lunes, 13 de diciembre de 2010

La misión final de Juan el bautista

“Para muchos, un profundo misterio rodea la suerte de Juan el Bautista. Se preguntan por qué se le debía dejar languidecer y morir en la cárcel. Nuestra visión humana no puede penetrar el misterio de esta sombría providencia; pero ésta no puede conmover nuestra  confianza en Dios cuando recordamos que Juan no era sino partícipe de los sufrimientos de Cristo. Todos los que sigan a Cristo llevarán  la  corona  del  sacrificio.

Serán por cierto mal comprendidos por los hombres egoístas, y blanco de los feroces asaltos de Satanás. El reino de éste se estableció para destruir ese principio de la abnegación, y peleará contra él dondequiera que se manifieste” (Deseado de Todas las Gentes, pág. 195).

MENSAJE AL REY

1. ¿Qué se sabe sobre el rey Herodes, el tetrarca, y la mujer con la cual vivía? ¿Qué claro mensaje impartió Juan el Bautista? Marcos 6:18; Lucas 3:19.

Herodes vivía en adulterio. Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho.

“Juan obró fielmente con él, denunciando su unión inicua con Herodías, la esposa de su hermano. Durante un tiempo, Herodes trató débilmente de romper la cadena de concupiscencia que le ligaba; pero Herodías le sujetó más firmemente en sus redes y se vengó del Bautista, induciendo a Herodes a echarlo en la cárcel…

“En su misión, el Bautista se había destacado como intrépido reprensor de la iniquidad, tanto entre los encumbrados como entre los humildes. Había osado hacer frente al rey Herodes y reprocharle claramente su pecado. No había estimado preciosa su vida con tal de cumplir la obra que le había sido encomendada” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 185, 186).

2. ¿Aceptaron el rey Herodes y Herodías el mensaje divino de reprensión? ¿Cómo reaccionó Herodías ni bien se le presentó una  oportunidad? Marcos 6:19, 17.

NO. Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues la había tomado por mujer. 

3. Aunque no presto atención a la advertencia del profeta, ¿de qué estaba convencido Herodes?  Marcos 6:20; Mateo 14:5.

Porque Herodes temía a Juan, sabiendo que ERA VARÓN JUSTO Y SANTO, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta.

“Herodes creía que Juan era profeta de Dios y tenía la plena intención de devolverle la libertad. Pero lo iba postergando por temor a Herodías.

“Ésta sabía que por las medidas directas no podría nunca obtener que Herodes consintiese en la muerte de Juan, y resolvió lograr su propósito por una estratagema. En el día del cumpleaños del rey, debía ofrecerse una fiesta a los oficiales del estado y los nobles de la corte. Habría banquete y borrachera. Herodes no estaría en guardia, y ella podría influir en él a voluntad” (D.T.G., pág. 192).

UNA TRAMPA

4. ¿Qué ocasión ofreció el escenario perfecto para que Herodías llevara a cabo su propósito diabólico? ¿Cuál fue la respuesta inmediata a la pregunta de su hija?  Marcos 6:21, 22, 24, 25.

Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea, entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista. Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista. 

“…Herodías mandó a su hija a la sala del banquete, para que bailase a fin de entretener a los invitados. Salomé estaba en su primer florecimiento como mujer; y su voluptuosa belleza cautivó los sentidos de los señores entregados a la orgía…

“El rey estaba embotado por el vino. La pasión lo dominaba y la razón estaba destronada. Veía solamente la sala del placer, sus invitados entregados a la orgía, la mesa del banquete, el vino centelleante, las luces deslumbrantes y la joven que bailaba delante de él. En la temeridad del momento, deseó hacer algún acto de ostentación que le exaltase delante de los grandes de su reino…

“El juramento había sido hecho en honor de sus huéspedes, y si uno de ellos hubiese pronunciado una palabra  contra  el  cumplimiento de  su promesa, habría salvado gustosamente al profeta… Ninguna voz se alzó para salvar la vida del mensajero del cielo. Esos hombres ocupaban altos puestos de confianza en la nación y sobre ellos descansaban graves responsabilidades; sin embargo, se habían entregado al banqueteo y la borrachera hasta que sus sentidos estaban embotados” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 192, 193).

EJECUCIÓN DEL PROFETA INOCENTE

5. ¿Qué sucedió en ese día terrible aunque el rey se sentía muy apenado por ello? ¿Qué cadenas lo ataban? Marcos 6:26-28; Lucas 3:19, 20.

Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla. Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre. Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho, sobre todas ellas, añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel.

“Herodes esperó en vano ser dispensado de su juramento; luego ordenó, de mala gana, la ejecución del profeta. Pronto fue traída la cabeza de Juan a la presencia del rey y  sus huéspedes... La orgía de una noche había costado la vida de uno de los mayores profetas…

“La cabeza de Juan el Bautista fue llevada a Herodías, quien la recibió con feroz satisfacción. Se regocijaba en su venganza y se lisonjeaba de que la conciencia de Herodes ya no le perturbaría. Pero su pecado no le dio felicidad. Su nombre se hizo notorio y aborrecido, mientras que Herodes estuvo más atormentado por el remordimiento que antes por las amonestaciones del profeta. La influencia de las enseñanzas de Juan no se hundió en el silencio; había de extenderse a toda generación hasta el fin de los tiempos.

“El pecado de Herodes estaba siempre delante de él. Constantemente procuraba hallar alivio de las acusaciones de su conciencia culpable… siempre temeroso de que una maldición pesara sobre él…

“Los pensamientos del pecador son sus acusadores; no podría sufrir tortura más intensa que los aguijones de una conciencia culpable, que no le deja descansar ni de día ni de noche” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 193-195).

NINGUNO MAYOR QUE JUAN EL BAUTISTA

6. ¿Qué maravilloso testimonio dio Jesús de este fiel testigo de Dios? ¿Qué había sido declarado por un ángel antes de su nacimiento? Mateo 11:11, 14; Lucas 1:14-17.

De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. 

“Juan el Bautista había sido el primero en proclamar el  reino de Cristo, y  fue también el primero en sufrir…

“Aparte del gozo que Juan hallaba en su misión, su vida había sido llena de pesar. Su voz se había oído rara vez fuera del desierto. Tuvo el destino de un solitario. No se le permitió ver los resultados de sus propios trabajos. No tuvo el privilegio de estar con Cristo, ni de presenciar la manifestación del poder divino que acompañó a la luz mayor. No le tocó ver a los ciegos recobrar la vista, a los enfermos sanar y a los muertos resucitar. No contempló la luz que resplandecía a través de cada palabra de Cristo, derramando gloria sobre las promesas de la profecía. El menor de los discípulos que contempló las poderosas obras de Cristo y oyó sus palabras, era en este sentido más privilegiado que Juan el Bautista, y por lo tanto se dice que es mayor que él” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 191, 192).

7. ¿Qué gran privilegio tuvo Juan el Bautista que no tuvo ningún otro profeta? ¿Qué misión similar tienen los que viven justamente antes de la segunda venida de Jesús?  Mateo 11:13, 12.

Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

“Fue enviado a pregonar el advenimiento del Salvador, y a invitar a la gente a prepararse para su venida. Tan fielmente cumplió su misión, que al recordar la gente lo que había enseñado acerca de Jesús, podía decir: ‘Todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.’ Cada discípulo del Maestro está llamado a dar semejante testimonio de Cristo.

“Como heraldo del Mesías, Juan fue ‘más que profeta.’ Porque mientras que los profetas habían visto desde lejos el advenimiento de Cristo, le fue dado a Juan contemplarle, oír el testimonio del cielo en cuanto a su carácter de Mesías, y presentarle a Israel como el Enviado de Dios. Sin embargo, Jesús dijo: ‘El que es muy más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.’

“El profeta  Juan era el eslabón que unía  las dos dispensaciones. Como representante de Dios, se dedicaba a mostrar la relación de la ley y  los profetas con  la dispensación cristiana. Era la luz menor, que había de ser seguida por otra mayor” (D.T.G., pág. 191).

MEDITACIÓN

“… Pero por causa de los millares que en años ulteriores debían pasar de la cárcel a la muerte, Juan había de beber la copa del martirio. Mientras los discípulos de Jesús languideciesen en solitarias celdas, o pereciesen por la espada, el potro o la hoguera, aparentemente abandonados de Dios y de los hombres, ¡qué apoyo iba a ser para su corazón el pensamiento de que Juan el Bautista, cuya fidelidad Cristo mismo había atestiguado, había experimentado algo similar!…

“La misma muerte le puso para siempre fuera del alcance de la tentación…

“A Juan el Bautista, como a aquellos que vinieron después de él, se aseguró: ‘He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 196).

ESTUDIO ADICIONAL: Juan 3:22-30; El Deseado de Todas las Gentes, págs. 186-198.