jueves, 20 de junio de 2013

01 El hijo de Dios

“Dios es el Padre de Cristo; Cristo es el Hijo de Dios. A Cristo ha sido dada una posición exaltada. Ha sido hecho igual al Padre. Todos los consejos de Dios están abiertos para su Hijo” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 266).

SU PREEXISTENCIA

1. ¿Dónde encontramos testimonios en las Escrituras relacionados con la preexistencia del Hijo de Dios? Juan 1:1, 2; Miqueas 5:2; Colosenses 1:16.

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel;  y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

“Cristo es el Hijo de Dios preexistente y existente por sí mismo... Al hablar de esta preexistencia, Cristo hace retroceder  la mente hacia las edades sin fin. Nos asegura que nunca hubo un tiempo cuando Él no haya estado en estrecha relación con el Dios eterno. Aquel cuya voz los judíos escuchaban en ese momento había estado junto a Dios” (El Evangelismo, pág. 446).

“Cristo, el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios y fines de Dios. ‘Y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios  fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz’ ‘sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo’ (Isa. 9:6; Miq. 5:2)” (Patriarcas y Profetas, pág. 12).

2. ¿Qué declaraciones confirman que Jesús es Hijo de Dios? Lucas 3:22; Salmo 2:7; Hebreos 1:5.

Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?

“Las Escrituras indican claramente la relación que hay entre Dios y Cristo, y hacen resaltar muy claramente la personalidad individual de cada uno. “‘Dios, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo,... el cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas, hecho tanto más excelente que los ángeles, cuanto alcanzó por herencia más excelente nombre que ellos. Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi hijo eres tú, hoy yo te he engendrado? Y otra vez: Yo seré a Él Padre, y Él me será a mí hijo?’  (Hebreos 1:1-5)” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 266).

UN DON INCALCULABLE

3. ¿Cómo expresó Dios su amor supremo por la raza humana caída? Juan 3:16; 1 Juan 4:9, 10, 14.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.

“Tenemos todo lo que pudiéramos pedir para inspirarnos fe y confianza en Dios. En las cortes terrenales, cuando un rey quiere dar la máxima garantía que asegure su veracidad, da a su hijo como rehén, para ser rescatado cuando se cumpla la promesa del rey. Y he aquí, qué prenda de la fidelidad del Padre, porque cuando quiso asegurar a los hombres de la inmutabilidad de su consejo, dio a su unigénito Hijo para que viniera a la tierra y tomara la naturaleza humana, no sólo por los cortos años de vida, sino para retener esa naturaleza en las cortes celestiales como garantía eterna de la fidelidad de Dios. ¡Oh, la profundidad de las riquezas tanto de la sabiduría como del amor de Dios! ‘Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios’ (1 Juan 3:1)” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 302).

EL ENEMIGO DEL HIJO DE DIOS

4. Así como Satanás no aceptó la autoridad del Hijo de Dios en el cielo, ¿cómo continuó su lucha contra Cristo en la tierra y por qué? Mateo 4:3, 6.

Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.

“Pero luego se llenó del orgullo de su propia gloria. Volvió a su deseo de supremacía, y nuevamente dio cabida a su envidia hacia Cristo.… ¿Por qué –se preguntaba el poderoso ángel– debe Cristo tener la supremacía? ¿Por qué se le honra más que a mí?” (Patriarcas y Profetas, pág. 16).

“Si la confianza de Cristo en Dios podía ser quebrantada, Satanás sabía que obtendría la victoria en todo el conflicto. Vencería a Jesús. Esperaba que bajo el imperio de la desesperación y el hambre extrema, Cristo perdería la fe en su Padre, y obraría un milagro en su propio favor. Si lo hubiera hecho habría malogrado el plan de salvación” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 94).

EL HIJO DE DIOS EN LA TIERRA

5. ¿En qué ocasiones reveló Dios su parentesco con Cristo? Mateo 3:16, 17; 17:5.

Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.

“En ocasión del bautismo y de la transiguración, se había oído la voz de Dios proclamar a Cristo como su Hijo… “Entre la vasta muchedumbre que estaba congregada a orillas del Jordán, pocos, además de Juan, discernieron la visión celestial. Sin embargo, la solemnidad de la presencia divina embargó la asamblea. El pueblo se quedó mirando silenciosamente a Cristo. Su persona estaba bañada de la luz que rodea siempre el trono de Dios. Su rostro dirigido hacia arriba estaba glorificado como nunca antes habían visto ningún rostro humano. De los cielos abiertos, se oyó una voz que decía: ‘Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento.’

“Estas palabras de confirmación fueron dadas para inspirar fe a aquellos que presenciaban la escena, y fortalecer al Salvador para su misión. A pesar de que los pecados de un mundo culpable pesaban sobre Cristo, a pesar de la humillación que implicaba el tomar sobre sí nuestra naturaleza caída, la voz del cielo lo declaró Hijo del Eterno” (DTG, págs. 696, 86, 87).

6. ¿A quién le fue dado conocer y creer que Jesús era el Hijo de Dios? Juan 1:49; Mateo 16:15-17; 14:33.

Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.

“Jesús hizo entonces una segunda pregunta relacionada con los discípulos mismos: ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy?’ Pedro respondió: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.’ “Desde el principio, Pedro había creído que Jesús era el Mesías.… Él no esperó que los honores regios coronasen a su Señor, sino que le aceptó en su humillación.… “La verdad que Pedro había confesado es el fundamento de la fe del creyente. Es lo que Cristo mismo ha declarado ser, vida eterna” (DTG, págs. 379, 380).

CONDENADO A MUERTE

7. Habiéndose declarado a sí mismo Hijo de Dios, ¿qué le esperaba a Jesús? Mateo 26:63, 64; Juan 10:36; 19:7.

Más Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. ¿Al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios. 

“Cristo no podía callar ante esta demanda. Había tiempo en que debía callar, y tiempo en que debía hablar. No habló hasta que se le interrogó directamente. Sabía que el contestar ahora aseguraría su muerte” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 653).

“Y así, por la tercera condena de las autoridades judías, Jesús había de morir” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 661).

“El enemigo esperaba que tanta burla y violencia arrancara del Hijo de Dios alguna queja o murmuración; o que manifestara su poder divino y se librara de la multitud y que de esa manera fracasara el plan de salvación” (La Historia de la Redención, pág. 220).

MEDITACIÓN

“Los que con irrisión dijeron: ‘Confió en Dios: líbrele ahora si le quiere: porque ha dicho: Soy Hijo de Dios,’ no pensaron que su testimonio repercutiría a través de los siglos. Pero aunque fueron dichas en son de burla, estas palabras indujeron a los hombres a escudriñar las Escrituras como nunca lo habían hecho antes. Hombres sabios oyeron, escudriñaron, reflexionaron y oraron. Hubo quienes no descansaron hasta que, por la comparación de un pasaje de la Escritura con otro, vieron el significado de la misión de Cristo. Nunca antes hubo un conocimiento tan general de Jesús como una vez que fue colgado de la cruz. En el corazón de muchos de aquellos que presenciaron la crucifixión y oyeron las palabras de Cristo resplandeció la luz de la verdad” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 696, 697).

ESTUDIO PERSONAL

· 2 Pedro 1:16-18

· Juan 12:28-30; 11:27; 5:36, 37

“Era igual a Dios, infinito y omnipotente… Es el Hijo eterno y existente por sí mismo” (El Evangelismo, pág. 446).

“El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de todos los seres celestiales. ‘Porque por Él fueron criadas todas las cosas,… sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por Él y para Él’ (Col. 1:16)” (Patriarcas y Profetas, pág. 12).

02 El hijo del hombre

“La doctrina de la encarnación de Cristo en carne humana es un misterio, ‘el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades’ (Col. 1:26). Es el grande y profundo misterio de la piedad. ‘Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros’ (Juan 1:14). Cristo tomó sobre sí la naturaleza humana, una naturaleza inferior a su naturaleza celestial. No hay nada que demuestre tanto como esto la maravillosa condescendencia de Dios. ‘De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito’ (Juan 3:16)” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 289).

ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS

1. ¿Cómo se convirtió el Hijo de Dios en Hijo del hombre? Juan 1:14; Hebreos 2:14; 10:5-7.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí.

“Hace casi dos mil años, se oyó en el cielo una voz de significado misterioso que, partiendo del trono de Dios, decía: ‘He aquí yo vengo.’ Sacrificio y ofrenda, no los quisiste; empero un cuerpo me has preparado... He aquí yo vengo (en el rollo del libro está escrito de mí), para hacer, oh Dios, tu voluntad.’ En estas palabras se anunció el cumplimiento del propósito que había estado oculto desde las edades eternas. Cristo estaba por visitar nuestro mundo, y encarnarse. Él dice: ‘Un cuerpo me has preparado.’ Si hubiese aparecido con la gloria que tenía con el Padre antes que el mundo fuese, no podríamos haber soportado la luz de su presencia. A fin de que pudiésemos contemplarla y no ser destruidos, la manifestación de su gloria fue velada. Su divinidad fue cubierta de humanidad, la gloria invisible tomó forma humana visible” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 14).

2. ¿Cómo se anunció la encarnación del Hijo de Dios? Mateo 1:21-23; Lucas 1:30-35.

Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 

“Cristo no tomó la naturaleza humana en forma aparente. La tomó de verdad. En realidad, poseyó la naturaleza humana. ‘Por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él también participó de lo mismo’ (Heb. 2:14). Era el hijo de María; era de la simiente de David de acuerdo con la ascendencia humana. Se declara de Él que era hombre, el hombre Cristo Jesús.…” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 290).

“Cristo trajo a los hombres y a las mujeres poder para vencer. Vino a este mundo en forma humana para vivir como un hombre entre los hombres. Tomó las flaquezas de la naturaleza humana para ser probado y examinado. En su humanidad, era participante de la naturaleza divina. En su encarnación, ganó un nuevo sentido el título de Hijo de Dios. Dijo el ángel a María: ‘El poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios’ (Luc. 1:35). Si bien era el Hijo de un ser humano, llegó a ser en un nuevo sentido el Hijo de Dios. Así estuvo en nuestro mundo: el Hijo de Dios, y sin embargo unido a la raza humana por su nacimiento” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 265).

SU FILIACIÓN

3. Durante su infancia, ¿a quién reconoció Jesús como su Padre? Lucas 2:49.

Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? 

“Con profundo interés, la madre de Jesús miraba el desarrollo de sus facultades, y contemplaba la perfección de su carácter. Con deleite trataba de estimular esa mentalidad inteligente y receptiva. Mediante el Espíritu Santo recibió sabiduría para cooperar con los agentes celestiales en el desarrollo de este niño que no tenía otro padre que Dios” (DTG, pág. 49).

“En la escuela de los rabinos, encontraron a Jesús. Aunque llenos de regocijo, no podían olvidar su pesar y ansiedad. Cuando estuvo otra vez reunido con ellos, la madre le dijo, con palabras que implicaban un reproche: ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor.’“‘¿Por qué me buscabais?’ –Contestó Jesús– ‘¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me conviene estar?’ Y como no parecían comprender sus palabras, Él señaló hacia arriba. En su rostro había una luz que los admiraba. La divinidad fulguraba a través de la humanidad… pero [María] sabía que había negado que fuera hijo de José y se había declarado Hijo de Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 60).

4. Como Hijo del hombre, ¿cómo reveló Jesús ser Hijo de Dios? Mateo 11:27; Juan 15:9, 10; 20:17.

Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

“El Hijo de Dios descendió del cielo para manifestar al Padre. ‘A Dios nadie jamás le ha visto: el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer’ (S. Juan 1:18). ‘Ni al Padre conoce nadie, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar’ (S. Mateo 11:27). Cuando uno de sus discípulos le dijo: ‘Muéstranos al Padre’, Jesús respondió: ‘Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre: ¿Cómo pues dices tú: Muéstranos al Padre?’ (S. Juan 14:8, 9)” (El Camino a Cristo, pág. 9).

“Por su humanidad, Cristo tocaba a la humanidad; por su divinidad, se asía del trono de Dios. Como Hijo del hombre, nos dio un ejemplo de obediencia; como Hijo de Dios, nos imparte poder para obedecer” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 16).

EL HIJO DEL HOMBRE, SEÑOR DEL SÁBADO

5. ¿Cómo se menciona el día de reposo en las Sagradas Escrituras? ¿Cómo confirmó Jesús que el sábado le pertenecía?  Isaías  58:13, primera parte; Mateo 12:8.

Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares. Porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.

“‘El Hijo del hombre es Señor aun del sábado.’ Estas palabras rebosan instrucción y consuelo. Por haber sido hecho el sábado para el hombre, es el día del Señor. Pertenece a Cristo. Porque ‘todas las cosas por Él fueron hechas; y sin Él nada de lo que es hecho, fue hecho.’ y como lo hizo todo, creó también el sábado. Por Él fue apartado como un monumento recordativo de la obra de la creación. Nos presenta a Cristo como Santificador tanto como Creador. Declara que el que creó todas las cosas en el cielo y en la tierra, y mediante quien todas las cosas existen, es cabeza de la iglesia, y que por su poder somos reconciliados con Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 255).

EL HIJO DEL HOMBRE PERDONA Y SANA

6. ¿Cómo podría afirmar el Hijo del hombre su poder para perdonar pecados y sanar enfermos? Marcos 2:10-12.

Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.

“Jesús vino para ‘deshacer las obras del diablo.’ ‘En Él estaba la vida,’ y Él dice: ‘Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.’ Él es un ‘espíritu vivificante.’ Y tiene todavía el mismo poder vivificante que, mientras estaba en la tierra, sanaba a los enfermos y perdonaba al pecador. Él ‘perdona todas tus iniquidades,’ Él ‘sana todas tus dolencias’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 236).

“Los ángeles de Dios pasan siempre de la tierra al cielo, y del cielo a la tierra. Los milagros de Cristo, en favor de los afligidos y dolientes, fueron realizados por el poder de Dios mediante el ministerio de los ángeles. Y es por medio de Cristo, por el  ministerio de sus mensajeros celestiales, como nos llega toda bendición de Dios. Al revestirse de la humanidad, nuestro Salvador une sus intereses con los de los caídos hijos e hijas de Adán, mientras que por su divinidad se aferra al trono de Dios. Y así es Cristo el medio de comunicación de los hombres con Dios y de Dios con los hombres” (Deseado de Todas las Gentes, pág. 177).

EL HIJO DEL HOMBRE REALIZA MILAGROS

7. Como Hijo del hombre, ¿cómo realizó Jesús el milagro de calmar la tempestad? ¿Cómo le reconocieron los discípulos al verle caminando sobre el mar y calmando los vientos? Mateo 8:27; 14:32, 33; Juan 5:30, primera parte.

Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo.

“Pero Él no confiaba en la posesión de la omnipotencia. No era en calidad de ‘dueño de la tierra, del mar y del cielo’ cómo descansaba en paz. Había depuesto ese poder, y aseveraba: ‘No puedo yo de mí mismo hacer nada.’ Jesús confiaba en el poder del Padre; descansaba en la fe– la fe en el amor y cuidado de Dios, y el poder de aquella palabra que calmó la tempestad era el poder de Dios.

“Así como Jesús reposaba por la fe en el cuidado del Padre, así también hemos de confiar nosotros en el cuidado de nuestro Salvador”  (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 302).

MEDITACIÓN

“‘Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito’. Lo dio no solamente para que viviese entre los hombres, no sólo para que llevase los pecados de ellos y muriese como su sacrificio; lo dio a la raza caída. Cristo debía identificarse con los intereses y necesidades de la humanidad. Él que era uno con Dios se ha unido con los hijos de los hombres con lazos que jamás serán quebrantados. Jesús ‘no se avergüenza de llamarlos hermanos’ (Hebreos 2:11). Es nuestro Sacrificio, nuestro Abogado, nuestro Hermano, lleva nuestra forma humana delante del trono del Padre, y por las edades eternas será uno con la raza que ha redimido: es el Hijo del hombre. Y todo esto para que el hombre fuese levantado de la ruina y degradación del pecado, para que relejase el amor de Dios y participase del gozo de la santidad” (El Camino a Cristo, pág. 12).

ESTUDIO PERSONAL

· Marcos 2:28.

· Mateo 9:6.

03 El rey de gloria

“‘Mi reino no es de este mundo –dijo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí. Díjole entonces Pilato: ¿Luego rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 675).

EL REY DE GLORIA SE REVESTIÓ DE HUMANIDAD Y SE CONVIERTE EN SIERVO

1. ¿Cómo reveló el Rey de gloria su amor por la humanidad caída? Filipenses 2:5-8.

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 

“Desde su elevada posición, Cristo, el Rey de gloria, la Majestad de los cielos, vio la condición de los hombres. Tuvo compasión de los seres humanos, débiles y pecadores, y vino a la tierra para mostrar lo que Dios es para el hombre. Dejando su corte real, revistiendo su divinidad con los velos de la humanidad, vino personalmente al mundo para labrar en nuestro favor un carácter perfecto. No eligió morada entre los ricos de la tierra” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 383).

“El Rey de gloria se rebajó a revestirse de humanidad. Tosco y repelente fue el ambiente que le rodeó en la tierra. Su gloria se veló para que la majestad de su persona no fuese objeto de atracción. Rehuyó toda ostentación externa. Las riquezas, la honra mundanal y la grandeza humana no pueden salvar a una sola alma de la muerte; Jesús se propuso que ningún halago de índole terrenal atrajera a los hombres a su lado” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 29).

2. Como hombre, ¿en qué se convirtió el Rey de gloria? Mateo 20:28; Lucas 22:27; Juan 13:4, 5.

Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Más yo estoy entre vosotros como el que sirve. Se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.

“‘El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado.’ Repetidas veces Cristo había enseñado que la verdadera grandeza se mide por el valor moral. En la estima del cielo, la grandeza de carácter consiste en vivir para el bienestar de nuestros semejantes, en hacer obras de amor y misericordia. Cristo, el Rey de gloria, fue siervo del hombre caído.…

“Poniendo a un lado el manto exterior que habría impedido sus movimientos, tomó una toalla y se ciñó. Con sorprendido interés, los discípulos miraban, y en silencio esperaban para ver lo que iba a seguir. ‘Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a limpiarlos con la toalla con que estaba ceñido.’…

“Tenía plena conciencia de su divinidad; pero había puesto a un lado su corona y vestiduras reales, y había tomado forma de siervo. Uno de los últimos actos de su vida en la tierra consistió en ceñirse como siervo y cumplir la tarea de un siervo” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 565, 600, 601).

RECONOCIDO POR ALGUNOS Y DESPRECIADO POR OTROS

3. ¿En qué ocasión fue Jesús reconocido como Rey de gloria y por quién? Lucas 19:37, 38; Mateo 21:5; Marcos 11:9, 10.

Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!. Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas! 

“El que siempre había rechazado los honores reales iba a entrar en Jerusalén como el prometido heredero del trono… “Nunca antes había visto el mundo tal escena de triunfo.…

“Los ciegos a quienes había restaurado la vista abrían la marcha. Los mudos cuya lengua Él había desatado voceaban las más sonoras alabanzas. Los cojos a quienes había sanado saltaban de gozo y eran los más activos en arrancar palmas para hacerlas ondear delante del Salvador. Las viudas y los huérfanos ensalzaban el nombre de Jesús por sus misericordiosas obras para con ellos. Los leprosos a quienes había limpiado extendían a su paso sus inmaculados vestidos y le saludaban Rey de gloria. Aquellos a quienes su voz había despertado del sueño de la muerte estaban en la multitud. Lázaro, cuyo cuerpo se había corrompido en el sepulcro, pero que ahora se gozaba en la fuerza de una gloriosa virilidad, guiaba a la bestia en la cual cabalgaba el Salvador” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 523, 526).

4. ¿Qué contestó Jesús cuando Pilato le preguntó si era un rey? Juan 18:33, 36, 37.

Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. 

“Jesús no respondió directamente a esta pregunta.… “Aunque no contestó directamente la pregunta de Pilato, expuso claramente su propia misión. Le dio a entender que no estaba buscando un trono terrenal.…

“‘Díjole entonces Pilato: ¿Luego rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.’ “Cristo afirmó que su palabra era en si misma una llave que abriría el misterio para aquellos que estuviesen preparados para recibirlo. Esta palabra tenía un poder que la recomendaba, y en ello estribaba el secreto de la difusión de su reino de verdad” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 674, 675).

EL REY DE GLORIA REGRESA AL CIELO

5. Después de su ascensión al cielo, ¿cómo fue recibido Jesús como Rey de gloria? Juan 16:28; Salmo 24:7-10.

Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, El es el Rey de la gloria. Selah.

“Cristo vino a la tierra como Dios en forma humana. Ascendió a los cielos como Rey de los santos. Su ascensión fue digna de su exaltado carácter. Fue como alguien poderoso en batalla, vencedor, que llevaba cautiva la cautividad. Fue acompañado por la hueste angélica, entre aclamaciones de alabanza e himnos celestiales” (La Maravillosa Gracia, pág. 49).

“Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles. Tan pronto como esta ceremonia hubo terminado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales, y Cristo fue de veras glorificado con la misma gloria que había tenido con el Padre, desde toda la eternidad” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 32).

EL REY DE GLORIA REGRESARÁ

6. ¿Cómo regresará a la tierra por segunda vez el Rey de gloria? Apocalipsis 19:11, 16.

Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. 

“Entonces vi que Jesús se despojaba de sus vestiduras sacerdotales y se revestía de sus más regias galas. Llevaba en la cabeza muchas coronas, una corona dentro de otra. Rodeado de la hueste angélica, dejó el cielo.…

“Su corona era gloriosa y resplandeciente. Estaba formada por una corona dentro de otra corona, hasta un total de siete” (Primeros Escritos, págs. 280, 281, 53).

“Cuando Cristo vuelva a la tierra, los hombres no le verán como preso rodeado por una turba. Le verán como Rey del cielo. Cristo volverá en su gloria, en la gloria de su Padre y en la gloria de los santos ángeles. Miríadas y miríadas,  y miles de miles de ángeles, hermosos y triunfantes hijos de Dios que poseen una belleza y gloria superiores a todo lo que conocemos, le escoltarán en su regreso. Entonces se sentará sobre el trono de su gloria y delante de Él se congregarán todas las naciones. Entonces todo ojo le verá y también los que le traspasaron. En lugar de una corona de espinas, llevará una corona de gloria, una corona dentro de otra corona. En lugar de aquel viejo manto de grana, llevará un vestido del blanco más puro, ‘tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos.’ Y en su vestidura y en su muslo estará escrito un nombre: ‘Rey de reyes y Señor de señores’” (DTG, pág. 688).

7. ¿Cuál será el privilegio de los redimidos en ocasión de la segunda venida del Rey de gloria? Mateo 25:31-34; 16:27; Apocalipsis  22:12.

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartarálos unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

“Pero cuando venga Jesús, concederá la inmortalidad a su pueblo; y luego los llamará a poseer el reino, del que hasta aquí sólo han sido presuntos herederos.…

“‘El reino, y el señorío y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo’ van a ser dados a los herederos de la salvación y Jesús va a reinar como Rey de reyes y Señor de señores.…

“Dicha indecible estremece todos los corazones, y cada voz se eleva en alabanzas de agradecimiento. ‘Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios y su Padre; a Él sea gloria e imperio para siempre jamás.’ (Apocalipsis 1:5, 6.)

“Luego se oye aquella voz, más armoniosa que cualquier música que haya acariciado jamás el oído de los hombres, y que dice: ‘Vuestro conflicto ha terminado.’ ‘Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo’” (El Conflicto de los Siglos, págs. 369, 671, 704).

MEDITACIÓN

“En aquel día los redimidos resplandecerán en la gloria del Padre y del Hijo. Tocando sus arpas de oro, los ángeles darán la bienvenida al Rey y a los trofeos de su victoria: los que fueron lavados y emblanquecidos en la sangre del Cordero. Se elevará un canto de triunfo que llenará todo el cielo. Cristo habrá vencido. Entrará en los atrios celestiales acompañado por sus redimidos, testimonios de que su misión de sufrimiento y sacrificio no fue en vano” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 432).

ESTUDIO PERSONAL

“Allí estaba el Hijo de Dios, llevando el manto de burla y la corona de espinas. Desnudo hasta la cintura, su espalda revelaba los largos, y crueles azotes, de los cuales la sangre fluía copiosamente. Su rostro manchado de sangre  llevaba  las marcas del agotamiento y el dolor; pero nunca había parecido más hermoso que en ese momento.… Cada rasgo expresaba bondad y resignación y la más tierna compasión por sus crueles verdugos. Su porte no expresaba debilidad cobarde, sino la fuerza y dignidad de la longanimidad” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 684).

“Pronto presenciaremos la coronación de nuestro Rey. Aquellos cuya vida quedó escondida con Cristo, aquellos que en esta tierra pelearon la buena batalla de la fe, resplandecerán con la gloria del Redentor en el reino de Dios” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 434).

04 Mesías y salvador

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” Hechos 4:12.

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

1. ¿Cómo presenta el Antiguo Testamento al Redentor? Job 19:25; Isaías 59:20. ¿Cómo sabían los patriarcas acerca de su venida? Génesis 3:15.

Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

“Entonces informó a la hueste angélica que se había encontrado una vía de escape para el hombre perdido. Les dijo que había suplicado a su Padre, y que había ofrecido su vida en rescate, para que la sentencia de muerte recayera sobre Él, para que por su intermedio el hombre pudiera encontrar perdón; para que por los méritos de su sangre, y como resultado de su obediencia a la ley de Dios, el hombre pudiera gozar del favor del Señor, volver al hermoso jardín y comer del fruto del árbol de la vida” (La Historia de la Redención, pág. 43).

EN EL NUEVO TESTAMENTO

2. ¿Quiénes fueron los primeros informados acerca de la venida a la tierra del Salvador? Lucas 2:8-11.

Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 

“En los campos donde el joven David apacentara sus rebaños, había todavía pastores que velaban. Durante las silenciosas horas de la noche, hablaban del Salvador prometido, y oraban por la venida del Rey al trono de David. ‘Y he aquí el ángel del Señor vino sobre ellos, y la claridad de Dios los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor. Mas el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.’“Al oír estas palabras, las mentes de los atentos pastores se llenaron de visiones gloriosas. ¡El Libertador había nacido en Israel!” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 31).

3. ¿Quién reconoció a Jesús como el Salvador del mundo y el Mesías? Lucas 1:67-69; Juan 1:41; 4:42.

Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo,  Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo.Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.

“Andrés trató de impartir el gozo que llenaba su corazón. Yendo en busca de su hermano Simón, exclamó: ‘Hemos hallado al Mesías.’… “En su nuevo gozo, decían a la mujer: ‘Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente Éste es el Salvador del mundo, el Cristo.’“Los samaritanos creían que el Mesías había de venir como Redentor, no sólo de los judíos, sino del mundo” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 113, 163).

SALVADOR DE LA RAZA HUMANA

4. ¿Para quién es Jesús, el Salvador? 1 Timoteo 1:15; Hebreos 7:25; Mateo 18:11.

Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.

“Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así ‘también fue el Hijo del hombre… levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna’ (Juan 3:14, 15). Si estáis conscientes de vuestros pecados, no dediquéis todas vuestras facultades a lamentaros por ellos, sino mirad y vivid. Jesús es nuestro único Salvador, y aunque millones que necesitan ser curados rechacen su misericordia ofrecida, nadie que confía en sus méritos será abandonado para perecer. Al paso que reconozcamos nuestra condición impotente sin Cristo, no debemos desanimarnos. Debemos confiar en un Salvador crucificado y resucitado. Pobre alma, enferma de pecado y desanimada, mira y vive. Jesús ha empeñado su palabra; salvará a todos los que acuden a Él” (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 413, 414).

5. ¿Qué gran labor realizó Jesús como Redentor del mundo? 1 Pedro 2:24; Efesios 1:5-7; Romanos 3:24.

Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.

“Jesús se convirtió en el Redentor del mundoprestando perfecta obediencia a cada palabra que procede de la boca de Dios. Redimió la desdichada caída de Adán, uniendo la tierra –que había quedado divorciada de Dios por el pecado– con el continente del cielo” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 1, pág. 1099).

“El Señor vio nuestra condición caída. Vio nuestra necesidad de gracia, y porque amaba nuestras almas, nos ha dado gracia y paz. La gracia significa un favor para alguien que no lo merece, para alguien que está perdido. El hecho de que seamos pecadores, en vez de rechazarnos apartándonos de la misericordia y del amor de Dios, hace que la práctica del amor de Dios sea para nosotros una necesidad positiva a fin de que seamos salvados” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 407).

SALVAR DE SUS PECADOS

6. Cristo vino a salvar pecadores, pero ¿qué nos pide que hagamos con nuestros pecados? Mateo 1:21; 1 Juan 1:9; Proverbios 28:13.

Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. 

“Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo; y ‘Él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.’ ‘Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados y nos limpie de toda maldad.’ Las condiciones para obtener la misericordia de Dios son sencillas y razonables. El Señor no requiere que hagamos algo doloroso a fin de obtener el perdón. No necesitamos hacer largas y cansadoras peregrinaciones o ejecutar penitencias penosas para encomendar nuestras almas a Él o para expiar nuestra transgresión. El que ‘confiesa y se aparta’ de su pecado ‘alcanzará misericordia’ (Prov. 28:13)” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 441).

“Ha [Satanás] declarado que… los hombres pueden acudir a Cristo, no para ser salvados de sus pecados sino en sus pecados” (Fe y Obras, pág. 93).

7. Así como los fieles esperaban la primera venida del Salvador y lo comunicaron a sus semejantes, ¿qué harán los fieles que le esperan por segunda vez? Filipenses 3:20; 2 Corintios 5:20; 2 Pedro 2:9.

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio.

“Hay que amonestar al mundo. Velad, esperad, orad, trabajad, y no permitáis que nada se haga con rivalidad y vanagloria.… Hay que llevar a cabo una gran obra aún, y hay que realizar todo esfuerzo posible para revelar a Cristo como el Salvador que perdona los pecados, a Cristo como el portador del pecado, a Cristo como la brillante estrella matutina, y el Señor nos dará su apoyo frente al mundo hasta que hayamos hecho nuestra obra” (El Evangelismo, pág. 53).

MEDITACIÓN

“Jesús dijo de las Escrituras del Antiguo Testamento – y ¡cuánto más cierto es esto acerca del Nuevo! –: ‘Ellas son las que dan testimonio de mí’ (S. Juan 5:39), el Redentor, Aquel en quien vuestras esperanzas de vida eterna se concentran. Sí, la Biblia entera nos habla de Cristo. Desde el primer relato de la creación, de la cual se dice: ‘Sin Él nada de lo que es hecho, fue hecho’ (S. Juan 1:3), hasta la última promesa: ¡He aquí, yo vengo presto!’ (Apocalipsis 22:12) leemos acerca de sus obras y escuchamos su voz. Si deseáis conocer al Salvador, estudiad las Santas Escrituras” (El Camino a Cristo, pág. 87).

ESTUDIO PERSONAL

· 1 Timoteo 4:10

“Sólo Jesús puede limpiarnos de todo pecado. Él no nos salva mediante la ley, pero tampoco nos salvará en desobediencia a la ley” (Fe y Obras, pág. 99).

“La santa ley de Dios es la única cosa por la cual podemos determinar si estamos caminando de acuerdo con Él, o no. Si somos desobedientes, nuestros caracteres no están en armonía con la norma de gobierno moral de Dios, y es una falsedad que digamos: ‘Estoy salvado’. No está salvado ningún transgresor de la ley de Dios, la cual es el fundamento del gobierno divino en el cielo y en la tierra” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 369).

05 El príncipe de paz

“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos… Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” Isaías 9:2, 6.

EL EVANGELIO DE PAZ

1. ¿Cuáles son las buenas nuevas que Jesús proclamó y qué debemos dar a conocer? Siguiendo su mensaje, ¿qué experiencia hacen los creyentes? Efesios 2:17; 6:15.

Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca. Y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

“‘Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran esfuerzo; y gran gracia era en todos ellos’ (Hech. 4:33). Gracias a sus labores se añadieron a la iglesia hombres elegidos, quienes, recibiendo la Palabra de vida, consagraron su existencia a la obra de comunicar a otros la esperanza que había llenado su corazón de paz y gozo” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 210).

“El evangelio de Cristo es la buena nueva de su gracia, por medio de la cual el hombre puede ser liberado de la condenación del pecado y capacitado para obedecer la ley de Dios. El evangelio señala hacia el código moral como regla de vida. Esa ley, mediante sus demandas de una obediencia sin desviaciones, le muestra continuamente al pecador el evangelio del perdón y la paz” (Mente, Carácter y Personalidad, tomo 2, pág. 584).

2. Sin embargo, ¿qué declaró Jesús mismo? ¿Cómo se entiende? Mateo 10:34; Lucas 12:52, 53.

No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.

“Jesús declaró: ‘No he venido para traer paz, sino espada’. ¿Por qué? Porque los hombres no recibirían la palabra de vida; porque combatirían contra el mensaje que les era enviado para proporcionarles gozo, esperanza y vida.

“Consideramos que los judíos no tienen excusa porque rechazaron y crucificaron a Cristo. Pero los mensajes que el Señor envía hoy con frecuencia son recibidos de una manera similar a la forma en que los judíos recibieron el mensaje de Cristo. Si la enseñanza del Señor no armoniza con las opiniones de los hombres, la ira domina a la razón y los hombres le facilitan el juego al enemigo oponiéndose a los mensajes que envía el Señor. Satanás los usa como afilados instrumentos para oponerse al progreso de la verdad” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 5, págs. 1064, 1065).

“De una manera más amplia, estaba entrando en el conflicto de su vida. Aunque era el Príncipe de Paz, su venida iba a ser como el acto de desenvainar una espada” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 85).

EL EVANGELIO COMO UNA “ESPADA”

3. Si el evangelio es un mensaje de paz, ¿por qué no es recibido por todas las naciones que anhelan paz? Juan 3:19; 10:25-27.

Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.

“‘Gloria en las alturas a Dios, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.’ (S. Lucas 2:14.) Hay contradicción aparente entre estas declaraciones proféticas y las palabras de Cristo: ‘No vine a traer paz, sino espada’ (S. Mateo 10:34. V.M.). Pero si se las entiende correctamente, se nota armonía perfecta entre ellas. El Evangelio es un mensaje de paz. El cristianismo es un sistema que, de ser recibido y practicado, derramaría paz, armonía y dicha por toda la tierra. La religión de Cristo unirá en estrecha fraternidad a todos los que acepten sus enseñanzas. La misión de Jesús consistió en reconciliar a los hombres con Dios, y así a unos con otros; pero el mundo en su mayoría se halla bajo el dominio de Satanás, el enemigo más encarnizado de Cristo. El Evangelio presenta a los hombres principios de vida que contrastan por completo con sus hábitos y deseos, y por esto se rebelan contra Él. Aborrecen la pureza que pone de manifiesto y condena sus pecados, y persiguen y dan muerte a quienes los instan a reconocer sus sagrados y justos requerimientos. Por esto, es decir, por los odios y disensiones que despiertan las verdades que trae consigo, el Evangelio se llama una espada” (El Conflicto de los Siglos, págs. 50, 51).

PAZ PERFECTA

4. ¿Qué herencia confió Jesús a sus discípulos antes de irse? Juan 14:27.

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

“La paz que Cristo denomina su paz y la que Él legó a sus discípulos no es la que evita todas las divisiones, sino es la paz que se brinda y se disfruta en medio de las disensiones. La paz que siente el fiel defensor de la causa de Cristo es el conocimiento de que está haciendo la voluntad de Dios y relejando su gloria por medio de las buenas obras. Es una paz interna, más bien que externa. Afuera hay guerras y luchas por la oposición de enemigos declarados, y aun la frialdad y desconfianza de los que afirman ser amigos” (Alza tus Ojos, pág. 218).

“Los que aceptan la palabra de Cristo al pie de la letra, y entregan su alma a su custodia, y su vida para que Él la ordene, hallarán paz y quietud. Ninguna cosa del mundo puede entristecerlos cuando Jesús los alegra con su presencia. En la perfecta aquiescencia hay descanso perfecto. El Señor dice: ‘Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 298).

5. Si deseamos esta paz, ¿qué debemos hacer? Mateo 11:28, 29; Isaías 26:3; Salmo 119:165.

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.

“Quien consienta en renunciar al pecado y abra el corazón al amor de Cristo participará de esta paz celestial. “No hay otro fundamento para la paz. La gracia de Cristo, aceptada en el corazón, vence la enemistad, apacigua la lucha y llena el alma de amor. El que está en armonía con Dios y con su prójimo no sabrá lo que es la desdicha. No habrá envidia en su corazón ni su imaginación albergará el mal; allí no podrá existir el odio. El corazón que está de acuerdo con Dios participa de  la paz del cielo y esparcirá a su alrededor una influencia bendita. El espíritu de paz se asentará como rocío sobre los corazones cansados y turbados por la lucha del mundo (El Discurso Maestro de Jesucristo, págs. 27, 28).

6. ¿Es posible perder esta paz celestial? ¿Cómo? En un caso tal, ¿cómo se puede encontrar de nuevo? Isaías 59:1, 2; 1 Juan 2:1; Romanos 5:1.

He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

“La vida de cada hombre testifica acerca de la verdad de las palabras de la Escritura: ‘Los impíos son como la mar en tempestad, que no puede estarse quieta.... No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.’ El pecado ha destruido nuestra paz. Mientras el yo no está subyugado, no podemos hallar descanso” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 302).

“El sentimiento del pecado ha envenenado las fuentes de la vida; pero Cristo dice: ‘Yo llevaré vuestros pecados; yo os daré paz. Os compré con mi sangre. Sois míos. Mi gracia fortalecerá vuestra voluntad debilitada; os libraré del remordimiento de vuestro pecado.’ Cuando os asalten las tentaciones, cuando os veáis envueltos en perplejidad y cuidados, cuando, deprimidos y desalentados, estéis a punto de ceder a la desesperación, mirad a Jesús y las tinieblas que os rodeen se desvanecerán ante el resplandor de su presencia. Cuando el pecado contiende por dominar vuestra alma y agobia vuestra conciencia, mirad al Salvador. Su gracia basta para vencer el pecado. Vuélvase hacia Él vuestro agradecido corazón que tiembla de incertidumbre. Echad mano de la esperanza que os es propuesta. Cristo aguarda para adoptarnos en su familia. Su fuerza auxiliará vuestra flaqueza; os guiará paso a paso. Poned vuestra mano en la suya, y dejaos guiar por Él” (El Ministerio de Curación, págs. 56, 57).

BIENAVENTURADOS LOS PACIFICADORES

7. ¿Nos encontramos entre los pacificadores? Si lo estamos, ¿cuál será nuestra experiencia? Mateo 5:9.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

“Los seguidores de Cristo son enviados al mundo con el mensaje de paz. Quienquiera que revele el amor de Cristo por la influencia inconsciente y silenciosa de una vida santa; quienquiera que incite a los demás, por palabra o por hechos, a renunciar al pecado y entregarse a Dios, es un pacificador.

“‘Bienaventurados  los pacificadores, porque ellos serán  llamados hijos de Dios’. El espíritu de paz es prueba de su relación con el cielo. El dulce sabor de Cristo los envuelve. La fragancia de la vida y la belleza del carácter revelan al mundo que son hijos de Dios. Sus semejantes reconocen que han estado con Jesús” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 28).

MEDITACIÓN

“‘Bienaventurados  los  pacificadores.’ La paz de Cristo nace de la verdad. Está en armonía con Dios. El mundo está en enemistad con la ley de Dios; los pecadores están en enemistad con su Hacedor; y como resultado, están en enemistad unos con otros. Pero el salmista declara: ‘Mucha paz tienen los que aman tu ley; y no hay para ellos tropiezo.’ Los hombres no pueden fabricar la paz. Los planes humanos, para la purificación y elevación de los individuos o de la sociedad, no lograrán la paz, porque no alcanzan al corazón. El único poder que puede crear o perpetuar la paz verdadera es la gracia de Cristo. Cuando ésta esté implantada en el corazón, desalojará las malas pasiones que causan luchas y disensiones” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 270).

ESTUDIO PERSONAL

· Isaías 32:17

“Han de seguir ‘lo que hace a la paz,’ pero la verdadera paz no puede obtenerse traicionando los buenos principios. Y ningún hombre puede ser fiel a estos principios sin excitar oposición. Un cristianismo espiritual recibirá la oposición de los hijos de la desobediencia. Pero Jesús dijo a sus discípulos: ‘No temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar.’ Los que son fieles a Dios no necesitan temer el poder de los hombres ni la enemistad de Satanás” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 322, 323).

06 Nuestro hermano

“El que es ‘santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores,’ no se avergüenza de llamarnos hermanos. En Cristo, la familia de la tierra y la familia del cielo están ligadas. Cristo glorificado es nuestro hermano. El cielo está  incorporado en  la humanidad, y  la humanidad, envuelta en el seno del Amor Infinito” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 17).

LOS HERMANOS DE JESÚS

1. ¿Quiénes, de acuerdo a las enseñanzas de Jesús, son sus hermanos? Marcos 3:31-35; Mateo 7:21; Gálatas 3:26.

Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan.  El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.

“Mientras Jesús estaba todavía enseñando a la gente, sus discípulos trajeron la noticia de que su madre y sus hermanos estaban afuera y deseaban verle. Él sabía lo que sentían ellos en su corazón, y ‘respondiendo Él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.’

“Todos los que quisieran recibir a Cristo por la fe iban a estar unidos con Él por un vínculo más íntimo que el del parentesco humano. Iban a ser uno con Él, como Él era uno con el Padre. Al creer y hacer sus palabras, su madre se relacionaba en forma salvadora con Jesús y más estrechamente que por su vínculo natural con Él. Sus hermanos no se beneficiarían de su relación con Él a menos que le aceptasen como su Salvador personal” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 292).

EL AMOR DE NUESTRO HERMANO MAYOR

2. Siendo nuestro Hermano mayor, ¿cómo expresó Jesús su maravilloso amor por nosotros? Filipenses 2:7, 8; Hebreos 2:17.

Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.

“Si nuestra salvación dependiera de nuestros propios esfuerzos, no podríamos ser salvos; pero ella depende de Uno que endosa todas las promesas. Nuestro asimiento de Él puede parecer débil, pero su amor es como el de un hermano mayor; mientras mantengamos nuestra unión con Él, nadie podrá arrancarnos de su mano” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 441).

SU PADRE, NUESTRO PADRE

3. ¿Qué seguridad tenemos de ser aceptados por el Padre a través de Jesús? Hebreos 2:11, 12.

Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré.

“Jesús nos enseña a llamar a su Padre, nuestro Padre. No se avergüenza de llamarnos hermanos. Tan dispuesto, y ansioso, está el corazón del Salvador a recibirnos como miembros de la familia de Dios, que desde las primeras palabras que debemos emplear para acercarnos a Dios Él expresa la seguridad de nuestra relación divina: ‘Padre nuestro’” (DMJ, pág. 89).

“En la apostasía, el hombre se separa de Dios, la separación es amplia y terrible; pero Cristo ha hecho provisión de nuevo para relacionarnos consigo. El poder del mal está tan identificado con la naturaleza humana que ningún hombre puede vencerlo excepto por su unión con Cristo. Por medio de esta unión recibimos poder moral y espiritual. Si tenemos el espíritu de Cristo llevaremos el fruto de justicia, fruto que honrará y bendecirá a los hombres, y glorificará a Dios” (Reavivamientos Modernos, pág. 43).

4. ¿En qué ocasión se refirió Jesús a esta relación especial con sus discípulos? Mateo 28:10; Marcos 16:7.

Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán. Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo. 

“Pero ahora, con su propia voz familiar, Jesús le dijo: ‘¡María!’ Entonces supo que no era un extraño el que se dirigía a ella y, volviéndose, vio delante de sí al Cristo vivo. En su gozo, se olvidó que había sido crucificado. Precipitándose hacia Él, como para abrazar sus pies, dijo: ‘¡Rabboni!’ Pero Cristo alzó la mano diciendo: No me detengas; ‘porque aun no he subido a mi Padre: mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.’ Y María se fue a los discípulos con el gozoso mensaje.… “La primera obra que hizo Cristo en la tierra después de su resurrección consistió en convencer a sus discípulos de su no disminuido amor y tierna consideración por ellos. Para probarles que era su Salvador vivo, que había roto las ligaduras de la tumba y no podía ya ser retenido por el enemigo de la muerte, para revelarles que tenía el mismo corazón lleno de amor que cuando estaba con ellos como su amado Maestro, les apareció vez tras vez. Quería estrechar aun más en derredor de ellos los vínculos de su amor. Id, decid a mis hermanos –dijo, que se encuentren conmigo en Galilea” (DTG, págs 734, 736).

SER MIEMBROS DE LA FAMILIA CELESTIAL

5. ¿Cómo podemos ser hijos de Dios y hermanos de Jesús? Juan 1:12:13; 1 Juan 5:1, 2; Romanos 8:14.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 

“Si llamáis a Dios vuestro Padre os reconocéis hijos suyos, para ser guiados por su sabiduría y para darle obediencia en todas las cosas, sabiendo que su amor es inmutable. Aceptaréis su plan para vuestra vida. Como hijos de Dios, consideraréis como objeto de vuestro mayor interés, su honor, su carácter, su familia y su obra. Vuestro gozo consistirá en reconocer y honrar vuestra relación con vuestro Padre y con todo miembro de su familia. Os gozaréis en realizar cualquier acción, por humilde que sea, que contribuya a su gloria o al bienestar de vuestros semejantes” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 91).

“Todos los que han nacido en la familia celestial son en un sentido especial los hermanos de nuestro Señor. El amor de Cristo liga a los miembros de su familia, y dondequiera que se hace manifiesto este amor se revela la filiación divina” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 593).

6. ¿Qué deseo expresó Jesús en su oración intercesora dirigida a su Padre en nuestro favor? Juan 17:21, 24.

Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 

“El Señor desea que sus siervos escogidos aprendan cómo unirse en un esfuerzo armonioso. Puede parecerles a algunos que el contraste entre sus dones y los dones de sus colaboradores es demasiado grande para permitirles unirse en un esfuerzo armonioso; pero cuando recuerden que hay variedad de mentes que alcanzar, y que algunos rechazarán la verdad como la presenta algún obrero, sólo para abrir sus corazones a la verdad de Dios como la presenta de diferente manera otro obrero, se esforzarán llenos de esperanza por trabajar juntamente en unidad. Sus talentos, aunque diversos, pueden estar bajo el control del mismo Espíritu. En toda palabra y acto, se revelarán bondad y amor; y a medida que todo obrero ocupe fielmente el lugar que le ha sido señalado, la oración de Cristo por la unidad de sus seguidores será contestada, y el mundo sabrá que éstos son sus discípulos” (El Evangelismo, pág. 77).

COHEREDEROS CON CRISTO

7. Sí somos hermanos de Jesús, ¿cuál será nuestra herencia? Gálatas 3:29; Romanos 8:17; Mateo 25:34.

Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste.

“‘Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios’ (Sal. 103:13; 1 Juan 3:1). ¡Cuán precioso privilegio es éste,  que seamos hijos e hijas del Altísimo, herederos de Dios y coherederos con Jesucristo!” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 108, 109).

“Dios ama a sus hijos obedientes. Tiene un reino preparado, no para súbditos desleales, sino para sus hijos que Él ha probado y purificado en un mundo maleado y corrompido por el pecado. Como hijos obedientes tenemos el privilegio de tener relación con Dios. ‘Si hijos –dice Él– también herederos’ de una herencia inmortal... Cristo y su pueblo son uno” (CBA, pág. 1077).

MEDITACIÓN

“Los que aceptan a Cristo como su Salvador personal no son dejados huérfanos, para sobrellevar solos las pruebas de la vida. Él los recibe como miembros de la familia celestial, los invita a llamar a su Padre, Padre de ellos también. Son sus ‘pequeñitos,’ caros al corazón de Dios, vinculados con Él por los vínculos más tiernos y permanentes.… “Y si sostenemos un vínculo de parentesco con Él, ¡con qué ternura debemos considerar a los que son hermanos y hermanas de nuestro Señor! ¿No debiéramos estar listos para reconocer los derechos de nuestra relación divina? Adoptados en la familia de Dios, ¿no honraremos a nuestro Padre y a nuestra parentela?” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 294).

ESTUDIO PERSONAL

“A los que le reciben les da potestad de ser hechos hijos de Dios, para que al fin Dios los reciba como suyos, a fin de que vivan con Él por  toda la eternidad. Si durante esta vida permanecen leales a Dios, al fin ‘verán su cara; y su nombre estará en sus frentes.’(Apocalipsis 22:4.)

¿Y en qué consiste la felicidad del cielo sino en ver a Dios? ¿Qué gozo mayor puede haber para el pecador salvado por la gracia de Cristo que el de contemplar la faz de Dios y conocerle como Padre?” (El Ministerio de Curación, pág. 328).

“Dios nos ama como ama a su Hijo. Es lo que dijo Jesús en su postrera oración en favor de sus discípulos: ‘Los has amado a ellos como también a mí me has amado’” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 89).

· Hebreos 1:2

07 | El buen pastor

“‘El que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.’ Cristo es la puerta y también el pastor. Él entra por sí mismo. Es por su propio sacrificio como llega a ser pastor de las ovejas. ‘A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz: y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y como ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 444).

PROFECÍAS CONCERNIENTES AL PASTOR DIVINO

1. ¿Cómo se presenta Jesús a sí mismo? ¿Cuál es su misión? Juan 10:11.

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

“Cristo, el gran ejemplo para todos los predicadores, se compara a un pastor. ‘YO SOY el buen pastor: Declara Él – el buen pastor su vida da por las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.’ Como un pastor terreno conoce sus ovejas, así conoce el Pastor divino su grey que está dispersa por todo el mundo. ‘Vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor Jehová’” (Obreros Evangélicos, pág. 189).

“‘Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.’ Es decir, mi Padre os ama tanto, que me ama aun más porque doy mi vida para redimiros. Al hacerme vuestro substituto y fiador, mediante la entrega de mi vida, tomando vuestras obligaciones, vuestras transgresiones, se encarece el amor de mi Padre hacia mí” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 447, 448).

2. ¿Quién profetizó en el Antiguo Testamento acerca del Pastor divino? Isaías 40:11; Salmo 23:1.

Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas. Jehová es mi pastor; nada me faltará.

“El profeta Isaías había aplicado esta figura a la misión del Mesías, en las alentadoras palabras: ‘Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora en Jerusalén;  levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Veis aquí el Dios vuestro!... Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo cogerá los corderos, y en su seno los llevará.’ David había cantado: ‘Jehová es mi pastor; nada me faltará.’ El Espíritu Santo había declarado por Ezequiel: ‘Y despertaré sobre ellas un pastor, y Él las apacentará.’ ‘Yo buscaré la perdida, y tornaré la amontada, y ligaré la perniquebrada, y corroboraré la enferma.’ ‘Y estableceré con ellos pacto de paz.’ ‘Y no serán más presa de las gentes,… sino que habitarán seguramente, y no habrá quien espante’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 442).

EL PASTOR Y LA PUERTA DEL REDIL

3. ¿Cómo explica Jesús, el Pastor divino, que también es la puerta del redil? Juan 10:9.

Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 

“Cristo es la puerta del redil de Dios. Por esta puerta todos sus hijos, desde los más remotos tiempos, han hallado entrada. En Jesús, como estaba presentado en los tipos, prefigurado en los símbolos, manifestado en la revelación de los profetas, revelado en las lecciones dadas a sus discípulos, y en los milagros obrados en favor de los hijos de los hombres, ellos han contemplado al ‘Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo,’ y por Él son introducidos en el redil de su gracia. Se han presentado muchos otros objetos de fe en el mundo; se han ideado ceremonias y sistemas por los cuales los hombres esperan recibir justificación y paz para con Dios, y hallar así entrada en su redil. Pero la única puerta es Cristo, y todos los que han interpuesto alguna otra cosa para que ocupe el lugar de Cristo, todos los que han procurado entrar en el redil de alguna otra manera, son ladrones y robadores” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 443).

4. ¿Es animador saber que Jesucristo conoce su rebaño? Ezequiel 34:31; Isaías 43:1; 49:16, primera parte.

Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor. Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida.

“Como un pastor terrenal conoce sus ovejas, así el divino Pastor conoce su rebaño, esparcido por el mundo. ‘Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor Jehová.’ Jesús dice: ‘Te puse nombre, mío eres tú.’ ‘He aquí que en las palmas te tengo esculpida.’ “Jesús nos conoce individualmente, y se conmueve por el sentimiento de nuestras flaquezas. Nos conoce a todos por nombre. Conoce la casa en que vivimos, y el nombre de cada ocupante. Dio a veces instrucciones a sus siervos para que fueran a cierta calle en cierta ciudad, a tal casa, para hallar a una de sus ovejas” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 444).

LA PREOCUPACIÓN DEL PASTOR

5. Sí nos descarriamos, ¿qué hará el Pastor divino? Lucas 15:4; 19:10.

¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

“Pero en la parábola de la oveja perdida, Cristo enseña que la salvación no se debe a nuestra búsqueda de Dios, sino a su búsqueda de nosotros. ‘No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios; todos se apartaron’. No nos arrepentimos para que Dios nos ame, sino que Él nos revela su amor para que nos arrepintamos.… “La oveja que se ha descarriado del redil es la más impotente de todas las criaturas. El pastor debe buscarla, pues ella no puede encontrar el camino de regreso. Así también el alma que se ha apartado de Dios, es tan impotente como la oveja perdida, y si el amor divino no hubiera ido en su rescate, nunca habría encontrado su camino hacia Dios.… Hace todos los esfuerzos posibles por encontrar esa sola oveja perdida.… Al fin es recompensado su esfuerzo; encuentra la perdida.” (Palabras de Vida del Gran Maestro, págs. 148, 146, 147).

6. Así como bala alegremente la oveja perdida al ser encontrada por el pastor, ¿qué ocurre en el cielo cuando un alma perdida es encontrada? Lucas 15:7.

Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.

“‘Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido’ (Luc. 15:6). Así también, cuando un extraviado es encontrado por el gran Pastor de las ovejas, los ángeles celestiales responden a la nota de gozo del Pastor. Cuando el perdido es encontrado, el cielo y la tierra se unen en agradecimiento y regocijo. ‘Habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento’ (Luc. 15:7)” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 398).

BUSCANDO LA OVEJA PERDIDA

7. El propósito de Jesús es reunir su rebaño. ¿Estamos dispuestos a trabajar con Él para buscar, también otras ovejas–perdidas y descarriadas? ¿Qué mensaje podemos darles? Juan 10:16; Isaías 56:8.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados. 

“¿A cuántos de los errantes, tú, lector, has buscado y llevado de vuelta al redil? Cuando te apartas de los que no parecen promisorios ni atractivos, ¿te das cuenta de que estás descuidando las almas que está buscando Cristo? En el preciso momento en que te apartas de ellos, quizá es cuando necesiten más de tu compasión. En cada reunión de culto, hay almas que anhelan descanso y paz. Quizá parezca que viven vidas descuidadas, pero no son insensibles a la influencia del Espíritu Santo. Muchas de ellas pueden ser ganadas para Cristo” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 150).

“Si Cristo dejó las noventa y nueve para buscar y salvar a la oveja perdida, ¿podremos quedar justificados haciendo menos? ¿No es la omisión de trabajar como Cristo trabajó, de sacrificarse como Él se sacrificó, una traición hecha a los cometidos sagrados, un insulto a Dios?” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 375).

MEDITACIÓN

“¿Estáis vosotros, los que veis este ejemplo, cooperando con el que está tratando de salvar a los perdidos? ¿Sois colaboradores con Cristo? ¿No podéis soportar por su causa sacrificios, padecimientos y pruebas? Hay oportunidad de hacer bien a  las almas de  los jóvenes y de los que yerran. Si veis a alguno cuyas palabras o actitud demuestran que está separado de Dios, no le culpéis. No es obra vuestra condenarle, sino acercaros a su lado para darle ayuda. Considerad la humildad de Cristo, su mansedumbre y sumisión, obrad como Él obró, con el corazón lleno de ternura santificada” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 408).

ESTUDIO PERSONAL

“Recordemos que Jesús nos conoce individualmente, y se compadece de nuestras flaquezas. Conoce las necesidades de cada una de sus criaturas, y la pena oculta e inexpresada de cada corazón. Si se perjudica a uno de los pequeñuelos por los cuales murió, lo ve y pedirá cuenta al ofensor. Jesús es el buen Pastor. Él se interesa por sus ovejas débiles, enfermizas y errabundas. Las conoce a todas por nombre. La angustia de cada oveja y de cada cordero de su rebaño conmueve su corazón de amor y simpatía; y llega a su oído el clamor que pide ayuda” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 115).

“Gracias a Dios, Él no ha presentado a nuestra imaginación el cuadro de un pastor que regresa dolorido sin la oveja. La parábola no habla de fracaso, sino de éxito y gozo en la recuperación. Aquí está la garantía divina de que no es descuidada o dejada al desamparo ni aun una de las ovejas descarriadas del aprisco de Dios. Cristo rescatará del hoyo de la corrupción y de las zarzas del pecado a todo el que tenga el deseo de ser redimido” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 147).

08 El cordero de Dios

“Juan había quedado profundamente conmovido al ver a Jesús postrarse como suplicante para pedir con lágrimas la aprobación del Padre. Al rodearle la gloria de Dios y oírse la voz del cielo, Juan reconoció la señal que Dios le había prometido. Sabía que era al Redentor del mundo a quien había bautizado. El Espíritu Santo descendió sobre Él, y extendiendo la mano, señaló a Jesús y exclamó: ‘He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 87).

SÍMBOLO DEL CORDERO DE DIOS

1. ¿Cuándo fue anunciado por primera vez el Cordero de Dios y por medio de qué tipo? Génesis 3:15; 4:4; Éxodo 29:38, 39.

Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda. Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año cada día, continuamente. Ofrecerás uno de los corderos por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde.

“El sacrificio de animales fue ordenado por Dios para que fuese para el hombre un recuerdo perpetuo, un penitente reconocimiento de su pecado y una confesión de su fe en el Redentor prometido. Tenía por objeto manifestar a la raza caída la solemne verdad de que el pecado era lo que causaba la muerte. Para Adán el ofrecimiento del primer sacrificio fue una ceremonia muy dolorosa. Tuvo que alzar la mano para quitar una vida que sólo Dios podía dar. Por primera vez iba a presenciar la muerte, y sabía que si hubiese sido obediente a Dios no la habrían conocido el hombre ni las bestias. Mientras mataba a la inocente víctima temblaba al pensar que su pecado haría derramar la sangre del Cordero inmaculado de Dios. Esta escena le dio un sentido más profundo y vívido de la enormidad de su transgresión, que nada sino la muerte del querido Hijo de Dios podía expiar.… “Trajo la víctima inmolada, la vida sacrificada, y así  reconoció las demandas de la ley que había sido quebrantada. En la sangre derramada contempló el futuro sacrificio, a Cristo muriendo en la cruz del Calvario; y al confiar en la expiación que iba a realizarse allí, obtuvo testimonio de que era justo, y de que su ofrenda había sido aceptada” (PP, págs. 54, 55, 59, 60).

2. ¿Qué paralelo se puede establecer entre el sacrificio pedido a Abrahán y el Cordero de Dios? Génesis 22:7-16.

Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto. Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo.

“Y en el carnero divinamente provisto en lugar de Isaac, Abrahán vio un símbolo de Aquel que había de morir por los pecados de los hombres.… “Abrahán aprendió de Dios la mayor lección que haya sido dada a los mortales. Su oración porque pudiera ver a Cristo antes de morir fue contestada. Vio a Cristo; vio todo lo que el mortal puede ver y vivir. Mediante una entrega completa, pudo comprender esa visión referente a Cristo. Se le mostró que al dar a su Hijo unigénito para salvar a los pecadores de la ruina eterna, Dios hacía un sacrificio mayor y más asombroso que el que jamás pudiera hacer el hombre” (DTG, págs. 87, 435).

EL CORDERO PASCUAL

3. En el tiempo adecuado, ¿quién sería el Cordero pascual? Éxodo 12:5, 6, 11; 1 Corintios 5:7.

El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová. Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. 

“En el aposento alto de una morada de Jerusalén, Cristo estaba sentado a la mesa con sus discípulos. Se habían reunido para celebrar la Pascua. El Salvador deseaba observar esta fiesta a solas con los doce. Sabía que había llegado su hora; Él mismo era el verdadero cordero pascual, y en el día en que se comiera la pascua, iba a ser sacrificado. Estaba por beber la copa de la ira; pronto iba a recibir el bautismo final de sufrimiento” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 598).

“La pascua había de ser tanto conmemorativa como simbólica. No sólo recordaría la liberación de Israel, sino que también señalaría la liberación más grande que Cristo habría de realizar para libertar a su pueblo de la servidumbre del pecado. El cordero del sacrificio representa al ‘Cordero de Dios,’ en quien reside nuestra única esperanza de salvación. Dice el apóstol: ‘Nuestra pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros’ (1 Cor. 5:7)” (Patriarcas y Profetas, pág. 281).

4. ¿Qué cambios introduciría el sacrificio del verdadero Cordero pascual? ¿Cuándo finalizaron todos los sacrificios ceremoniales  Lucas 22:13-20; 23:45, 46.

Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua. Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.  

“Cristo se hallaba en el punto de transición entre dos sistemas y sus dos grandes fiestas respectivas. Él, el Cordero inmaculado de Dios, estaba por presentarse como ofrenda por el pecado, y así acabaría con el sistema de figuras y ceremonias que durante cuatro mil años había anunciado su muerte. Mientras comía la pascua con sus discípulos, instituyó en su lugar el rito que había de conmemorar su gran sacrificio. La fiesta nacional de los judíos iba a desaparecer para siempre. El servicio que Cristo establecía había de ser observado por sus discípulos en todos los países y a través de todos los siglos” (DTG, pág. 608).

“Las ceremonias relacionadas con los servicios del templo, que prefiguraban a Cristo en símbolos y sombras, fueron quitadas en el tiempo de la crucifixión, porque en la cruz el símbolo se encontró con la realidad simbolizada [‘tipo’ y ‘antitipo’] en la muerte de la verdadera y perfecta ofrenda, el Cordero de Dios” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 6, pág. 1115).

EL CORDERO DE DIOS SE OFRECE A SÍ MISMO

5. ¿Cómo se cumplieron las palabras del profeta Isaías? Isaías 53:4-7.

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 

“Caifás se desesperaba. Quedaba un último recurso; había que obligar a Cristo a condenarse a sí mismo. El sumo sacerdote se levantó del sitial del juez, con el rostro descompuesto por la pasión, e indicando claramente por su voz y su porte que, si estuviese en su poder, heriría al preso que estaba delante de él. ‘¿No respondes nada? –Exclamó– ¿qué testifican éstos contra ti?’ “Jesús guardó silencio. ‘Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.…’

“Una mancha sobre su vida humana, un desfallecimiento de su humanidad para soportar la prueba terrible, y el Cordero de Dios habría sido una ofrenda imperfecta y la redención del hombre habría fracasado. Pero Aquel que con una orden podría haber hecho acudir en su auxilio a la hueste celestial, el que por la manifestación de su majestad divina podría haber ahuyentado de su vista e infundido terror a esa muchedumbre, se sometió con perfecta calma a los más groseros insultos y ultrajes” (DTG, págs. 653, 683).

6. ¿Qué caracterizaba a ambos, al cordero ceremonial y al Cordero de Dios? Levítico 22:20; 1 Pedro 1:19.

Ninguna cosa en que haya defecto ofreceréis, porque no será acepto por vosotros. Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.

“Dios les indicó expresamente que toda ofrenda presentada para el servicio del santuario debía ser ‘sin defecto’ (Éxo. 12:5). Los sacerdotes debían examinar todos los animales que se traían como sacrificio, y rechazar los defectuosos. Sólo una ofrenda ‘sin defecto’ podía simbolizar la perfecta pureza de Aquel que había de ofrecerse como ‘cordero sin mancha y sin contaminación’ (1 Ped. 1:19)” (Patriarcas y Profetas, pág. 363).

“Las ofrendas presentadas al Señor debían ser sin mácula. Estas ofrendas representaban a Cristo, y por ello es evidente que Jesús mismo estaba exento de toda deformidad física. Era el ‘cordero sin mancha y sin contaminación.’ Su organismo físico no era afeado por defecto alguno; su cuerpo era sano y fuerte. Y durante toda su vida vivió en conformidad con las leyes de la naturaleza. Tanto física como espiritualmente, era un ejemplo de lo que Dios quería que fuese toda la humanidad mediante la obediencia a sus leyes” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 34).

EL CORDERO DE DIOS EN EL MONTE DE SIÓN

7. ¿Dónde encontramos de nuevo al Cordero de Dios? ¿Qué hará posible que alguien se encuentre entre los elegidos a su lado? Apocalipsis 14:1-5.

Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.

“Juan vio un Cordero sobre el monte de Sión, y con Él 144.000 que tenían el nombre de su Padre escrito en sus  frentes. Llevaban el sello del cielo. Reflejaban  la  imagen de Dios. Estaban llenos de la luz y de la gloria del que es Santo. Si queremos tener la imagen y la inscripción de Dios en nosotros, debemos apartarnos de toda iniquidad. Debemos abandonar cada mala práctica, y entonces colocar nuestro caso en las manos de Cristo. Mientras estemos ocupados en nuestra salvación con temor y temblor, Dios producirá en nosotros así el querer como el hacer por su buena voluntad” (CBA, tomo 7, pág. 988).

“Para seguir a Cristo no necesitamos esperar hasta que seamos trasladados. El pueblo de Dios puede hacer eso en esta tierra. Sólo, podremos seguir al Cordero de Dios en los atrios celestiales, si lo seguimos aquí. Que lo sigamos en el cielo depende de que guardemos ahora sus mandamientos. No debemos seguir a Cristo esporádica o caprichosamente, sólo cuando nos conviene” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 989).

MEDITACIÓN

“Fije el pecador arrepentido sus ojos en ‘el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo;’ y contemplándolo, se transformará. Su temor se trueca en gozo, sus dudas en esperanza. Brota la gratitud. El corazón de piedra se quebranta. Una oleada de amor inunda el alma. Cristo es en él una fuente de agua que brota para vida eterna. Cuando vemos a Jesús, Varón de dolores y experimentado en quebrantos, trabajando para salvar a los perdidos, despreciado, escarnecido, echado de una ciudad a la otra hasta que su misión fue cumplida; cuando le contemplamos en Getsemaní, sudando gruesas gotas de sangre, y muriendo en agonía sobre la cruz; cuando vemos eso, no podemos ya reconocer el clamor del yo. Mirando a Jesús, nos avergonzaremos de nuestra frialdad, de nuestro letargo, de nuestro egoísmo. Estaremos dispuestos a ser cualquier cosa o nada, para servir de todo corazón al Maestro. Nos regocijará el llevar la cruz en pos de Jesús, el sufrir pruebas, vergüenza o persecución por su amada causa” (DTG, pág. 407).

ESTUDIO PERSONAL

“En el templo, el sacrificio matutino y el vespertino señalaban diariamente al Cordero de Dios; sin embargo, ni aun allí se habían hecho los preparativos para recibirle. Los sacerdotes y maestros de la nación no sabían que estaba por acontecer el mayor suceso de los siglos” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 30).

“El carnero ofrecido en lugar de Isaac representaba al Hijo de Dios, que había de ser sacrificado en nuestro lugar. Cuando el hombre estaba condenado a la muerte por su transgresión de la ley de Dios, el Padre, mirando a su Hijo, dijo al pecador: ‘Vive, he hallado un rescate’” (Patriarcas y Profetas, pág. 150).

“Mientras el pueblo estaba reunido en Jerusalén para celebrar la Pascua, Él, el verdadero Cordero de Dios representado por los sacrificios simbólicos, se puso aparte como una oblación. Iba a ser necesario que su iglesia, en todos los siglos subsiguientes, hiciese de su muerte por los pecados del mundo un asunto de profunda meditación y estudio.… “Habían traído para matarlo el cordero que representaba a Cristo.… Todo era terror y confusión. El sacerdote estaba por matar la víctima; pero el cuchillo cayó de su mano enervada y el cordero escapó. El símbolo había encontrado en la muerte del Hijo de Dios la realidad que prefiguraba. El gran sacrificio había sido hecho. Estaba abierto el camino que llevaba al santísimo. Había sido preparado para todos un camino nuevo y viviente. Ahora terminan todos los sacrificios y ofrendas por el pecado” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 525, 705).

“El cordero había de prepararse entero, sin quebrar ninguno de sus huesos. De igual manera, ni un solo hueso había de quebrarse del Cordero de Dios, que iba a morir por nosotros (Éxo. 12:46; Juan 19:36). En esa forma también se representaba la plenitud del sacrificio de Cristo” (Patriarcas y Profetas, pág. 282).

09 Nuestro gran sumo sacerdote

“Nuestro gran Sumo Sacerdote completó la ofrenda expiatorio de sí mismo cuando sufrió fuera de la puerta. Entonces se hizo una perfecta expiación por los pecados de la gente. Jesús es nuestro Abogado, nuestro Sumo Sacerdote, nuestro Intercesor; por lo tanto, nuestra situación actual es como la de los israelitas que estaban en el atrio exterior, esperando y buscando esa bendita esperanza, el glorioso aparecimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo… El símbolo se encontró con la realidad simbolizada en la muerte de Cristo, el Cordero muerto por los pecados del mundo. El gran Sumo Sacerdote ha hecho el único sacrificio que es de valor” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 924).

DESIGNADO PARA EL SACERDOCIO

1. ¿Quién designó a Jesús como el gran Sumo Sacerdote? Hebreos 5:5, 6, 9, 10.

Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy. Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. Y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.

“Cristo no se glorificó a sí mismo al ser hecho Sumo Sacerdote. Dios lo designó para el sacerdocio. Debía ser un ejemplo para toda la familia humana. Él se calificó para ser no sólo el representante de la raza humana, sino su Abogado, de modo que cada alma, si así lo desea, pudiera decir: Tengo un Amigo en el tribunal. Es un Sumo Sacerdote que puede conmoverse con el  sentimiento de nuestras flaquezas” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 942).

EL NUEVO PACTO

2. ¿Sobre qué base se estableció el nuevo pacto por medio del cual Jesús se convirtió en el mayor Sumo Sacerdote para el ser humano? Hebreos 8:5, 6; 7:21, 22.

Los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte. Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. 

“Aunque este pacto fue hecho con Adán, y más tarde se le renovó a Abrahán, no pudo ratificarse sino hasta la muerte de Cristo. Existió en virtud de la promesa de Dios desde que se indicó por primera vez la posibilidad de redención. Fue aceptado por fe no obstante, cuando Cristo lo ratificó fue llamado el pacto nuevo. La ley de Dios fue la base de este pacto, que era sencillamente un arreglo para restituir al hombre a la armonía con la voluntad divina, colocándolo en situación de poder obedecer la ley de Dios… “El nuevo pacto se estableció sobre ‘mejores promesas’, la promesa del perdón de los pecados, y de la gracia de Dios para renovar el corazón” (La Maravillosa Gracia, págs. 133, 136).

3. Aunque tentado como nosotros, ¿cómo resurgió nuestro Sumo Sacerdote de su conflicto con el pecado? Habiendo realizado  experiencias, ¿qué es capaz de hacer? Hebreos 4:15; 2:18; 7:26.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos.

“Jesús se interesa en cada uno como si no hubiese otra persona en toda la tierra. Como Dios, ejerce gran poder en nuestro favor, mientras que como Hermano mayor nuestro, siente todas nuestras desgracias. La Majestad del cielo no se mantuvo alejada de la humanidad degradada y pecaminosa. No tenemos un Sumo Sacerdote tan ensalzado y encumbrado, que no pueda fijarse en nosotros o simpatizar con nosotros, sino que fue tentado en todas las cosas como nosotros, aunque sin pecar” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 115, 116).

“Así también Cristo, el gran Sumo Sacerdote, al ofrecer su sangre ante el Padre en favor de los pecadores, lleva sobre el corazón el nombre de toda alma arrepentida y creyente. El salmista dice: ‘Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí’ (Sal. 40:17)” (Patriarcas y Profetas, pág 363).

EN EL SANTUARIO CELESTIAL

4. ¿Cuándo entró Jesús en el santuario celestial para desarrollar su cargo como Sumo Sacerdote? Marcos 16:19; Hebreos 8:1, 2.

Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. 

“Después de su ascensión, nuestro Salvador iba a principiar su obra como nuestro Sumo Sacerdote. El apóstol Pablo dice: ‘No entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el mismo cielo para presentarse ahora por nosotros en  la presencia de Dios’ (Heb. 9:24)… Como Cristo, después de su ascensión, compareció ante la presencia de Dios para ofrecer su sangre en beneficio de los creyentes arrepentidos…

“Aunque la sangre de Cristo habría de librar al pecador arrepentido de la condenación de la ley, no había de anular el pecado; éste queda registrado en el santuario hasta la expiación final;…

“En el gran día del juicio final…, en virtud de la sangre expiatoria de Cristo, los pecados de todos los que se hayan arrepentido sinceramente serán borrados de los libros celestiales” (Patriarcas y Profetas, pág 372).

5. Después de su ascensión, nuestro gran Sumo Sacerdote inició su ministerio en el lugar santo y después se transfirió al lugar santísimo en 1844. Además de presentar los méritos de su sangre en favor de los pecadores arrepentidos, ¿qué otra labor inició pronta a finalizar? 2 Timoteo 4:1; 1 Pedro 4:17.

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? 

“Estamos en el gran día de la expiación, cuando mediante la confesión y el arrepentimiento nuestros pecados han de ir de antemano al juicio… “En 1844, nuestro gran Sumo Sacerdote entró en el lugar santísimo del santuario celestial para comenzar la obra del juicio investigador. Han estado siendo examinados delante de Dios los casos de los muertos justos. Cuando se complete esa obra, se pronunciará juicio sobre los vivientes. ¡Cuán preciosos, cuán importantes son estos solemnes momentos! Cada uno de nosotros tiene un caso pendiente en el tribunal celestial. Individualmente hemos de ser juzgados de acuerdo con lo que hicimos en el cuerpo” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 145).

EL MINISTERIO DE NUESTRO GRAN SUMO SACERDOTE

6. ¿Por qué es tan importante que Jesús sea nuestro gran Sumo Sacerdote? Apocalipsis 8:3, 4.

Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. 

“Los servicios religiosos, las oraciones, la alabanza, la confesión arrepentida del pecado ascienden desde los verdaderos creyentes como incienso ante el santuario celestial, pero al pasar por los canales corruptos de la humanidad, se contaminan de tal manera que, a menos que sean purificados por sangre, nunca pueden ser de valor ante Dios. No ascienden en pureza inmaculada, y a menos que el Intercesor, que está a la diestra de Dios, presente y purifique todo por su justicia, no son aceptables ante Dios. Todo el incienso de los tabernáculos terrenales debe ser humedecido con las purificadoras gotas de la sangre de Cristo. Él sostiene delante del Padre el incensario de sus propios méritos, en los cuales no hay mancha de corrupción terrenal. Recoge en ese incensario las oraciones, la alabanza y las confesiones de su pueblo, y a ellas les añade su propia justicia inmaculada. Luego, perfumado con los méritos de la propiciación de Cristo, asciende el incienso delante de Dios plena y enteramente aceptable. Así se obtienen respuestas benignas” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 404).

7. ¿Durante cuánto tiempo intercederá Jesús en el santuario a favor de los pecadores? ¿Qué sucederá cuando cese de interceder por su pueblo? Apocalipsis 16:7; 22:11; 6:17.

También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. Porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?

“Cuando termine el mensaje del tercer ángel la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra… Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial. Levantará sus manos y con gran voz dirá ‘Hecho es,’… Cristo ha hecho propiciación por su pueblo y borrado sus pecados…

“Ahora, mientras que nuestro gran Sumo Sacerdote está haciendo propiciación por nosotros, debemos tratar de llegar a la perfección en Cristo…  Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca (Apocalipsis 14:9, 10)” (CS, págs. 671, 680, 685).

MEDITACIÓN

“Los que vivan en la tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el santuario celestial deberán estar en pie en la presencia del Dios santo sin mediador. Sus vestiduras deberán estar sin mácula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la aspersión. Por la gracia de Dios y sus propios y diligentes esfuerzos deberán ser vencedores en la lucha con el mal. Mientras se prosigue el juicio investigador en el cielo, mientras que los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del santuario, debe llevarse a cabo una obra especial de purificación, de liberación del pecado, entre el pueblo de Dios en la tierra” (CS, pág. 478).

ESTUDIO PERSONAL

· Hebreos 5:9

· Efesios 1:20

“Así  como  el sumo sacerdote ponía a un lado sus magníficas ropas pontificias, y oficiaba en la ropa blanca de lino del sacerdote común, así  también Cristo tomó forma de siervo, y ofreció sacrificio, siendo Él mismo a la vez el sacerdote y la víctima” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 16).

“Los sacrificios y  las ofrendas del ritual mosaico señalaban siempre hacia adelante, hacia un servicio mejor, el celestial. El santuario terrenal ‘era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios’ (Heb. 9:9) y sus dos lugares santos eran ‘figuras de las cosas celestiales’ (Heb. 9:23) pues Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, es hoy ‘ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que el Señor asentó, y no hombre’ (Heb. 8:2)” (Profetas y Reyes, pág. 505).

“Todos pueden acercarse a Dios ahora por medio de los méritos de Cristo. Debido a que el velo ha sido rasgado, los hombres pueden acercarse a Dios. No necesitan depender ni de sacerdote ni de sacrificio ceremonial. Se da libertad a todos para ir directamente a Dios por medio de un Salvador personal” (La Maravillosa Gracia, pág. 155).

“Ojalá comprendieran todos que toda obediencia, todo arrepentimiento, toda alabanza y todo agradecimiento deben ser colocados sobre el fuego ardiente de la justicia de Cristo. La fragancia de esa justicia asciende como una nube en torno del propiciatorio” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 404). “Cristo es la fragancia, el incienso santo que hace aceptables nuestras peticiones ante el Padre” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 390).