lunes, 13 de diciembre de 2010

Limpiando la conciencia

“El cultivo más esmerado del decoro externo no basta para acabar con el enojo, el juicio implacable y la palabra inconveniente. El verdadero refinamiento no traslucirá mientras se siga considerando al yo como objeto supremo. El amor debe residir en el corazón. Un cristiano cabal funda sus motivos de acción en el amor profundo que tiene por el Maestro. De las raíces de su amor a Cristo brota un interés abnegado por sus hermanos.

“De todas las cosas buscadas, apreciadas o cultivadas, no hay nada tan valioso a la vista de Dios como un corazón puro, una disposición rebosante de agradecimiento y de paz” (El Hogar Cristiano, pág. 385).

TRADICIONES HUMANAS

1. ¿Qué requerían los fariseos de la gente? ¿De qué acusaban a los discípulos y al mismo Jesús? Marcos 7:1, 2, 5.

Se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén; los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban. Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?

“Cristo y sus discípulos no observaban estos lavamientos ceremoniales y los espías hicieron de esta negligencia la base de su acusación. No hicieron, sin embargo, un ataque directo contra Cristo, sino que vinieron a Él con una crítica referente a sus discípulos…

“Siempre que el mensaje de la verdad llega a las almas con poder especial, Satanás excita a sus agentes para que provoquen alguna disputa referente a alguna cuestión de menor importancia. Así trata de distraer la atención de la cuestión verdadera. Siempre que se inicia una buena obra, hay maquinadores listos para entrar en disputa sobre cuestiones de forma o detalles técnicos, para apartar la mente de las realidades vivas. Cuando es evidente que Dios está por obrar de una manera especial en favor de su pueblo, no debe éste dejarse arrastrar a una controversia que ocasionará tan sólo la ruina de las almas. Las cuestiones que más nos preocupan son: ¿Creo yo con fe salvadora en el Hijo de Dios? ¿Está mi vida en armonía con la ley divina? ‘El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida.’ ‘Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos’” (Deseado Todas las Gentes, pág. 361).

2. ¿Qué costumbres observaban, en especial los fariseos antes de comer? Marcos 7:3, 4.

Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos. 

“Como antes, la base de su queja era su desprecio de los preceptos tradicionales que recargaban la ley de Dios. Se los decía ideados para mantener la observancia de la ley, pero eran considerados como más sagrados que la ley misma. Cuando contradecían los mandamientos dados desde el Sinaí, se daba la preferencia a los preceptos rabínicos.

“Entre las observancias que con más rigor se imponían, estaba la de la purificación ceremonial. El descuido de las formas que debían observarse antes de comer, era considerado como pecado aborrecible que debía ser castigado tanto en este mundo como en el venidero; y se tenía por virtud el destruir al transgresor.

“Las reglas acerca de la purificación eran innumerables. Y la vida entera no habría bastado para aprenderlas todas. La vida de los que trataban de observar los requerimientos rabínicos era una larga lucha contra la contaminación ceremonial, un sin fin de lavacros y purificaciones. Mientras la gente estaba ocupada en distinciones triviales, en observar lo que Dios no había pedido, su atención era desviada de los grandes principios de la ley” (El Deseado de Todas las Gentes, págs 360, 361).

FALTA DE RESPETO HACIA LA LEY DE DIOS

3. Mientras que los judíos eran extremadamente particulares con respecto a la observancia de las tradiciones humanas, ¿cuál era su actitud hacia la santa ley de Dios – en este caso el quinto mandamiento?  Marcos 7:9-13.

Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas. 

“Desechaban el quinto mandamiento como si no tuviese importancia, pero eran muy meticulosos para cumplir las tradiciones de los ancianos. Enseñaban a la gente que el consagrar su propiedad al templo era un deber más sagrado aún que el sostén de sus padres; y que, por grande que fuera la necesidad de éstos, era sacrilegio dar al padre o a la madre cualquier porción de lo que había sido así consagrado. Un hijo infiel no tenía más que pronunciar la palabra ‘Corbán’ sobre su propiedad, dedicándola así a Dios, y podía conservarla para su propio uso durante toda la vida, y después de su muerte quedaba asignada al servicio del templo. De esta manera quedaba libre tanto en su vida como en su muerte para deshonrar y defraudar a sus padres, bajo el pretexto de una presunta devoción a Dios.

“Nunca, ni por sus palabras ni por sus acciones, menoscabó Jesús la obligación del hombre de presentar dones y ofrendas a Dios. Cristo fue quien dio todas las indicaciones de la ley acerca de los diezmos y las ofrendas… El pueblo era engañado por ellos. Llevaba pesadas cargas que Dios no le había impuesto. Aun los discípulos de Cristo no estaban completamente libres del yugo de  los prejuicios heredados y la autoridad  rabínica. Ahora, revelando el verdadero espíritu de los rabinos, Jesús trató de libertar de la servidumbre de la tradición a todos los que deseaban realmente servir a Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 362).

4. Siempre que las ideas, los deseos y las costumbres humanas tienen la preeminencia, ¿qué sucede con los principios de la santa ley de Dios?  ¿Cómo considera Dios tal actitud?  Marcos 7:6-8.

Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. 

“Las palabras de Cristo eran una requisitoria contra el farisaísmo. Él declaró que al poner sus requerimientos por encima de los principios divinos, los rabinos se ensalzaban más que a Dios.

“Los diputados de Jerusalén se quedaron llenos de ira. No pudieron acusar a Cristo como violador de  la  ley dada en el Sinaí, porque hablaba como quien la defendía contra sus tradiciones. Los grandes preceptos de la ley, que Él había presentado, se destacaban en sorprendente contraste frente a las mezquinas reglas que los hombres habían ideado” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 362, 363).

EVALUACIÓN CORRECTA

5. ¿Qué consideraban los fariseos que contaminaba a una persona? ¿Qué enseñó Jesús con respecto a las cosas externas, al igual que sobre las cosas morales y espirituales? Mateo 15:10, 11.

Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended: No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. 

Enfatizando la procedencia de la contaminación espiritual, una versión bíblica ofrece la siguiente traducción de Marcos 7:15: “No es lo que entra en tu cuerpo lo que te contamina; estás contaminado espiritualmente por lo que viene del corazón” (New Living Translation).

“A la multitud, y más tarde con mayor plenitud a sus discípulos, Jesús explicó que la contaminación no proviene de afuera, sino de adentro. La pureza e impureza se refieren al alma. Es la mala acción, la mala palabra, el mal pensamiento, la transgresión de la ley de Dios, y no la negligencia de las ceremonias externas ordenadas por los hombres, lo que contamina a un hombre” (Deseado Todas las Gentes, pág. 363).

FUENTE Y LIMPIEZA DE LA CONTAMINACIÓN

6. Al final, ¿qué pasará con todo precepto, tradición o costumbre que sea contraria a la ley de Dios? ¿Cuál es la diferencia entre la contaminación física y la espiritual?  Mateo 15:13, 15-20; Marcos 7:17-23.

Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola. Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias, la soberbia, envidia, etc. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.

“Las costumbres y tradiciones tan altamente apreciadas por los rabinos eran de este mundo, no del cielo. Por grande que fuese su autoridad sobre la gente, no podían soportar la prueba de Dios. Cada invención humana que haya substituido los mandamientos de Dios, resultará inútil en aquel día en que ‘Dios traerá toda obra a juicio, el cual se hará sobre toda cosa oculta, buena o mala.’”

“La substitución de los mandamientos de Dios por los preceptos de los hombres no ha cesado. Aun entre los cristianos, se encuentran instituciones y costumbres que no tienen mejor fundamento que la  tradición de los padres. Tales instituciones, al descansar sobre la sola autoridad humana, han suplantado a las de creación divina.

Los hombres se aferran a sus tradiciones, reverencian sus costumbres y alimentan odio contra aquellos que tratan de mostrarles su error. En esta época, cuando se nos pide que llamemos la atención a los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, vemos la misma enemistad que se manifestó en los días de Cristo…

“Todos aquellos que aceptan la autoridad humana, las costumbres de la iglesia, o las tradiciones de los padres, presten atención a la amonestación que encierran las palabras de Cristo: ‘En vano me honran, enseñando doctrinas y mandamientos de hombres’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 363, 364).

7. A la luz de las enseñanzas de Jesús, ¿qué es más importante – las cosas externas o la pureza moral y espiritual del corazón y la mente? ¿Solamente de qué manera es posible tener las prioridades correctas? Mateo 23:24-26; 5:8; Salmos 24:4; 51:2; 1 Juan 1:9.

¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 

“Estas denuncias se dan como una amonestación a todos los que ‘de fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres; mas de dentro, llenos estáis de hipocresía e iniquidad’.

Los  tales dicen: ‘Estamos decididos a hacer todas estas cosas’” (Testimonios para los Ministros, pág. 76).

“No hace mucho escuché a una madre decir que a ella le gustaría ver una casa convenientemente construida, que los defectos en los  arreglos y el mal emparejado de la madera la disgustaban. No condeno el buen gusto en este respecto, pero al escucharla, me dolió que esta sutileza no pudiera haber sido traída en sus métodos de educación de sus hijos. Éstos eran edificios de cuya estructura ella era responsable, pero sus maneras toscas, descorteses, sus naturalezas egoístas, apasionadas y sus voluntades incontrolables eran dolorosamente aparentes a otros. Los caracteres habían sido ciertamente formados enfermizos, con pedazos de humanidad mal emparejados, sin embargo la madre estaba ciega a todo ello. El arreglo de su casa era de más consecuencia para ella que la simetría del carácter de sus hijos” (Fundamentals of Christian Education, pág. 157).

MEDITACIÓN:

“Dios tiene una obra especial que los hombres de experiencia deben hacer. Han de guardar la causa de Dios. Han de cuidar de que la obra de Dios no se confíe a hombres que crean que es su privilegio avanzar de acuerdo con su propio juicio independiente, para predicar lo que les plazca, no haciéndose responsables ante nadie de las instrucciones que imparten o del trabajo que realizan. Si este espíritu de suficiencia propia gobierna en nuestro medio, no habrá armonía de acción, ni unidad de espíritu, ni seguridad para la obra, ni habrá saludable crecimiento en la causa. Habrá falsos maestros, malos obreros que, insinuando el error, apartarán a las almas de la verdad. Cristo oró porque sus seguidores fueran uno, como Él era uno con el Padre (The Review and Herald, 26 de mayo, 1888)” (El Evangelismo, pág. 158).

ESTUDIO ADICIONAL: Lucas 11:37-40; Salmos 24:5; 51:2; El Deseado de Todas las Gentes, págs. 361-365.