sábado, 6 de diciembre de 2014

La Promesa del Espíritu Santo

“La promesa del Espíritu Santo no se limita a ninguna edad ni raza. Cristo  declaró que la influencia divina de su Espíritu estaría con sus seguidores hasta  el fin. Desde el día de Pentecostés hasta ahora, el Consolador ha sido enviado a  todos los que se han entregado plenamente al Señor y a su servicio. A todo el que  ha aceptado a Cristo como Salvador personal, el Espíritu Santo ha venido como consejero, santificador, guía y testigo. Cuanto más cerca de Dios han andado los  creyentes, más clara y poderosamente han testificado del amor de su Redentor y  de su gracia salvadora” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 40).

Los profetas hablan

1. ¿Qué gran promesa fue hecha al pueblo de Dios siglos antes de la era cristiana?

EZEQUIEL 39:29 Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor.

ISAIAS 44:3 Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos.

“No tenía excusa la ceguera de Israel en cuanto a la regeneración. Bajo  la inspiración del Espíritu Santo, Isaías había escrito: ‘Todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia’. David había orado: ‘Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu  recto dentro de mí’. Y por medio de Ezequiel había sido hecha la promesa: ‘Y  os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de  vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré dentro  de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos’ (Isaías 64:6;  Salmos 51:10; Ezequiel 36:26, 27)” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 145).

2. ¿Qué predijo la profecía sobre los efectos de esta gran lluvia de bendiciones?

JOEL 2:28, 29 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.

ISAIAS 44:4 y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.

“Si esta profecía de Joel se cumplió parcialmente en los días de los apóstoles, estamos viviendo en una época en que debe ser evidentemente aún más  manifiesto para el pueblo de Dios. Él concederá su espíritu a su pueblo para  que así se conviertan en una luz en medio de las tinieblas morales; y una gran  luz se reflejará en todas las partes del mundo. Qué nuestra fe pueda incrementarse y qué el Señor obre poderosamente con su pueblo” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 4, pág. 1196).

Promesa repetida por Jesús

3. ¿Qué declaró Jesús con respecto a todos los que creen en Él? ¿Cómo reafirmó la promesa de su maravilloso don a sus discípulos?

JUAN 7:38, 39; 14:16, 17 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado… 14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

“Cuando Cristo dio a sus discípulos la promesa del Espíritu, se estaba acercando al fin de su ministerio terrenal. Estaba a la sombra de la cruz, con una  comprensión plena de la carga de culpa que estaba por descansar sobre él  como portador del pecado. Antes de ofrecerse a sí mismo como víctima destina- da al sacrificio, instruyó a sus discípulos en cuanto a la dádiva más esencial y  completa que iba a conceder a sus seguidores: el don que iba a poner al alcance  de ellos los recursos inagotables de su gracia. ‘Y yo rogaré al Padre–dijo él–y  os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: al Espíritu  de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce: más  vosotros le conocéis; porque está con vosotros, y será en vosotros’ (Juan 14:16,  17). El Salvador estaba señalando adelante al tiempo cuando el Espíritu Santo vendría para realizar una obra poderosa como su representante. El mal que se  había estado acumulando durante siglos, habría de ser resistido por el divino poder del Espíritu Santo” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 39).

4. ¿Qué les dio Jesús en su primera aparición justo después de su resurrección? Antes de darles el Espíritu Santo, ¿Qué comisión les encomendó?

JUAN 20:21-23 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.

“Dios quiere que estéis en una situación tal que él pueda soplar sobre vosotros el Espíritu Santo, y que Cristo pueda habitar en el corazón. El desea que  al comienzo de esta reunión depongáis cualquier resto de controversia, o de  lucha, o disensión, o murmuración que hayáis estado llevando. Lo que necesitamos es mucho más de Cristo y nada del yo. El Salvador dice: ‘Separados de mí nada podéis hacer’…" (Mensajes Selectos, tomo 3, pág. 385).

Preparación a través de La oración y La unidad

5. ¿Qué instrucciones recibieron para experimentar la promesa del Padre? ¿Cómo llevaron a cabo estas indicaciones?

LUCAS 24:49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

HECHOS 1:4, 14 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí…. 14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.

“Antes de dejar a sus discípulos, Cristo ‘sopló, y díjoles: Tomad el Espíritu  Santo’. Otra vez dijo: ‘He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros’ (Juan 20:22; Lucas 24:29). Sin embargo, este don no fue recibido en su  plenitud hasta después de la ascensión. No fue recibido el derramamiento del Espíritu hasta que, mediante la fe y la oración, los discípulos se consagraron  plenamente para efectuar la obra de Cristo. Entonces, en un sentido especial, los bienes del cielo fueron entregados a los seguidores de Cristo. ‘Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres’. ‘A cada uno de nosotros es dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo’, y el Espíritu reparte ‘particularmente a cada uno como quiere’ (Efesios 4:8, 7; 1 Corintios  12:11). Los dones ya son nuestros en Cristo, pero su posesión verdadera de- pende de nuestra recepción del Espíritu de Dios” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 263)

Presencia del espíritu santo y poder del mensaje

6. ¿Qué recibirían los discípulos cuando el Espíritu Santo viniese a ellos? ¿Qué efecto tendría su presencia en sus predicaciones? HECHOS 1:8 Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. “La presencia visible de Cristo estaba por serles quitada a los discípulos,  pero iban a recibir una nueva dotación de poder. Iba a serles dado el Espíritu Santo en su plenitud, el cual los sellaría para su obra. ‘He aquí–dijo el Salvador,–yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros: más vosotros asentad en la ciudad de Jerusalem, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto’ (Lucas 24:49). ‘Porque Juan a la verdad bautizó con agua, más vosotros seréis  bautizados con el Espíritu Santo no muchos días después de éstos’. ‘Más recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalem, y en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra’ (Hechos 1:5, 8)” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 25).

7. ¿Cuándo y dónde se cumplió la maravillosa promesa del Espíritu Santo? ¿Experimentaron los discípulos este poder cuando predicaron el mensaje?

HECHOS 2:1-4, 43, ULTIMA PARTE; 4:33 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen…. 43… y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles…. 4:33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.

“¿Cuál fue el resultado del derramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés? Las alegres nuevas de un Salvador resucitado fueron llevadas a las  más alejadas partes del mundo habitado. Mientras los discípulos proclamaban el mensaje de la gracia redentora, los corazones se entregaban al poder de  su mensaje. La iglesia veía afluir a ella conversos de todas direcciones. Los  apóstatas se reconvertían. Los pecadores se unían con los creyentes en busca de la perla de gran precio. Algunos de los que habían sido los más enconados  oponentes del Evangelio, llegaron a ser sus campeones. Se cumplió la profecía: ‘El que entre ellos fuere flaco,... será como David: y la casa de David... como  el ángel de Jehová’ (Zacarías 12:8). Cada cristiano veía en su hermano una revelación del amor y la benevolencia divinos. Un solo interés prevalecía, un solo objeto de emulación hacía olvidar todos los demás. La ambición de los creyentes era revelar la semejanza del carácter de Cristo, y trabajar para el  engrandecimiento de su reino.

“…Gracias a estas labores fueron añadidos a la iglesia hombres escogidos  que, al recibir la palabra de verdad, consagraron sus vidas al trabajo de dar  a otros la esperanza que llenaba sus corazones de paz y gozo. No podían ser  refrenados ni intimidados por amenazas. El Señor hablaba por su medio, y  mientras iban de un lugar a otro, predicaban el Evangelio a los pobres, y se efectuaban milagros de la gracia divina” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 40).

Para estudio personal

“Únicamente a aquellos que esperan humildemente en Dios, que velan para  tener su dirección y gracia, se da el Espíritu. El poder de Dios aguarda que ellos  lo pidan y lo reciban. Esta bendición prometida, reclamada por la fe, trae todas las demás bendiciones en su estela” (El Deseado De Todas Las Gentes, pág. 626)