lunes, 13 de diciembre de 2010

En la fiesta de los tabernáculos

“El clamor que Cristo dirige al alma sedienta sigue repercutiendo, y llega a nosotros con más fuerza que a aquellos que lo oyeron en el templo en aquel último día de la fiesta. El manantial está abierto para todos. A los cansados y exhaustos se ofrece la refrigerante bebida de la vida eterna. Jesús sigue clamando: ‘Si alguno tiene sed, venga a mí y beba’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 418).

DIFERENCIAS DE PUNTOS DE VISTA

1. ¿Dónde desarrolló Jesús su ministerio durante un tiempo y por qué? ¿Qué fiesta estaba por delante? Juan 7:1, 2.

Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle. Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos.

“La fiesta de las cabañas era la reunión final del año. Dios quería que en esta ocasión el pueblo reflexionase en su bondad y misericordia. Todo el país había estado bajo su dirección y recibiendo su bendición. Día y noche, su cuidado se había ejercido de continuo…

“La fiesta duraba siete días, y para su celebración los habitantes de Palestina, con muchos de otros países, dejaban sus casas y acudían a Jerusalén… Todo lo que podía agradar al ojo, y dar expresión al gozo universal, era traído de los bosques; la ciudad tenía la apariencia de una hermosa selva.

“Esta fiesta no sólo se celebraba en agradecimiento por la cosecha, sino también en memoria del cuidado protector de Dios sobre Israel en el desierto. A fin de conmemorar su vida en tiendas, los israelitas moraban durante la fiesta en cabañas o tabernáculos de ramas verdes. Los erigían en las calles, en los atrios del templo, o en los techos de las casas. Las colinas y los valles que rodeaban a Jerusalén estaban también salpicados de estas moradas de hojas, y bullían de gente” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 411, 412).

2. ¿Qué querían sus hermanos que hiciera Jesús? ¿Por qué? Juan 7:3-5. ¿Qué nubló su vista para que no pudieran ver la situación? 

Y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él. 

“Mientras los hijos de José se preparaban para asistir a la fiesta de las cabañas, vieron que Jesús no hacía nada que significase intención de asistir a ella…

“Tanta ansiedad sentían acerca de esto, que rogaron a Jesús que fuese a Jerusalén… ‘Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.’ El ‘si’ expresaba duda e incredulidad. Le atribuían cobardía y debilidad. Si Él sabía que era el Mesías, ¿por qué guardaba esta extraña reserva e inacción? Si poseía realmente tal poder, ¿por qué no iba audazmente a Jerusalén y aseveraba sus derechos? ¿Por qué no cumplía en Jerusalén las obras maravillosas que de Él se relataban en Galilea? No te ocultes en provincias aisladas, decían, a realizar tus obras poderosas para beneficio de campesinos y pescadores ignorantes. Preséntate en la capital, conquista el apoyo de sacerdotes y gobernantes, y une la nación, para establecer el nuevo reino.

“Estos hermanos de Jesús razonaban por el mismo motivo egoísta que con tanta frecuencia se encuentra en el corazón de  los que aman  la ostentación. Ese espíritu era el que gobernaba el mundo. Ellos se ofendían porque, en vez de buscar un trono temporal, Cristo se había declarado el pan de vida. Quedaron muy desilusionados cuando tantos de sus discípulos le abandonaron. Ellos mismos se apartaron de Él para escapar a la cruz que representaba el reconocer lo que sus obras revelaban: que era el Enviado de Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 413, 414).

3. Explica el significado de la respuesta de Jesús a la propuesta de sus hermanos. ¿Por qué no fue a la fiesta con ellos? Juan 7:6, 8-10.

Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto. Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido. Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea. Pero después que sus hermanos habían subido, entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. 

“Sus hermanos le habían hablado en tono de autoridad, prescribiéndole la conducta que debía seguir. Les devolvió su reprensión, clasificándolos no con sus discípulos abnegados, sino con el mundo. ‘No puede el mundo aborreceros a vosotros –dijo; – mas a mí me aborrece, porque yo doy testimonio de él, que sus obras son malas.’ El mundo no odia a los que les son semejantes en espíritu. Los ama como suyos.

“Para Cristo, el mundo no era un lugar de comodidad y engrandecimiento propio. No buscaba una oportunidad para recibir su poder y su gloria. No le ofrecía ningún premio tal. Era el lugar al cual su Padre le había enviado. Había sido dado para la vida del mundo, para realizar el gran plan de redención. Estaba haciendo su obra en favor de la especie caída. Pero no había de ser presuntuoso, ni precipitarse al peligro, ni  tampoco apresurar una crisis. Cada acontecimiento de su obra tenía su hora señalada. Debía esperar con paciencia. Sabía que iba a ser blanco del odio del mundo; sabía que su obra le conduciría a la muerte; pero exponerse prematuramente no habría sido obrar según la voluntad de su Padre” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 414, 415).

4. ¿Qué pensaban los judíos sobre Jesús? Por lo tanto, ¿qué piensan de los que le siguen? Juan 7:11, 12; 15:20.

Y le buscaban los judíos en la fiesta, y decían: ¿Dónde está aquél? Y había gran murmullo acerca de él entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.  

“Desde Jerusalén las noticias de los milagros de Cristo se habían difundido dondequiera que estaban dispersos los judíos; y aunque durante muchos meses Él había permanecido ausente de las fiestas, el interés en Él no había disminuido. Muchos, de todas partes del mundo,  habían venido a la fiesta de las cabañas con la esperanza de verle. Al principio de la fiesta, muchos preguntaron por Él. Los fariseos y gobernantes esperaban que viniese, deseosos de tener oportunidad para condenarle.

Preguntaban ansiosamente: ‘¿Dónde está?’ Pero nadie lo sabía. En todas las mentes predominaban pensamientos relativos a Él. Por temor a los sacerdotes y príncipes, nadie se atrevía a reconocerle como el Mesías, mas por doquiera había discusiones serenas pero fervorosas acerca de Él. Muchos le defendían como enviado de Dios, mientras que otros le denunciaban como engañador del pueblo” (El Deseado  de Todas las Gentes, pág. 415).

AGUA PARA LOS SEDIENTOS

5. Aunque era un riesgo para Jesús aparecer públicamente entre la gente, ¿qué hizo? ¿Qué mensaje proclamó solemnemente en el atrio  del templo?  Juan 7:14, 15, 37.

Más a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado? En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

“Mientras tanto, Jesús había llegado silenciosamente a Jerusalén. Había elegido una ruta poco frecuentada, a fin de evitar a los viajeros que se dirigían a la ciudad desde todas partes… Para evitar esto, prefirió hacer el viaje solo.

“En medio de la fiesta, cuando la expectación acerca de Él estaba en su apogeo, entró en el atrio del templo en presencia de la multitud…

“Les había dado toda prueba posible de que venía de Dios, y había hecho todo esfuerzo posible para inducirlos al arrepentimiento…

“La condición del pueblo daba fuerza a este llamamiento. Habían estado participando de una continua escena de pompa y festividad, sus ojos estaban deslumbrados por la luz y el color, y sus oídos halagados por la más rica música; pero no había nada en toda esta ceremonia que satisficiese las necesidades del espíritu, nada que aplacase la sed del alma por lo imperecedero. Jesús los invitaba a venir y beber en la fuente de la vida, de aquello que sería en ellos un manantial de agua que brotara para vida eterna” (D.T.G., págs. 415, 416, 417).

6. ¿Qué valor tiene el participar de una ceremonia sin conocer su significado? ¿Qué sucederá con los que creen en Jesús? Juan 7:38.

Ningún valor. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

“El sacerdote había cumplido esa mañana la ceremonia que conmemoraba la acción de golpear la roca en el desierto. Esa roca era un símbolo de Aquel que por su muerte haría fluir raudales de salvación a  todos  los sedientos. Las palabras de Cristo eran el agua de vida. Allí en presencia de la congregada muchedumbre se puso aparte para ser herido, a fin de que el agua de la vida pudiese fluir al mundo. Al herir a Cristo, Satanás pensaba destruir al Príncipe de la vida; pero de la roca herida fluía agua viva. Mientras Jesús hablaba al pueblo,  los corazones se conmovían con una extraña reverencia y muchos estaban dispuestos a exclamar, como la mujer de Samaria: ‘Dame esta agua, para que no tenga sed’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 417).

UNA PROMESA MÁS

7. ¿Qué don recibirán  todos  los que creen en Él? Juan 7:39; 16:13; Hechos 1:8.

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

MEDITACIÓN

“Jesús conocía las necesidades del alma. La pompa, las riquezas y los honores no pueden satisfacer el corazón. ‘Si alguno tiene sed, venga  a mí y beba.’ Los ricos, los pobres, los encumbrados y los humildes son igualmente bienvenidos. El promete aliviar el ánimo cargado, consolar a los tristes, dar esperanza a los abatidos. Muchos de los que oyeron a Jesús lloraban esperanzas frustradas; muchos alimentaban un agravio secreto; muchos estaban tratando de satisfacer su inquieto anhelo con las cosas del mundo y la alabanza de los hombres; pero cuando habían ganado todo encontraban que habían trabajado tan sólo para llegar a una cisterna rota en la cual no podían aplacar su sed. Allí estaban en medio del resplandor de la gozosa escena, descontentos y tristes. Este clamor repentino: ‘Si alguno tiene sed,’ los arrancó de su pesarosa meditación, y mientras escuchaban las palabras que siguieron, su mente se reanimó con una nueva esperanza. El Espíritu Santo presentó delante de ellos el símbolo hasta que vieron en Él el inestimable don de la salvación” (D.T.G., págs. 417, 418).

ESTUDIO ADICIONAL: Juan 14:16,17; 15:26; El Deseado de Todas las Gentes, págs. 412-419; Palabras Vida Gran Maestro, pág. 101; P. y Reyes, págs. 176, 177.