sábado, 26 de febrero de 2011

Luz Impartida a un Humilde Suplicante

“Aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel... me hizo entender y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento” Daniel 9:21, 22.

Setenta semanas separadas

1. ¿Cuánto tiempo se le concedió a los judíos antes de que tuvieran lugar grandes eventos? ¿De acuerdo con qué clave se calcula el tiempo profético? Daniel 9:24, primera parte; Números 14:34; Ezequiel 4:6.

“Setenta Semanas. Tales son las primeras palabras que el ángel dirigió a Daniel al impartirle las instrucciones que había venido a darle. ¿Por qué introduce así abruptamente un período de tiempo? Debemos nuevamente referirnos a la visión de Daniel 8. Hemos visto que Daniel, al final de dicho capítulo, declara que no entendió la visión” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, pág. 165).

“Siguiendo la regla que se había impuesto, de dejar que las Sagradas Escrituras se interpretasen a sí mismas, Miller llegó a saber que un día en la profecía simbólica representa un año (Números 14:34; Ezequiel 4:6); …” (El Conflicto de los Siglos, pág. 374).

2. ¿Qué sucedería después de este período de tiempo? Daniel 9:24, última parte.

En la traducción alemana, Menge, declara: “Setenta semanas [equivalentes a año- semanas; ej., semanas de siete años en lugar de días] están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin a sus pecados y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable [salvación] y sellar la visión y la [declaración del] profeta y para ungir [consagrar] al Santo de los santos.”

“Por lo tanto, setenta semanas, ó 490 de los 2.300 días, eran concedidos a Jerusalén y a los judíos. Los sucesos que iban a consumarse durante ese período se presentan breve- mente. Se había de ‘acabar la prevaricación,’es decir que el pueblo judío iba a llenar la copa de su iniquidad, cosa que hizo al rechazar y crucificar a Cristo. Se había de ‘concluir el pecado,’ o las ofrendas por el pecado. [El vocablo hebreo, chattath, que se tra- duce ‘pecado’ en Daniel 9: 24, denota el pecado o la ofrenda por el pecado]. Esto sucedió cuando se presentó la gran Ofrenda en el Calvario. Se iba a proveer una reconciliación para la iniquidad. Sería por la muerte expiatoria del Hijo de Dios. Iba a ser introducida la justicia eternal, la que manifestó nuestro Señor en su vida sin pecado. La visión y la profecía iban a quedar selladas, o aseguradas” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, pág. 167).

La fecha inicial

3. ¿Qué evento marcó el comienzo de esta profecía? ¿Dónde encontramos esta orden? ¿Cuándo fue dada? Daniel 9:25, primera parte; Esdras 6:14; 7:11-28, 7.

“La palabra traducida aquí por ‘determinadas,’ significa literalmente ‘descontadas.’ El ángel declara que setenta semanas, que representaban 490 años, debían ser descontadas por pertenecer especialmente a los judíos. ¿Pero de dónde fueron descontadas? Como los 2.300 días son el único período de tiempo mencionado en el capítulo octavo, deben constituir el período del que fueron descontadas las setenta semanas; las setenta semanas deben por consiguiente formar parte de los 2.300 días, y ambos períodos deben comenzar juntos. El ángel declaró que las setenta semanas datan del momento en que salió el edicto para reedificar a Jerusalén. Si se puede encontrar la fecha de aquel edicto, queda fijado el punto de partida del gran período de los 2.300 días…

“Estos tres reyes, al expedir el decreto y al confirmarlo y completarlo, lo pusieron en la condición requerida por la profecía para que marcase el principio de los 2.300 años. Tomando el año 457 ant. de J. C. en que el decreto fue completado, como fecha de la orden, se comprobó que cada especificación de la profecía referente a las setenta semanas se había cumplido” (El Conflicto de los Siglos, pág. 374).

Eventos predichos para Las setenta semanas

4. ¿Quién debía entrar en escena después de las 69 semanas (483 años), y en qué año? ¿Qué debía suceder durante la septuagésima semana? Daniel 9:25,

27, primera parte.

“Partiendo de esta fecha, los 483 años alcanzan al otoño del año 27 de J. C. Entonces fue cuando esta profecía se cumplió. La palabra ‘Mesías’ significa ‘el Ungido.’ En el otoño del año 27 de J. C., Cristo fue bautizado por Juan y recibió la unción del Espíritu Santo…. La semana de la cual se habla aquí es la última de las setenta. Son los siete últimos años del período concedido especialmente a los judíos. Durante ese plazo, que se extendió del año 27 al año 34 de J. C., Cristo, primero en persona y luego por intermedio de sus discípulos, presentó la invitación del Evangelio especialmente a los judíos” (El Conflicto de los Siglos, págs. 374, 375).

5. ¿Cómo se llevó a cabo también en la labor de Cristo? ¿Qué debía suceder en la mitad de la septuagésima semana o tres años y medio después de la consagración de Jesús? Mateo 10:5, 6; 15:22-24; Daniel 9:26, primera parte,

27, parte central.

“‘A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.’ En el año 31 de J. C., tres años y medio después de su bautismo, nuestro Señor fue crucificado. Con el gran sa- crificio ofrecido en el Calvario, terminó aquel sistema de ofrendas que durante cuatro mil años había prefigurado al Cordero de Dios. El tipo se encontró con el antitipo, y todos los sacrificios y oblaciones del sistema ceremonial debían cesar” (El Conflicto de los Siglos, pág. 375).

6. ¿Qué evento marcó el final de las setenta semanas (490 años)? ¿Qué año fue ese? Hechos 8:3-8; 10:1-5, 26-28, 34, 35; 22:21.

“Las setenta semanas, o 490 años concedidos a los judíos, terminaron, como lo vimos, en el año 34 de J. C. En dicha fecha, por auto del Sanedrín judaico, la nación selló su rechazamiento del Evangelio con el martirio de Esteban y la persecución de los discípulos de Cristo. Entonces el mensaje de salvación, no estando más reservado exclusivamente para el pueblo elegido, fue dado al mundo. Los discípulos, obligados por la persecución a huir de Jerusalén, ‘andaban por todas partes, predicando la Palabra’” (El Conflicto de los Siglos, pág. 375).

EL tiempo Restante

7. ¿Cuánto tiempo queda cuando las 70 semanas (490 años) se substraen a los 2.300 años? ¿A qué año nos lleva esto? ¿Desempeñaran nuevamente un papel en el plan de salvación la antigua ciudad de Jerusalén y los judíos como nación? Daniel 9:26, última parte.

“Las setenta semanas –490 días– descontadas de los 2.300 días, quedaban 1810 días. Concluidos los 490 días, quedaban aún por cumplirse los 1810 días. Contando desde 34 de J.C., los 1810 años alcanzan al año 1844” (El Conflicto de los Siglos, pág. 375).

“Luego me fueron señalados algunos que están en gran error al creer que tienen el deber de ir a la vieja Jerusalén, y piensan que tienen una obra que hacer allí antes que

venga el Señor….También vi que la vieja Jerusalén nunca será edificada; y que Satanás estaba haciendo cuanto podía para extraviar en estas cosas a los hijos del Señor ahora, en el tiempo de reunión, a fin de impedirles que dediquen todo su interés a la obra actual de Dios e inducirles a descuidar la preparación necesaria para el día del Señor” (Primeros Escritos, págs. 76, 77).

Estudio personal

“Mediante sus agentes escogidos, Dios bondadosamente hará conocer sus propósitos. Entonces avanzará la grandiosa obra de la redención. Los hombres sabrán de la reconciliación para la iniquidad y de la justicia eterna que el Mesías trajo por medio de su sacrificio. La cruz del Calvario es el gran centro. Cuando se acepta esta verdad y se obra en consonancia con ella, se hace efectivo el sacrificio de Cristo. Esto es lo que Gabriel reveló a Daniel en respuesta a la ferviente oración. De esto hablaron Moisés y Elías con Cristo durante su transfiguración. Mediante la humillación de la cruz, Él habría de proporcionar eterna liberación a todos los que imitaran su conducta dando evidencias positivas de que se han apartado del mundo (Carta 201,

1899)” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 4, pág. 1195)

“Cada acción, cada palabra y cada momento de nuestras vidas deberían llevar el carácter distintivo de nuestra santa fe. El fin de todas las cosas está al alcance de la mano y no tenemos tiempo para la ociosidad o la vida de placeres, que está en franca oposición con los propósitos de Dios.…

“Cada persona ha recibido un don o talento peculiar para que lo use con el fin de adelan- tar el reino del Redentor. Todos los agentes responsables de Dios, desde el más humilde y más oscuro hasta los que ocupan puestos elevados en la iglesia, han recibido en fideicomiso los bienes de Dios. El ministro no es el único que puede trabajar por la salvación de las almas. Los que tienen los dones más pequeños no están excusados de usar sus mejores cualidades y, al hacerlo, sus talentos se aumentarán. No es cosa segura frivolizar con las responsabilidades morales ni menospreciar el día de las cosas pequeñas. La providencia de Dios proporciona sus legados de acuerdo con las variadas capacidades de las personas” (Testimonios para la Iglesia, tomo 4, págs. 191, 612).