lunes, 13 de diciembre de 2010

Verdaderos hermanos

“Cuando el alma se entrega a Cristo, un nuevo poder se posesiona del nuevo corazón. Se realiza un cambio que ningún hombre puede realizar por su cuenta. Es una obra sobrenatural, que introduce un elemento sobrenatural en la naturaleza humana. El alma que se entrega  a Cristo, llega a ser una fortaleza suya, que Él sostiene en un mundo en rebelión, y no quiere que otra autoridad sea conocida en ella sino  la suya. Un alma así guardada en posesión por los agentes celestiales es inexpugnable para los asaltos de Satanás” (D.T.G., pág. 291).

LOS HERMANOS CON QUIÉNES VIVIO JESÚS

1. ¿Qué se sabía en Nazaret sobre la familia de Jesús? ¿Qué mencionan las Escrituras con respecto a sus hermanos y hermanas? Mateo 13:55, 56.

¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?

“Sus hermanos, como se llamaba a los hijos de José, se ponían del lado de los rabinos. Insistían en que debían seguirse las tradiciones  como si fuesen requerimientos de Dios. Hasta tenían los preceptos de los hombres en más alta estima que la Palabra de Dios, y les molestaba mucho la clara penetración de Jesús al distinguir entre lo falso y lo verdadero. Condenaban su estricta obediencia a la ley de Dios como terquedad…

“Todo esto desagradaba a sus hermanos. Siendo mayores que Jesús, les parecía que Él debía estar sometido a sus dictados. Le acusaban de creerse superior a ellos, y le reprendían por situarse más arriba que los maestros, sacerdotes y gobernantes del pueblo. Con frecuencia le amenazaban y trataban de intimidarle; pero Él seguía adelante, haciendo de las Escrituras su guía…

“María creía en su corazón que el santo niño nacido de ella era el Mesías prometido desde hacía tanto tiempo; y, sin embargo, no se  atrevía a expresar su fe.

Durante toda su vida terrenal compartió sus sufrimientos. Presenció con pesar las pruebas a Él impuestas en su niñez y juventud” (El Deseado de Todas  las Gentes, págs. 65, 66, 69).

2. Durante su ministerio, ¿tuvo Jesús el gozo de contar con sus hermanos como seguidores? Habían visto sus grandes obras, ¿pero creían en su misión sagrada? Juan 7:3-5; 2:12.

NO. Y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él. Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.

“El Hijo de Dios sentía agudamente la enemistad encendida en el corazón humano contra el Evangelio, y le resultaba muy doloroso en  su hogar; porque su propio corazón estaba lleno de bondad y amor, y apreciaba la tierna consideración en las relaciones familiares. Sus hermanos deseaban que Él cediese a sus ideas, cuando una actitud tal habría estado en completa contradicción con su misión divina. Consideraban que Él necesitaba de sus consejos. Le juzgaban desde su punto de vista humano, y pensaban que si dijera solamente cosas  aceptables para los escribas y fariseos, evitaría las controversias desagradables que sus palabras despertaban. Pensaban que estaba loco al pretender que tenía autoridad divina, y al presentarse ante los rabinos como reprensor de sus pecados. Sabían que los fariseos estaban buscando ocasiones de acusarle, y les parecía que ya les había dado bastantes…

“A veces vacilaba entre Jesús y sus hermanos, que no creían que era el enviado de Dios; pero abundaban las evidencias de la divinidad de su carácter” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 292, 293, 70).

¿QUIÉNES SON MIS HERMANOS?

3. ¿Quién vino a Jesús pero no pudo acercarse debido a la muchedumbre? Lucas 8:19, 20.

Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. 

“Muchas veces sus trabajos incesantes y el conflicto con la hostilidad y las falsas enseñanzas de los rabinos le dejaban tan exhausto que su madre y sus hermanos, y aun sus discípulos, temían por su vida” (El Ministerio de Curación, pág. 35).

“Los hijos de José distaban mucho de tener simpatía por Jesús en su obra. Los informes que llegaban a ellos acerca de su vida y labor los llenaban de asombro y congoja. Oían que pasaba noches enteras en oración, que durante el día le rodeaban grandes compañías de  gente,  y que no tomaba siquiera tiempo para comer.

Sus amigos estaban convencidos de que su trabajo incesante le estaba agotando; no podían explicar su actitud para con los fariseos, y algunos temían que su razón estuviese vacilando.

“Sus hermanos oyeron hablar de esto, y también de la acusación presentada por los fariseos de que echaba los demonios por el poder de Satanás. Sentían agudamente el oprobio que les reportaba su relación con Jesús” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 288).

4. ¿Cómo respondió Jesús a la notificación que su madre y hermanos deseaban verle? Mateo 12:48 ¿Por qué contestó de ese modo?

Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?

“Mientras Jesús estaba todavía enseñando a la gente, sus discípulos trajeron la noticia de que su madre y sus hermanos estaban afuera y deseaban verle. Él sabía lo que sentían ellos en su corazón, y ‘respondiendo Él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre’…

“¡Qué apoyo habría encontrado Jesús en sus parientes terrenales si hubiesen creído en Él como enviado del cielo y hubiesen cooperado con Él en hacer la obra de Dios! Su incredulidad echó una sombra sobre la vida terrenal de Jesús. Era parte de la amargura de la copa de desgracia que Él bebió por nosotros” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 292).

MIRAD, MIS HERMANOS

5. ¿A quiénes reconoció Jesús como sus hermanos?  Mateo 12:49.

A sus seguidores, a los que tenían fe (creían en EL). Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.

Pregunta personal: ¿Has notado que las relaciones espirituales pueden ser aún más estrechas que las familiares? ¿Cómo lo compruebas en tu experiencia personal?

“Todos los que quisieran recibir a Cristo por la fe iban a estar unidos con Él por un vínculo más íntimo que el del parentesco humano. Iban a ser uno con Él, como Él era uno con el Padre. Al creer y hacer sus palabras, su madre se relacionaba en forma salvadora con Jesús y más estrechamente que por su vínculo natural con Él. Sus hermanos no se beneficiarían de su relación con Él a menos que le aceptasen como su Salvador personal” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 292).

6. ¿Qué hace a una persona un verdadero hermano, hermana o madre de Jesús? Mateo 12:50 ¿Valoras el privilegio de tener hermanos y hermanas espirituales?  Proverbios 18:24.

Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre. El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano. 

“Cristo ama a los seres celestiales que rodean su trono; pero ¿qué explicará el gran amor con que nos amó a nosotros? No lo podemos comprender, pero en nuestra propia experiencia podemos saber que existe en verdad. Y si sostenemos un vínculo de parentesco con Él, ¡con qué ternura debemos considerar a los que son hermanos y hermanas de nuestro Señor! ¿No debiéramos estar listos para reconocer los derechos de nuestra relación divina? Adoptados en la familia de Dios, ¿no honraremos a nuestro Padre y a nuestra parentela?” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 294).

7. ¿Qué gran cambio se dio en los hermanos de Jesús después de su muerte, resurrección y ascensión? Hechos 1:14; Mateo 28:10; Gálatas 1:18, 19.

Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor. 

Meditación: ¿Qué lección se nos imparte si hoy en día los miembros de nuestra familia no creen ni aceptan el mensaje? 

“No es Dios quien ciega los ojos de los hombres y endurece su corazón. Él les manda luz para corregir sus errores, y conducirlos por  sendas seguras; es por el rechazamiento de esta luz como los ojos se ciegan y el corazón se endurece. Con frecuencia, esto se realiza gradual y casi imperceptiblemente. Viene luz al alma por la Palabra de Dios, por sus siervos, o por la intervención directa de su Espíritu; pero cuando un rayo de luz es despreciado, se produce un embotamiento parcial de  las percepciones espirituales, y se discierne menos claramente la segunda revelación de la luz. Así aumentan las tinieblas, hasta que anochece en el alma. Así había sucedido con estos dirigentes  judíos. Estaban convencidos de que un poder divino acompañaba a Cristo, pero a fin de resistir a la verdad, atribuyeron la obra  del Espíritu Santo a Satanás. Al hacer esto, prefirieron deliberadamente el engaño; se entregaron a Satanás, y desde entonces fueron dominados por su poder” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 289, 290).

MEDITACIÓN

“Los que están llamados a sufrir por causa de Cristo, que tienen que  soportar incomprensión y desconfianza aun en su propia casa, pueden hallar consuelo en el pensamiento de que Jesús soportó lo mismo. Se compadece de ellos. Los invita a hallar compañerismo en Él, y alivio donde Él lo halló: en la comunión con el Padre.

“Los que aceptan a Cristo como su Salvador personal no son dejados huérfanos, para sobrellevar solos las pruebas de la vida. Él los recibe como miembros de la familia celestial, los invita a llamar a su Padre, Padre de ellos también. Son sus ‘pequeñitos,’ caros al corazón de Dios, vinculados con Él por los vínculos más tiernos y permanentes. Tiene para con ellos una ternura muy grande, que supera la que nuestros padres o madres han sentido hacia nosotros en nuestra incapacidad como lo divino supera a lo humano” (D.T.G., págs. 293, 294).

ESTUDIO ADICIONAL

· El Deseado de Todas las Gentes, págs. 65-72, 289-295.

· Después de haber estudiado la lección, completa el versículo bíblico con las  palabras clave: