lunes, 13 de diciembre de 2010

Trabajando como misioneros

“Mientras Jesús ministraba a las vastas muchedumbres que se congregaban en derredor de Él, sus discípulos le acompañaban, ávidos de hacer cuanto les pidiera y de aliviar su labor. Ayudaban a ordenar a la gente, traían a los afligidos al Salvador y procuraban la comodidad de todos. Estaban alerta para discernir a los oyentes interesados, les explicaban las Escrituras y de diversas maneras trabajaban para su beneficio espiritual. Enseñaban lo que habían aprendido de Jesús y obtenían cada día una rica experiencia. Pero necesitaban también aprender a trabajar solos. Les faltaba todavía mucha instrucción, gran paciencia y ternura. Ahora, mientras Él estaba personalmente con ellos para señalarles sus errores, aconsejarlos y corregirlos, el Salvador los mandó como representantes suyos” (D.T.G., pág. 315).

LA MISIÓN MÁS ELEVADA

1. ¿Qué misión divina le confió  Jesús a sus discípulos? ¿Qué maravilloso mensaje tenían que proclamar y qué poder se les dio para llevar a cabo su misión? Mateo 10:5-8, 1.

A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

“El mensaje de los discípulos era el mismo que el de Juan el Bautista y el de Cristo mismo: ‘El reino de los cielos se ha acercado.’ No debían entrar en controversia con la gente acerca de si Jesús de Nazaret era el Mesías; sino que en su nombre debían hacer las mismas  obras  de misericordia  que Él  había  hecho. Les  ordenó: ‘Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia recibisteis, dad de gracia’…

“Estos discípulos debían ser heraldos de la verdad y preparar el camino para la venida de su Maestro. El mensaje que tenían que dar era la palabra de vida eterna, y el destino de los hombres dependía de que lo aceptasen o rechazasen” (D.T.G., págs. 316, 318).

2. ¿Cómo los organizó Jesús para el servicio? ¿Cómo deberían ser suplidas sus necesidades físicas? Marcos 6:7; Mateo 10:9, 10.

Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento.

“Ninguno fue enviado solo, sino que el hermano iba asociado con el hermano, el amigo con el amigo. Así podían ayudarse y animarse mutuamente, consultando y orando juntos, supliendo cada uno la debilidad del otro. De la misma manera, envió más tarde a los setenta. Era el propósito del Salvador que los mensajeros del Evangelio se asociaran de esta manera. En nuestro propio tiempo la obra de evangelización tendría mucho más éxito si se siguiera fielmente este ejemplo…

“Su preparación para el viaje debía ser de lo más sencilla. No debían permitir que cosa alguna distrajese su atención de su gran obra, despertase oposición o cerrase la puerta a labores ulteriores… No debían entrar en las sinagogas y convocar a las gentes a cultos públicos; sus esfuerzos debían limitarse al trabajo de casa en casa…

Debían entrar en la morada con el hermoso saludo: ‘Paz sea a esta casa.’ Ese hogar iba a ser bendecido por sus oraciones, sus cantos de alabanza y la presentación de las Escrituras en el círculo de la  familia”  (El Deseado de Todas  las Gentes, págs. 316–318).

OPOSICIÓN Y APOYO

3. ¿Qué tipo de recibimiento les dijo el Maestro que debían esperar? Mateo 10:14, 16-18. ¿De qué manera esta instrucción a sus discípulos se aplica a nosotros hoy?

Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.

“Ahora el ojo del Salvador penetra lo futuro… Su mirada profética abarca lo que experimentarán sus siervos a través de todos los siglos hasta que vuelva por segunda vez. Muestra a sus seguidores los conflictos que tendrán que arrostrar; revela el carácter y el plan de la batalla. Les presenta los peligros que deberán afrontar, la abnegación que necesitarán. Desea que cuenten el costo, a fin de no ser sorprendidos inadvertidamente por el enemigo. Su lucha no había de reñirse contra la carne y la sangre… El Espíritu Santo, el representante del Capitán de la hueste del Señor, baja a dirigir la batalla. Nuestras flaquezas pueden ser muchas, y graves nuestros pecados y errores; pero la gracia de Dios es para todos los que, contritos, la pidan. El poder de la Omnipotencia está listo para obrar en favor de los que confían en Dios.

“Los que se ven envueltos en una controversia con los enemigos de la verdad, tienen que arrostrar no sólo a los hombres, sino a Satanás y sus agentes… Confíen en el amor de Dios, y su espíritu se conservará sereno, aun bajo los insultos personales.

El Salvador los revestirá con una panoplia divina. Su Espíritu Santo influirá en la mente y en el corazón, de manera que la voz no copiará las notas de los aullidos de los lobos” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 318–320).

4. ¿Qué apoyo se les prometió, particularmente cuando debieron afrontar la persecución? ¿Qué oposición sería particularmente difícil de soportar para sus testimonios? Mateo 10:19-21.

Más cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.

“La persecución esparcirá la luz. Los siervos de Cristo serán llevados ante los grandes de la tierra, quienes, de otra manera, nunca habrían oído tal vez el Evangelio. La verdad ha sido presentada falsamente a estos hombres. Han escuchado falsas acusaciones contra la fe de los discípulos de Cristo. Con frecuencia su único medio de conocer el verdadero carácter de esta fe es el testimonio de aquellos que son llevados a juicio por ella. En el examen, se les pide que contesten, y sus jueces escuchan el testimonio dado. La gracia de Dios será concedida a sus siervos para hacer frente a la emergencia… Al iluminar el Espíritu de Dios la mente de sus siervos, la verdad será presentada con su poder divino y su alto valor. Los que rechazan la verdad se levantarán para acusar y oprimir a los discípulos…

“Los siervos de Cristo no habían de preparar discurso alguno para pronunciarlo cuando fuesen llevados a juicio. Debían hacer su preparación día tras día al atesorar las preciosas verdades de la Palabra de Dios, y al fortalecer su fe por la oración.

Cuando fuesen llevados a juicio, el Espíritu Santo les haría recordar las verdades que necesitasen…

“Pero si algunos hubiesen descuidado el familiarizarse con las palabras de Cristo… no podrían esperar que el Espíritu Santo les hiciese recordar sus palabras” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 320, 321).

LA VICTORIA SOBRE EL MIEDO

5. ¿Qué otros principios transmitió Jesús a sus discípulos al igual que a sus testigos en todas las edades? Mateo 10:26-28.

Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

“Los siervos de Cristo son llamados a hacer la misma obra, y deben velar, no sea que al tratar de evitar la discordia, traicionen la verdad. Han de seguir ‘lo que hace a  la paz,’ pero  la verdadera paz no puede obtenerse  traicionando  los buenos principios. Y ningún hombre puede ser fiel a estos principios sin excitar oposición. Un cristianismo espiritual recibirá la oposición de los hijos de la desobediencia… Los que son fieles a Dios no necesitan temer el poder de los hombres ni la enemistad de Satanás. En Cristo está segura su vida eterna. Lo único que han de temer es traicionar la verdad, y así el cometido con que Dios los honró…

“Ni siquiera un gorrión cae al suelo sin que lo note el Padre. El odio de Satanás contra Dios le induce a odiar todo objeto del cuidado del Salvador. Trata de arruinar la obra de Dios y  se deleita en destruir aun a los animales. Es únicamente por el cuidado protector de Dios  cómo  los pájaros son conservados para alegrarnos con sus cantos de gozo. Pero Él no se olvida ni aun de los pájaros. ‘Así que, no temáis: más valéis vosotros que muchos pajarillos’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 322, 323).

GOZO EN LA DIFUSIÓN DEL MENSAJE

6. ¿Cuál será el resultado para todos los que difunden las buenas nuevas y confiesan el nombre de Jesús sin temor? ¿Cuán profundo es el amor de quien pone el reino de los cielos en primer lugar?  Mateo 10:32, 33, 37.

A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.

“El que quiera confesar a Cristo debe tener a Cristo en sí. No puede comunicar lo que no recibió. Los discípulos podían hablar fácilmente de las doctrinas, podían repetir las palabras de Cristo mismo; pero a menos que poseyeran una mansedumbre y un amor como los de Cristo, no le estaban confesando. Un espíritu contrario al espíritu de Cristo le negaría, cualquiera que fuese la profesión de fe. Los hombres pueden negar a Cristo calumniando, hablando insensatamente y profiriendo palabras falsas o hirientes. Pueden negarle rehuyendo las cargas de la vida, persiguiendo el placer pecaminoso. Pueden negarle conformándose con el mundo, siguiendo una conducta descortés, amando sus propias opiniones, justificando al yo, albergando dudas, buscando dificultades y morando en tinieblas. De todas estas maneras, declaran que Cristo no está en ellos. Y ‘cualquiera que me negare delante de los hombres –dice Él,– le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 324).

7. Cuando una persona recibe el mensaje de Dios y a sus mensajeros, ¿a quién recibe realmente? ¿Cuál será la consecuencia de sus actos? Mateo 10:40-42.

El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.

“La misión de los siervos de Cristo es un alto honor y un cometido sagrado. ‘El que os recibe a vosotros –dice Él, – a mí recibe; y el que a mí recibe, recibe al que me envió.’ Ningún acto de bondad a ellos manifestado en su nombre dejará de ser reconocido y recompensado. Y en el mismo tierno reconocimiento, Él incluye a los más débiles y humildes miembros de la familia de Dios. ‘Cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente –a aquellos que son como niños en su fe y conocimiento de Cristo, – en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 324, 325).

MEDITACIÓN

“Los seguidores de Cristo han de trabajar como Él obró. Hemos de alimentar a los hambrientos, vestir a los desnudos y consolar a los dolientes y afligidos. Hemos de ministrar a los que desesperan e inspirar esperanza a los descorazonados. Y para nosotros se cumplirá  también la promesa: ‘Irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.’ El amor de Cristo, manifestado en un ministerio abnegado, será más eficaz para reformar al que yerra que la espada o el tribunal. Estas cosas son necesarias para  infundir  terror al violador de la ley, pero el amante misionero puede hacer más que esto. Con frecuencia, el corazón se endurecerá bajo la reprensión; pero se enternecerá bajo el amor de Cristo. El misionero puede no sólo aliviar las enfermedades físicas, sino que puede conducir al pecador al gran Médico, quien es capaz de limpiar el alma de la lepra del pecado. Por medio de sus siervos, Dios quiere que los enfermos, los infortunados, los poseídos de espíritus malos, oigan su voz. Mediante sus agentes humanos, desea ser un ‘Consolador’ cuyo igual el mundo no conoce” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 316, 317).

ESTUDIO ADICIONAL: Mateo 10:1-42; Marcos 6:7-11; Lucas 9:1-6; 10:1-24; El Deseado de Todas las Gentes, págs. 316-326.