sábado, 19 de mayo de 2012

LA PALABRA ESTABA CON DIOS

“Aunque la Palabra de Dios habla de la humanidad de Cristo cuando estuvo en esta tierra, también habla definidamente acerca de su preexisten­cia. El Verbo existía como un ser divino, como el Hijo eterno de Dios en unión y en unidad con el Padre. Desde la eternidad era el Mediador del pacto, aquel en quien serían bendecidas todas las naciones de la tierra, tanto judíos como gentiles, si lo aceptaban. ‘El Verbo, era con Dios, y el Verbo era Dios’ (Juan 1: 1). Antes de que los ángeles fuesen creados, el Verbo estaba con Dios, era Dios (Review and Herald, 5 de abril, 1906)” (Evangelismo, pág. 447).

SU PREEXISTENCIA

1. ¿Qué buena noticia se encuentra en el Antiguo Testamento con respecto a la preexistencia del Líder? Miqueas 5:2.

“‘Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, Tú eres Dios’ (Ps. 90:2)... Aquí la preexistencia de Cristo... se presenta como rayos vivientes de luz procedentes del trono eterno. ‘Rodéate ahora de muros, hija de guerreros; nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al juez de Israel. Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad’ (Miq. 5:1, 2)” (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 291, 292).

2. ¿Qué afirmó el profeta Isaías con respecto a su existencia eterna? Isaías 9:6.

“El soberano del universo no estaba solo en su obra benéfica. Tuvo un compañero, un colaborador que podía apreciar sus designios, y que podía compartir su regocijo al brindar felicidad a los seres creados. ‘En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios’ (Juan 1: 1, 2). Cristo, el Verbo, el Uni­génito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios y fines de Dios. ‘Y llamaráse su nombre Admirable, Conse­jero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz’ ‘sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo’ (Isa. 9: 6; Miq. 5: 2). Y el Hijo de Dios, hablando de sí mismo, declara: ‘Jehová me poseía en el principio de su camino, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternalmente tuve el princi­pado... Cuando establecía los fundamentos de la tierra; con Él estaba yo ordenándolo todo; y fui su delicia todos los días, teniendo solaz delante de Él en todo tiempo’ (Prov. 8: 22-30)” (Patriarcas y Profetas, págs. 11, 12).

EL MENSAJE DE SU PREEXISTENCIA CONFIRMADO

3. ¿Qué declara la Biblia sobre “el Verbo” al principio? ¿Qué logró? 1 Juan 1:1; Juan 1:1 (primera parte).

“Jesús iba a revelar a Dios tanto a los hombres como a los ángeles. Él era la Palabra de Dios: el pensamiento de Dios hecho audible” (El Deseado de Todas las Gentes, pág.12).

“¿Quién es Cristo? Es el Hijo unigénito del Dios viviente. Es, en su relación con el Padre, como una palabra que expresa el pensamiento: como un pensamiento hecho audible. Cristo es la Palabra de Dios. Cristo dijo a Felipe: ‘El que me ha visto, ha visto al Padre’. Sus palabras eran el eco de las de Dios. Cristo era la semejanza de Dios, el resplandor de su gloria, la misma imagen de su persona (The Youth’s Instructor, 28 de Junio, 1894)” (Hijos e Hijas de Dios, pág. 24).

EL TESTIMONIO DE JESÚS

4. ¿Qué declaró Jesús acerca de su preexistencia? Mateo 22:41-46; Juan 8:58.

“Al hablar de su preexistencia, Cristo transporta la mente al pasado de las edades sin fin. Nos ofrece la certeza de que nunca hubo un tiempo cuando Él no estuviera en compañerismo eterno con Dios. Aquel cuya voz escuchaban los judíos entonces, había estado con Dios como alguien que siempre lo hubiera acompañado” (Exaltad a Jesús, pág. 12).

5. ¿Cómo se refiere a sí mismo en la última página de la Biblia? ¿Por qué? Apocalipsis 22:13.

“Cristo Jesús es el Alfa y la Omega, el Génesis del Antiguo Testa­mento y el Apocalipsis del Nuevo Testamento. Ambos se reúnen en Cristo. Adán y Dios son reconciliados por la obediencia del segundo Adán, quien cumplió la obra de vencer las tentaciones de Satanás y de reparar el vergonzoso fracaso y caída de Adán” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 6, pág. 1093).

“Todas las grandes verdades de las Escrituras se centralizan en Cristo; debidamente comprendidas todas conducen a Él. Preséntese a Cristo como el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin del gran plan de redención. Presentad a la gente temas tales que fortalezcan su confianza en Dios y en su Palabra y la induzcan a investigar sus enseñanzas por sí misma” (Evangelismo, pág. 355).

EN EL CIELO ANTES DE SU ENCARNACIÓN

6. ¿Qué relación existía entre el Padre y el Hijo en la eterni­dad? Juan 1:1; 17:24.

“Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre; era ‘la imagen de Dios,’ la imagen de su grandeza y majestad, ‘el resplandor de su gloria’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 12).

“El Señor Jesucristo, el divino Hijo de Dios, existió desde la eternidad como una persona distinta, y sin embargo era uno con el Padre. Era la excelsa gloria del cielo. Era el Comandante de las inteligencias celestiales, y el home-naje de adoración de los ángeles era recibido por Él con todo derecho. Esto no era robar a Dios. Declara: ‘Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuen­tes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados, antes de los collados, ya había sido yo engendrada; no había aún hecho la tierra, ni los campos, ni el principio del polvo del mundo. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo’ (Prov. 8: 22- 27)” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 291).

7. ¿Qué se encuentra registrado en las Escrituras acerca de Él antes de su venida a la tierra? Juan 1:1; Filipenses 2:6, Juan 17:5; Hebreos 1:3.

“Los ángeles celestiales habían visto la gloria de la cual el Hijo de Dios participaba con el Padre antes que el mundo existiese, y habían esperado con intenso interés su advenimiento en la tierra como acontecimiento del mayor gozo para todos los pueblos” (El Conflicto de los Siglos, pág. 360).

“Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles. Tan pronto como esta ceremonia hubo termi­nado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes rau­dales, y Cristo fue de veras glorificado con la misma gloria que había tenido con el Padre, desde toda la eternidad” (Hechos de los Apóstoles, pág. 32).

MEDITACIÓN

“Otro error peligroso es el de la doctrina que niega la divinidad de Cristo, y asevera que Él no existió antes de su venida a este mundo... Esta teoría no puede ser sostenida sino violentando el sentido de las Sagradas Escrituras del modo más incalificable. No sólo rebaja nuestro concepto de la obra de reden­ción, sino que también socava la fe en la Biblia como revelación de Dios... Si los hombres rechazan el testimonio que dan las Escrituras inspiradas acerca de la divinidad de Cristo, inútil es querer argumentar con ellos al respecto... Ninguna persona que haya aceptado este error, puede tener justo concepto del carácter o de la misión de Cristo, ni del gran plan de Dios para la reden­ción del hombre” (El Conflicto de los Siglos, págs. 578, 579).