sábado, 26 de febrero de 2011

El Sueño Profético

“Pero hay un Dios en el cielo, que revela los misterios. Él ha mostrado… lo que ha de suceder en los últimos días” Daniel 2:28.

Relatando el sueño

1. ¿En qué pensaba el rey cuando el Señor le dio el sueño? ¿Con qué propósito recibió Daniel el mismo sueño? Daniel 2:29.

“Consideremos el caso de Daniel. Cuando fue llamado a presentarse ante el rey Nabucodonosor, no vaciló en reconocer la fuente de su sabiduría. ¿Acaso este reconocimiento fiel de Dios menoscabó la influencia de Daniel en la corte del rey? De ninguna manera; más bien fue el secreto de su poder y le aseguró el favor del príncipe de Babilonia. En el nombre de Dios, Daniel hizo conocer al rey los mensajes de instrucción, amonestación y reprensión que mandaba el cielo, y no fue rechazado. Lean los obreros de Dios hoy el testimonio firme y osado de Daniel, y sigan su ejemplo” (Testimonios para la Iglesia, tomo 7, pág. 146).

2. ¿Qué vio el rey en su sueño especial? ¿De qué estaba hecha la imagen?

Daniel 2:31-33.

“El sueño de la gran imagen, que presentaba a Nabucodonosor acontecimientos que llegaban hasta el fin del tiempo, le había sido dado para que comprendiese la parte que le tocaba desempeñar en la historia del mundo y la relación que su reino debía sostener con el reino del cielo” (Profetas y Reyes, pág. 371).

“Nabucodonosor era idólatra, y adoraba los dioses de la religión caldea. Una imagen era, por tanto, un objeto capaz de atraer enseguida su atención y respeto. Por otra parte, los reinos terrenales que esta imagen representaba, como lo veremos luego, eran objetos de estima y valor para él.

“Pero ¡cuán admirablemente se prestaba esta representación para inculcar en la mente de Nabucodonosor una verdad importante y necesaria! Además de delinear el progreso de los acontecimientos a través del tiempo para beneficio de su pueblo, Dios quería mostrar a Nabucodonosor la inutilidad de la pompa y la gloria terrenales. ¿Cómo podría haberlo logrado mejor que mediante esta imagen cuya cabeza era de oro?” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, pág. 27).

3. Aunque la imagen del sueño era muy impresionante, ¿qué le sucedía a la imagen y a los reinos que representaba? Daniel 2:34, 35.

“Debajo de esta cabeza había un cuerpo compuesto de metales inferiores cuyo valor iba disminuyendo hasta llegar al mínimo en los pies y sus dedos de hierro mezclado con barro. El conjunto fue finalmente desmenuzado y reducido a la condición del tamo de las eras. Fue a la postre arrastrado por el viento donde no pudo ser hallado, después de lo cual algo durable y de valor celestial ocupó su lugar. Con esto Dios quiso mostrar a los hijos de los hombres que los reinos terrenales desaparecerán, y la gloria de esta tierra se desvanecerá como una brillante burbuja. En el lugar que durante tanto tiempo usurparon estos imperios, se establecerá el reino de los cielos, que no tendrá fin, y todos los que tienen interés en este reino reposarán para siempre jamás a la sombra de sus alas apacibles” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, págs. 27, 28).

La cabeza de oro

4. ¿Qué representa la cabeza de oro? Daniel 2:36-38.

“Dios ensalzó a Babilonia para que pudiera cumplir ese propósito. La nación prosperó hasta llegar a una altura de riqueza y poder que desde entonces nunca ha sido igualada, y que en las Escrituras está adecuadamente representada por el inspirado símbolo de una ‘cabeza de oro’” (La Educación, pág. 177).

“Dios me ha presentado el caso de Nabucodonosor. El Señor manifestó su poder para lograr que el rey más poderoso de la tierra lo reconociese como Rey sobre todos los reyes. Obró sobre la mente del orgulloso rey hasta que Nabucodonosor lo reconoció como el

‘Altísimo’, ‘cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades’ (Dan. 4:34) (Carta 132, 1901)” (El Evangelismo, pág. 70).

5. ¿Cuándo se inició este poderoso imperio? ¿Quién lo llevó a su máximo poder? Génesis 10:8-12; Daniel 4:26, 27.

“El imperio de Babilonia adquirió poder bajo el general Nabopolasar, que llegó final- mente a ser su rey. Como tal le sucedió su hijo Nabucodonosor cuando él murió en 604 ant. de J.C.…

“El carácter del Imperio Babilónico queda indicado por la cabera de oro. Era el reino de oro de una edad de oro. Babilonia, su metrópoli, se elevó a una altura nunca alcanzada por ninguna de sus sucesoras. Situada en el jardín del Oriente, formaba un cuadro perfecto, que tenía, se dice, 96 kilómetros de perímetro, o sea 24 de cada lado; estaba rodeada por una muralla que tuvo, según se calcula, de 60 a 90 metros de altura y 25 de ancho, con un foso en rededor, que era de igual capacidad cúbica que la muralla misma; se hallaba dividida en cuadras por sus muchas calles, que se cortaban en ángulo recto, siendo cada una de ellas derecha, bien nivelada y de una anchura de 45 metros; ocupaban sus 576 kilómetros cuadrados de superficie, exuberantes jardines y lugares de recreo, entrecortados por magníficas moradas; de modo que esta ciudad, con sus 96 kilómetros de fosos, sus 96 kilómetros de muralla exterior, sus 48 kilómetros de muralla que se elevaban a ambos lados del río que pasaba por su centro, sus puertas de bronce sólido, sus jardines suspendidos cuyas terrazas se elevaban una sobre la otra hasta alcanzar la altura de las murallas mismas, su templo de Belo que tenía cinco kilómetros de perímetro, dos palacios reales, uno de los cuales tenía seis kilómetros de circunferencia y el otro un poco más de doce, con los túneles subterráneos que, pasando bajo el río Éufrates, unían los dos palacios, su perfecto ordenamiento para la conveniencia, el adorno y la defensa, y sus recursos ilimitados, esta ciudad que encerraba en sí misma muchas cosas que eran maravillas del mundo, era ella misma otra maravilla aun más prodigiosa” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, págs. 29, 30).

La gloria, declive y caída de babilonia

6. ¿Qué expresiones usó el profeta Isaías para describir la gloria de Babilonia?

Isaías 13:19, primera parte.

“Allí, teniendo a toda la tierra postrada a sus pies, como una reina de sin par grandeza, que mereció de la pluma inspirada misma este brillante título: ‘hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los Caldeos,’ se destacaba esta capital idónea de aquel reino representado por la cabeza de oro en esa gran imagen histórica.

“Tal era Babilonia, mientras Nabucodonosor se encontraba en la flor de la vida, audaz, vigoroso, con muchas hazañas a su crédito, sentado sobre su trono, cuando Daniel entró por sus puertas para servir como cautivo en sus lujosos palacios durante setenta años. Allí los hijos del Señor, oprimidos más que alentados por la gloria y la prosperidad de su tierra de cautiverio, colgaban sus arpas en los sauces a orillas del Éufrates, y lloraban cuando recordaban a Sión” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, pág. 30).

7. ¿Con qué palabras se expuso el futuro de esta gloriosa ciudad? ¿Por cuánto tiempo permaneció el imperio babilónico? Isaías 13:19-22.

“En el primer año de Neriglisar, sólo dos años después de la muerte de Nabucodonosor, estalló entre los babilonios y los medos la guerra fatal que resultó en la caída del Imperio Babilónico…. Según todo cálculo humano, tenían buenos motivos para sentirse seguros. De acuerdo con las probabilidades terrenales, nunca podría esa ciudad ser tomada por los métodos de guerrear entonces conocidos. De ahí que respirasen y durmiesen tan libremente como si no hubiese habido enemigo velando en derredor de sus murallas sitia- das. Pero Dios había decretado que la orgullosa y perversa ciudad caería de su trono de gloria. Y cuando Él habla, ¿qué brazo mortal puede derrotar su palabra?

“… en la borrachera y orgía de esa noche fatal, las puertas que daban al río quedaron abiertas,… Nadie notó la entrada de los soldados persas…. Así el primer imperio, simbolizado por la cabeza de oro de la gran imagen, acabó innoblemente” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, págs. 33-35).

“En la inesperada entrada del ejército del conquistador persa al corazón de la capi- tal babilónica, por el cauce del río cuyas aguas habían sido desviadas y por las puertas interiores que con negligente seguridad habían sido dejadas abiertas y sin protección, los judíos tuvieron abundantes evidencias del cumplimiento literal de la profecía de Isaías

concerniente al derrocamiento repentino de sus opresores” (Profetas y Reyes, pág. 405). Después de haber dominado el mundo por un breve período, de 606 a 538 a. C., el Imperio Babilónico llegó a su fin.

Estudio personal

• Isaías, capítulos 13, 14, 47.

• Jeremías, capítulos 50, 51.

• Daniel 5:1-31.

• Profetas y Reyes, págs. 378, 396.