domingo, 6 de julio de 2014

Grande es tu Fe

“Con fe, la mujer de Fenicia se lanzó contra las barreras que habían sido acumuladas entre judíos y gentiles. A pesar del desaliento, sin prestar atención a las apariencias que podrían haberla inducido a dudar, confió en el amor del Salvador. Así es como Cristo desea que confiemos en él. Las bendiciones de la salvación son para cada alma. Nada, a no ser su propia elección, puede impedir a algún hombre que llegue a tener parte en la promesa hecha en Cristo por el Evangelio” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 369).

La súplica de una mujer cananea

1. ¿Quién imploró ayuda del Salvador en el área pagana que hoy es el Líbano?

Mateo 15:21, 22 Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: !!Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

Marcos 7:24, 25 Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. 25Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies.

“Los habitantes de esta región pertenecían a la antigua raza cananea. Eran idólatras, despreciados y odiados por los judíos. A esta clase pertenecía la mujer que ahora había venido a Jesús. Era pagana, y por lo tanto estaba excluida de las ventajas que los judíos disfrutaban diariamente. Había muchos judíos que vivían entre los fenicios, y las noticias de la obra de Cristo habían penetrado hasta esa región. Algunos de los habitantes habían escuchado sus palabras, y habían presenciado sus obras maravillosas. Esta mujer había oído hablar del profeta, quien, según se decía, sanaba toda clase de enfermedades. Al oír hablar de su poder, la esperanza había nacido en su corazón. Inspirada por su amor maternal, resolvió presentarle el caso de su hija. Había resuelto llevar su aflicción a Jesús. El debía sanar a su hija. Ella había buscado ayuda en los dioses paganos, pero no la había obtenido. Y a veces se sentía tentada a pensar: ¿Qué puede hacer por mí este maestro judío? Pero había llegado esta nueva: Sana toda clase de enfermedades, sean pobres o ricos los que a él acudan por auxilio. Y decidió no perder su única esperanza” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 365).

Pagana, pero creyente

2. ¿Cómo es posible explicar tal creencia en Jesús por alguien en un país extranjero con una educación pagana? ¿Qué se sabe acerca de los conocimientos sobre el Maestro divino desde el principio de su ministerio?

Mateo 4:23, 24 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó.

Marcos 7:26 La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.

“La vida de Cristo fue de constante sacrificio propio. Su obra no estaba limitada a algún lugar o tiempo. Estaba ligada sólo por el amor y la simpatía que Jesús sentía por las almas por las cuales pronto daría su vida. Su compasión no conocía límites. Realizó su obra de curación y enseñanza en tan grande escala, que no había edificio en Palestina lo suficientemente grande para albergar las multitudes que lo rodeaban. En cada ciudad y pueblo por donde pasaba se encontraba su hospital. En las laderas de las colinas de Galilea, en las grandes vías públicas, en la costa del mar, en las sinagogas, en todo lugar donde había corazones prestos a escuchar su mensaje, Cristo sanaba a las personas y les señalaba al Padre Celestial. Al atardecer, luego de la jornada de labor, hablaba con los que durante el día trabajaban por una pitanza para sostener a sus familias” (Alza tus Ojos, pág. 328).

“Estas palabras dan una ilustración de la manera en que Cristo cultivaba el suelo del corazón. Señalan claramente el trabajo que tenemos que hacer, no en un lugar solamente, sino en todo lugar” (Review and Herald, 30 de marzo de 1905).

Ninguna respuesta inmediata

3. ¿Respondió el Señor inmediatamente la petición de esta madre por su hija? Pensando que Jesús no tenía ningún interés en su caso, ¿qué le pidieron los discípulos a Jesús que hiciera?

Mateo 15:23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.

“Cristo conocía la situación de esta mujer. El sabía que ella anhelaba verle, y se colocó en su camino. Ayudándola en su aflicción, él podía dar una representación viva de la lección que quería enseñar. Para esto había traído a sus discípulos. Deseaba que ellos viesen la ignorancia existente en las ciudades y aldeas cercanas a la tierra de Israel. El pueblo al cual había sido dada toda oportunidad de comprender la verdad no conocía las necesidades de aquellos que le rodeaban….

“Cristo no respondió inmediatamente a la petición de la mujer. Recibió a esta representante de una raza despreciada como la habrían recibido los judíos. Con ello quería que sus discípulos notasen la manera fría y despiadada con que los judíos tratarían un caso tal evidenciándola en su recepción de la mujer, y la manera compasiva con que quería que ellos tratasen una angustia tal, según la manifestó en la subsiguiente concesión de lo pedido por ella” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 366).

4. ¿Qué le dijo primero a la mujer? ¿En qué ocasión dijo algo similar?

Mateo 15:24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Mateo 10:5, 6 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

“Pero aunque Jesús no respondió, la mujer no perdió su fe. Mientras él obraba como si no la hubiese oído, ella le siguió y continuó suplicándole. Molestados por su importunidad, los discípulos pidieron a Jesús que la despidiera. Veían que su Maestro la trataba con indiferencia y, por lo tanto, suponían que le agradaba el prejuicio de los judíos contra los cananeos. Mas era a un Salvador compasivo a quien la mujer dirigía su súplica, y en respuesta a la petición de los discípulos, Jesús dijo: ‘No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.’ Aunque esta respuesta parecía estar de acuerdo con el prejuicio de los judíos, era una reprensión implícita para los discípulos, quienes la entendieron más tarde como destinada a recordarles lo que él les había dicho con frecuencia, a saber, que había venido al mundo para salvar a todos los que querían aceptarle” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 366).

Fervor y súplica aumentada

5. ¿Se dio por vencida la madre cuando escuchó esto? ¿Con qué sincera devoción repitió su petición?

Mateo 15:25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!

“La mujer presentaba su caso con instancia y creciente fervor, postrándose a los pies de Cristo y clamando: ‘Señor, socórreme’ ” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 367).

“Cuando te desanimes, no dependas de seres humanos para ayuda. Cristo declara, ‘el Consolador estará con vosotros.’ Id a Dios en oración. Póstrate delante de él y dile, ‘Señor, ayúdame; porque estoy en dificultad y no sé qué hacer. Tú has prometido darle a tus hijos lo que pidan en tú nombre. Pedimos fortaleza para resistir las tentaciones del enemigo’ ” (The Gospel Herald, 1 de marzo de 1901).

Probando la fe de la peticionaria

6. En relación con otros mensajes, ¿cómo hemos de entender la segunda declaración de Jesús a esta mujer?

Mateo 15:26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

Marcos 7:27 Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.

Lucas 18:1 También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar.

Romanos 12:12 Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración.

“Jesús, aparentando todavía rechazar sus súplicas, según el prejuicio despiadado de los judíos, contestó: ‘No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.’ Esto era virtualmente aseverar que no era justo conceder a los extranjeros y enemigos de Israel las bendiciones traídas al pueblo favorecido de Dios. Esta respuesta habría desanimado completamente a una suplicante menos ferviente. Pero la mujer vio que había llegado su oportunidad” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 367).

Una gran fe

7. ¿Qué había tras su argumento respetuoso y cortés perseverancia?

Mateo 15:27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

“Bajo la aparente negativa de Jesús, vió una compasión que él no podía ocultar. ‘Sí, Señor–contestó;–mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.’ Mientras que los hijos de la casa comen en la mesa del padre, los perros mismos no quedan sin alimento. Tienen derecho a las migajas que caen de la mesa abundantemente surtida. Así que mientras muchas bendiciones se daban a Israel, ¿no había también alguna para ella? Si era considerada como perro, ¿no tenía, como tal, derecho a una migaja de su gracia?

“En este caso, Cristo se encuentra con un miembro de una raza infortunada y despreciada, que no había sido favorecida por la luz de la Palabra de Dios; y sin embargo esa persona se entrega en seguida a la divina influencia de Cristo y tiene fe implícita en su capacidad de concederle el favor pedido. Ruega que se le den las migajas que caen de la mesa del Maestro. Si puede tener el privilegio de un perro, está dispuesta a ser considerada como tal. No tiene prejuicio nacional ni religioso, ni orgullo alguno que influya en su conducta, y reconoce inmediatamente a Jesús como el Redentor y como capaz de hacer todo lo que ella le pide” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 367).

8. ¿Qué vio Jesús en la petición de esta mujer? ¿Cómo fue recompensada por gracia su fe fuerte y constante?

Mateo 15:28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

Marcos 7:29, 30 Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. 30 Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.

“El Salvador está satisfecho. Ha probado su fe en él. Por su trato con ella, ha demostrado que aquella que Israel había considerado como paria, no es ya extranjera sino hija en la familia de Dios. Y como hija, es su privilegio participar de los dones del Padre. Cristo le concede ahora lo que le pedía, y concluye la lección para los discípulos. Volviéndose hacia ella con una mirada de compasión y amor, dice: ‘Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres.’ Desde aquella hora su hija quedó sana. El demonio no la atormentó más. La mujer se fue, reconociendo a su Salvador y feliz por haber obtenido lo que pidiera” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 367).

Para meditación

¿Te hubieras sentido rechazado e ignorado si estuvieras en el lugar de esta mujer?
¿Cómo hubieras actuado bajo circunstancias similares?
¿Prueba el Señor nuestra fe también?
¿Esperarías el mismo elogio por tu fe como recibió la mujer pagana?

Estudio adicional: Profetas y Reyes, pág. 356; Mi Vida Hoy, pág. 119.

“Muchos son los que, aunque se esfuerzan por obedecer los mandamientos de Dios, tienen poca paz y alegría. Esa falta en su experiencia es el resultado de no ejercer fe. Caminan como si estuvieran en una tierra salitrosa, o en un desierto reseco. Demandan poco, cuando podrían pedir mucho, por cuanto no tienen límite las promesas de Dios. Los tales no representan correctamente la santificación que viene mediante la obediencia a la verdad. El Señor desea que todos sus hijos sean felices, llenos de paz y obedientes. Mediante el ejercicio de la fe el creyente llega a poseer esas bendiciones. Mediante ella puede ser suplida cada deficiencia del carácter, cada contaminación purificada, cada falta corregida, cada excelencia desarrollada” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 450).

“El que es firme en la fe puede hacer mucho bien; puede comunicar bendiciones del orden más elevado a aquellos con quienes trata, pues la ley de Jehová está en su corazón. Pero no podemos asociarnos voluntariamente con los que están pisoteando la ley de Dios, y conservar nuestra fe pura y sin mancha. Nos contagiará el espíritu de ellos y a menos que los dejemos, quedaremos al fin vinculados con ellos, para compartir su condenación” (El Hogar Cristiano, pág. 416).

Solamente di la palabra

“La fe y las obras van de la mano; actúan armoniosamente en la empresa de alcanzar la victoria. Las obras sin fe son muertas, y la fe sin obras es muerta. Las obras jamás van a salvarnos; son los méritos de Cristo los que contarán en nuestro favor. Mediante la fe en El, Cristo hará que todos nuestros imperfectos esfuerzos sean aceptables para Dios. La fe que se requiere que tengamos no es una fe de no hacer nada; fe salvadora es la que obra por amor y purifica el alma” (Fe y Obras, pág. 48).

Un centurión solidario
1. ¿Qué hombre prominente pidió a Jesús que sanara a su siervo? ¿Qué tan seria era la enfermedad del hombre?
Lucas 7:1, 2 Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum. 2Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir.

“El siervo del centurión había sido herido de parálisis, y estaba a punto de morir. Entre los romanos los siervos eran esclavos que se compraban y vendían en los mercados, y eran tratados con ultrajes y crueldad. Pero el centurión amaba tiernamente a su siervo, y deseaba grandemente que se restableciese” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 282).

Solicitud de la sanación por la fe
2. Habiendo oído hablar del Salvador, ¿por qué mandó el centurión de Capernaum una delegación a Jesús? Si no hubiera tenido fe en el poder sanador de Jesús, ¿hubiera mandado él a tales personas con el pedido de ayuda?
Lucas 7:3, 4 Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. 4Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto.

“Creía que Jesús podría sanarle. No había visto al Salvador, pero los informes que había oído le habían inspirado fe. A pesar del formalismo de los judíos, este oficial romano estaba convencido de que tenían una religión superior a la suya. Ya había derribado las vallas del prejuicio y odio nacionales que separaban a los conquistadores de los conquistados. Había manifestado respeto por el servicio de Dios, y demostrado bondad a los judíos, adoradores de Dios. En la enseñanza de Cristo, según le había sido explicada, hallaba lo que satisfacía la necesidad del alma. Todo lo que había de espiritual en él respondía a las palabras del Salvador.
Pero se sentía indigno de presentarse ante Jesús, y rogó a los ancianos judíos que le pidiesen que sanase a su siervo. Pensaba que ellos conocían al gran Maestro, y sabrían acercarse a él para obtener su favor” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 282).

Consciente de su indignidad
3. ¿Qué segundo mensaje envió el hombre al Maestro justo antes que él llegara a su casa? ¿Qué fe firme fue expresada en este mensaje?
Lucas 7:6, 7 Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; 7por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero dí la palabra, y mi siervo será sano.

“En fe solo somos como niños pequeños aprendiendo a caminar. Como un niño toma sus primeros pasos, muchas veces tambalea y cae; pero se levanta otra vez, y finalmente aprende a saber que puede caminar solo. Debemos aprender como creer en Dios. No debemos mirar nuestras pensamientos, pero conocer a Dios por fe viva. Mirad al centurión que vino a Jesús para un ejemplo de fe viva. Él vino a Cristo rogándole, y diciendo: ‘Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: ‘Yo iré y le sanaré.’ Respondió el centurión y dijo: ‘Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra’…

“Qué tipo de poder pensaba este centurión que estaba investido en Jesús? Él sabia que era el poder de Dios” (Review and Herald, 11 de marzo de 1890).

Un breve mandato es suficiente
4. ¿Creyó el centurión que el poder sanador de Jesús funcionaba solamente en la presencia de Jesús o también en su palabra?
Mateo 8:8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.

Lucas 7:8 Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.

“Como represento el poder de Roma y mis soldados reconocen mi autoridad como suprema, así tú representas el poder del Dios infinito y todas las cosas creadas obedecen tu palabra. Puedes ordenar a la enfermedad que se aleje, y te obedecerá. Puedes llamar a tus mensajeros
celestiales, y ellos impartirán virtud sanadora. Pronuncia tan sólo la palabra, y mi siervo sanará” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 282).

Una fe increíble
5. Asombrado por tan grande fe, ¿qué dijo Jesús a aquellos a su alrededor?
Lucas 7:9 Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.

“‘… Pero el centurión, nacido en el paganismo y educado en la idolatría de la Roma imperial, adiestrado como soldado, aparentemente separado de la vida espiritual por su educación y ambiente, y aun más por el fanatismo de los judíos y el desprecio de sus propios compatriotas para con el pueblo de Israel, percibió la verdad a la cual los hijos de Abrahán eran ciegos. No aguardó para ver si los judíos mismos recibirían a Aquel que declaraba ser su Mesías. Al resplandecer sobre él ‘la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo,’ aunque se hallaba lejos, había discernido la gloria del Hijo de Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 284).

“El centurión vio con el ojo de la fe que los ángeles de Dios que estaban alrededor de Jesús, y que su palabra sería encargar a un ángel para ir a la víctima. Sabía que su palabra entraría en la cámara, y que  su sirviente se sanaría. ¡Y cómo Cristo alabó la fe de este hombre! Exclamó:
‘No he hallado tanta fe, no, ni en Israel’ ” (Review and Herald, 11 de marzo de 1890).

Solicitud y respuesta inmediata
6. ¿Cuánto tiempo le tomó al Salvador conceder el deseo del hombre? ¿De qué se dieron cuenta el centurión y sus siervos cuando regresaron a casa?
Mateo 8:13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.

Lucas 7:10 Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.

“El centurión que deseaba que Cristo fuera y sanara a su siervo se sentía indigno de que Jesús entrara bajo su techo; su fe en el poder de Cristo era tan fuerte que creía que bastaría con pedirle tan sólo una palabra para que el milagro fuera obrado.

“Jesús alabó la fe en contraste con la duda. Mostró que los hijos de Israel tropezarían a causa de su incredulidad, la cual los llevaría a rechazar la gran luz y acabaría con su condenación y rechazo. Tomás declaró que no creería sin haber puesto antes su dedo en las llagas de las manos del Señor e introducir la mano en su costado. Cristo le dio las pruebas que deseaba y luego reprendió su incredulidad: ‘Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron’ ” (Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pág. 230).

Hombres y mujeres de fe
7. ¿Qué marca la diferencia con el Señor–raza, nacionalidad, puesto, antepasados o fe? ¿Dónde se sentarán un día los hijos espirituales de Abraham-hombres y mujeres de fe?
Gálatas 3:7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.

Mateo 8:11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos.

“El centurión que deseaba que Cristo fuera y sanara a su siervo se sentía indigno de que Jesús entrara bajo su techo; su fe en el poder de Cristo era tan fuerte que creía que bastaría con pedirle tan sólo una palabra para que el milagro fuera obrado. ‘Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes’. Entonces Jesús dijo al centurión: ‘Ve, y como creíste, te sea hecho’. Y su criado fue sanado en aquella misma hora’.

“Jesús alabó la fe en contraste con la duda. Mostró que los hijos de Israel tropezarían a causa de su incredulidad, la cual los llevaría a rechazar la gran luz y acabaría con su condenación y rechazo” (Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pág. 230).

Para meditación

¿Esperaríamos naturalmente tal fe de una persona que tenia poca luz y no pertenecía al pueblo de Dios?
¿Por qué tantos judíos se opusieron y rechazaron a Jesús mientras que un pagano como este centurión creyó fácilmente en él?
Cuándo leemos una promesa en la palabra de Dios, ¿estamos dispuestos a creerla inmediatamente, tal como este centurión creyó en la palabra de Jesús?

Estudio adicional
“Muchos estiman que la fe es una opinión. La fe salvadora es una transacción por la cual los que reciben a Cristo se unen con Dios mediante un pacto. La fe genuina es vida. Una fe viva significa un aumento de vigor, una confianza implícita por la cual el alma llega a ser una potencia vencedora” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 312).

“La fe y las obras nos mantendrán equilibrados y nos darán el éxito en la tarea de perfeccionar el carácter cristiano. Jesús dice: ‘No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21)” (Fe y Obras, pág. 49).

“… Los hombres que profesan ser seguidores de Cristo parecen pensar que tienen la libertad de recibir o rechazar a los siervos del Señor según su deseo y conveniencia sin que por ello sean considerados responsables de sus acciones. La incredulidad y la oscuridad los dominan. Sus sentidos están adormecidos por la incredulidad. Violan sus conciencias y se vuelven infieles a sus convicciones, a la vez que su fuerza moral se debilita. Ven a los demás en la misma luz que ellos están” (Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pág. 231).

Una Fe silenciosa y creciente

“Después de la ascensión del Señor, cuando los discípulos fueron dispersados por la persecución, Nicodemo se adelantó osadamente. Dedicó sus riquezas a sostener la tierna iglesia que los judíos esperaban ver desaparecer a la muerte de Cristo. En tiempos de peligro, el que había sido tan cauteloso y lleno de dudas, se manifestó tan firme como una roca, estimulando la fe de los discípulos y proporcionándoles recursos con que llevar adelante la obra del Evangelio. Aquellos que en otro tiempo le habían tributado reverencia, le despreciaron y persiguieron. Quedó pobre en los bienes de este mundo, pero no le faltó la fe que había tenido su comienzo en aquella conferencia nocturna con Jesús” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 148).

Un gobernante conoce a Jesús

1. ¿Bajo qué circunstancias se encontró Nicodemo con Jesús? ¿Cuál era su convicción en relación al Mesías?

Juan 3:1, 2 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 2Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.

“La autoridad que Cristo ejerciera al purificar el templo había despertado el odio resuelto de los sacerdotes y gobernantes. Temían el poder de este extraño. No habían de tolerar tanto atrevimiento de parte de un obscuro galileo. Se proponían acabar con su obra. Pero no estaban todos de acuerdo en este propósito. Algunos temían oponerse a quien estaba tan evidentemente movido por el Espíritu de Dios. Recordaban cómo los profetas habían sido muertos por reprender los pecados de los dirigentes de Israel. Sabían que la servidumbre de los judíos a una nación pagana era el resultado de su terquedad en rechazar las reprensiones de Dios. Temían que al maquinar contra Jesús, los sacerdotes y gobernantes estuviesen siguiendo en los pasos de sus padres, y hubiesen de traer nuevas calamidades sobre la nación. Nicodemo participaba de estos sentimientos” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 140).

El nuevo nacimiento

2. ¿A qué principio básico llevó Jesús la atención de Nicodemo?

Juan 3:3, 4 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

“En vez de reconocer este saludo, Jesús fijó los ojos en el que le hablaba, como si leyese en su alma. En su infinita sabiduría, vio delante de sí a uno que buscaba la verdad. Conoció el objeto de esta visita, y con el deseo de profundizar la convicción que ya había penetrado en la mente del que le escuchaba, fué directamente al tema que le preocupaba, diciendo solemne aunque bondadosamente: ‘En verdad, en verdad te digo: A menos que el hombre naciere de lo alto, no puede ver el reino de Dios’ (Juan 3:3, margen)….

“Nicodemo había venido al Señor pensando entrar en discusión con él, pero Jesús descubrió los principios fundamentales de la verdad. Dijo a Nicodemo: No necesitas conocimiento teórico tanto como regeneración espiritual. No necesitas que se satisfaga tu curiosidad, sino tener un corazón nuevo. Debes recibir una vida nueva de lo alto, antes de poder apreciar las cosas celestiales. Hasta que se realice este cambio, haciendo nuevas todas las cosas, no producirá ningún bien salvador para ti el discutir conmigo mi autoridad o mi misión” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 168, 171).

Renacimiento de agua y espíritu

3. ¿A través de quién debe uno renacer para poder entrar por la puerta del reino de Dios?

Juan 3:5-7 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

“Jesús continuó diciendo: ‘Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.’ Por naturaleza, el corazón es malo, y ‘¿quién hará limpio de inmundo? Nadie.’ Ningún invento humano puede hallar un remedio para el alma pecaminosa. ‘La intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede.’ ‘Del corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias.’ La fuente del corazón debe ser purificada antes que los raudales puedan ser puros. El que está tratando de alcanzar el cielo por sus propias obras observando la ley, está intentando lo imposible. No hay seguridad para el que tenga sólo una religión legal, sólo una forma de la piedad. La vida del cristiano no es una modificación o mejora de la antigua, sino una transformación de la naturaleza. Se produce una muerte al yo y al pecado, y una vida enteramente nueva. Este cambio puede ser efectuado únicamente por la obra eficaz del Espíritu Santo” (El Deseado de Todas la Gentes, pág. 143.)

4. ¿Es posible explicar cómo actúa el Espíritu Santo para hacer de una persona un nuevo ser? ¿Estuvo claro para Nicodemo?

Juan 3:8, 9 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?

“Cristo obra constantemente en el corazón. Poco a poco, tal vez inconscientemente para quien las recibe, se hacen impresiones que tienden a atraer el alma a Cristo. Dichas impresiones pueden ser recibidas meditando en él, leyendo las Escrituras, u oyendo la palabra del predicador viviente. Repentinamente, al presentar el Espíritu un llamamiento más directo, el alma se entrega gozosamente a Jesús. Muchos llaman a esto conversión repentina; pero es el resultado de una larga intercesión del Espíritu de Dios; es una obra paciente y larga….

“Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz, reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones. La alegría reemplaza a la tristeza, y el rostro refleja la luz del cielo. Nadie ve la mano que alza la carga, ni contempla la luz que desciende de los atrios celestiales. La bendición viene cuando por la fe el alma se entrega a Dios. Entonces ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea un nuevo ser a la imagen de Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 143, 144).

Jesús levantado

5. ¿A qué ejemplo del pasado se refirió Jesús para ayudar a Nicodemo a entender cómo se obtiene la vida eterna? 

Juan 3:14, 15 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

“Nicodemo se sentía atraído a Cristo. Mientras el Salvador le explicaba lo concerniente al nuevo nacimiento, sintió el anhelo de que ese cambio se realizase en él. ¿Por qué medio podía lograrse? Jesús contestó  la pregunta que no llegó a ser formulada: ‘Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado; para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna.’…

“Era un símbolo de Cristo. Así como la imagen de la serpiente destructora fué alzada para sanar al pueblo, un ser ‘en semejanza de carne de pecado’ iba a ser el Redentor de la humanidad. Romanos 8:3….

“No es mediante controversias y discusiones cómo se ilumina el alma. Debemos mirar y vivir. Nicodemo recibió la lección y se la llevó consigo. Escudriñó las Escrituras de una manera nueva, no para discutir una teoría, sino para recibir vida para el alma. Empezó a ver el reino de los cielos cuando se sometió a la dirección del Espíritu Santo” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 146, 147).

Fe creciente

6. ¿Qué pasó con la semilla que Jesús sembró en el corazón de Nicodemo? ¿Qué pruebas mostraron que el Espíritu Santo continuó obrando en él?

Juan 7:50-52 Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: 51¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho? 52Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.

“En este tiempo de peligro, Nicodemo confesó sin temor su fe en el Salvador crucificado. Nicodemo era miembro del Sanedrín, y con otros había sido conmovido por la enseñanza de Jesús. Al presenciar las maravillosas obras de Cristo, se había apoderado de él la convicción de que ése era el enviado de Dios. Por cuanto era demasiado orgulloso para reconocer abiertamente su simpatía por el Maestro galileo, había procurado tener una entrevista secreta. En esa entrevista, Jesús le había expuesto el plan de la salvación y su misión en el mundo; sin embargo Nicodemo había seguido vacilante. Ocultó la verdad en su corazón, y por tres años hubo poco fruto aparente. Pero aunque Nicodemo no había reconocido públicamente a Cristo, repetidas veces había desbaratado en el Sanedrín las maquinaciones de los sacerdotes de destruirlo. Cuando al fin Cristo fué crucificado, Nicodemo recordó las palabras que le había hablado en la entrevista nocturna en el Monte de las Olivas: ‘Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado’ (Juan 3:14); y vio en Jesús al Redentor del mundo” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 85).

7. En un momento en que los discípulos estaban afligidos y desalentados, ¿qué mostró la fe sincera de este gobernante de los judíos?

Juan 19:39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.

“En aquel sábado, mientras Cristo yacía en la tumba, Nicodemo tuvo oportunidad de reflexionar. Una luz más clara iluminaba ahora su mente, y las palabras que Jesús le había dicho no eran ya misteriosas. Comprendía que había perdido mucho por no relacionarse con el Salvador durante su vida. Ahora recordaba los acontecimientos del Calvario. La oración de Cristo por sus homicidas y su respuesta a la petición del ladrón moribundo hablaban al corazón del sabio consejero. Volvía a ver al Salvador en su agonía; volvía a oír ese último clamor: ‘Consumado es,’ emitido como palabras de un vencedor. Volvía a contemplar la tierra que se sacudía, los cielos obscurecidos, el velo desgarrado, las rocas desmenuzadas, y su fe quedó establecida para siempre. El mismo acontecimiento que destruyó las esperanzas de los discípulos convenció a José y a Nicodemo de la divinidad de Jesús. Sus temores fueron vencidos por el valor de una fe firme e inquebrantable” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 721).

Para meditación

Aunque era un fariseo y gobernador bien educado, Nicodemo no tenía un entendimiento claro de la condición natural del hombre y la necesidad de un nuevo nacimiento. ¿Estamos consientes de nuestra condición y necesidad?

¿Estamos convencidos que el nuevo nacimiento por el Espíritu Santo es una necesidad absoluta?

¿Cómo se puede recibir el nuevo nacimiento y con ello el carácter del Padre celestial?

Estudio adicional

“Cuando los judíos trataron de destruir la naciente iglesia, Nicodemo salió en su defensa. Libre ya de la cautela y dudas anteriores, estimuló la fe de los discípulos y empleó su riqueza en ayudar a sostener la iglesia de Jerusalén, y en llevar adelante la obra del Evangelio. Aquellos que en otros días le habían rendido homenaje, ahora le despreciaban y perseguían; y llegó a ser pobre en los bienes de este mundo; no obstante, no vaciló en la defensa de su fe” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 86).

Sin temor a los leones

“Daniel, el hebreo cautivo, el primer ministro del reino real, se encontró con grandes obstáculos a una vida de fidelidad a Dios. Pero al principio de su carrera, él determinó que sin importar la oposición, iba a ser la ley de Dios su regla de acción. Al mantener su fidelidad en medio de las pruebas menores, que todos los días confrontaba en la corte de un rey pagano, su fe, animo, y firmeza crecían más fuerte; y cuando pasó el decreto real que le prohibiéndole ofrecer suplicas a su Dios, él pudo, con el foso de los leones abierto delante de él, permanecer fiel a los principios y a Dios” (Sketches from the Life of Paul, págs. 297, 298).

Daniel en una posición destacada

1. ¿Qué posición de alto liderazgo ocupó Daniel en el reino de Medo-Persia bajo Darío? ¿De donde vino el gran talento y habilidad de Daniel?

Daniel 6:1-3 Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. 2Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado. 3Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.

Daniel 1:17 A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.

“Cuando Darío el Medo subió al trono antes ocupado por los gobernantes babilónicos, procedió inmediatamente a reorganizar el gobierno. Decidió ‘constituir sobre el reino ciento veinte gobernadores,… y sobre ellos tres presidentes, de los cuales Daniel era el uno, a quienes estos gobernadores diesen cuenta, porque el rey no recibiese daño. Pero el mismo Daniel era superior a estos gobernadores y presidentes, porque había en él más abundancia de espíritu: y el rey pensaba de ponerlo sobre todo el reino” (Profetas y Reyes, pág. 396).

Celosos y astutos

2. Estaban los otros presidentes y gobernadores contentos de tener a Daniel por encima de ellos? ¿Qué trampa inventaron para que Daniel perdiera su vida?

Daniel 6:4-9 Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él. 5Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios. 6Entonces estos gobernadores y sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron así: ¡Rey Darío, para siempre vive! 7Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. 8Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. 9Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición.

“¡Qué lección se presenta aquí para todos los cristianos! Los ojos aguzados por el celo estaban fijos en Daniel día tras día; y su observación estaba acerada por el odio; sin embargo no podían presentar como errónea ni una sola palabra, ni un solo acto de su vida. Con todo, él no tenía ninguna pretensión de santificación; pero hizo aquello que era infinitamente mejor: vivía una vida de fidelidad y consagración.

“Cuanto más inmaculada la conducta de Daniel, mayor era el odio que suscitaban contra él sus enemigos. Estaban llenos de enojo, porque no podían encontrar nada en su carácter moral o en la realización de sus deberes, sobre lo cual basar una queja…. Tres veces por día Daniel oraba al Dios del cielo. Esta era la única acusación que podía encontrarse en su contra” (La Edificación del Carácter, págs. 40, 41).

3. ¿Acaso Daniel llevó una objeción al rey en cuanto a este decreto injusto? ¿Cambió su creencia o dejó de orar al Señor, o continuó confiando en Él?

Daniel 6:10 Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.

“Él rápidamente leyó su propósito maligno en tenderle una trampa con el decreto, pero no cambió su acción en ningún sentido. ¿Por qué debería cesar de orar ahora, cuando más necesitaba orar? Más bien habría que renunciar a la vida misma, que su esperanza de ayuda en Dios. Con calma se desempeñaba como jefe de los príncipes, y en la hora de la oración se fue a su cuarto, y con sus ventanas abiertas en dirección a Jerusalén, de acuerdo con su costumbre, ofreció su petición al Dios del cielo. Él no trató de ocultar su acto. A pesar de que sabía muy bien las consecuencias de su fidelidad a Dios, su espíritu no vaciló” (Profetas y Reyes, págs. 582-583).

Las acusaciones del enemigo

4. ¿A quién presentaron los enemigos de Daniel su acusación después que oró a Dios, como siempre lo había hecho?

Daniel 6:11-14 Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. 12Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. 13Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición. 14Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle.

“Por todo un día los príncipes observaron a Daniel. Tres veces le vieron ir a su habitación, y tres veces más escucharon su voz alzada en ferviente intercesión ante Dios. A la mañana siguiente pusieron su queja ante el rey. Daniel, su estadista más honrado y fiel, había puesto el decreto real en desafío. ‘¿No has firmado un decreto’ le recordaron, ‘que todo hombre que demande petición de cualquier dios u hombre dentro de treinta días, fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones?’ ” (Profetas y Reyes, pág. 584).

La fe de Daniel a pesar de la muerte inminente

5. Aunque frente a la muerte, ¿qué fe y firmeza mantuvo Daniel? Conociendo la integridad y la fidelidad del profeta, ¿qué convicción expresó el rey?

Daniel 6:15-17 Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado. 16Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. 17Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase.

“¿No tenemos una necesidad tan grande de acudir a Dios como la tuvo Daniel? Me dirijo a los que creen que estamos viviendo en el último período de la historia de esta tierra.… El mismo Dios que escuchó la oración de Daniel oirá la nuestra cuando vayamos a él con espíritu quebrantado. Nuestras necesidades son tan urgentes, tan grandes nuestras dificultades, que necesitamos tener la misma intensidad de propósito, y poner con fe nuestra carga sobre el gran Portador. En nuestros tiempos se necesita que los corazones se conmuevan tan profundamente como en el tiempo cuando Daniel oró” (Review and Herald, February 9, 1897; Conflicto y Valor, pág. 256).

“Ojalá que la fe, la integridad, y la devoción del profeta Daniel pudieran vivir en los corazones del pueblo de Dios de hoy. Nunca se necesitaron tanto como ahora esas nobles cualidades…” (Nuestra Elevada Vocación, pág. 251).

6. ¿Cuán firme estaba la fe de Daniel cuando fue echado en el foso de los leones? ¿Cómo fue que el Dios vivo, en quien confiaba Daniel, pudo guardar a su siervo de las bestias salvajes?

Daniel 6:18-22 Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño. 19El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. 20Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? 21Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. 22Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo.

“Del relato de cómo fué librado Daniel, podemos aprender que en los momentos de prueba y lobreguez, los hijos de Dios deben ser precisamente lo que eran cuando las perspectivas eran halagüeñas y cuanto los rodeaba era todo lo que podían desear. En el foso de los leones Daniel fué el mismo que cuando actuaba delante del rey como presidente de los ministros de estado y como profeta del Altísimo. Un hombre cuyo corazón se apoya en Dios será en la hora de su prueba el mismo que en la prosperidad, cuando sobre él resplandece la luz y el favor de Dios y de los hombres. La fe extiende la mano hacia lo invisible y se ase de las realidades eternas” (Profetas y Reyes, pág. 400).

Victoria y prosperidad

7. Gracias a la plena confianza en Dios, ¿por qué fue salvado Daniel? ¿Qué gran efecto tuvo esta prueba sobre el rey, sobre el nombre del verdadero Dios y sobre Daniel?

Daniel 6:23, 25-28 Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios. 25Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. 26De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. 27El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones. 28Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa.

“Daniel, era un estadista fiel en la corte de Babilonia; porque temía, amaba y confiaba en Dios, y en el momento de la tentación y peligro fue guardado por el poder de Dios. Leemos que Dios le dio a Daniel sabiduría, y lo dotó de entendimiento” (Fundamentals of Christian Education, pág. 204).

“Estudiad la historia de José y de Daniel. El Señor no impidió las intrigas de los hombres que procuraban hacerles daño; pero hizo redundar todos aquellos ardides en beneficio de sus siervos que en medio de la prueba y del conflicto conservaron su fe y lealtad” (El Ministerio de Curación, pág. 387).

Para meditación

El Señor fue glorificado por la experiencia de Daniel; ¿es esto cierto para tu experiencia también?

¿Hay alguna diferencia entre la fe y el carácter de Daniel y el nuestro?

Estudio adicional: La Educación, pág. 254.

“No siempre podemos permanecer de rodillas en oración, pero el camino hacia el trono de misericordia está siempre abierto. Mientras nos dedicamos al trabajo activo, podemos pedirle ayuda; y Aquel que no nos engañará nos ha prometido: ‘Y recibiréis’. El cristiano puede y debe encontrar tiempo para orar. Daniel era un estadista; pesadas responsabilidades descansaban sobre él, y sin embargo buscaba a Dios tres veces por día, y el Señor le dio el Espíritu Santo. De modo que en la actualidad los hombres pueden acudir al pabellón sagrado del Altísimo y tener la seguridad de su promesa: ‘Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo (Isaías 32:18). Todos los que realmente lo desean, pueden encontrar un lugar para mantener comunión con Dios, donde ningún oído puede escuchar sino únicamente el que está abierto al clamor del desvalido, afligido y necesitado, y nota aun la caída del pequeño gorrión. El dice: ‘Más valéis vosotros que muchos pajarillos’ (Mateo 10:31)” (Consejos Sobre la Salud, pág. 420).

Sanando una enfermedad incurable

“Naamán el sirio consultó al profeta de Jehová en cuanto a cómo podía sanar de esa enfermedad tan horrible: la lepra. Se le indicó que se bañara en el Jordán siete veces. ¿Por qué no siguió inmediatamente las indicaciones de Eliseo, el profeta de Dios? ¿Por qué rehusó hacer lo que el profeta le mandó? Regresó junto a sus siervos, murmurando. En su mortificación y frustración, se enojó, y con ira rehusó seguir el humilde consejo dado por el profeta de Dios. ‘He aquí–manifestó–yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavase en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado’ (2 Reyes 5:11-12). Sus siervos dijeron: ‘Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?’ (vers. 13). Sí, este gran hombre consideraba que estaba por debajo de su dignidad ir al humilde río Jordán y lavarse allí. Los ríos que mencionó y deseaba estaban embellecidos por los árboles y los huertos que los rodeaban, y había ídolos en esos huertos. Muchos acudían a esos ríos para adorar a sus dioses; por lo tanto, no habría tenido necesidad de humillarse. Pero  si seguía las indicaciones definidas del profeta tendría que humillar su orgullo y la soberbia de su espíritu. La obediencia voluntaria produce los resultados deseados. Se lavó, y sanó” (Testimonios para la Iglesia, tomo 2, pág. 277).

Capitán, pero enfermo

1. ¿Quién era Naamán y cómo se consideraba por su servicio a su país? ¿De qué sufría?

2 Reyes 5:1 Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso.

“La lepra era la más temida de todas las enfermedades conocidas en el Oriente. Su carácter incurable y contagioso y sus efectos horribles sobre sus víctimas llenaban a los más valientes de temor. Entre los judíos, era considerada como castigo por el pecado, y por lo tanto se la llamaba el ‘azote,’ ‘el dedo de Dios.’ Profundamente arraigada, imposible de borrar, mortífera, era considerada como un símbolo del pecado. La ley ritual declaraba inmundo al leproso. Como si estuviese ya muerto, era despedido de las habitaciones de los hombres. Cualquier cosa que tocase quedaba inmunda y su aliento contaminaba el aire. El sospechoso de tener la enfermedad debía presentarse a los sacerdotes, quienes habían de examinarle y decidir su caso. Si le declaraban leproso, era aislado de su familia, separado de la congregación de Israel, y condenado a asociarse únicamente con aquellos que tenían una aflicción similar. La ley era inflexible en sus requerimientos. Ni aun los reyes y gobernantes estaban exentos. Un monarca atacado por esa terrible enfermedad debía entregar el cetro y huir de la sociedad” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 227).

El testimonio precioso de una pequeña niña

2. ¿Había esperanza de sanarse en Siria? ¿Qué le dijo una pequeña niña cautiva a la esposa de Naamán?

2 Reyes 5:2, 3 Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado  cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. 3Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.

“Ben-adad, rey de Siria, había derrotado los ejércitos de Israel en la batalla que resultó en la muerte de Acab. Desde entonces, los sirios habían sostenido con Israel una guerra constante en las fronteras; y en una de sus incursiones se habían llevado a una niña, a la cual le tocó, en la tierra de su cautiverio, servir ‘a la mujer de Naamán.’ Aunque esclava, y muy lejos de su hogar, esa niña fué uno de los testigos de Dios, y cumplió inconscientemente el propósito para el cual Dios había escogido a Israel como su pueblo. Mientras servía en aquel hogar pagano, sintió lástima de su amo; y recordando los admirables milagros de curación realizados por intermedio de Eliseo, dijo a su señora: ‘Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra’…

“La conducta de la niña cautiva en aquel hogar pagano constituye un testimonio categórico del poder que tiene la primera educación recibida en el hogar. No hay cometido mayor que el que ha sido confiado a los padres en lo que se refiere al cuidado y la educación de sus hijos. Los padres echan los fundamentos mismos de los hábitos y del carácter. Su ejemplo y enseñanza son lo que decide mayormente la vida futura de sus hijos” (Profetas y Reyes, pág. 184).

En busca de sanación

3. ¿Qué esperanza se encendió en el corazón del capitán cuando se enteró? ¿Qué le dijo el rey de Siria que hiciera cuando se le informó sobre el asunto?

2 Reyes 5:4-6 Entrando Naamán a su señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel. 5Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos. 6Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra.

“Naamán supo de las palabras que había dicho la niña a su esposa; y después de obtener el permiso del rey se fué en busca de curación, ‘llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos.’ También llevó una carta que el rey de Siria había dirigido al rey de Israel, en la cual le decía: ‘Yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra’ ” (Profetas y Reyes, pág. 185).

4. ¿Sabia el rey de Israel que había esperanza de ser sanado de la terrible enfermedad en su país? ¿Qué mensaje le envió Eliseo, el profeta, en su desesperación?

2 Reyes 5:7, 8 Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí. 8Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.

Queriendo ser sanado según su idea

5. ¿A quién se dirigió el capitán sirio? Cuándo Naamán llegó a la case de Eliseo con sus caballos y carros, ¿qué instrucción le dio el siervo del profeta?

2 Reyes 5:9-12 Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. 10Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. 11Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. 12Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.

“Naamán había esperado que vería alguna maravillosa manifestación de poder del cielo….

“El espíritu orgulloso de Naamán se rebelaba contra la idea de hacer lo ordenado por Eliseo. Los ríos mencionados por el capitán sirio tenían en sus orillas hermosos vergeles, y mucha gente acudía a las orillas de esas corrientes agradables para adorar a sus ídolos. No habría representado para el alma de Naamán una gran humillación descender a uno de esos ríos; pero podía hallar sanidad tan sólo si seguía las indicaciones específicas del profeta. Únicamente la obediencia voluntaria podía darle el resultado deseado” (Profetas y Reyes, pág. 186).

Purificado por la fe

6. ¿Cuál fue el resultado maravilloso cuando por la fe, aceptó la dirección del profeta de lavarse siete veces en el río Jordán? ¿Crees que fue limpiado por el agua o por su fe en el Dios de Israel?

2 Reyes 5:13, 14 Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio? 14El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.

“Se estaba probando la fe de Naamán, mientras que su orgullo contendía para obtener la victoria. Por fin venció la fe, y el altanero sirio dejó de lado el orgullo de su corazón, y se sometió a la voluntad revelada de Jehová. Siete veces se sumergió en el Jordán, ‘conforme a la palabra del varón de Dios.’ El Señor honró su fe; ‘y su carne se volvió como la carne de un niño, y fué limpio’ ” (Profetas y Reyes, pág. 186).

Conociendo al Dios verdadero

7. Después de que fue sanado milagrosamente, ¿qué confesó Naamán humildemente delante del profeta de Dios? ¿Cómo expresó su gran agradecimiento por la gracia que había recibido?

2 Reyes 5:15 Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo.

“… Naamán … había sido fiel a sus convicciones de lo recto y había sentido su gran necesidad de ayuda, estaba en condición de recibir los dones de la gracia de Dios. No solamente fué limpiado de su lepra, sino también bendecido con un conocimiento del verdadero Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 205).

“En todos los países hay ahora personas sinceras de corazón, sobre las cuales brilla la luz del cielo. Si perseveran con fidelidad en lo que comprenden como deber suyo, recibirán más luz, hasta que, como Naamán antiguamente, se vean constreñidas a reconocer que ‘no hay Dios en toda la tierra,’ excepto el Dios vivo, el Creador” (Profetas y Reyes, pág. 189).

8. ¿Aceptó el profeta los regalos? ¿Qué dijo Jesús siglos después cuando se refirió a Naamán, que fue sanado de la lepra?

2 Reyes 5:16 Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso.

Lucas 4:27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.

“De acuerdo con la costumbre de aquellos tiempos, Naamán pidió entonces a Eliseo que aceptase un regalo costoso. Pero el profeta rehusó. No le tocaba a él recibir pago por una bendición que Dios había concedido misericordiosamente” (Profetas y Reyes, pág. 186).

“Siglos después que Naamán regresara a su hogar en Siria, con el cuerpo curado y el espíritu convertido, su fe admirable fué mencionada y elogiada por el Salvador como lección objetiva para todos los que dicen servir a Dios.… Dios pasó por alto a los muchos leprosos que había en Israel, porque su incredulidad les cerraba la puerta del bien. Un noble pagano que había sido fiel a sus convicciones relativas a la justicia, y sentía su necesidad de ayuda, fué a los ojos de Dios más digno de su bendición que los afligidos de Israel, que habían despreciado los privilegios que Dios les había dado. Dios obra en pro de aquellos que aprecian sus favores y responden a la luz que les ha dado el Cielo” (Profetas y Reyes, pág. 189).

Para meditación

¿Cómo nos sentiríamos si fuéramos llevados cautivos y hechos siervos, al igual que la niña en esta historia?

¿Somos nosotros como Naamán, más inclinados a seguir nuestro propio camino que el camino de Dios?

¿Qué aprendemos de esta historia, ya que todos nos vemos afectados y sufrimos de la lepra mortal del pecado?

Estudio adicional

“Tu caso es similar en algunos sentidos al de Naamán. No crees que para perfeccionar el carácter cristiano tienes que aceptar ser fiel en las cosas pequeñas. Aunque las cosas que tienes que hacer sean de poco valor según tu opinión, son deberes que tendrás que cumplir mientras vivas. El descuido de estas cosas significa que tu carácter es sumamente deficiente. Tú, mi querido muchacho, tienes que educarte para ser fiel en las cosas pequeñas. No puedes agradar a Dios mientras no lo hagas. No puedes ganar el amor y el afecto de los demás a menos que hagas exactamente lo que se te pide, bien dispuesto y con satisfacción. Si quieres que te amen los que están contigo, debes manifestarles amor y respetarlos” (Testimonios para la Iglesia, tomo 2, pág. 278).

“La viuda de Sarepta y Naamán el sirio, habían vivido de acuerdo con toda la luz que tenían, por lo cual se los consideró más justos que el pueblo escogido de Dios que se había apartado de él y había sacrificado sus principios a las conveniencias y honores mundanales” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 333).

Se oye lluvia

“Se nos presentan importantes lecciones en este incidente de Elías. Cuando estuvo en la cima del monte Carmelo y ofreció oración suplicando lluvia, su fe fue probada, pero perseveró en hacer conocer su pedido a Dios. Seis veces oró fervientemente, sin señal de que su petición fuera concedida, pero con una fe fuerte continuó suplicando al trono de la gracia. Si se hubiera desanimado la sexta vez, su oración no hubiera recibido respuesta, pero él perseveró hasta que llegó la contestación. Tenemos un Dios cuyo oído no está cerrado a nuestras peticiones; y si probamos su palabra, honrará nuestra fe. Desea que todos nuestros intereses estén entretejidos con los suyos, y entonces puede bendecirnos con toda seguridad; porque no nos adjudicaremos la gloria al recibir la bendición, sino que tributaremos toda la alabanza a Dios” (Hijos e Hijas de Dios, pág. 208).

El mensaje del Señor para el rey

1. ¿Qué había declarado el profeta Elías al apostata rey Acab cuando ningún otro medio había llevado a cabo el arrepentimiento y conversión de él y del pueblo de Israel?

1 Reyes 17:1 Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.

“Sólo había un remedio para el castigado Israel, y consistía en que se apartase de los pecados que habían atraído sobre él la mano castigadora del Todopoderoso, y que se volviese al Señor de todo su corazón. Se le había hecho esta promesa: ‘Si yo cerrare los cielos, que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo, sobre los cuales mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra’ (2 Crónicas 7:13, 14). Con el fin de obtener este resultado bienaventurado, Dios continuaba privándolos de rocío y lluvia hasta que se produjese una reforma decidida” (Profetas y Reyes, pág. 93).

La sequía se vuelve crítica

2. Sin lluvia en ninguna parte de la tierra, ¿cuán difícil se les hacia encontrar pasto para el ganado después de tres años?

1 Reyes 17: 7 Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra.

1 Reyes 18:3, 5 Y Acab llamó a Abdías su mayordomo. Abdías era en gran manera temeroso de Jehová. 5Dijo, pues, Acab a Abdías: Ve por el país a todas las fuentes de aguas, y a todos los arroyos, a ver si acaso hallaremos hierba con que conservemos la vida a los caballos y a las mulas, para que no nos quedemos sin bestias.

“Durante los largos años de sequía y hambre, Elías rogó fervientemente que el corazón de Israel se tornase de la idolatría a la obediencia a Dios. Pacientemente aguardaba el profeta mientras que la mano del Señor apremiaba gravosamente la tierra castigada. Mientras veía multiplicarse por todos lados las manifestaciones de sufrimiento y escasez, su corazón se agobiaba de pena y suspiraba por el poder de provocar una presta reforma. Pero Dios mismo estaba cumpliendo su plan, y todo lo que su siervo podía hacer era seguir orando con fe y aguardar el momento de una acción decidida” (Profetas y Reyes, pág. 97).

“Israel había tenido abundantes ocasiones de regocijarse. La tierra a la cual el Señor le había llevado fluía leche y miel. Durante las peregrinaciones por el desierto, Dios le había asegurado que lo conducía a un país donde nunca necesitaría sufrir por falta de lluvia. ‘Esto era lo que le había dicho: “La tierra a la cual entras para poseerla…” ’ ‘es tierra de montes y de vegas; de la lluvia del cielo ha de beber las aguas….’

“La promesa de una abundancia de lluvia les había sido dada a condición de que obedeciesen” (Profetas y Reyes, pág. 99).

Elías buscó por todas partes

3. ¿Dónde buscaban a Elías sin resultado? Finalmente, ¿qué tarea recibió Elías de Dios? ¿Qué mensaje de esperanza fue incluido en el aviso dado a Acab?

1 Reyes 18:10 Vive Jehová tu Dios, que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte, y todos han respondido: No está aquí; y a reinos y a naciones él ha hecho jurar que no te han hallado.

1 Reyes 18:1 Pasados muchos días, vino palabra de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra.

“La predicción de Elías recibía un cumplimiento terrible. Durante tres años, el mensajero que había anunciado la desgracia fue buscado de ciudad en ciudad y de nación en nación. A la orden de Acab, muchos gobernantes habían jurado por su honor que no podían encontrar en sus dominios al extraño profeta. Sin embargo, la búsqueda había continuado; porque Jezabel y los profetas de Baal aborrecían a Elías con odio mortal, y no escatimaban esfuerzo para apoderarse de él. Y mientras tanto no llovía” (Profetas y Reyes, pág. 100).

“Obedeciendo a la orden, ‘fué pues Elías a mostrarse a Acab.’ Más o menos cuando el profeta emprendió su viaje a Samaria, Acab había propuesto a Abdías, gobernador de su casa, que hiciesen una cuidadosa búsqueda de los manantiales y arroyos, con la esperanza de hallar pasto para sus rebaños hambrientos. Aun en la corte real se hacía sentir agudamente el efecto de la larga sequía. El rey, muy preocupado por lo que esperaba a su casa, decidió unirse personalmente a su siervo en busca de algunos lugares favorecidos donde pudiese obtenerse pasto” (Profetas y Reyes, pág. 100).

Apelación al pueblo apostata

4. ¿Con quién se encontró Elías primero y qué se le indicó hacer? ¿Cuán poderoso fue el mensaje que el profeta le dio al rey que el pueblo se reunió en el Monte Carmelo?

1 Reyes 18:15, 16, 19-21 Y le dijo Elías: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él. 16Entonces Abdías fue a encontrarse con Acab, y le dio el aviso; y Acab vino a encontrarse con Elías. 19Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel. 20Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo. 21Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.

“Con asombro mezclado de terror, el rey oyó el mensaje enviado por el hombre a quién temía y aborrecía, a quien había buscado tan incansablemente. Bien sabía que Elías no expondría su vida con el simple propósito de encontrarse con él. ¿Sería posible que el profeta estuviese por proclamar otra desgracia contra Israel? El corazón del rey se sobrecogió de espanto. Recordó cómo se había desecado el brazo de Jeroboam. Acab no podía dejar de obedecer a la orden, ni se atrevía a alzar la mano contra el mensajero de Dios. De manera que, acompañado por una guardia de soldados, el tembloroso monarca se fué al encuentro del profeta.

“Este y el rey se hallan por fin frente a frente. Aunque Acab rebosa de odio apasionado, en la presencia de Elías parece carecer de virilidad y de poder. En las primeras palabras que alcanza a balbucir: ‘¿Eres tú el que alborotas a Israel?’ revela inconscientemente los sentimientos más íntimos de su corazón. Acab sabía que se debía a la palabra de Dios que los cielos se hubiesen vuelto como bronce, y sin embargo procuraba culpar al profeta de los gravosos castigos que apremiaban la tierra….

“Es natural que el que obra mal tenga a los mensajeros de Dios por responsables de las calamidades que son el seguro resultado que produce el desviarse del camino de la justicia. Los que se colocan bajo el poder de Satanás no pueden ver las cosas como Dios las ve” (Profetas y Reyes, pág. 102).

El anuncio de la lluvia inminente

5. Confiando plenamente en el mensaje de Dios, ¿qué le dijo Elías al rey? ¿Qué oración sincera presentó el profeta al Señor por la lluvia?

1 Reyes 18:41, 42 Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. 42Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las

“Elías se humilló a sí mismo, hasta que estuvo en una condición tal que no se atribuiría la gloria a sí mismo. Esta es la condición bajo la cual Dios oye la oración, porque entonces le daremos a él la alabanza. … Únicamente Dios es digno de ser glorificado” (Nuestra Elevada Vocación, pág. 135).

“El que Elías pudiese invitar confiadamente a Acab a que se preparase para la lluvia no se debía a que hubiese evidencias externas de que estaba por llover. El profeta no veía nubes en los cielos; ni oía truenos. Expresó simplemente las palabras que el Espíritu del Señor le movía a decir en respuesta a su propia fe poderosa. Durante todo el día, había cumplido sin vacilar la voluntad de Dios, y había revelado su confianza implícita en las profecías de la palabra de Dios; y ahora, habiendo hecho todo lo que estaba a su alcance, sabía que el Cielo otorgaría libremente las bendiciones predichas. El mismo Dios que había mandado la sequía había prometido abundancia de lluvia como recompensa del proceder correcto; y ahora Elías aguardaba que se derramase la lluvia prometida. En actitud humilde, ‘su rostro entre las rodillas,’ suplicó a Dios en favor del penitente Israel” (Profetas y Reyes, pág. 114).

Confianza en la respuesta del Señor

6. Estando seguro de que el mensaje del Señor se cumpliría, ¿qué le dijo Elías a su siervo cuando aún no había señal de lluvia? ¿Qué ocurrió en cumplimiento de la palabra de Dios?

1 Reyes 18:43-45 Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. 44A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje. 45Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel.

“Seis veces el siervo volvió diciendo que no había señal de lluvia en los cielos que parecían de bronce. Sin desanimarse, Elías le envió nuevamente; y esta vez el siervo regresó con la noticia: ‘Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube de la mar.’

“Esto bastaba. Elías no aguardó que los cielos se ennegreciesen. En esa pequeña nube, vio por fe una lluvia abundante y de acuerdo a esa fe obró…. Mientras oraba, su fe se aferraba a las promesas del Cielo; y perseveró en su oración hasta que sus peticiones fueron contestadas. No aguardó hasta tener la plena evidencia de que Dios le había oído, sino que estaba dispuesto a aventurarlo todo al notar la menor señal del favor divino. Y sin embargo, lo que él pudo hacer bajo la dirección de Dios, todos pueden hacerlo en su esfera de actividad mientras sirven a Dios…” (Profetas y Reyes, pág. 115).

Una experiencia inolvidable

7. ¿Qué tan bien conocido es este evento? ¿Qué enseña acerca de la fe y la oración?

Santiago 5:17, 18 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. 18Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.

“Una fe tal es lo que se necesita en el mundo hoy, una fe que se aferre a las promesas de la palabra de Dios, y se niegue a renunciar a ellas antes que el Cielo oiga. Una fe tal nos relaciona estrechamente con el Cielo, y nos imparte fuerza para luchar con las potestades de las tinieblas. Por la fe los hijos de Dios ‘ganaron reinos, obraron justicia, alcanzaron promesas, taparon las bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de cuchillo, convalecieron de enfermedades, fueron hechos fuertes en batallas, trastornaron campos de extraños’ (Hebreos 11:33, 34). Y por la fe hemos de llegar hoy a las alturas del propósito que Dios tiene para nosotros. ‘Si puedes creer, al que cree todo es posible’ (Marcos 9:23)” (Profetas y Reyes, pág. 115).

Para meditación

¿Qué es esencial para obtener la victoria cuando enfrentamos la oposición mas fuerte?

¿Es posible para Dios ayudarnos, incluso con el uso de la naturaleza cuando la apostasía debe ser enfrentada?

¿Qué gran promesa se hace a aquellos que piden de acuerdo a la voluntad de Dios y para su honra?

Estudio adicional: La Educación, pág. 151; Profetas y Reyes, págs. 115, 116.

“El Señor aborrece la indiferencia y la deslealtad en tiempo de crisis para su obra. Todo el universo contempla con interés indecible las escenas finales de la gran controversia entre el bien y el mal. Los hijos de Dios se están acercando a las fronteras del mundo eterno; ¿qué podría resultar de más importancia para ellos que el ser leales al Dios del cielo? A través de los siglos, Dios ha tenido héroes morales; y los tiene ahora en aquellos que, como José, Elías y Daniel, no se avergüenzan de reconocerse como su pueblo particular. La bendición especial de Dios acompaña las labores de los hombres de acción que no se dejan desviar de la línea recta ni del deber, sino que con energía divina preguntan: ‘¿Quién es de Jehová?’ (Éxodo 32:26). Son hombres que no se conforman con hacer la pregunta, sino que piden a quienes decidan identificarse con el pueblo de Dios que se adelanten y revelen inequívocamente su fidelidad al Rey de reyes y Señor de señores. Tales hombres subordinan su voluntad y sus planes a la ley de Dios. Por amor hacia él, no consideran preciosa su vida. Su obra consiste en recibir la luz de la Palabra y dejarla resplandecer sobre el mundo en rayos claros y constantes. Su lema es ser fieles a Dios” (Profetas y Reyes, pág. 108).

Viuda, pobre y servicial

“Esa mujer [la viuda de Sarepta] no era israelita. Nunca había gozado de los privilegios y bendiciones que había disfrutado el pueblo escogido por Dios; pero creía en el verdadero Dios, y había andado en toda la luz que resplandecía sobre su senda. De modo que cuando no hubo seguridad para Elías en la tierra de Israel, Dios le envió a aquella mujer para que hallase asilo en su casa” (Profetas y Reyes, pág. 94).

Un mensaje que también afecta al mensajero

1. ¿Qué mensaje severo del Señor le dio Elías a Acab, el rey apostata de Israel? ¿Cómo le fue posible al profeta declarar que no habría lluvia sino por su palabra?

1 Reyes 17:1 Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.

“El alma fiel de Elías estaba afligida. Se despertó su indignación y sintió celo por la gloria de Dios. Vio que Israel se había hundido en una apostasía terrible. Y cuando recordó las grandes cosas que Dios había hecho por ellos, se sintió abrumado de tristeza y asombro. Pero todo esto fue olvidado por la mayoría de las personas. Fue ante el Señor y, con su alma atormentada de angustia, le rogó que salvara a su pueblo, si fuera necesario mediante juicios. Le suplicó a Dios que retirara de su pueblo ingrato el rocío y la lluvia, los tesoros del cielo, para que el Israel apóstata pudiera esperar en vano que sus dioses, sus ídolos de oro, madera y piedra, el sol, la luna y las estrellas, regaran y enriquecieran la tierra, y la hicieran producir abundantemente. El Señor le dijo a Elías que había oído su oración y que retiraría el rocío y la lluvia de su pueblo hasta que ellos se volvieran a él con arrepentimiento” (Testimonios para la Iglesia, tomo 3, pág. 291).

Aislamiento y protección

2. Como el profeta estaría en peligro después de esta declaración, ¿qué instrucción le dio el Señor? ¿Cuánto tiempo permaneció Elías junto al arroyo de Querit, confiando plenamente en Dios?

1 Reyes 17:2-6 Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: 3Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 4Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. 5Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 6Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la  tarde; y bebía del arroyo.

“Fue tan sólo por su fe poderosa en el poder infalible de la palabra de Dios cómo Elías entregó su mensaje. Si no le hubiese dominado una confianza implícita en Aquel a quien servía, nunca habría comparecido ante Acab…. Creía firmemente que Dios iba a humillar al apóstata Israel, y que los castigos inducirían a éste a arrepentirse. El decreto del Cielo había sido dado; no podía la palabra de Dios dejar de cumplirse; y con riesgo de su vida Elías cumplió intrépidamente su comisión. Como un rayo que bajara de un cielo despejado, el anunció del castigo inminente llegó a los oídos del rey impío; pero antes que Acab se recobrase de su asombro o formulara una respuesta, Elías desapareció tan abruptamente como se había presentado, sin aguardar para ver el efecto de su mensaje. Y el Señor fué delante de él, allanándole el camino. Se le ordenó al profeta: ‘Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Cerita, que está delante del Jordán; y beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer’.…

“Por un tiempo Elías permaneció escondido en las montañas donde corría el arroyo Cherit. Durante muchos meses se le proveyó milagrosamente de alimento” (Profetas y Reyes, págs. 89, 94).

Alguien en necesidad enviado a una viuda pobre

3. Cuando la sequía detuvo el flujo de agua, ¿dónde fue mandado Elías? ¿A quién se le pidió proveer para el profeta en ese momento difícil?

1 Reyes 17:7-9 Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra. 8Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente.

“El Señor sabía que no habría seguridad para su siervo entre los hijos de Israel. No lo pondría bajo la custodia del Israel apóstata, pero lo envió a encontrar refugio en una nación pagana. Lo guió a la casa de una mujer viuda, que estaba en tal pobreza que apenas podía sostenerse con vida con la comida más escasa. Una mujer pagana que vivía a la altura de la mejor luz que tenía, estaba en una condición más aceptable ante Dios que las viudas de Israel, que habían sido bendecidas con privilegios especiales y gran luz, y que sin embargo no vivían de acuerdo con la luz que Dios les había dado. Como los hebreos habían rechazado la luz, fueron dejados en tinieblas, y Dios no confiaría a su siervo entre su pueblo que había provocado la ira divina” (Testimonios para la Iglesia, tomo 3, pág. 304).

4. ¿Cuán limitado era el suministro de alimentos de la viuda? ¿Qué situación desesperante se reveló a Elías con su respuesta? 

1 Reyes 17:10-12 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. 11Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.

“En ese hogar azotado por la pobreza, el hambre apremiaba; y la escasa pitanza parecía a punto de agotarse. La llegada de Elías en el mismo día en que la viuda temía verse obligada a renunciar a la lucha para sustentar su vida, probó hasta lo sumo la fe de ella en el poder del Dios viviente para proveerle lo que necesitaba” (Profetas y Reyes, pág. 94).

Pagana, pero dispuesta a creer y obedecer

5. ¿Estaba dispuesta la viuda de Sarepta a proveer comida y agua para el siervo del Señor? Cuando Elías repitió su pedido y simultáneamente le dio la promesa de Dios, ¿rechazó el mensaje divino o lo creyó?

1 Reyes 17:13, 14 Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.

“Pero aun en su extrema necesidad, reveló su fe cumpliendo la petición  del forastero que solicitaba compartir con ella su último bocado” (Profetas y Reyes, pág. 94).

La respuesta inmediata del Señor

6. Cuando ella creyó y obedeció la palabra de Dios por fe, ¿qué milagro ocurrió cada día por mucho tiempo? Si esto ocurrió con una mujer pagana, ¿qué hará Dios por cada creyente?

1 Reyes 17:15 Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días.

Mientras que algunas versiones de la Biblia traducen la expresión en este versículo como “días” o “por muchos días”, otras versiones utilizan la última frase de 1 Reyes 17:15 como “durante todo un año,” lo que indica que la viuda y su familia tenían alimentos por un tiempo

“No podría haberse exigido mayor prueba de fe. Hasta entonces la viuda había tratado a todos los forasteros con bondad y generosidad. En ese momento, sin tener en cuenta los sufrimientos que pudiesen resultar para ella y su hijo, y confiando en que el Dios de Israel supliría todas sus necesidades, dio esta prueba suprema de hospitalidad obrando ‘como le dijo Elías’ ” (Profetas y Reyes, pág. 95).

“El mismo Dios que cuidó a Elías en tiempo de hambre, no dejará abandonado a ninguno de sus hijos abnegados. El que tiene contados los cabellos de las cabezas de sus hijos, los cuidará y los sustentará en el día cuando haya hambre. Mientras los malvados perezcan a su alrededor por falta de pan, su pan y su agua estarán seguros. Los que sigan aferrándose a su tesoro terrenal, y no dispongan en forma adecuada de lo que Dios les ha prestado, perderán su tesoro en el cielo y también la vida eterna” (Testimonios para la Iglesia, tomo 1, pág. 161).

7. A pesar de la carga adicional de la presencia del profeta que aumentó el número de personas en la casa, ¿qué ocurrió con las reservas de comida de la viuda? Según las palabras de Jesús, ¿por qué fue enviado Elías a una viuda en un país pagano?

1 Reyes 17:16 Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.

Lucas 4:23-26 Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. 24Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. 25Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; 26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.

“Admirable fue la hospitalidad manifestada al profeta de Dios por esta mujer fenicia, y admirablemente fueron recompensadas su fe y generosidad. ‘Y comió él, y ella y su casa, muchos días. Y la tinaja de la harina no escaseó, ni menguó la botija del aceite, conforme a la palabra de Jehová que había dicho por Elías’ ” (Profetas y Reyes, pág. 95).

8. ¿Qué lección maravillosa podemos aprender de la fe de esta mujer? ¿Deseas aplicar el principio enseñado por el Salvador?

Lucas 6:38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Mateo 10:41 El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.

“La viuda de Sarepta compartió su poco alimento con Elías; y en pago, fué preservada su vida y la de su hijo. Y a todos los que, en tiempo de prueba y escasez, dan simpatía y ayuda a otros más menesterosos, Dios ha prometido una gran bendición. El no ha cambiado. Su poder no es menor hoy que en los días de Elías. No es menos segura que cuando fue pronunciada por nuestro Salvador esta promesa: ‘El que recibe profeta en nombre de profeta, merced de profeta recibirá’ (Mateo 10:41)” (Profetas y Reyes, pág. 96).

Para meditación

¿Qué se puede ver en la providencia de Dios para Elías al principio, sin interacción con las personas?

¿Estaba el Señor probando solamente al rey Acab y a los israelitas o a su siervo también?

Aunque la viuda era pobre en bienes materiales, en que sentido era ella rica?

Estudio adicional: Proverbios 19:17; Lucas 6:38.

“Aquí está la recompensa para los que se sacrifican por Dios. Reciben cien veces más en esta vida y también heredarán la vida eterna. “Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros”. Se me mostró  aquellos que reciben la verdad pero no viven de acuerdo con ella. Se aferran a sus posesiones y no están dispuestos a distribuir parte de sus bienes para hacer progresar la causa de Dios. No tienen fe para aventurarse y confiar en Dios. Su amor a este mundo absorbe su fe. Dios pide una parte de sus bienes, pero ellos no le obedecen. Razonan que han trabajado duramente para obtener lo que poseen, de modo que no pueden prestarlo al Señor, porque temen padecer necesidad. ‘Hombres de poca fe’ (Lucas 12:28). El mismo Dios que cuidó a Elías en tiempo de hambre, no dejará abandonado a ninguno de sus hijos abnegados. El que tiene contados los cabellos de las cabezas de sus hijos, los cuidará y los sustentará en el día cuando haya hambre. Mientras los malvados perezcan a su alrededor por falta de pan, su pan y su agua estarán seguros. Los que sigan aferrándose a su tesoro terrenal, y no dispongan en forma adecuada de lo que Dios les ha prestado, perderán su tesoro en el cielo y también la vida eterna” (Testimonios para la Iglesia, tomo 1, pág. 161).

“Como Moisés en el desierto del Sinaí, como David entre las colinas de Judea, o Elías a orillas del arroyo de Carit, los discípulos necesitaban apartarse del escenario de su intensa actividad, para ponerse en comunión con Cristo, con la naturaleza y con su propio corazón” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 327).

Recibido por Fe y dedicado a Dios

“A toda madre se le confían oportunidades de valor inestimable e intereses infinitamente valiosos. El humilde conjunto de deberes que las mujeres han llegado a considerar como una tarea tediosa debiera ser mirado como una obra noble y grandiosa. La madre tiene el privilegio de beneficiar al mundo por su influencia, y al hacerlo impartirá gozo a su propio corazón. A través de luces y sombras, puede trazar sendas rectas para los pies de sus hijos, que los llevarán a las gloriosas alturas celestiales. Pero sólo cuando ella procura seguir en su propia vida el camino de las enseñanzas de Cristo, puede la madre tener la esperanza de formar el carácter de sus niños de acuerdo con el modelo divino. El mundo rebosa de influencias corruptoras. Las modas y las costumbres ejercen sobre los jóvenes una influencia poderosa. Si la madre no cumple su deber de instruir, guiar y refrenar a sus hijos, éstos aceptarán naturalmente lo malo y se apartarán de lo bueno. Acudan todas las madres a menudo a su Salvador con la oración: ‘¿Qué orden se tendrá con el niño, y qué ha de hacer?’ Cumpla ella las instrucciones que Dios dio en su Palabra, y se le dará sabiduría a medida que la necesite” (Patriarcas y Profetas, pág. 618).

Un matrimonio sin progenie

1. ¿Por qué Ana estaba triste, aunque estaba casada y su marido la amaba tiernamente? ¿Cómo podemos entender su problema?

1 Samuel 1:2, 4-6 Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía. 4Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte. 5Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. 6Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.

“Elcana, un levita del monte de Efraín, era hombre rico y de mucha influencia, que amaba y temía al Señor. Su esposa, Ana, era una mujer de piedad fervorosa. De carácter amable y modesto, se distinguía por una seriedad profunda y una fe muy grande.

“A esta piadosa pareja le había sido negada la bendición tan vehementemente deseada por todo hebreo. Su hogar no conocía la alegría de las voces infantiles; y el deseo de perpetuar su nombre había llevado al marido a contraer un segundo matrimonio, como hicieron muchos otros. Pero este paso, inspirado por la falta de fe en Dios, no significó felicidad. Se agregaron hijos e hijas a la casa; pero se había mancillado el gozo y la belleza de la institución sagrada de Dios, y se había quebrantado la paz de la familia. Peninna, la nueva esposa, era celosa e intolerante, y se conducía con mucho orgullo e insolencia. Para Ana, toda esperanza parecía estar destruida, y la vida le parecía una carga pesada; no obstante, soportaba la prueba con mansedumbre y sin queja alguna” (Patriarcas y Profetas, pág. 614).

Tristeza y dolor

2. ¿Qué pasaba cada año cuando Elcana, el esposo, y su familia iban a la casa del Señor? En vez de ser una ocasión de felicidad y gratitud, ¿en qué se convirtieron la visitas a la casa de oración?

1 Samuel 1:3, 7, 8 Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová. 7Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. 8Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?

“Aun en medio de las sagradas festividades relacionadas con el servicio de Dios, se hacía sentir el espíritu maligno que afligía su hogar. Después de presentar las ofrendas, participaba toda la familia en un festín solemne aunque placentero. En esas ocasiones, Elcana daba a la madre de sus hijos una porción para ella y otra para cada uno de sus hijos; y en señal de consideración especial para Ana, le daba a ella una porción doble, con lo cual daba a entender que su afecto por ella era el mismo que si le hubiera dado un hijo. Entonces la segunda esposa, encendida de celos, reclamaba para sí la preferencia como persona altamente favorecida por Dios, y echaba en cara a Ana su condición de esterilidad como evidencia de que desagradaba al Señor. Esto se repitió año tras año hasta que Ana ya no lo pudo soportar. Siéndole imposible ocultar su dolor, rompió a llorar desenfrenadamente y se retiró de la fiesta. En vano trató su marido de consolarla diciéndole: ‘Anna, ¿por qué lloras? ¿y por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?’ “ (Patriarcas y Profetas, pág. 614).

La oración de fe

3. En profunda angustia de alma, llorando desconsoladamente, ¿qué oración exclamó Ana delante del Señor? ¿Qué voto hizo de todo corazón?

Samuel 1:9-11 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, 10 lla con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. 11E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.

“Ana no emitió reproche alguno. Confió a Dios la carga que ella no podía compartir con ningún amigo terrenal. Fervorosamente pidió que él le quitase su oprobio, y que le otorgase el precioso regalo de un hijo para criarlo y educarlo para él. Hizo un solemne voto, a saber, que si le concedía lo que pedía, dedicaría su hijo a Dios desde su nacimiento. Ana se había acercado a la entrada del tabernáculo, y en la angustia de su espíritu, ‘oró a Jehová, y lloró abundantemente’. Pero hablaba con el Señor en silencio, sin emitir sonido alguno” (Patriarcas y Profetas, pág. 615).

4. ¿Comprendió Elí, el sumo sacerdote en ese tiempo, que ella estaba abriendo su corazón al Señor? ¿Qué bendición pronunció cuando se dio cuenta de su oración ferviente?

1 Samuel 1:12-17 Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. 13Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. 14Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. 15Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. 16No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. 17Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.

“Rara vez se presenciaban semejantes escenas de adoración en aquellos tiempos de maldad. En las mismas fiestas religiosas eran comunes los festines irreverentes y hasta las borracheras; y Elí, el sumo sacerdote, observando a Ana, supuso que estaba ebria. Con la idea de dirigirle un merecido reproche, le dijo severamente: ‘¿Hasta cuándo estarás borracha? digiere tu vino’.

“Llena de dolor y sorprendida, Ana le contestó suavemente: ‘No, señor mío: mas yo soy una mujer trabajaba de espíritu: no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía: porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora’.

“El sumo sacerdote se conmovió profundamente, porque era hombre de Dios; y en lugar de continuar reprendiéndola pronunció una bendición sobre ella: ‘Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho’ ” (Patriarcas y Profetas, págs. 615, 616).

La respuesta del Señor a su oración

5. ¿Qué promesa acompaña las oraciones de fe? ¿Se cumplió esta promesa en el caso de la oración sincera de Ana?

Marcos 11:24 Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

1 Samuel 1:18-20 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste. 19Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. 20Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.

“Le fue otorgado a Ana lo que había pedido; recibió el regalo por el cual había suplicado con tanto fervor. Cuando miró al niño, lo llamó Samuel, ‘demandado de Dios’ ” (Patriarcas y Profetas, pág. 616.)

“Esta responsabilidad recae principalmente sobre la madre, que con su sangre vital nutre al niño y forma su armazón física, le comunica también influencias intelectuales y espirituales que tienden a formar la inteligencia y el carácter. Jocabed, la madre hebrea de fe robusta y que no temía ‘el mandamiento del rey’ (Hebreos 11:23), fue la mujer de la cual nació Moisés, el libertador de Israel. Ana, la mujer que oraba, abnegada y movida por la inspiración celestial, dio a luz a Samuel, el niño instruido por el Cielo, el juez incorruptible, el fundador de las escuelas sagradas de Israel. Elisabet, la parienta de María de Nazaret y animada del mismo espíritu que ésta, fue madre del precursor del Salvador” (El Ministerio de Curación, pág. 287).

Recibido y consagrado al Señor

6. Después que nació el niño, ¿se olvidó Ana o recordó el voto que hizo? Aún cuando el niño era pequeño, ¿dónde llevaron los padres a Samuel?

1 Samuel 1:24-26 Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. 25Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí. 26Y ella dijo: !!Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová.

“Al trabajar por vuestros hijos, valeos del gran poder de Dios. Confiad vuestros hijos al Señor en oración. Obrad por ellos fervorosa e incansablemente. Dios oirá vuestras oraciones y los atraerá a sí mismo. Luego, en el último gran día, podréis presentarlos a Dios diciendo: ‘He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová’.

“Cuando Samuel reciba la corona de gloria, la mecerá delante del trono para rendir honor, y reconocerá con gozo que las lecciones que su madre le dio fielmente por los méritos de Cristo le coronaron de gloria inmortal.

“Nunca apreciará el mundo la obra de los padres prudentes, pero cuando sesione el juicio y se abran los libros, esa obra se verá como Dios la ve y será recompensada delante de hombres y ángeles. Se verá que un hijo criado fielmente fue una luz en el mundo. Velar sobre la formación del carácter de ese hijo costó lágrimas, ansiedad y noches de insomnio, pero la obra se hizo sabiamente, y los padres oyen al Maestro decir: ‘Bien, buen siervo y fiel’ ” (El Hogar Cristiano, págs. 385, 386).

7. ¿Cuán agradecida estaba Ana por la gracia que ella había recibido? ¿A quién dedicaron ella y su esposo el niño que había sido recibido por gracia? ¿Dónde comenzó a servir Samuel cuando era muy joven?

1 Samuel 1:27, 28; 2:11 Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 28Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová. 2:11Y Elcana se volvió a su casa en Ramá; y el niño ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí.

“Tan pronto como el niño tuvo suficiente edad para ser separado de su madre, cumplió ella su voto. Amaba a su pequeñuelo con toda la devoción de que es capaz un corazón de madre; día tras día, mientras observaba su crecimiento, y escuchaba su parloteo infantil, sus afectos lo enlazaban cada vez más íntimamente. Era su único hijo, el don especial del Cielo, pero lo había recibido como un tesoro consagrado a Dios, y no quería privar al Dador de lo que le pertenecía” (Patriarcas y Profetas, pág. 616).

“De Silo, Ana regresó quedamente a su hogar en Ramatha, dejando al niño Samuel para que, bajo la instrucción del sumo sacerdote, se le educase en el servicio de la casa de Dios. Desde que el niño diera sus primeras muestras de inteligencia, la madre le había enseñado a amar y reverenciar a Dios, y a considerarse a sí mismo como del Señor. Por medio de todos los objetos familiares que le rodeaban, ella había tratado de dirigir sus pensamientos hacia el Creador. Cuando se separó de su hijo no cesó la solicitud de la madre fiel por el niño. Era el tema de las oraciones diarias de ella. Todos los años le hacía con sus propias manos un manto para su servicio; y cuando subía a Silo a adorar con su marido, entregaba al niño ese recordatorio de su amor. Mientras la madre tejía cada una de las fibras de la pequeña prenda rogaba a Dios que su hijo fuese puro, noble, y leal. No pedía para él grandeza terrenal, sino que solicitaba fervorosamente que pudiese alcanzar la grandeza que el cielo aprecia, que honrara a Dios y beneficiara a sus conciudadanos” (Patriarcas y Profetas, pág. 617).

8. ¿Por qué están estas experiencias con el Señor registradas en las Escrituras? Cuándo recibes niños del Señor, ¿deseas consagrarlos a Él, como lo hicieron Ana y Elcana?

1 Corintios 10:6 primera parte, 11 Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros,… 11Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.

Romanos 15:4 Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.

“Cada mañana consagraos a Dios con vuestros hijos” (Testimonios para la Iglesia, tomo 7, pág. 46).

“Los que obtienen un conocimiento de la voluntad de Dios, y practican la enseñanza de su palabra, se encontrarán fieles en cualquier posición de confianza que puedan ser colocados. Padres, consideren esto y coloquen a sus hijos donde puedan ser educados con los principios de la verdad, donde cada esfuerzo será hecho para ayudarles a mantener su consagración, si convertidos, o si inconversos, a influirles a convertirse en hijos de Dios, y así prepararles a seguir adelante para ganar otros para la verdad” (Extractos de un artículo en Bible Echo para el 1 de septiembre de 1892; Fundamentals of Christian Education, pág. 205).

Para meditación

¿Cuántos del pueblo de Dios tienen el gran deseo de dedicar sus hijos al Señor, como lo hizo Ana?

¿Tenemos fe y espiritualidad para ayudar a nuestros hijos en su misión para Dios?

¿Qué ambiente constante en la familia ayuda a preparar a nuestros hijos para el servicio del Señor?

Estudio adicional: Éxodo 13:2; Isaías 8:18.

“[Samuel] era bondadoso, generoso, obediente y respetuoso…. Samuel era servicial y afectuoso, y ningún padre amó jamás a un hijo más tiernamente que Elí a este joven. Era cosa singular que entre el principal magistrado de la nación y un niño sencillo existiera tan cálido afecto. A medida que los achaques de la vejez le sobrevenían a Elí, … [él] buscaba consuelo en Samuel” (Patriarcas y Profetas, pág. 617).

“Enséñese a los jóvenes y niños a escoger para sí la vestidura real tejida en el telar del cielo, el ‘lino fino, limpio y resplandeciente’ que usarán todos los santos de la tierra. Se ofrece gratuitamente a todo ser humano esta vestidura, el carácter inmaculado de Cristo. Pero todos los que la reciban la han de recibir y usar aquí.

“Enséñese a los niños que al abrir la mente a los pensamientos puros y amantes, y al hacer algo útil y amable, se visten con el hermoso atuendo del carácter de Cristo. Ese traje les dará hermosura e influirá para que sean amados aquí, y más adelante será su título de admisión al palacio del Rey. Su promesa es: ‘Andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignos’ ” (La Educación, págs. 223, 224).