3:25, 26.

“Pero los discípulos de Juan miraban con celos la popularidad creciente de Jesús. Estaban dispuestos a criticar su obra, y no transcurrió mucho tiempo antes que hallaran ocasión de hacerlo. Se levantó una cuestión entre ellos y los judíos acerca de si el bautismo limpiaba el alma de pecado. Ellos sostenían que el bautismo de Jesús difería esencialmente del de Juan. Pronto estuvieron disputando con los discípulos de Cristo acerca de las palabras que era propio emplear al bautizar, y finalmente en cuanto al derecho que tenía Jesús para bautizar” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 150).

“‘El que cree en el Hijo, tiene vida eterna’. No era necesario disputar acerca de si el bautismo de Cristo o el de Juan purificaba del pecado. Es la gracia de Cristo la que da vida al alma. Fuera de Cristo, el bautismo, como cualquier otro rito, es una forma sin valor. ‘El que es incrédulo al Hijo, no verá la vida’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 152).

CONFESIÓN PÚBLICA DEL MESÍAS

3. ¿Qué convicción clara expresó Juan con respecto a Jesús? ¿Cómo explicó su relación con el Mesías? Juan 3:2; Santiago 1:17.

“Para sernos dado, el Espíritu Santo aguarda tan sólo que lo pidamos con un ardor de propósito proporcional al valor del objeto que perseguimos” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 442).

“Nuestro Salvador declaró que Juan el Bautista era el mayor de los profe­tas. Sin embargo, ¡qué contraste entre el lenguaje de este hombre de Dios y el de muchos que profesan ser ministros de la cruz! Cuando se le preguntó si era el Cristo, Juan declaró que no se consideraba digno de desatar las sandalias de su Maestro. Cuando sus discípulos se presentaron con la queja de que todos se volvían hacia el nuevo Maestro, Juan les recordó que él no era sino el precursor del que había de venir. A Cristo como el esposo, le corresponde el primer lugar en el afecto de su pueblo. ‘El amigo del esposo que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo, así pues, este mi gozo está cumplido’. ‘El que recibe su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz’” (Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pág. 224).

4. ¿Qué claro contraste demostró Juan que existía entre él y los judíos al dar testimonio de Jesús? Juan 3:28.

“Mirando con fe al Redentor, Juan se elevó a la altura de la abnegación. No trató de atraer a los hombres a sí mismo, sino de elevar sus pensamientos siempre más alto hasta que se fijasen en el Cordero de Dios. Él mismo había sido tan sólo una voz, un clamor en el desierto. Ahora aceptaba con gozo el silencio y la obscuridad a fin de que los ojos de todos pudiesen dirigirse a la Luz de la vida.

“Los que son fieles al llamado de Dios como sus mensajeros no procura­ran su propio honor. El amor al yo será absorbido por el amor a Cristo” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 151).

EL AMIGO Y EL ESPOSO

5. ¿Cómo se consideraba Juan a sí mismo? ¿Qué lugar darán al Mesías todos los hijos del reino celestial? ¿De qué manera crecerá Él en nuestras vidas? Juan 3:29, 30.

“Juan se representó a sí mismo como el amigo que actuaba como men­sajero entre las partes comprometidas, preparando el matrimonio. Cuando el esposo había recibido a la esposa, la misión del amigo había terminado. Se regocijaba en la felicidad de aquellos cuya unión había facilitado. Así había sido llamado Juan para dirigir la gente a Jesús, y tenía el gozo de presenciar el éxito de la obra del Salvador. Dijo: ‘Así pues, este mi gozo es cumplido. A Él conviene crecer, mas a mí menguar’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 151).

“La obra de Dios no ha de llevar la imagen e inscripción del hombre. De vez en cuando, el Señor introducirá diferentes agentes por medio de los cuales su propósito podrá realizarse mejor. Bienaventurados los que estén dispues­tos a ver humillado el yo, diciendo con Juan el Bautista: ‘A Él conviene crecer, mas a mí menguar” (El Deseado de Todas las Gentes, pág.155).

ELEVANDO AL REDENTOR CELESTIAL

6. ¿Qué diferencia fundamental existe entre un ser humano mortal y Aquel que descendió del cielo? ¿Qué significa esto para los que aman a Jesús? Juan 3:31-34.

“Los que son fieles al llamado de Dios como sus mensajeros no procuraran su propio honor. El amor al yo será absorbido por el amor a Cristo. Reconocerán que su obra es proclamar, como proclamó Juan el Bautista: ‘He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo’.

“El alma del profeta, despojada del yo, fue llenada por la luz divina. En palabras que son casi una contraparte de las palabras de Cristo mismo, dió testimonio de la gloria del Salvador. ‘El que de arriba viene –declaró, – sobre todos es: el que es de la tierra, terreno es, y cosas terrenas habla: el que viene del cielo, sobre todos es’. ‘Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla’” (Obreros Evangélicos, pág. 58).

7. ¿Qué maravillosa invitación extiende el Señor a todos los que desean heredar la vida eternal? Juan 3:35, 36.

“Cuando el alma se entrega a Cristo, un nuevo poder se posesiona del nuevo corazón. Se realiza un cambio que ningún hombre puede realizar por su cuenta. Es una obra sobrenatural, que introduce un elemento sobrenatural en la naturaleza humana. El alma que se entrega a Cristo, llega a ser una fortaleza suya, que Él sostiene en un mundo en rebelión, y no quiere que otra autoridad sea conocida en ella sino la suya. Un alma así guardada en posesión por los agentes celestiales es inexpugnable para los asaltos de Satanás” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 291).

MEDITACIÓN

“Juan había sido llamado a destacarse como reformador. A causa de esto, sus discípulos corrían el peligro de fijar su atención en él, sintiendo que el éxito de la obra dependía de sus labores y perdiendo de vista el hecho de que era tan sólo un instrumento por medio del cual Dios había obrado. Pero la obra de Juan no era suficiente para echar los fundamentos de la iglesia cristiana. Cuando hubo terminado su misión, otra obra debía ser hecha, que su testimonio no podía realizar. Sus discípulos no comprendían esto. Cuando vieron a Cristo venir para encargarse de la obra, sintieron celos y desconfor­midad...

“Existen todavía los mismos peligros” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 153).