jueves, 20 de junio de 2013

26 Primero y último, principio y fin

“Jesús era ya la luz de su pueblo, la luz del Mundo, antes de venir a la tierra en forma humana. El primer rayo de luz que penetró la lobreguez en que el pecado había envuelto al mundo, provino de Cristo. Y de Él ha emanado todo rayo de resplandor celestial que ha caído sobre los habitantes de la tierra. En el plan de la redención, Cristo es el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo” (La Maravillosa Gracia, pág. 43).

CRISTO PARA SALVACIÓN DE CADA ALMA

1. ¿Qué significa la Palabra que presenta a Jesús como “el principio y el fin” de nuestra salvación? Romanos 10:9-11; 1 Pedro 1:9; Apocalipsis 22:13.

Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.

“No presente nadie la idea de que el hombre tiene poco o nada que hacer en la gran obra de vencer, pues Dios no hace nada para el hombre sin su cooperación. Tampoco se diga que después de que habéis hecho todo lo que podéis de vuestra parte, Jesús os ayudará. Cristo ha dicho: ‘Separados de mí nada podéis hacer’ (Juan 15: 5). Desde el principio hasta el fin, el hombre ha de ser colaborador con Dios. A menos que el Espíritu Santo actúe sobre el corazón humano, tropezaremos y caeremos a cada paso. Los esfuerzos del hombre solo no son nada sino inutilidad, pero la cooperación con Cristo significa victoria. Por nosotros mismos, no tenemos poder para arrepentirnos del pecado. A menos que aceptemos la ayuda divina, no podemos dar el primer paso hacia el Salvador. Él dice: ‘Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin’ (Apoc. 21:6) en la salvación de cada alma” (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 446, 447).

CRISTO EN NUESTRAS IGLESIAS

2. ¿Glorificamos a nuestro Salvador en la congregación y le concedemos el primer lugar en los servicios religiosos? Salmo 111:1; Malaquías 3:16, 17.

Alabaré a Jehová con todo el corazón. En la compañía y congregación de los rectos. Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. 

“Por consiguiente, jamás digamos que podemos arrepentirnos por nosotros mismos, y entonces Cristo perdonará. No, por cierto. Es la gracia de Dios la que perdona. Es el favor de Dios lo que nos conduce mediante su poder al arrepentimiento. Por lo tanto, todo proviene de Jesucristo, todo pertenece a Él, y uno quiere simplemente dar gloria a Dios. ¿Por qué no responden más cuando se encuentran los unos con los otros en las reuniones?

¿Por qué no manifiestan la influencia vivificante del Espíritu de Dios cuando el amor de Jesús y su salvación les son presentados? Es porque no perciben que Cristo es primero y postrero y supremo, el Alfa y la Omega, principio y fin, el mismísimo Autor y Consumador de nuestra fe. No comprenden esto, y por ende permanecen en sus pecados. ¿Por qué sucede esto? Porque Satanás está aquí luchando y batallando por las almas de los hombres. El arroja su sombra diabólica precisamente a través de nuestro camino, y lo único que uno puede ver es al enemigo y su poder” (Fe y Obras, págs. 73, 74).

CRISTO EN NUESTRAS VIDAS

3. ¿Qué experiencia del apóstol Pablo harán todo aquellos que heredarán el reino eterno? Gálatas 2:20.

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 

“Cuando sus palabras de instrucción han sido recibidas y han tomado posesión de nosotros, Jesús es para nosotros una presencia permanente que gobierna nuestros pensamientos, ideas y acciones. Somos imbuidos de la instrucción del mayor Maestro que el mundo conoció jamás. Un sentido de responsabilidad humana y de influencia humana da carácter a nuestros puntos de vista con respecto a la vida y a los deberes diarios. “Cristo Jesús lo es todo para nosotros; el primero, el último, el mejor en todas las cosas. Jesucristo, su espíritu, su carácter, da color a todas las cosas; es la trama y la urdimbre, la misma textura de nuestro ser entero. Las palabras de Cristo son espíritu y son vida. No podemos, pues, concentrar nuestros pensamientos en el yo; no somos ya nosotros los que vivimos, sino que Cristo vive en nosotros, y Él es la esperanza de gloria. El yo está muerto y Cristo es un Salvador vivo. Al continuar mirando a Jesús reflejamos su imagen hacia todos los que nos rodean. No podemos detenernos a considerar nuestros desalientos, o aun a hablar de ellos, pues un cuadro más agradable atrae nuestra vista: el precioso amor de Jesús. Él vive en nosotros por la palabra de verdad” (Testimonios para los Ministros, págs. 395, 396).

4. ¿Por qué es tan importante contar con la aprobación del Señor en todo lo que hacemos? Colosenses 3:23, 24; Efesios 6:6-8.

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.

“Cristo no nos exime de la necesidad de esforzarnos, pero nos enseña que en todo le hemos de dar a Él el primer lugar, el último y el mejor. No debemos ocuparnos en ningún negocio ni buscar placer alguno que pueda impedir el desarrollo de su justicia en nuestro carácter y en nuestra vida. Cuanto hagamos debe hacerse sinceramente, como para el Señor” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 84).

CRISTO EN EL HOGAR

5. ¿Qué lugar debemos conceder a Jesús, sí deseamos su bendición en nuestro hogar? Efesios 5:2, 22, 25; 6:1; 1 Timoteo 5:8.

Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.

“Vuestro afecto podrá ser tan claro como el cristal, arrobador en su pureza, y sin embargo, podría ser superficial por no haber sido probado. Dad a Cristo, en todas las cosas, el lugar primero, el último y el mejor. Contempladle constantemente, y vuestro amor por Él, en la medida en que sea probado, se hará cada día más profundo y más fuerte. Y a medida que crezca vuestro amor por Él, vuestro amor mutuo aumentará también en fuerza y profundidad” (Joyas Testimonios, tomo 3, pág. 96).

CRISTO EN LA EDUCACIÓN

6. ¿Quién, solamente, debe ser nuestro Maestro como fuente de toda sabiduría? Apocalipsis 1:11, primera parte, 17; 1 Corintios 1:24.

Que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último. Mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.  

“En el Maestro enviado de Dios halla su centro toda verdadera obra educativa. De la obra de hoy, lo mismo que de la que estableció hace mil ochocientos años, el Salvador dice: ‘Yo soy el primero y el último’. ‘Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin’ (Apoc. 1:17; 21:6).

“En presencia de semejante Maestro, de semejante oportunidad para obtener educación divina, es una necedad buscar una educación fuera de Él, esforzarse por ser sabio, aparte de la Sabiduría; ser sincero, mientras se rechaza la Verdad; buscar iluminación aparte de la Luz, y existencia sin la Vida; apartarse del Manantial de aguas vivas, y cavar cisternas rotas que no pueden contener agua” (Consejos para los Maestros, Padres y Alumnos, pág. 18).

CRISTO EN LA OBRA MISIONERA

7. ¿Cuál debe ser el tema de toda enseñanza y evangelismo en pro de la salvación de las almas? Romanos 10:13-15; 1 Corintios 2:2; 1:23.

Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura.

“Cristo crucificado, Cristo resucitado, Cristo ascendido al cielo, Cristo que va a volver, debe enternecer, alegrar y llenar de tal manera la mente del predicador, que sea capaz de presentar estas verdades a la gente con amor y profundo fervor. Entonces el predicador se perderá de vista y Jesús quedará manifiesto” (El Evangelismo, pág. 139).

“Todas las grandes verdades de las Escrituras se centralizan en Cristo; debidamente comprendidas todas conducen a Él. Preséntese a Cristo como el alfa y la omega, el principio y el fin del gran plan de redención. Presentad a la gente temas tales que fortalezcan su confianza en Dios y en su Palabra y la induzcan a investigar sus enseñanzas por sí misma. Y a medida que los hombres avancen paso a paso en el estudio de la Biblia, estarán mejor preparados para apreciar la hermosura y la armonía de estas preciosas verdades” (El Evangelismo, pág. 354).

MEDITACIÓN

“Cuando los estudiantes de la profecía se dediquen de corazón a conocer las verdades del Apocalipsis, se darán cuenta de cuánta importancia tiene esa búsqueda. Cristo Jesús es el Alfa y la Omega, el Génesis del Antiguo Testamento y el Apocalipsis del Nuevo Testamento. Ambos se reúnen en Cristo. Adán y Dios son reconciliados por la obediencia del segundo Adán, quien cumplió la obra de vencer las tentaciones de Satanás y de reparar el vergonzoso fracaso y caída de Adán” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 6, pág. 1092).

ESTUDIO PERSONAL

“Cada mensajero debería sentir la preocupación de exponer la perfección de Cristo. Cuando no se incluye el don gratuito de la justicia de Cristo, los discursos resaltan secos e insípidos; y como resultado las ovejas y los corderos no son alimentados. Pablo dijo: ‘Ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder’ (1 Cor. 2: 4). En el Evangelio hay sustancia y fecundidad. Jesús es el centro viviente de todas las cosas. Poned a Cristo en cada sermón. Espacios en las excelencias, la misericordia y la gloria de Jesucristo hasta que Cristo se forme interiormente como la esperanza de la gloria” (El Evangelismo, pág. 140).