lunes, 13 de diciembre de 2010

Sanando a los enfermos mentales

“Si tenemos una fe tal, nos posesionaremos de la Palabra de Dios y de todos los agentes útiles que Él ha provisto. Así nuestra fe se fortalecerá, y traerá en nuestra ayuda el poder del Cielo. Los obstáculos que Satanás acumula sobre nuestra senda, aunque aparentemente tan insuperables como altísimas montañas, desaparecerán ante el mandato de la fe. ‘Nada os será imposible’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 398).

INABILIDAD DE LOS DISCÍPULOS 

1. ¿Qué situación confrontaron los otros nueve mientras Jesús y sus tres discípulos no estaban presentes?  Marcos 9:14, 15; Lucas 9:37.

Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro. 

“Al divisar a Jesús, la gente que estaba en la llanura corrió a su encuentro, saludándole con expresiones de reverencia y gozo. Sin embargo, su ojo avizor discernió que estaban en gran perplejidad. Los discípulos parecían turbados. Acababa de ocurrir una circunstancia que les había ocasionado amargo chasco y humillación” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 393, 394).

2. ¿Qué incidente causó una discusión entre la multitud y gran perplejidad de parte de los discípulos? Mateo 17:14-16.

Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar.

“Mientras estaban esperando al pie de la montaña, un padre les había traído a su hijo para que lo librasen de un espíritu mudo que le atormentaba. Cuando Jesús mandó a los doce a predicar por Galilea, les había conferido autoridad sobre los espíritus inmundos para poder echarlos. Mientras conservaron firme su fe, los malos espíritus habían obedecido sus palabras. Ahora, en el nombre de Cristo, ordenaron al espíritu torturador que dejase a su víctima, pero el demonio no había hecho sino burlarse de ellos mediante un nuevo despliegue de su poder. Los discípulos, incapaces de explicarse su derrota, sentían que estaban atrayendo deshonor sobre sí mismos y su Maestro. Y en la muchedumbre había escribas que sacaban partido de esa oportunidad para humillarlos. Agolpándose en derredor de los discípulos, los acosaban con preguntas, tratando de demostrar que ellos y su Maestro eran impostores. Allí había un espíritu malo que ni los discípulos ni Cristo mismo podrían vencer, declararon triunfalmente los rabinos. La gente se inclinaba a concordar con los escribas, y dominaba a  la muchedumbre un sentimiento de desprecio y burla” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 394).

UNA GENERACIÓN INCRÉDULA

3. ¿Qué dijo Jesús al leer los corazones de la gente y su constante tendencia a dudar y criticar? Mateo 17:17.

Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.

“Jesús miró en derredor suyo a  la multitud despavorida, a  los cavilosos escribas, a los perplejos discípulos. Vio incredulidad en todo corazón; y con voz llena de tristeza exclamó: ‘¡Oh generación infiel! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tengo de sufrir?’ Luego ordenó al padre angustiado: ‘Trae tu hijo acá’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 395).

TRAÍDO AL REDENTOR

4. Como en el pasado, ¿qué le sucedió al muchacho cuando fue llevado al Maestro? Marcos 9:20-22.

Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. 

“Fue traído el muchacho y, al posarse los ojos del Salvador sobre él, el espíritu malo lo arrojó al suelo en convulsiones de agonía. Se revolcaba y echaba espuma por la boca, hendiendo el aire con clamores pavorosos.

“El Príncipe de la vida y el príncipe de las potestades de las tinieblas habían vuelto a encontrarse en el campo de batalla: Cristo, en cumplimiento de su misión de ‘pregonar a los cautivos libertad, y… para poner en libertad a los quebrantados;’ Satanás tratando de retener a su víctima bajo su dominio. Invisibles, los ángeles de luz y las huestes de los malos ángeles se cernían cerca del lugar para contemplar el conflicto. Por un momento, Jesús permitió al mal espíritu que manifestase su poder, a fin de que los espectadores comprendiesen el libramiento que se iba a producir.

“La muchedumbre miraba con el aliento en suspenso, el padre con agonía de esperanza y temor. Jesús preguntó: ‘¿Cuánto tiempo ha que le aconteció esto?’ El padre contó la historia de los largos años de sufrimiento, y luego, como si no lo pudiese soportar más, exclamó: ‘Si puedes algo, ayúdanos, teniendo misericordia de nosotros.’ ‘Si puedes.’ Hasta el padre dudaba ahora del poder de Cristo” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 395).

5. ¿Qué principio divino debía comprender el padre si su hijo habría de ser sanado? ¿Qué reconoció como debilidad suya? Marcos 9:23, 24.

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. 

“Jesús respondió: ‘Si puedes creer, al que cree todo es posible.’ No faltaba poder a Cristo; pero la curación del hijo dependía de la fe del padre. Estallando en lágrimas, comprendiendo su propia debilidad, el padre se confió completamente a la misericordia de Cristo, exclamando: ‘Creo, ayuda mi  incredulidad’” (El Deseado de Todas  las Gentes, pág. 395).

6. ¿Qué hizo Jesús al oir la respuesta del padre? ¿Cómo se demostró la crueldad del espíritu maligno? Marcos 9:25-27; Lucas 9:43, primera parte.

Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. Y todos se admiraban.

“Jesús se volvió hacia el enfermo y dijo: ‘Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.’ Se oyó un clamor y se produjo una lucha intensísima. El demonio, al salir, parecía estar por quitar la vida a su víctima. Luego el mancebo quedó acostado sin movimiento y aparentemente sin vida. La multitud murmuró: ‘Está muerto.’

Pero Jesús le tomó de la mano y, alzándole, le presentó en perfecta sanidad mental y corporal a su padre. El padre y el hijo alabaron el nombre de su libertador. Los espectadores quedaron ‘atónitos de la grandeza de Dios,’ mientras los escribas, derrotados y abatidos, se apartaron malhumorados” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 395, 396).

RAZONES PARA LA DERROTA

7. ¿Por qué no les había sido posible a los discípulos llevar a cabo la previa comisión de Jesús de que arrojaran fuera los demonios?  Mateo 17:19-21.

Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno.

¿Cómo se aplica esta importante lección a nosotros hoy? “Su incredulidad, que los privaba de sentir una simpatía más profunda hacia Cristo, y la negligencia con que habían considerado la obra sagrada a ellos confiada les habían hecho fracasar en el conflicto con las potestades de las tinieblas.

“Las palabras con que Cristo señalara su muerte les habían infundido tristeza y duda. Y la elección de los tres discípulos para que acompañasen a Jesús a la montaña había excitado los celos de los otros nueve. En vez de fortalecer su fe por la oración y la meditación en las palabras de Cristo, se habían estado espaciando en sus desalientos y agravios personales. En este estado de tinieblas, habían emprendido el conflicto con Satanás.

“A fin de tener éxito en un conflicto tal, debían encarar la obra con un espíritu diferente. Su fe debía ser fortalecida por la oración ferviente, el ayuno y la humillación del corazón. Debían despojarse del yo y ser henchidos del espíritu y del poder de Dios. La súplica ferviente y perseverante dirigida a Dios con una  fe que induce a confiar completamente en Él y a consagrarse sin reservas a su obra, es la única que puede prevalecer para traer a los hombres la ayuda del Espíritu Santo en la batalla contra los principados y potestades, los gobernadores de las tinieblas de este mundo y las huestes espirituales de iniquidad en las regiones celestiales” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 397).

MEDITACIÓN

“Si puedes algo, ayúdanos, teniendo misericordia de nosotros.’ ¡Cuántas almas cargadas por el pecado han repetido esta oración! Y para todas, la respuesta del Salvador compasivo es: ‘Si puedes creer, al que cree todo es posible.’ Es la fe la que nos une con el Cielo y nos imparte fuerza para luchar con las potestades de las tinieblas.

En Cristo, Dios ha provisto medios para subyugar todo rasgo pecaminoso y resistir toda tentación, por fuerte que sea. Pero muchos sienten que les falta la fe, y por lo tanto permanecen lejos de Cristo. Confíen estas almas desamparadas e indignas en la misericordia de su Salvador compasivo. No se miren a sí mismas, sino a Cristo. Él que sanó al enfermo y echó a los demonios cuando estaba entre los hombres es hoy el mismo Redentor poderoso. La fe viene por la palabra de Dios. Entonces aceptemos la promesa: ‘Al que a mí viene, no le echo fuera.’ Arrojémonos a sus pies clamando: ‘Creo, ayuda mi incredulidad.’ Nunca pereceremos mientras hagamos esto, nunca” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 396).

ESTUDIO ADICIONAL: Marcos 11:22-24; Santiago 1:5-7; El Deseado de Todas las Gentes, págs. 394-399; Profetas y Reyes, pág. 412.

REFLEXIÓN: ¿Por qué la liberación de las cadenas del espíritu maligno era sólo posible para el muchacho por medio del poder de Dios?