sábado, 26 de febrero de 2011

La Maravillosa Revelación del Poder Divino

“…que por la fe … apagaron fuegos impetuosos,….” Hebreos 11:33, 34.

1. ¿Qué ordenó el enfurecido monarca? ¿Quién fue encargado de arrojar a los siervos del Altísimo en el horno? Daniel 3:19-21.

“La ira del rey no conoció límites. ‘Lleno de ira, . . . demudóse la figura de su rostro sobre Sadrach, Mesach, y Abed-nego,’ representantes de una raza despreciada y cautiva. Ordenando que se calentase el horno siete veces más que de costumbre, mandó a hom- bres fuertes de su ejército que atasen a los adoradores del Dios de Israel para ejecutarlos sumariamente” (Profetas y Reyes, pág. 374).

“Daniel y sus compañeros… fueron testigos de Dios en su cautiverio. El Señor los esparció entre los reinos de la tierra para que su luz pudiera resplandecer brillantemente en medio de las negras tinieblas del paganismo y la idolatría. Dios reveló a Daniel la luz de sus propósitos, que habían estado ocultos por muchas generaciones. Dispuso que Daniel contemplara en visión la luz de la verdad divina, y que reflejara esa luz sobre el orgulloso reino de Babilonia. Se permitió que desde el trono de Dios refulgiera luz sobre el despótico rey. Se mostró a Nabucodonosor que el Dios del cielo regía sobre todos los monarcas y reyes de la tierra. Su nombre debía publicarse como el de Dios que está por encima de todos los dioses. Dios anhelaba que Nabucodonosor comprendiera que los gobernantes de los reinos terrenales tenían un gobernante en los cielos. La fidelidad de Dios al rescatar a los tres cautivos de las llamas y al justificar la conducta de ellos, mostró el poder maravilloso de Dios” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 4, pág. 1191).

2. ¿Qué sucedió con los hombres que llevaron a cabo la orden? ¿Qué causó la palidez repentina de Nabucodonosor? Daniel 3:22-25, primera parte.

“Pero el Señor no olvidó a los suyos. Cuando sus testigos fueron arrojados al horno, el Salvador se les reveló en persona, y juntos anduvieron en medio del fuego. En la presencia del Señor del calor y del frío, las llamas perdieron su poder de consumirlos.

“Desde su solio real, el rey miraba esperando ver completamente destruidos a los hombres que le habían desafiado. Pero sus sentimientos de triunfo cambiaron repentina- mente. Los nobles que estaban cerca vieron que su rostro palidecía mientras se levantaba del trono y miraba intensamente hacia las llamas resplandecientes. Con alarma, el rey, volviéndose hacia sus señores, preguntó: ‘¿No echaron tres varones atados dentro del fuego?...’” (Profetas y Reyes, págs. 373, 374).

Protegidos y Rescatados

3. ¿Qué dijo el rey acerca del cuarto hombre en el fuego? ¿Qué hizo el monarca?

Daniel 3:25, última parte, 26.

“¿Cómo sabía el rey qué aspecto tendría el Hijo de Dios? En su vida y carácter, los cautivos hebreos que ocupaban puestos de confianza en Babilonia habían representado la verdad delante de él. Cuando se les pidió una razón de su fe, la habían dado sin vacilación. Con claridad y sencillez habían presentado los principios de la justicia, enseñando así a aquellos que los rodeaban acerca del Dios al cual adoraban. Les habían hablado de Cristo, el Redentor que iba a venir; y en la cuarta persona que andaba en medio del fuego, el rey reconoció al Hijo de Dios” (Profetas y Reyes, pág. 375).

4. ¿Qué descubrieron los oficiales gubernamentales en relación a los jóvenes?

¿Qué impresión causó en el soberano? ¿Qué confesión pronunció? Daniel

3:27, 28.

“Olvidada quedó la gran imagen de oro, levantada con tanta pompa. En la presencia del Dios viviente, los hombres temieron y temblaron” (Profetas y Reyes, pág. 375).

“Juan fue echado en una caldera de aceite hirviente; pero el Señor preservó la vida de su fiel siervo, así como protegió a los tres hebreos en el horno de fuego” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 455).

Reconocimiento del Dios verdadero

5. ¿Qué decreto proclamó Nabucodonosor en el mundo conocido de entonces?

¿Cómo recompensó el Señor la fidelidad de sus siervos? Daniel 3:29, 30.

“Era correcto que el rey hiciese una confesión pública, y procurase exaltar al Dios de los cielos sobre todos los demás dioses; pero al intentar obligar a sus súbditos a hacer una confesión de fe similar a la suya y a manifestar la misma reverencia que él, Nabucodonosor se excedía de su derecho como soberano temporal. No tenía más derecho, civil o moral, de amenazar de muerte a los hombres por no adorar a Dios, que lo había tenido para promulgar un decreto que consignaba a las llamas a cuantos se negasen a adorar la imagen de oro. Nunca compele Dios a los hombres a obedecer. Deja a todos libres para elegir a quién quieren servir” (Profetas y Reyes, pág. 376).

6. De acuerdo al testimonio del Espíritu de Profecía, ¿qué sucedió como resultado de la fidelidad de estos jóvenes? ¿Qué pensamiento debería compenetrar nuestras mentes? 1 Samuel 14:6, última parte.

“Las nuevas de su liberación admirable fueron transmitidas a muchos países por los representantes de las diferentes naciones que Nabucodonosor había invitado a la dedicación. Mediante la fidelidad de sus hijos, Dios fue glorificado en toda la tierra” (Profetas y Reyes, pág. 375, 376).

“De Daniel y sus compañeros emanó y brilló una gran luz. Se dijeron cosas gloriosas de Sión, la ciudad de Dios. El Señor quiere que de esta manera brille la luz espiritual procedente de sus fieles atalayas en estos últimos días. Si los santos del Antiguo Testamento dieron un testimonio tan decidido de lealtad, ¡cuánto debiera brillar hoy el pueblo de Dios que tiene la luz acumulada de los siglos, desde que las profecías del Antiguo Testamento proyectaron su gloria velada hacia el futuro!” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7-A, pág. 179).

Un ejemplo para el pueblo de dios

7. En los últimos días, ¿qué circunstancias similares confrontará el pueblo de Dios? Apocalipsis 13:14, 15.

“Importantes son las lecciones que debemos aprender de lo experimentado por los jóvenes hebreos en la llanura de Dura. En esta época nuestra, muchos de los siervos de Dios, aunque inocentes de todo mal proceder, serán entregados para sufrir humillación y ultrajes a manos de aquellos que, inspirados por Satanás, están llenos de envidia y fanatismo religioso. La ira del hombre se despertará en forma especial contra aquellos que santifican el sábado del cuarto mandamiento; y al fin un decreto universal los denunciará como merecedores de muerte…

“Como en los días de Sadrach, Mesach y Abed-nego, en el período final de la historia de esta tierra, el Señor obrará poderosamente en favor de aquellos que se mantengan firmemente por lo recto” (Profetas y Reyes, pág. 377).

Estudio personal

• Profetas y Reyes, págs. 371-377.

• Comentario Bíblico Adventista, tomo 4, págs. 1190, 1191.