lunes, 13 de diciembre de 2010

Verdaderos hermanos

“Cuando el alma se entrega a Cristo, un nuevo poder se posesiona del nuevo corazón. Se realiza un cambio que ningún hombre puede realizar por su cuenta. Es una obra sobrenatural, que introduce un elemento sobrenatural en la naturaleza humana. El alma que se entrega  a Cristo, llega a ser una fortaleza suya, que Él sostiene en un mundo en rebelión, y no quiere que otra autoridad sea conocida en ella sino  la suya. Un alma así guardada en posesión por los agentes celestiales es inexpugnable para los asaltos de Satanás” (D.T.G., pág. 291).

LOS HERMANOS CON QUIÉNES VIVIO JESÚS

1. ¿Qué se sabía en Nazaret sobre la familia de Jesús? ¿Qué mencionan las Escrituras con respecto a sus hermanos y hermanas? Mateo 13:55, 56.

¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?

“Sus hermanos, como se llamaba a los hijos de José, se ponían del lado de los rabinos. Insistían en que debían seguirse las tradiciones  como si fuesen requerimientos de Dios. Hasta tenían los preceptos de los hombres en más alta estima que la Palabra de Dios, y les molestaba mucho la clara penetración de Jesús al distinguir entre lo falso y lo verdadero. Condenaban su estricta obediencia a la ley de Dios como terquedad…

“Todo esto desagradaba a sus hermanos. Siendo mayores que Jesús, les parecía que Él debía estar sometido a sus dictados. Le acusaban de creerse superior a ellos, y le reprendían por situarse más arriba que los maestros, sacerdotes y gobernantes del pueblo. Con frecuencia le amenazaban y trataban de intimidarle; pero Él seguía adelante, haciendo de las Escrituras su guía…

“María creía en su corazón que el santo niño nacido de ella era el Mesías prometido desde hacía tanto tiempo; y, sin embargo, no se  atrevía a expresar su fe.

Durante toda su vida terrenal compartió sus sufrimientos. Presenció con pesar las pruebas a Él impuestas en su niñez y juventud” (El Deseado de Todas  las Gentes, págs. 65, 66, 69).

2. Durante su ministerio, ¿tuvo Jesús el gozo de contar con sus hermanos como seguidores? Habían visto sus grandes obras, ¿pero creían en su misión sagrada? Juan 7:3-5; 2:12.

NO. Y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él. Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.

“El Hijo de Dios sentía agudamente la enemistad encendida en el corazón humano contra el Evangelio, y le resultaba muy doloroso en  su hogar; porque su propio corazón estaba lleno de bondad y amor, y apreciaba la tierna consideración en las relaciones familiares. Sus hermanos deseaban que Él cediese a sus ideas, cuando una actitud tal habría estado en completa contradicción con su misión divina. Consideraban que Él necesitaba de sus consejos. Le juzgaban desde su punto de vista humano, y pensaban que si dijera solamente cosas  aceptables para los escribas y fariseos, evitaría las controversias desagradables que sus palabras despertaban. Pensaban que estaba loco al pretender que tenía autoridad divina, y al presentarse ante los rabinos como reprensor de sus pecados. Sabían que los fariseos estaban buscando ocasiones de acusarle, y les parecía que ya les había dado bastantes…

“A veces vacilaba entre Jesús y sus hermanos, que no creían que era el enviado de Dios; pero abundaban las evidencias de la divinidad de su carácter” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 292, 293, 70).

¿QUIÉNES SON MIS HERMANOS?

3. ¿Quién vino a Jesús pero no pudo acercarse debido a la muchedumbre? Lucas 8:19, 20.

Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. 

“Muchas veces sus trabajos incesantes y el conflicto con la hostilidad y las falsas enseñanzas de los rabinos le dejaban tan exhausto que su madre y sus hermanos, y aun sus discípulos, temían por su vida” (El Ministerio de Curación, pág. 35).

“Los hijos de José distaban mucho de tener simpatía por Jesús en su obra. Los informes que llegaban a ellos acerca de su vida y labor los llenaban de asombro y congoja. Oían que pasaba noches enteras en oración, que durante el día le rodeaban grandes compañías de  gente,  y que no tomaba siquiera tiempo para comer.

Sus amigos estaban convencidos de que su trabajo incesante le estaba agotando; no podían explicar su actitud para con los fariseos, y algunos temían que su razón estuviese vacilando.

“Sus hermanos oyeron hablar de esto, y también de la acusación presentada por los fariseos de que echaba los demonios por el poder de Satanás. Sentían agudamente el oprobio que les reportaba su relación con Jesús” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 288).

4. ¿Cómo respondió Jesús a la notificación que su madre y hermanos deseaban verle? Mateo 12:48 ¿Por qué contestó de ese modo?

Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?

“Mientras Jesús estaba todavía enseñando a la gente, sus discípulos trajeron la noticia de que su madre y sus hermanos estaban afuera y deseaban verle. Él sabía lo que sentían ellos en su corazón, y ‘respondiendo Él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre’…

“¡Qué apoyo habría encontrado Jesús en sus parientes terrenales si hubiesen creído en Él como enviado del cielo y hubiesen cooperado con Él en hacer la obra de Dios! Su incredulidad echó una sombra sobre la vida terrenal de Jesús. Era parte de la amargura de la copa de desgracia que Él bebió por nosotros” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 292).

MIRAD, MIS HERMANOS

5. ¿A quiénes reconoció Jesús como sus hermanos?  Mateo 12:49.

A sus seguidores, a los que tenían fe (creían en EL). Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.

Pregunta personal: ¿Has notado que las relaciones espirituales pueden ser aún más estrechas que las familiares? ¿Cómo lo compruebas en tu experiencia personal?

“Todos los que quisieran recibir a Cristo por la fe iban a estar unidos con Él por un vínculo más íntimo que el del parentesco humano. Iban a ser uno con Él, como Él era uno con el Padre. Al creer y hacer sus palabras, su madre se relacionaba en forma salvadora con Jesús y más estrechamente que por su vínculo natural con Él. Sus hermanos no se beneficiarían de su relación con Él a menos que le aceptasen como su Salvador personal” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 292).

6. ¿Qué hace a una persona un verdadero hermano, hermana o madre de Jesús? Mateo 12:50 ¿Valoras el privilegio de tener hermanos y hermanas espirituales?  Proverbios 18:24.

Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre. El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano. 

“Cristo ama a los seres celestiales que rodean su trono; pero ¿qué explicará el gran amor con que nos amó a nosotros? No lo podemos comprender, pero en nuestra propia experiencia podemos saber que existe en verdad. Y si sostenemos un vínculo de parentesco con Él, ¡con qué ternura debemos considerar a los que son hermanos y hermanas de nuestro Señor! ¿No debiéramos estar listos para reconocer los derechos de nuestra relación divina? Adoptados en la familia de Dios, ¿no honraremos a nuestro Padre y a nuestra parentela?” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 294).

7. ¿Qué gran cambio se dio en los hermanos de Jesús después de su muerte, resurrección y ascensión? Hechos 1:14; Mateo 28:10; Gálatas 1:18, 19.

Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor. 

Meditación: ¿Qué lección se nos imparte si hoy en día los miembros de nuestra familia no creen ni aceptan el mensaje? 

“No es Dios quien ciega los ojos de los hombres y endurece su corazón. Él les manda luz para corregir sus errores, y conducirlos por  sendas seguras; es por el rechazamiento de esta luz como los ojos se ciegan y el corazón se endurece. Con frecuencia, esto se realiza gradual y casi imperceptiblemente. Viene luz al alma por la Palabra de Dios, por sus siervos, o por la intervención directa de su Espíritu; pero cuando un rayo de luz es despreciado, se produce un embotamiento parcial de  las percepciones espirituales, y se discierne menos claramente la segunda revelación de la luz. Así aumentan las tinieblas, hasta que anochece en el alma. Así había sucedido con estos dirigentes  judíos. Estaban convencidos de que un poder divino acompañaba a Cristo, pero a fin de resistir a la verdad, atribuyeron la obra  del Espíritu Santo a Satanás. Al hacer esto, prefirieron deliberadamente el engaño; se entregaron a Satanás, y desde entonces fueron dominados por su poder” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 289, 290).

MEDITACIÓN

“Los que están llamados a sufrir por causa de Cristo, que tienen que  soportar incomprensión y desconfianza aun en su propia casa, pueden hallar consuelo en el pensamiento de que Jesús soportó lo mismo. Se compadece de ellos. Los invita a hallar compañerismo en Él, y alivio donde Él lo halló: en la comunión con el Padre.

“Los que aceptan a Cristo como su Salvador personal no son dejados huérfanos, para sobrellevar solos las pruebas de la vida. Él los recibe como miembros de la familia celestial, los invita a llamar a su Padre, Padre de ellos también. Son sus ‘pequeñitos,’ caros al corazón de Dios, vinculados con Él por los vínculos más tiernos y permanentes. Tiene para con ellos una ternura muy grande, que supera la que nuestros padres o madres han sentido hacia nosotros en nuestra incapacidad como lo divino supera a lo humano” (D.T.G., págs. 293, 294).

ESTUDIO ADICIONAL

· El Deseado de Todas las Gentes, págs. 65-72, 289-295.

· Después de haber estudiado la lección, completa el versículo bíblico con las  palabras clave: 

Reconciliación

“Uno de los últimos mandamientos que Cristo diera a sus discípulos fue: ‘Que os améis los unos a los otros: como os he amado’. ¿Estamos obedeciendo este mandato, o estamos condescendiendo con rasgos de carácter hirientes y no cristianos? Si de alguna forma hemos agraviado o herido a otros, es nuestro deber confesar nuestra falta y buscar la reconciliación. Esta es una condición esencial para que podamos presentarnos a Dios con fe y pedir su bendición” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 110).

LOS ERRORES HACEN DAÑO

1. Considerando las debilidades típicas de la naturaleza humana, ¿qué puede suceder en nuestra relación con los demás? ¿Es esta una razón para ocuparnos de nuestros propios errores o de los demás? ¿Qué debemos siempre recordar de nuestra propia conducta?  Lucas 17:1, 2.

Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen!. Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos. 

“¿Por qué empleó Jesús este lenguaje vehemente, que no podría haber sido más enérgico? Porque ‘el Hijo del hombre vino a salvar lo que se había perdido.’ ¿Habrán de tener sus discípulos menos consideración hacia las almas de sus semejantes que la manifestada por la Majestad del cielo? Cada alma costó un precio infinito, y ¡cuán terrible es el pecado de apartar un alma de Cristo de manera que para ella el amor, la humillación y la agonía del Salvador hayan sido vanos!” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 406).

2. ¿Qué peligro corremos cuando nos enojamos o usamos un lenguaje ofensivo?  Mateo 5:21, 22.

Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

“Es cierto que hay una indignación justificable, aun en los seguidores de Cristo. Cuando vemos que Dios es deshonrado y su servicio  puesto en oprobio, cuando vemos al inocente oprimido, una justa indignación conmueve el alma. Un enojo tal, nacido de una moral  sensible, no es pecado. Pero los que por cualquier supuesta provocación se sienten libres para ceder a la ira o al resentimiento, están abriendo el corazón a Satanás. La amargura y animosidad deben ser desterradas del alma si queremos estar en armonía con el cielo” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 277).

“La  ley de Dios llega hasta los sentimientos y los motivos, tanto como a los actos  externos. Revela  los  secretos  del  corazón  proyectando  luz sobre cosas que antes estaban sepultadas en tinieblas. Dios conoce cada pensamiento, cada propósito, cada plan, cada motivo. Los  libros del cielo registran los pecados que se hubieran cometido si hubiese habido oportunidad. Dios traerá a juicio toda obra, con toda cosa encubierta. Con su ley mide el carácter de cada hombre (ST 31-7-1901)” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 5, pág. 1061).

EN CASO DE OFENSA

3. ¿Qué principios seguirá un hijo de Dios cuando alguien le ofenda? Levítico 19:16, 17; Mateo 18:15, primera parte.

No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová. No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado. Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos.

“Cuando los padres, y especialmente las madres, tengan un sentido verdadero de la obra importante y cargada de responsabilidad que Dios les ha dado que hacer, no se enfrascarán tanto en los asuntos que conciernen a sus vecinos, pero no les atañen a ellas. No irán de casa en casa para entregarse a chismes corrientes ni se espaciarán en los defectos, yerros e inconsecuencias de sus prójimos. Sentirán tanta preocupación por sus propios hijos que no podrán hallar tiempo para pensar en el oprobio de sus vecinos. Los chismosos y los cuenteros son una terrible maldición para el barrio y la iglesia. Dos tercios de todas las pruebas en la iglesia tienen esta causa” (Testimonios para la Iglesia, tomo 2, pág. 414).

“Los ministros de Cristo debieran levantarse y dedicarse con todas sus energías a llevar a cabo la obra de Dios. No se excusa a los siervos de Dios si ellos retienen los testimonios directos. Debieran censurar y desaprobar el mal y no permitir que un hermano viva en pecado” (Testimonios para la Iglesia, tomo 1, pág. 196).

4. ¿Qué enseñó Jesús con respecto a la reconciliación en caso de ofensa? Lucas 17:3.

Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.

Pregunta personal: ¿Con qué prontitud ves y  reconoces  tus propios errores y ofensas hacia los demás?  “… Pero el pecado no ha de ser  considerado livianamente. El Señor nos ha ordenado que no toleremos las faltas de nuestro hermano. Él dice: ‘Si pecare contra ti tu hermano, repréndele’. El pecado ha de ser llamado por su propio nombre, y ha de ser presentado claramente delante del que lo comete…

“Si un cristiano es maltratado por su hermano, no recurra a los incrédulos… Siga las instrucciones que ha dado Cristo. En vez de tratar de vengarse, trate de salvar a su hermano.  Dios guardará los intereses de los que le aman y temen, y con confianza podemos encomendar nuestro caso a Aquel que juzga rectamente” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 194).

RECONCILIÁOS RÁPIDAMENTE

5. Cuando tenemos dificultades con otra persona, ¿cómo se pueden resolver rápidamente las diferencias? ¿Qué puede suceder si no se hace esto?  Efesios 4:26; Mateo 5:25, 26.

Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo. PONTE DE ACUERDO CON TU ADVERSARIO PRONTO, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.

“El pecado es pecado, ya sea que lo cometa el que ocupa un trono o el más humilde. Vendrá el día cuando todos los que han cometido pecado lo confesarán, aunque sea demasiado tarde para que reciban perdón. Dios espera mucho tiempo para que el pecador se arrepienta. Manifiesta una tolerancia admirable” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 3, pág. 1165).

“Ha surgido gente sin dominio propio; no han puesto freno a su genio ni a su lengua; y algunos de  los  tales pretenden  ser  seguidores de Cristo, pero no lo son. Jesús no les dio tal ejemplo… Algunos son nerviosos, y si comienzan a perder el dominio propio en palabra o en genio ante la provocación, se intoxican tanto con la ira como el ebrio con su licor. Son irrazonables y no es fácil persuadirlos o convencerlos. No están sanos; momentáneamente Satanás  los domina en forma plena.

Cada una de estas manifestaciones de ira debilita el sistema nervioso y las facultades morales, y hace más difícil el dominio de la pasión frente a otra provocación… “Pero hay esperanza para ellos. Poned esta vida, tan tormentosa debido a sus conflictos y dificultades, en relación con Cristo, y el yo no pretenderá más tener la supremacía” (Hijos e Hijas de Dios, pág. 144).

CONFESIÓN Y PERDÓN

6. Si se repiten las ofensas y el ofensor continúa expresando su tristeza por ello, ¿cómo se le debe tratar? ¿Qué hace posible que una persona perdone a otra sincera y completamente?  Lucas 17:4; Juan 16:7, 8.

Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el CONSOLADOR no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. 

“Con demasiada frecuencia, cuando se cometen faltas en forma repetida y el que las comete las confiesa, el perjudicado se cansa, y piensa que ya ha perdonado lo suficiente.

Pero el Salvador nos ha dicho claramente cómo debemos tratar al que yerra: ‘Si pecare contra ti tu hermano, repréndele; y si se arrepintiera, perdónale’. No lo apartes como indigno de tu confianza. Considérate ‘a ti mismo, porque tú no seas también tentado’. “Si tus hermanos yerran debes perdonarlos. Cuando vienen a ti confesando sus faltas, no debes decir: No creo que sean lo suficientemente humildes. No creo que sientan su confesión. ¿Qué derecho tienes para juzgarlos, como si pudieras leer el corazón?

“Nosotros mismos debemos todo a la abundante gracia de Dios. La gracia en el pacto ordenó nuestra adopción. La gracia en el Salvador efectuó nuestra redención, nuestra regeneración y nuestra exaltación a ser coherederos con Cristo. Sea revelada esta gracia a otros” (Palabras de Vida del Gran Maestro, págs. 194, 195).

7. ¿Qué debemos hacer si ofendemos a alguien y nos damos cuenta del error? ¿Qué se debe hacer inmediatamente? Mateo 5:23, 24.

Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, RECONCÍLIATE PRIMERO CON TU HERMANO, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

“Muchos son celosos en los servicios religiosos, mientras que entre ellos y sus hermanos hay desgraciadas divergencias que podrían  reparar. Dios exige de ellos que hagan cuanto puedan para restaurar la armonía. Antes que hayan hecho  esto, no puede aceptar sus servicios. El deber del cristiano en este asunto está claramente señalado” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 277).

MEDITACIÓN

“No demos al que yerra ocasión de desanimarse… No se levante en la mente o el corazón un amargo desprecio. No se manifieste en la voz un dejo de escarnio. Si hablas una palabra tuya, si adoptas una actitud de indiferencia, o muestras sospecha o desconfianza, esto puede provocar la ruina de un alma. El que yerra necesita un hermano que posea el corazón del Hermano Mayor, lleno de simpatía para tocar su corazón humano. Sienta él el fuerte apretón de una mano de simpatía, y oiga el susurro: oremos. Dios les dará a ambos una rica experiencia. La oración nos une mutuamente y con Dios. La oración trae a Jesús a nuestro lado, y da al alma desfalleciente y perpleja nueva energía para vencer al mundo, a la carne y al demonio. La oración aparta los ataques de Satanás” (P.V.G.M., pág. 195).

ESTUDIO ADICIONAL

· Mateo 18:18-35; Testimonios para la Iglesia, tomo 3, págs. 471, 472, 478, 479.

La misión final de Juan el bautista

“Para muchos, un profundo misterio rodea la suerte de Juan el Bautista. Se preguntan por qué se le debía dejar languidecer y morir en la cárcel. Nuestra visión humana no puede penetrar el misterio de esta sombría providencia; pero ésta no puede conmover nuestra  confianza en Dios cuando recordamos que Juan no era sino partícipe de los sufrimientos de Cristo. Todos los que sigan a Cristo llevarán  la  corona  del  sacrificio.

Serán por cierto mal comprendidos por los hombres egoístas, y blanco de los feroces asaltos de Satanás. El reino de éste se estableció para destruir ese principio de la abnegación, y peleará contra él dondequiera que se manifieste” (Deseado de Todas las Gentes, pág. 195).

MENSAJE AL REY

1. ¿Qué se sabe sobre el rey Herodes, el tetrarca, y la mujer con la cual vivía? ¿Qué claro mensaje impartió Juan el Bautista? Marcos 6:18; Lucas 3:19.

Herodes vivía en adulterio. Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho.

“Juan obró fielmente con él, denunciando su unión inicua con Herodías, la esposa de su hermano. Durante un tiempo, Herodes trató débilmente de romper la cadena de concupiscencia que le ligaba; pero Herodías le sujetó más firmemente en sus redes y se vengó del Bautista, induciendo a Herodes a echarlo en la cárcel…

“En su misión, el Bautista se había destacado como intrépido reprensor de la iniquidad, tanto entre los encumbrados como entre los humildes. Había osado hacer frente al rey Herodes y reprocharle claramente su pecado. No había estimado preciosa su vida con tal de cumplir la obra que le había sido encomendada” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 185, 186).

2. ¿Aceptaron el rey Herodes y Herodías el mensaje divino de reprensión? ¿Cómo reaccionó Herodías ni bien se le presentó una  oportunidad? Marcos 6:19, 17.

NO. Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues la había tomado por mujer. 

3. Aunque no presto atención a la advertencia del profeta, ¿de qué estaba convencido Herodes?  Marcos 6:20; Mateo 14:5.

Porque Herodes temía a Juan, sabiendo que ERA VARÓN JUSTO Y SANTO, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta.

“Herodes creía que Juan era profeta de Dios y tenía la plena intención de devolverle la libertad. Pero lo iba postergando por temor a Herodías.

“Ésta sabía que por las medidas directas no podría nunca obtener que Herodes consintiese en la muerte de Juan, y resolvió lograr su propósito por una estratagema. En el día del cumpleaños del rey, debía ofrecerse una fiesta a los oficiales del estado y los nobles de la corte. Habría banquete y borrachera. Herodes no estaría en guardia, y ella podría influir en él a voluntad” (D.T.G., pág. 192).

UNA TRAMPA

4. ¿Qué ocasión ofreció el escenario perfecto para que Herodías llevara a cabo su propósito diabólico? ¿Cuál fue la respuesta inmediata a la pregunta de su hija?  Marcos 6:21, 22, 24, 25.

Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea, entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista. Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista. 

“…Herodías mandó a su hija a la sala del banquete, para que bailase a fin de entretener a los invitados. Salomé estaba en su primer florecimiento como mujer; y su voluptuosa belleza cautivó los sentidos de los señores entregados a la orgía…

“El rey estaba embotado por el vino. La pasión lo dominaba y la razón estaba destronada. Veía solamente la sala del placer, sus invitados entregados a la orgía, la mesa del banquete, el vino centelleante, las luces deslumbrantes y la joven que bailaba delante de él. En la temeridad del momento, deseó hacer algún acto de ostentación que le exaltase delante de los grandes de su reino…

“El juramento había sido hecho en honor de sus huéspedes, y si uno de ellos hubiese pronunciado una palabra  contra  el  cumplimiento de  su promesa, habría salvado gustosamente al profeta… Ninguna voz se alzó para salvar la vida del mensajero del cielo. Esos hombres ocupaban altos puestos de confianza en la nación y sobre ellos descansaban graves responsabilidades; sin embargo, se habían entregado al banqueteo y la borrachera hasta que sus sentidos estaban embotados” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 192, 193).

EJECUCIÓN DEL PROFETA INOCENTE

5. ¿Qué sucedió en ese día terrible aunque el rey se sentía muy apenado por ello? ¿Qué cadenas lo ataban? Marcos 6:26-28; Lucas 3:19, 20.

Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla. Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre. Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho, sobre todas ellas, añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel.

“Herodes esperó en vano ser dispensado de su juramento; luego ordenó, de mala gana, la ejecución del profeta. Pronto fue traída la cabeza de Juan a la presencia del rey y  sus huéspedes... La orgía de una noche había costado la vida de uno de los mayores profetas…

“La cabeza de Juan el Bautista fue llevada a Herodías, quien la recibió con feroz satisfacción. Se regocijaba en su venganza y se lisonjeaba de que la conciencia de Herodes ya no le perturbaría. Pero su pecado no le dio felicidad. Su nombre se hizo notorio y aborrecido, mientras que Herodes estuvo más atormentado por el remordimiento que antes por las amonestaciones del profeta. La influencia de las enseñanzas de Juan no se hundió en el silencio; había de extenderse a toda generación hasta el fin de los tiempos.

“El pecado de Herodes estaba siempre delante de él. Constantemente procuraba hallar alivio de las acusaciones de su conciencia culpable… siempre temeroso de que una maldición pesara sobre él…

“Los pensamientos del pecador son sus acusadores; no podría sufrir tortura más intensa que los aguijones de una conciencia culpable, que no le deja descansar ni de día ni de noche” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 193-195).

NINGUNO MAYOR QUE JUAN EL BAUTISTA

6. ¿Qué maravilloso testimonio dio Jesús de este fiel testigo de Dios? ¿Qué había sido declarado por un ángel antes de su nacimiento? Mateo 11:11, 14; Lucas 1:14-17.

De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. 

“Juan el Bautista había sido el primero en proclamar el  reino de Cristo, y  fue también el primero en sufrir…

“Aparte del gozo que Juan hallaba en su misión, su vida había sido llena de pesar. Su voz se había oído rara vez fuera del desierto. Tuvo el destino de un solitario. No se le permitió ver los resultados de sus propios trabajos. No tuvo el privilegio de estar con Cristo, ni de presenciar la manifestación del poder divino que acompañó a la luz mayor. No le tocó ver a los ciegos recobrar la vista, a los enfermos sanar y a los muertos resucitar. No contempló la luz que resplandecía a través de cada palabra de Cristo, derramando gloria sobre las promesas de la profecía. El menor de los discípulos que contempló las poderosas obras de Cristo y oyó sus palabras, era en este sentido más privilegiado que Juan el Bautista, y por lo tanto se dice que es mayor que él” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 191, 192).

7. ¿Qué gran privilegio tuvo Juan el Bautista que no tuvo ningún otro profeta? ¿Qué misión similar tienen los que viven justamente antes de la segunda venida de Jesús?  Mateo 11:13, 12.

Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

“Fue enviado a pregonar el advenimiento del Salvador, y a invitar a la gente a prepararse para su venida. Tan fielmente cumplió su misión, que al recordar la gente lo que había enseñado acerca de Jesús, podía decir: ‘Todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.’ Cada discípulo del Maestro está llamado a dar semejante testimonio de Cristo.

“Como heraldo del Mesías, Juan fue ‘más que profeta.’ Porque mientras que los profetas habían visto desde lejos el advenimiento de Cristo, le fue dado a Juan contemplarle, oír el testimonio del cielo en cuanto a su carácter de Mesías, y presentarle a Israel como el Enviado de Dios. Sin embargo, Jesús dijo: ‘El que es muy más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.’

“El profeta  Juan era el eslabón que unía  las dos dispensaciones. Como representante de Dios, se dedicaba a mostrar la relación de la ley y  los profetas con  la dispensación cristiana. Era la luz menor, que había de ser seguida por otra mayor” (D.T.G., pág. 191).

MEDITACIÓN

“… Pero por causa de los millares que en años ulteriores debían pasar de la cárcel a la muerte, Juan había de beber la copa del martirio. Mientras los discípulos de Jesús languideciesen en solitarias celdas, o pereciesen por la espada, el potro o la hoguera, aparentemente abandonados de Dios y de los hombres, ¡qué apoyo iba a ser para su corazón el pensamiento de que Juan el Bautista, cuya fidelidad Cristo mismo había atestiguado, había experimentado algo similar!…

“La misma muerte le puso para siempre fuera del alcance de la tentación…

“A Juan el Bautista, como a aquellos que vinieron después de él, se aseguró: ‘He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 196).

ESTUDIO ADICIONAL: Juan 3:22-30; El Deseado de Todas las Gentes, págs. 186-198.

El que da paz

“Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros” 1 Pedro 5:7.

“Los que aceptan la palabra de Cristo al pie de la letra, y entregan su alma a su custodia, y su vida para que Él la ordene, hallarán paz y quietud. Ninguna cosa del mundo puede entristecerlos cuando Jesús los alegra con su presencia. En la perfecta aquiescencia hay descanso perfecto. El Señor dice: Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado’” (DTG pág. 298).

MISERIA, PREOCUPACIÓN Y AFLICCIÓN

1. ¿Qué ha caracterizado la existencia de la humanidad desde la caída en el pecado? Job 14:1; 5:6, 7; Salmo 102:3.

El hombre nacido de mujer, corto de días, y hastiado de sinsabores. Porque la aflicción no sale del polvo,  Ni la molestia brota de la tierra. Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, Así el hombre nace para la aflicción. Porque mis días se han consumido como humo, y mis huesos cual tizón están quemados. 

“Sépanlo o no, todos están cansados y cargados. Todos están agobiados con cargas que únicamente Cristo puede suprimir. La carga más pesada que llevamos es la del pecado. Si se nos deja solos para llevarla, nos aplastará. Pero el Ser sin pecado tomó nuestro lugar. ‘Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros.’ Él llevó la carga de nuestra culpabilidad. Él sacará la carga de nuestros hombros cansados. Nos dará reposo. Llevará también la carga de congoja y pesar. Nos invita a confiarle todos nuestros cuidados, porque nos lleva sobre su corazón” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 295).

2. ¿Qué hace la gente para obviar las cargas cotidianas?  Isaías 55:2; Jeremías 2:13.

¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. 

“Dios sabe que si fuéramos dejados para seguir nuestras propias inclinaciones, para ir sólo donde nos lleve nuestra voluntad, caeríamos en las trampas de Satanás y nos convertiríamos en poseedores de sus atributos. Por lo tanto, la ley de Dios nos restringe a la voluntad de Aquel que es alto, noble y elevador. Él desea que paciente y sabiamente asumamos los deberes del servicio. Es para nuestro bien presente y eterno hacer las obras de Dios. Si su voluntad es aceptada con alegría y agradecimiento, los resultados se verán en el servicio ofrecido y en el carácter desarrollado” (Señales de los Tiempos, 22 de julio, 1897).

UNO QUE MERECE CONFIANZA

3. ¿En quién no se ha de confiar? Salmo 146:3, 4; Jeremías 17:5.

No confiéis en los príncipes, Ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación. Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos.

“Aferraos del brazo de Dios y decid: ‘Yo soy nada y Tú eres todo.  Tú has dicho: Separados de mí nada podéis hacer. Ahora bien, Señor, debo tenerte a ti morando en mí, para que yo pueda morar en ti’. Luego avanzad paso tras paso mediante una fe viviente, morando en Jesucristo. Esto es llevar su yugo, el yugo de la obediencia (MS 859, 1901)” (Comentario Bíblico Adventista, Tomo 5, pág. 1067).

4. ¿A quién se le prometió felicidad en el Antiguo Testamento? ¿Con qué promesa confirmó Jesús esta verdad? Salmos 146:5; 147:3; Mateo 11:28.

A todos los que pongamos esperanza en Dios. Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios. El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

“‘Venid a mí,’ es su invitación. Cualesquiera que sean nuestras ansiedades y pruebas, presentemos nuestro caso ante el Señor. Nuestro espíritu  será  fortalecido para poder resistir. Se nos abrirá el camino para librarnos de estorbos y dificultades.

Cuanto más débiles e impotentes nos reconozcamos, tanto más fuertes llegaremos a ser en su fortaleza. Cuanto más pesadas nuestras cargas, más bienaventurado el descanso que hallaremos al echarlas sobre el que las puede llevar. El descanso que Cristo ofrece depende de ciertas condiciones, pero éstas están claramente especificadas. Son tales que todos pueden cumplirlas. Él nos dice exactamente cómo se ha de hallar su descanso” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 296).

5. ¿Qué otras promesas revelan el gran amor atrayente de Dios?  Juan 6:37; 10:9.

Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 

“El Hermano Mayor de nuestra familia humana está al lado del trono eterno. Mira a toda alma que se vuelve hacia Él como al Salvador. Sabe por experiencia cuáles son las debilidades de la humanidad, cuáles son nuestras necesidades, y en qué reside  la fuerza de nuestras  tentaciones, porque fue tentado en todo punto, así como nosotros, aunque sin pecar. Él vela sobre ti, tembloroso hijo de Dios. ¿Estás tentado? Él te librará. ¿Eres débil? Él te fortalecerá. ¿Eres ignorante? Te iluminará.

¿Estás herido? Te sanará. El Señor ‘cuenta el número de las estrellas;’ y sin embargo, ‘sana a los quebrantados de corazón, y liga sus heridas’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 295, 296).

GRANDES BENDICIONES SIGUEN AL SOMETIMIENTO A ÉL

6. ¿Qué respuestas al llamado de amor de Dios resultarán en el alivio de la carga del pecado? ¿Cómo son descritas la paz y la bendición derivadas de esto?  Mateo 11:29; Isaías 55:3; 48:18.

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar. 

“‘Aprended de mí –dice Jesús,– que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso.’ Debemos entrar en la escuela de Cristo, aprender de su mansedumbre y humildad. La redención es aquel proceso por el cual el alma se prepara para el cielo. Esa preparación significa conocer a Cristo. Significa emanciparse de ideas, costumbres y prácticas que se adquirieron en la escuela del príncipe de las tinieblas. El alma debe ser librada de todo lo que se opone a la lealtad a Dios.

“En el corazón de Cristo, donde reinaba perfecta armonía con Dios, había perfecta paz. Nunca le halagaban los aplausos, ni le deprimían las censuras o el chasco. En medio de la mayor oposición o el trato más cruel, seguía de buen ánimo. Pero muchos de los que profesan seguirle tienen un corazón ansioso y angustiado porque temen confiarse a Dios.

No se entregan completamente a Él, porque rehúyen las consecuencias que una entrega tal puede significar. A menos que se rindan así a Él, no podrán hallar paz” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 297, 298).

7. ¿Qué enorme diferencia hay entre nuestro yugo de pecado y su yugo?  Mateo 11:30; 1 Juan 5:3; Isaías 55:1.

Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. 

“Hay una condición para el descanso y la paz que aquí nos ofrece Cristo: es la de unirnos al yugo de Él. Todos los que acepten esta condición encontrarán que el yugo de Cristo los ayudará a llevar cada carga que necesitan llevar. Si Cristo no está a nuestro lado para llevar la parte más pesada de la carga, ciertamente diremos que es pesada. Pero unidos con Él al carro del deber, todas las cargas de la vida pueden ser fácilmente llevadas. Y en la proporción en que una persona procede con obediencia voluntaria ante los requerimientos de Dios, recibirá paz en su mente. Él dará evidencia de un juicio claro y un carácter determinado en cooperar con Dios para redimirse a sí mismo por medio de la fe en Cristo”

“Para el seguidor fiel de Cristo hay placer en hacer las cosas que Cristo ha hecho a su favor. No tendrá los requisitos de Dios como una exacción arbitraria sino como una descripción clara de su única salvaguarda de los avances del enemigo astuto, el cual siempre está buscando cómo enredar sus pies y hacer su camino dificultoso” (Señales de los Tiempos, 22 de julio, 1897).

MEDITACIÓN

“La mansedumbre y la humildad caracterizarán a todos los que sean obedientes a la ley de Dios, a todos los que lleven el yugo de Cristo con mansedumbre. Y esas gracias proporcionarán el deseable resultado de la paz en el servicio de Cristo. Al aprender de la mansedumbre y humildad de Cristo someteremos el ser entero a su control. Entonces la gracia transformadora de Cristo obrará en el corazón y carácter, haciendo a seres humanos, caídos en pecado, completos en Él” (Señales de los Tiempos, 22 de julio, 1897).

ESTUDIO ADICIONAL: Isaías 26:3; 48:17; El Deseado de Todas las Gentes, págs. 296-300.

Calmando la tempestad

“Somos tan impotentes en esto como los discípulos para calmar la rugiente tempestad. Pero el que calmó las olas de Galilea ha pronunciado la palabra que puede impartir paz a cada alma. Por fiera que sea la tempestad, los que claman a Jesús: ‘Señor, sálvanos’ hallarán liberación. Su gracia, que reconcilia al alma con Dios, calma las contiendas de las pasiones humanas, y en  su amor el corazón descansa. ‘Hace parar la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas. Alégrense luego porque se reposaron; y Él los guía al puerto que deseaban.’ ‘Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.’  ‘Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de justicia, reposo y seguridad para siempre’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 303, 304).

LA TEMPESTAD EN EL LAGO

1. Después de un largo día, ¿qué instrucción dio Jesús a sus discípulos? Marcos 4:35, 36.

Jesús estaba dando instrucciones (parábolas), a sus seguidores y sanando, y luego de un largo día. Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. 

2. Poco después de su partida, ¿qué hizo Jesús? ¿Qué sucedió de pronto? Lucas 8:23; Marcos 4:37.

Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban (inundaban) y peligraban. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.

“Durante todo el día había estado enseñando y sanando; y al llegar la noche, las muchedumbres se agolpaban todavía en derredor de Él. Día tras día, las había atendido, sin detenerse casi para comer y descansar. Las críticas maliciosas y las falsas representaciones con que los fariseos le perseguían constantemente, hacían sus labores más pesadas y agobiadoras. Y ahora el fin del día le hallaba tan sumamente cansado que resolvió retirarse a algún lugar solitario al otro lado del lago…

“El Salvador estaba por fin aliviado de la presión de la multitud, y, vencido por el cansancio y el hambre, se acostó en la popa del barco y no tardó en quedarse dormido. El anochecer había sido sereno y plácido, y la calma reinaba sobre el lago.

Pero de repente las tinieblas cubrieron el cielo, bajó un viento furioso por los desfiladeros de las montañas, que se abrían a lo largo de la orilla oriental, y una violenta tempestad estalló sobre el lago” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 300, 301).

SEÑOR DEL VIENTO Y DEL MAR

3. ¿Cuán desesperante se volvió la situación? ¿Qué grito expresó el temor de los discípulos? Lucas 8:24, primera parte; Marcos 4:38.

Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?

“El sol se había puesto y la negrura de la noche se asentó sobre el tormentoso mar. Las olas, agitadas por los furiosos vientos, se arrojaban bravías contra el barco de los discípulos y amenazaban hundirlo. Aquellos valientes pescadores habían pasado su vida sobre el lago, y habían guiado su embarcación a puerto seguro a través de muchas tempestades; pero ahora su fuerza y habilidad no valían nada. Se hallaban impotentes en las garras de la tempestad, y desesperaron al ver cómo su barco se anegaba.

“Absortos en sus esfuerzos para salvarse, se habían olvidado de que Jesús estaba a bordo. Ahora, reconociendo que eran vanas sus labores y viendo tan sólo la muerte delante de sí, se acordaron de Aquel a cuya orden habían emprendido la travesía del mar. En Jesús se hallaba su única esperanza. En su desamparo y desesperación clamaron: ‘¡Maestro, Maestro!’ Pero  las densas tinieblas le ocultaban de  su vista. Sus voces eran ahogadas por el rugido de la tempestad y no recibían respuesta. La duda y el temor los asaltaban. ¿Les habría abandonado Jesús? ¿Sería ahora impotente para ayudar a sus discípulos Aquel que había vencido la enfermedad, los demonios y aun la muerte? ¿No se acordaba de ellos en su angustia?” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 301).

4. ¿Cómo reaccionó Jesús a su llamado de ayuda? ¿Qué revelaron sus acciones con respecto a su amor y poder?  Marcos 4:39; Lucas 8:24, última parte.

Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. 

“Sus clamores despertaron a Jesús. Pero al iluminarle el resplandor del rayo, vieron la paz del cielo relejada en su rostro; leyeron en su mirada un amor abnegado y tierno, y sus corazones  se volvieron a Él para exclamar: ‘Señor, sálvanos, que perecemos.’

“Nunca dio un alma expresión a este clamor sin que fuese oído. Mientras los discípulos asían sus remos para hacer un postrer esfuerzo, Jesús se levantó. De pie en medio de los discípulos, mientras la tempestad rugía, las olas se rompían sobre ellos y el relámpago iluminaba su rostro, levantó la mano, tan a menudo empleada en hechos de misericordia, y dijo al mar airado: ‘Calla, enmudece’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 302).

5. ¿Qué les dijo Jesús? ¿Qué reveló su emergencia? Marcos 4:40. Reflexión: ¿Cómo actuaríamos nosotros en una situación similar?

Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?

“La tempestad cesó. Las olas reposaron. Disipáronse las nubes y las estrellas volvieron a resplandecer. El barco descansaba sobre un mar sereno. Entonces, volviéndose a sus discípulos, Jesús les preguntó con tristeza: ‘¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 302).

Esta gran escena es para nosotros una gran enseñanza, en esta ocasión el mismo Salvador estaba con ellos y a pesar de eso, tuvieron miedo, pero nosotros no debemos temer jamás por que el Salvador siempre está junto a nosotros y nos librará de “toda tempestad y problemas”, siempre y cuando confiemos en El. En su infinito amor y misericordia no nos dejará jamás… Nunca perdamos la fe.

DANDO ÓRDENES AL VIENTO Y AL MAR

6. ¿Qué demostró el asombro de los discípulos ante la orden del Maestro al viento y al mar?  Mateo 8:27; Marcos 4:41; Lucas 8:25.

Reflexión: ¿Qué tiene especial importancia para nosotros en esta experiencia? 

Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen? Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?

“Así como Jesús reposaba por la fe en el cuidado del Padre, así también hemos de confiar nosotros en el cuidado de nuestro Salvador. Si los discípulos hubiesen confiado en Él, habrían sido guardados en paz. Su temor en el tiempo de peligro reveló su incredulidad. En sus esfuerzos por salvarse a sí mismos, se olvidaron de Jesús; y únicamente cuando desesperando de lo que podían hacer, se volvieron a Él, pudo ayudarles” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 303).

7. Además de las tempestades físicas, ¿qué otras tormentas puede subyugar el Señor? ¿Qué se necesita para que esto ocurra?  Efesios 2:14, primera parte; Juan 14:27.

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. 

“¡Cuán a menudo experimentamos nosotros lo que experimentaron los discípulos! Cuando las tempestades de la tentación nos rodean y fulguran los fieros rayos y las olas nos cubren, batallamos solos con la tempestad, olvidándonos de que hay Uno que puede ayudarnos. Confiamos en nuestra propia fuerza hasta que perdemos nuestra esperanza y estamos a punto de perecer. Entonces nos acordamos de Jesús, y si clamamos a Él para que nos salve, no clamaremos en vano. Aunque Él con tristeza reprende nuestra incredulidad y confianza propia, nunca deja de darnos la ayuda que necesitamos. En la tierra o en el mar, si tenemos al Salvador en nuestro corazón, no necesitamos temer. La fe viva en el Redentor serenará el mar de la vida y de la manera que Él reconoce como la mejor nos librará del peligro” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 303).

PARA MEDITAR

“La vida de cada hombre testifica acerca de la verdad de las palabras de la Escritura: ‘Los impíos son como la mar en tempestad, que no puede estarse quieta… No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.’ El pecado ha destruido nuestra paz. Mientras el yo no está subyugado, no podemos hallar descanso. Las pasiones predominantes en el corazón no pueden ser regidas por facultad humana alguna” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 303).

ESTUDIO ADICIONAL

El Deseado de Todas las Gentes, págs. 301-310.

Sanidad por medio de un toque

“Muchos consideran la fe como una opinión. La fe salvadora es una transacción, por la cual los que reciben a Cristo se unen en un pacto con Dios. Una fe viva entraña un aumento de vigor y una confianza implícita que, por medio de la gracia de Cristo, dan al alma un poder vencedor. La fe es más poderosa que la muerte para vencer. Si logramos que  los enfermos fijen  sus miradas con  fe en el poderoso Médico, veremos  resultados maravillosos. Esto vivificará tanto al cuerpo como al alma” (El Ministerio de Curación, págs. 40, 41).

AÑOS BUSCANDO SANIDAD

1. ¿Qué había sufrido una mujer durante doce años sin encontrar alivio? Marcos 5:25, 26.

Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor.

“Mientras se dirigía a la casa del príncipe, Jesús había encontrado en la muchedumbre una pobre mujer que durante doce años había estado sufriendo de una enfermedad que hacía de su vida una carga. Había gastado todos sus recursos en médicos y remedios, con el único resultado de ser declarada incurable” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 311).

2. ¿Qué creía ella sobre Jesús? Mateo 9:21; Marcos 5:28.

Porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. 

“Pero sus esperanzas revivieron cuando oyó hablar de las curaciones de Cristo. Estaba segura de que si podía tan sólo ir a Él, sería sanada. Con debilidad y sufrimiento, vino a la orilla del mar donde estaba enseñando Jesús y trató de atravesar la multitud, pero en vano. Luego le siguió desde la casa de Leví Mateo, pero tampoco pudo acercársele. Había empezado a desesperarse, cuando, mientras Él se abría paso por entre la multitud, llegó cerca de donde ella se encontraba” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 311).

LA FE EN ACCIÓN

3. Al haber oído todo sobre los maravillosos milagros de Jesús, ¿qué hizo? Marcos 5:27

Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. 

“Había llegado su áurea oportunidad. ¡Se hallaba en presencia del gran Médico! Pero entre la confusión no podía hablarle, ni lograr más que vislumbrar de paso su figura. Con temor de perder su única oportunidad de alivio, se adelantó con esfuerzo, diciéndose: ‘Si tocare tan solamente su vestido, seré salva’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 311).

4. ¿Qué sucedió inmediatamente como consecuencia de su toque de fe? Marcos 5:29; Lucas 8:44.

Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. 

“Y mientras Él pasaba, ella extendió la mano y alcanzó a tocar apenas el borde de su manto; pero en aquel momento supo que había quedado sana. En aquel toque se concentró la fe de su vida, e instantáneamente su dolor y debilidad fueron reemplazados por el vigor de la perfecta salud” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 311).

TESTIFICANDO DE JESÚS Y SU PODER

5. ¿Qué notó Jesús? Humanamente hablando, ¿era lógica esta pregunta? Marcos 5:30; Lucas 8:45, 46.

Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.

“Con corazón agradecido, trató entonces de retirarse de la muchedumbre; pero de repente Jesús se detuvo y la gente también hizo alto. Jesús se dio vuelta, y mirando en derredor preguntó con una voz que se oía distintamente por encima de la confusión de  la multitud: ¿Quién es el que me ha tocado?’ La gente contestó esta pregunta con una mirada de asombro. Como se le codeaba de todos lados, y se le empujaba rudamente de aquí para allá parecía una pregunta extraña.

“Pedro, siempre listo para hablar, dijo: ‘Maestro, la compañía te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es  el que me ha  tocado?’ Jesús contestó: ‘Me ha tocado alguien; porque yo he conocido que ha salido virtud de mí.’ El Salvador podía distinguir el toque de la fe del contacto casual de la muchedumbre desprevenida. Una confianza tal no debía pasar sin comentario. Él quería dirigir a la humilde mujer palabras de consuelo que fuesen para ella un manantial de gozo; palabras que fuesen una bendición para sus discípulos hasta el fin del tiempo” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 311, 312).

6. ¿De qué manera las palabras del Salvador y su amor hicieron que la mujer que fue sanada diera un testimonio de gratitud? Marcos 5:32, 33; Lucas 8:47.

Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.  

“Mirando hacia la mujer, Jesús insistió en saber quién le había tocado. Hallando que era vano tratar de ocultarse, ella se adelantó temblorosa, y se echó a los pies de Jesús. Con lágrimas de agradecimiento, relató la historia de sus sufrimientos y cómo había hallado alivio…

“Después de sanar a la mujer, Jesús deseó que ella reconociese la bendición recibida. Los dones del Evangelio no se obtienen a hurtadillas  ni se disfrutan en secreto. Así también el Señor nos invita a confesar su bondad. Vosotros pues sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios.

“Nuestra confesión de su fidelidad es el factor escogido por el Cielo para revelar a Cristo al mundo. Debemos reconocer su gracia como fue dada a conocer por los santos de antaño; pero lo que será más eficaz es el testimonio de nuestra propia experiencia. Somos testigos de Dios mientras revelamos en nosotros mismos la obra de un poder divino. Cada persona tiene una vida distinta de todas las demás y una experiencia que difiere esencialmente de la suya. Dios desea que nuestra alabanza ascienda a Él señalada por nuestra propia individualidad. Estos preciosos reconocimientos para alabanza de la gloria de su gracia, cuando son apoyados por una vida semejante a la de Cristo, tienen un poder irresistible que obra para la salvación de las almas” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 312, 313).

7. ¿Qué consuelo y seguridad le dio Jesús a la mujer que temblaba? ¿Qué parte desempeñó su fe en su sanidad? Mateo 9:22; Lucas  8:48; Marcos 5:34. Pregunta personal: ¿Cómo aplicas este principio en tu vida?

Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sana de tu azote.

“Jesús le dijo amablemente: ‘Hija, tu fe te ha salvado: ve en paz.’ Él no dio oportunidad a que la superstición proclamase que había una virtud sanadora en el mero acto de tocar sus vestidos. No era mediante el contacto exterior con Él, sino por medio de la fe que se aferraba a su poder divino, cómo se había realizado la curación…

“Para nuestro propio beneficio, debemos refrescar en nuestra mente todo don de Dios. Así se fortalece la fe para pedir y recibir siempre más. Hay para nosotros mayor estímulo en la menor bendición que recibimos de Dios, que en todos los relatos que podemos leer de la fe y experiencia ajenas. El alma que responda a la gracia de Dios será como un jardín regado. Su salud brotará rápidamente; su luz saldrá en la obscuridad, y la gloria del Señor le acompañará. Recordemos, pues, la bondad del Señor, y la multitud de sus tiernas misericordias. Como el pueblo de Israel, levantemos nuestras piedras de testimonio, e inscribamos sobre ellas la preciosa historia de lo que Dios ha hecho por nosotros.

Y mientras repasemos su trato con nosotros en nuestra  peregrinación, declaremos, con corazones conmovidos por la gratitud: ‘¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? Tomaré la copa de la salud, e invocaré el nombre de Jehová. Ahora pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 312, 314).

MEDITACIÓN

“Pero la enferma que lo tocó con fe, quedó curada. Así también en las cosas espirituales, el contacto casual difiere del contacto de la fe. La mera creencia en Cristo como Salvador del mundo no imparte sanidad al alma. La fe salvadora no es un simple asentimiento a la verdad del Evangelio. La verdadera fe es la que recibe a Cristo como un Salvador personal. Dios dio a su Hijo unigénito, para que yo, mediante la fe en Él, ‘no perezca, mas tenga vida eterna’ (S. Juan 3:16, V.M.). Al acudir a Cristo, conforme a su palabra, he de creer que recibo su gracia salvadora. La vida que ahora vivo, la debo vivir ‘en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí’ (Gálatas 2:20)” (El Ministerio de Curación, pág. 40).

ESTUDIO ADICIONAL: El Deseado de Todas las Gentes, págs. 311-315; El Ministerio de la Curación, págs. 42-49.

Trabajando como misioneros

“Mientras Jesús ministraba a las vastas muchedumbres que se congregaban en derredor de Él, sus discípulos le acompañaban, ávidos de hacer cuanto les pidiera y de aliviar su labor. Ayudaban a ordenar a la gente, traían a los afligidos al Salvador y procuraban la comodidad de todos. Estaban alerta para discernir a los oyentes interesados, les explicaban las Escrituras y de diversas maneras trabajaban para su beneficio espiritual. Enseñaban lo que habían aprendido de Jesús y obtenían cada día una rica experiencia. Pero necesitaban también aprender a trabajar solos. Les faltaba todavía mucha instrucción, gran paciencia y ternura. Ahora, mientras Él estaba personalmente con ellos para señalarles sus errores, aconsejarlos y corregirlos, el Salvador los mandó como representantes suyos” (D.T.G., pág. 315).

LA MISIÓN MÁS ELEVADA

1. ¿Qué misión divina le confió  Jesús a sus discípulos? ¿Qué maravilloso mensaje tenían que proclamar y qué poder se les dio para llevar a cabo su misión? Mateo 10:5-8, 1.

A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

“El mensaje de los discípulos era el mismo que el de Juan el Bautista y el de Cristo mismo: ‘El reino de los cielos se ha acercado.’ No debían entrar en controversia con la gente acerca de si Jesús de Nazaret era el Mesías; sino que en su nombre debían hacer las mismas  obras  de misericordia  que Él  había  hecho. Les  ordenó: ‘Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia recibisteis, dad de gracia’…

“Estos discípulos debían ser heraldos de la verdad y preparar el camino para la venida de su Maestro. El mensaje que tenían que dar era la palabra de vida eterna, y el destino de los hombres dependía de que lo aceptasen o rechazasen” (D.T.G., págs. 316, 318).

2. ¿Cómo los organizó Jesús para el servicio? ¿Cómo deberían ser suplidas sus necesidades físicas? Marcos 6:7; Mateo 10:9, 10.

Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento.

“Ninguno fue enviado solo, sino que el hermano iba asociado con el hermano, el amigo con el amigo. Así podían ayudarse y animarse mutuamente, consultando y orando juntos, supliendo cada uno la debilidad del otro. De la misma manera, envió más tarde a los setenta. Era el propósito del Salvador que los mensajeros del Evangelio se asociaran de esta manera. En nuestro propio tiempo la obra de evangelización tendría mucho más éxito si se siguiera fielmente este ejemplo…

“Su preparación para el viaje debía ser de lo más sencilla. No debían permitir que cosa alguna distrajese su atención de su gran obra, despertase oposición o cerrase la puerta a labores ulteriores… No debían entrar en las sinagogas y convocar a las gentes a cultos públicos; sus esfuerzos debían limitarse al trabajo de casa en casa…

Debían entrar en la morada con el hermoso saludo: ‘Paz sea a esta casa.’ Ese hogar iba a ser bendecido por sus oraciones, sus cantos de alabanza y la presentación de las Escrituras en el círculo de la  familia”  (El Deseado de Todas  las Gentes, págs. 316–318).

OPOSICIÓN Y APOYO

3. ¿Qué tipo de recibimiento les dijo el Maestro que debían esperar? Mateo 10:14, 16-18. ¿De qué manera esta instrucción a sus discípulos se aplica a nosotros hoy?

Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.

“Ahora el ojo del Salvador penetra lo futuro… Su mirada profética abarca lo que experimentarán sus siervos a través de todos los siglos hasta que vuelva por segunda vez. Muestra a sus seguidores los conflictos que tendrán que arrostrar; revela el carácter y el plan de la batalla. Les presenta los peligros que deberán afrontar, la abnegación que necesitarán. Desea que cuenten el costo, a fin de no ser sorprendidos inadvertidamente por el enemigo. Su lucha no había de reñirse contra la carne y la sangre… El Espíritu Santo, el representante del Capitán de la hueste del Señor, baja a dirigir la batalla. Nuestras flaquezas pueden ser muchas, y graves nuestros pecados y errores; pero la gracia de Dios es para todos los que, contritos, la pidan. El poder de la Omnipotencia está listo para obrar en favor de los que confían en Dios.

“Los que se ven envueltos en una controversia con los enemigos de la verdad, tienen que arrostrar no sólo a los hombres, sino a Satanás y sus agentes… Confíen en el amor de Dios, y su espíritu se conservará sereno, aun bajo los insultos personales.

El Salvador los revestirá con una panoplia divina. Su Espíritu Santo influirá en la mente y en el corazón, de manera que la voz no copiará las notas de los aullidos de los lobos” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 318–320).

4. ¿Qué apoyo se les prometió, particularmente cuando debieron afrontar la persecución? ¿Qué oposición sería particularmente difícil de soportar para sus testimonios? Mateo 10:19-21.

Más cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.

“La persecución esparcirá la luz. Los siervos de Cristo serán llevados ante los grandes de la tierra, quienes, de otra manera, nunca habrían oído tal vez el Evangelio. La verdad ha sido presentada falsamente a estos hombres. Han escuchado falsas acusaciones contra la fe de los discípulos de Cristo. Con frecuencia su único medio de conocer el verdadero carácter de esta fe es el testimonio de aquellos que son llevados a juicio por ella. En el examen, se les pide que contesten, y sus jueces escuchan el testimonio dado. La gracia de Dios será concedida a sus siervos para hacer frente a la emergencia… Al iluminar el Espíritu de Dios la mente de sus siervos, la verdad será presentada con su poder divino y su alto valor. Los que rechazan la verdad se levantarán para acusar y oprimir a los discípulos…

“Los siervos de Cristo no habían de preparar discurso alguno para pronunciarlo cuando fuesen llevados a juicio. Debían hacer su preparación día tras día al atesorar las preciosas verdades de la Palabra de Dios, y al fortalecer su fe por la oración.

Cuando fuesen llevados a juicio, el Espíritu Santo les haría recordar las verdades que necesitasen…

“Pero si algunos hubiesen descuidado el familiarizarse con las palabras de Cristo… no podrían esperar que el Espíritu Santo les hiciese recordar sus palabras” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 320, 321).

LA VICTORIA SOBRE EL MIEDO

5. ¿Qué otros principios transmitió Jesús a sus discípulos al igual que a sus testigos en todas las edades? Mateo 10:26-28.

Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

“Los siervos de Cristo son llamados a hacer la misma obra, y deben velar, no sea que al tratar de evitar la discordia, traicionen la verdad. Han de seguir ‘lo que hace a  la paz,’ pero  la verdadera paz no puede obtenerse  traicionando  los buenos principios. Y ningún hombre puede ser fiel a estos principios sin excitar oposición. Un cristianismo espiritual recibirá la oposición de los hijos de la desobediencia… Los que son fieles a Dios no necesitan temer el poder de los hombres ni la enemistad de Satanás. En Cristo está segura su vida eterna. Lo único que han de temer es traicionar la verdad, y así el cometido con que Dios los honró…

“Ni siquiera un gorrión cae al suelo sin que lo note el Padre. El odio de Satanás contra Dios le induce a odiar todo objeto del cuidado del Salvador. Trata de arruinar la obra de Dios y  se deleita en destruir aun a los animales. Es únicamente por el cuidado protector de Dios  cómo  los pájaros son conservados para alegrarnos con sus cantos de gozo. Pero Él no se olvida ni aun de los pájaros. ‘Así que, no temáis: más valéis vosotros que muchos pajarillos’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 322, 323).

GOZO EN LA DIFUSIÓN DEL MENSAJE

6. ¿Cuál será el resultado para todos los que difunden las buenas nuevas y confiesan el nombre de Jesús sin temor? ¿Cuán profundo es el amor de quien pone el reino de los cielos en primer lugar?  Mateo 10:32, 33, 37.

A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.

“El que quiera confesar a Cristo debe tener a Cristo en sí. No puede comunicar lo que no recibió. Los discípulos podían hablar fácilmente de las doctrinas, podían repetir las palabras de Cristo mismo; pero a menos que poseyeran una mansedumbre y un amor como los de Cristo, no le estaban confesando. Un espíritu contrario al espíritu de Cristo le negaría, cualquiera que fuese la profesión de fe. Los hombres pueden negar a Cristo calumniando, hablando insensatamente y profiriendo palabras falsas o hirientes. Pueden negarle rehuyendo las cargas de la vida, persiguiendo el placer pecaminoso. Pueden negarle conformándose con el mundo, siguiendo una conducta descortés, amando sus propias opiniones, justificando al yo, albergando dudas, buscando dificultades y morando en tinieblas. De todas estas maneras, declaran que Cristo no está en ellos. Y ‘cualquiera que me negare delante de los hombres –dice Él,– le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 324).

7. Cuando una persona recibe el mensaje de Dios y a sus mensajeros, ¿a quién recibe realmente? ¿Cuál será la consecuencia de sus actos? Mateo 10:40-42.

El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.

“La misión de los siervos de Cristo es un alto honor y un cometido sagrado. ‘El que os recibe a vosotros –dice Él, – a mí recibe; y el que a mí recibe, recibe al que me envió.’ Ningún acto de bondad a ellos manifestado en su nombre dejará de ser reconocido y recompensado. Y en el mismo tierno reconocimiento, Él incluye a los más débiles y humildes miembros de la familia de Dios. ‘Cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente –a aquellos que son como niños en su fe y conocimiento de Cristo, – en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 324, 325).

MEDITACIÓN

“Los seguidores de Cristo han de trabajar como Él obró. Hemos de alimentar a los hambrientos, vestir a los desnudos y consolar a los dolientes y afligidos. Hemos de ministrar a los que desesperan e inspirar esperanza a los descorazonados. Y para nosotros se cumplirá  también la promesa: ‘Irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.’ El amor de Cristo, manifestado en un ministerio abnegado, será más eficaz para reformar al que yerra que la espada o el tribunal. Estas cosas son necesarias para  infundir  terror al violador de la ley, pero el amante misionero puede hacer más que esto. Con frecuencia, el corazón se endurecerá bajo la reprensión; pero se enternecerá bajo el amor de Cristo. El misionero puede no sólo aliviar las enfermedades físicas, sino que puede conducir al pecador al gran Médico, quien es capaz de limpiar el alma de la lepra del pecado. Por medio de sus siervos, Dios quiere que los enfermos, los infortunados, los poseídos de espíritus malos, oigan su voz. Mediante sus agentes humanos, desea ser un ‘Consolador’ cuyo igual el mundo no conoce” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 316, 317).

ESTUDIO ADICIONAL: Mateo 10:1-42; Marcos 6:7-11; Lucas 9:1-6; 10:1-24; El Deseado de Todas las Gentes, págs. 316-326.

Alimento para las multitudes

“El acto de Cristo al suplir las necesidades temporales de una muchedumbre hambrienta, entraña una profunda lección espiritual para todos los que trabajan para Él. Cristo recibía del Padre; Él impartía a los discípulos; ellos impartían a la multitud; y las personas unas a otras. Así, todos los que están unidos a Cristo, recibirán de Él el pan de vida, el alimento celestial, y lo impartirán a otros” (D.T.G., pág. 337).

SANANDO Y ENSEÑANDO A LA GENTE

1. ¿Cómo  se sintió Jesús cuando vio a  tanta gente necesitada? ¿Qué  los motivó a que le siguieran?  Mateo 14:14; Lucas 9:11; Juan 6:2.

Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos. Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados. Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. 

“Veía que una necesidad mayor requería su atención, mientras contemplaba a la gente que acudía y seguía acudiendo. ‘Y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor.’ Abandonando su retiro, halló un lugar conveniente donde pudiese atender a la gente. Ella no recibía ayuda de los sacerdotes y príncipes; pero las sanadoras aguas de vida fluían de Cristo mientras enseñaba a la multitud el camino de la salvación.

“La gente escuchaba las palabras misericordiosas que brotaban tan libremente de los labios del Hijo de Dios. Oían las palabras de gracia, tan sencillas y claras que les parecían bálsamo de Galaad para sus almas. El poder sanador de su mano divina impartía alegría y vida a los moribundos, comodidad y salud a los que sufrían enfermedades. El día les parecía como el cielo en la tierra, y no se daban la menor cuenta de cuánto  tiempo hacía que no habían comido” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 332, 333).

2. A medida que caía la noche, después que Jesús había pasado un largo día pronunciando palabras de consuelo a muchas personas,  ¿qué le instaron sus discípulos a hacer? Mateo 14:15; Marcos 6:36.

Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qué comer. 

“Por fin había transcurrido ya el día, el sol se estaba hundiendo en el occidente, y la gente seguía demorándose. Jesús había trabajado todo el día, sin comer ni descansar. Estaba pálido por el cansancio y el hambre, y los discípulos le rogaron que dejase de trabajar. Pero Él no podía apartarse de la muchedumbre que le oprimía de todas partes” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 333).

DADLES DE COMER

3. ¿Cómo respondió el Salvador a la sugerencia? Mateo 14:16; Marcos 6:37, primera parte. ¿Cuál sería la respuesta humana típica a tal declaración?

Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. Respondiendo él, les dijo: Dadles vosotros de comer. La respuesta típica nuestra sería, sí que se vayan a comer y así nosotros también comamos y descansemos tranquilos.

“Eligió un lugar agradable en el cual acomodar a la gente y les ordenó que se sentaran.  Luego tomó los cinco panes y los dos pececillos. Sin duda hubo muchas conjeturas acerca de la imposibilidad de satisfacer a cinco mil hombres hambrientos…” (Testimonios para la Iglesia, tomo 6, págs. 265, 266).

4. ¿Cuál fue el propósito de Jesús al preguntarle a Felipe dónde podían comprar pan para la multitud? Juan 6:5-7.

Para probar la fe de Felipe. Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. Felipe le respondió: Doscientos denarios  de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. 

“Felipe echó una mirada sobre el mar de cabezas, y pensó cuán imposible sería alimentar a tanta gente. Respondió que doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno comiese un poco” (El Ministerio de Curación, pág. 29).

“Los discípulos se acercaron finalmente a Él, insistiendo en que para el mismo beneficio de la gente había que despedirla. Muchos habían  venido de lejos, y no habían comido desde la mañana. En las aldeas y pueblos de los alrededores podían conseguir alimentos. Pero Jesús dijo: ‘Dadles vosotros de comer,’ y luego, volviéndose a Felipe, preguntó: ‘¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?’ Esto lo dijo para probar la fe del discípulo. Felipe miró el mar de cabezas, y pensó que sería imposible proveer alimentos para satisfacer las necesidades de una muchedumbre tan grande. Contestó que doscientos denarios de pan no alcanzarían para que cada uno tuviese un poco” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 333).

ALIMENTO PARA LA MULTITUD

5. ¿Cuántos hombres había además de mujeres y niños?  ¿Qué hizo Jesús con la poca cantidad de alimento disponible? Mateo 14:17, 18, 21; Lucas 9:14; Mateo 14:19.

Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. El les dijo: Traédmelos acá. Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos, de cincuenta en cincuenta. Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.

“Jesús ordenó que le trajesen estas cosas y luego pidió a los discípulos que hiciesen sentar a la gente sobre la hierba, en grupos de cincuenta y de cien personas, para conservar el orden, y a in de que todos pudiesen presenciar lo que iba a hacer.

Hecho esto, Jesús tomó los alimentos, y ‘alzando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a las gentes’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 333).

6. ¿Qué sucedió con los pocos panes después que el Señor los bendijo? ¿Cuánto recibió cada uno del almacén celestial?  Mateo 14:20, primera parte, 21.

Y comieron todos, y se saciaron. Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

“La escasa provisión aumentó bajo la mano de Cristo, y Él tenía constantemente una provisión fresca para sus siervos a fin de que distribuyeran a la multitud hambrienta, hasta que hubo suficiente para todos” (Testimonios para los Ministros, pág. 350).

“Sin duda hubo muchas conjeturas acerca de la imposibilidad de satisfacer a cinco mil hombres hambrientos, además de las mujeres y los niños, con tan escasas provisiones. Pero Jesús dio gracias y puso los alimentos en las manos de los discípulos, para que los distribuyesen. A medida que lo repartían, el alimento se multiplicaba en sus manos. Después que la multitud fue alimentada los discípulos mismos se sentaron y comieron con Cristo de la provisión impartida por el cielo. Esta es una lección preciosa para cada uno de los que siguen a Cristo” (Testimonios para la Iglesia, tomo 6, pág. 266).

“Al alimentar a los cinco mil, Jesús alzó el velo del mundo de la naturaleza y reveló el poder que se ejerce constantemente para nuestro bien. En la producción de las mieses terrenales, Dios obra un milagro cada día. Por medio de agentes naturales, se realiza la misma obra que fue hecha al alimentar a la multitud. Los hombres preparan el suelo y siembran la semilla, pero es la vida de Dios la que hace germinar la simiente… Es Dios quien alimenta cada día los millones con las mieses de esta tierra” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 335).

7. ¿Cuántos canastos de pan sobraron después que todos hubieron comido? Mateo 14:20, última parte; Juan 6:12 ¿Qué lecciones adicionales están contenidas en este milagro?

Y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 

“Y cuando somos puestos en estrecheces, debemos depender de Dios. Hemos de ejercer sabiduría y juicio en toda acción de la vida,  a fin de no colocarnos en situación de prueba por procederes temerarios. No debemos sumirnos en dificultades descuidando los medios que Dios ha provisto y usando mal las facultades que nos ha dado. Los que trabajan para Cristo deben obedecer implícitamente sus instrucciones.

La obra es de Dios, y si queremos beneficiar a otros debemos seguir sus planes. No puede hacerse del yo un  centro;  el yo no puede  recibir honra. Si hacemos planes según nuestras propias  ideas, el Señor nos abandonará a nuestros propios errores.

Pero cuando, después de seguir sus indicaciones, somos puestos en estrecheces, nos librará. No hemos de renunciar a la lucha, desalentados, sino que en toda emergencia hemos de procurar la ayuda de Aquel que tiene recursos infinitos a su disposición.

Con frecuencia, estaremos rodeados de circunstancias penosas, y entonces, con la más plena confianza, debemos depender de Dios. Él guardará a toda alma puesta en perplejidad por  tratar de andar en el camino del Señor”  (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 336).

MEDITACIÓN

“Los discípulos eran el medio de comunicación entre Cristo y la gente. Esto debe ser de gran estímulo para sus discípulos de hoy. Cristo es el gran centro, la fuente de toda fuerza. Sus discípulos han de recibir de Él sus provisiones. Los más inteligentes, los mejor dispuestos espiritualmente, pueden otorgar a otros solamente lo que reciben.

De sí mismos, no pueden suplir en nada las necesidades del alma. Podemos impartir únicamente lo que recibimos de Cristo; y podemos recibir únicamente a medida que impartimos a otros. A medida que continuamos impartiendo, continuamos recibiendo; y cuanto más impartamos, tanto más recibiremos. Así podemos constantemente creer, confiar, recibir e impartir” (D.T.G., págs. 337, 338).

ESTUDIO ADICIONAL: Mateo 14:13-21; Marcos 6:32-44; Lucas 9:10-17; Juan 6:1-13; D.T.G., págs. 429-442; El Ministerio de Curación, págs. 34-38.

Caminando sobre las aguas

“Día tras día, Dios instruye a sus hijos. Por las circunstancias de la vida diaria, los está preparando para desempeñar su parte en aquel escenario más amplio que su providencia les ha designado. Es el resultado de la prueba diaria lo que determina su victoria o su derrota en la gran crisis de la vida” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 345).

UN LUGAR SOLITARIO DE ORACIÓN

1. Después que Jesús hubo alimentado milagrosamente a la multitud, ¿qué querían hacer algunas personas e incluso sus discípulos?  ¿Cuál fue la respuesta del Maestro? Juan 6:14, 15.

Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo.

“Durante todo el día esta convicción se había fortalecido. Ese acto culminante les aseguraba que entre ellos se encontraba el Libertador durante tanto tiempo esperado. Las esperanzas de la gente iban aumentando cada vez más. Él sería quien haría de Judea un paraíso  terrenal, una tierra que luyese leche y miel. Podía satisfacer todo deseo. Podía quebrantar el poder de los odiados romanos. Podía librar a Judá y Jerusalén. Podía curar a los soldados heridos en la batalla. Podía proporcionar alimento a ejércitos enteros. Podía conquistar las naciones y dar a Israel el dominio que deseaba desde hacía mucho tiempo.

“En su entusiasmo, la gente estaba lista para coronarle rey en seguida. Se veía que Él no hacía ningún esfuerzo para llamar la atención a sí mismo, ni para atraerse honores. En esto era esencialmente diferente de los sacerdotes y los príncipes, y los presentes temían que nunca haría valer su derecho al trono de David. Consultando entre sí, convinieron en tomarle por fuerza y proclamarle rey de Israel. Los discípulos se unieron a la muchedumbre para declarar que el trono de David era herencia legítima del Maestro. Dijeron que era la modestia de Cristo lo que le hacía rechazar tal honor. Exalte el pueblo a su Libertador, pensaban. Véanse los arrogantes sacerdotes y príncipes obligados a honrar a Aquel que viene revestido con la autoridad de Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 340, 341).

2. ¿Qué más hizo? Mateo 14:22, 23. ¿Por qué?

En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.

“Con avidez decidieron llevar a cabo su propósito; pero Jesús vio lo que se estaba tramando y comprendió, como no podían hacerlo ellos, cuál sería el resultado de un movimiento tal… Llamando a sus discípulos, Jesús les ordenó que tomasen el bote y volviesen en seguida a Capernaum, dejándole a Él despedir a la gente.

“Nunca antes había parecido tan imposible cumplir una orden de Cristo. Los discípulos habían esperado durante largo tiempo un movimiento popular que pusiese a Jesús en el trono; no podían soportar el pensamiento de que todo ese entusiasmo fuera reducido a la nada. Las multitudes que se estaban congregando para observar la Pascua anhelaban ver al nuevo Profeta. Para sus seguidores, ésta parecía la oportunidad áurea de establecer a su amado Maestro sobre el trono de Israel. En el calor de esta nueva ambición, les era difícil irse solos y dejar a Jesús en aquella orilla desolada…

“Cuando fue dejado solo, Jesús ‘subió al monte apartado a orar.’ Durante horas continuó intercediendo ante Dios. Oraba no por sí mismo sino por los hombres. Pidió poder para revelarles el carácter divino de su misión, para que Satanás no cegase su entendimiento y pervirtiese su juicio” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 341, 342).

COMBATIENDO CON LAS OLAS

3. Al caer la noche, ¿qué pasó con los discípulos en el mar? Mateo 14:24; Marcos 6:47. ¿Qué lección tenían que aprender? 

Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra. 

“Si de la abundancia de su corazón hubiesen estado conversando respecto a estas cosas, no habrían entrado en tentación. Pero su desilusión absorbía sus pensamientos…

Estaban en medio de aguas agitadas. Sus pensamientos eran tumultuosos e irrazonables, y el Señor les dio entonces otra cosa para afligir sus almas y ocupar sus mentes. Dios hace con frecuencia esto cuando los hombres se crean cargas y dificultades…

“Olvidaron su desafecto, su incredulidad, su impaciencia. Cada uno se puso a trabajar para impedir que el barco se hundiese… Hasta la cuarta vela de la noche lucharon con los remos. Entonces los hombres cansados se dieron por perdidos. En la tempestad y las tinieblas, el mar les había enseñado cuán desamparados estaban, y anhelaban la presencia de su Maestro.

“Jesús no los había olvidado. El que velaba en la orilla vio a aquellos hombres que llenos de temor luchaban con la tempestad. Ni por un momento perdió de vista a sus discípulos. Con la más profunda solicitud, sus ojos siguieron al barco agitado por la tormenta con su preciosa carga; porque estos hombres habían de ser la luz del mundo. Como una madre vigila con tierno amor a su hijo, el compasivo Maestro vigilaba a sus discípulos” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 343, 344).

4. Después de haber remado veinticinco o treinta estadios contra las olas, ¿quién se les acercó caminando sobre el mar? Juan 6:19; Mateo 14:25; Marcos 6:48

Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles. 

“Cuando sus corazones estuvieron subyugados, apagada su ambición profana y en humildad oraron pidiendo ayuda, les fue concedida.

“En el momento en que ellos se creyeron perdidos, un rayo de luz reveló una figura misteriosa que se acercaba a ellos sobre el agua. Pero no sabían que era Jesús” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 344).

VIENDO AL SALVADOR

5. ¿Qué vieron los discípulos que les asustó?  ¿Qué aquietó sus temores? Mateo 14:26, 27; Marcos 6:49.

Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!. Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron.

“Tuvieron por enemigo al que venía en su ayuda. El terror se apoderó de ellos. Las manos que habían asido los remos con músculos de hierro, los soltaron. El barco se mecía al impulso de las olas, todos los ojos estaban fijos en esta visión de un hombre que andaba sobre las espumosas olas de un mar agitado. Ellos pensaban que era un fantasma que presagiaba su destrucción y gritaron atemorizados. Jesús siguió avanzando, como si quisiese pasar más allá de donde estaban ellos, pero le reconocieron, y clamaron a Él pidiéndole ayuda. Su amado Maestro se volvió entonces, y su voz aquietó su  temor: ‘Alentaos; yo soy, no  temáis”. (El Deseado de Todas  las Gentes, pág. 344).

CAMINANDO SOBRE EL AGUA

6. ¿Qué solicitó Pedro inmediatamente? ¿Qué convirtió su audacia en temor?  Mateo 14:28-31.

Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

“Mirando a Jesús, Pedro andaba con seguridad; pero cuando con satisfacción propia, miró hacia atrás, a sus compañeros que estaban en el barco, sus ojos se apartaron del Salvador. El viento era  borrascoso. Las olas se elevaban a gran altura, directamente entre él y el Maestro; y Pedro sintió miedo. Durante un instante, Cristo quedó oculto de su vista, y su fe le abandonó. Empezó a hundirse. Pero mientras las ondas hablaban con la muerte, Pedro elevó sus ojos de las airadas aguas y fijándolos en Jesús, exclamó: ‘Señor, sálvame.’ Inmediatamente Jesús asió la mano extendida, diciéndole: ‘Oh hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?’

“Andando lado a lado, y teniendo Pedro su mano en la de su Maestro, entraron juntos en el barco. Pero Pedro estaba ahora subyugado y callado. No tenía motivos para alabarse más que sus compañeros, porque por la incredulidad y el ensalzamiento propio, casi había perdido la vida. Cuando apartó sus ojos de Jesús, perdió pie y se hundía en medio de las ondas.

“Cuando la dificultad nos sobreviene, con cuánta frecuencia somos como Pedro. Miramos las olas en vez de mantener nuestros ojos fijos en el Salvador…

“En medio de las tormentas de la tentación, podía andar seguramente tan sólo si, desconfiando totalmente de sí mismo, fiaba en el Salvador” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 344, 345).

7. ¿Qué sucedió enseguida que Jesús y Pedro subieron en el barco? Mateo 14:32, 33; Marcos 6:51; Juan 6:21.

Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban. Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adónde iban.

“Los que dejan de sentir que dependen constantemente de Dios, serán vencidos por la tentación. Podemos suponer ahora que nuestros pies están seguros y que nunca seremos movidos. Podemos decir con confianza: Yo sé a quién he creído; nada quebrantará mi fe en Dios y su Palabra. Pero Satanás está proyectando aprovecharse de nuestras características heredadas y cultivadas, y cegar nuestros ojos acerca de nuestras propias necesidades y defectos. Únicamente comprendiendo nuestra propia debilidad y mirando fijamente a Jesús, podemos estar seguros” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 345, 346).

MEDITACIÓN

“… ha sido el propósito determinado de Satanás el de eclipsar la visión de Jesús, e inducir a los hombres a mirar al hombre, a confiar en el hombre, y ser educados para esperar ayuda del hombre.  Durante siglos la iglesia ha estado mirando al hombre, y esperando mucho del hombre, pero no mirando a Jesús, en el cual están centradas nuestras esperanzas de vida eterna… ‘El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él’” (Testimonios para los Ministros, págs. 90, 91).

ESTUDIO ADICIONAL: Mateo 14:22-33; Marcos 6:45-52; Juan 6:14-21; Deseado de Todas las  Gentes,   págs. 341-347; La Educación, págs. 85, 86.