jueves, 20 de junio de 2013

20 El maestro divino

“Cristo fue el mayor Maestro que el mundo conoció jamás. Vino a esta tierra para difundir los brillantes rayos de la verdad, a fin de que los hombres pudiesen adquirir idoneidad para el cielo. ‘Para esto he venido al mundo –declaró–, para dar testimonio a la verdad’ (Juan 18:37). Vino para revelar el carácter del Padre, a fin de que los hombres pudiesen ser inducidos a adorarle en espíritu y en verdad” (Consejos para los Maestros, Padres y Alumnos, pág. 246).

LA NIÑEZ DEL MAESTRO DIVINO

1.   ¿De quién recibió Jesús, el Maestro divino, su educación? Lucas 2:51, 52.

Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.

“El niño Jesús no recibió instrucción en las escuelas de las sinagogas. Su madre fue su primera maestra humana. De labios de ella y de los rollos de los profetas, aprendió las cosas celestiales. Las mismas palabras que Él había hablado a Israel por medio de Moisés, le fueron enseñadas sobre las rodillas de su madre. Y al pasar de la niñez a la adolescencia, no frecuentó las escuelas de los rabinos. No necesitaba la instrucción que podía obtenerse de tales fuentes, porque Dios era su instructor…

“Puesto que Él adquirió saber cómo nosotros podemos adquirirlo, su conocimiento íntimo de las Escrituras nos demuestra cuán diligentemente dedicó sus primeros años al estudio de la Palabra de Dios. Delante de Él se extendía la gran biblioteca de las obras de Dios. El que había hecho todas las cosas, estudió las lecciones que su propia mano había escrito en la tierra, el mar y el cielo. Apartado de los caminos profanos del mundo, adquiría conocimiento científico de la naturaleza” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 50, 51).

SUS ENSEÑANZAS

2. ¿A qué libro se refirió Jesús como auténtico y con autoridad? ¿Qué usaba, a menudo, en sus enseñanzas? Lucas 24:27; 10:26; Mateo 13:34, 35.

Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.

“Empezando con Moisés, alfa de la historia bíblica, Cristo expuso en todas las Escrituras las cosas concernientes a Él.…“Así el mensaje evangélico, tal como lo daba el Salvador mismo, se basaba en las profecías” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 739, 200).

“El gran Maestro puso a sus oyentes en contacto con la naturaleza, para que oyeran la voz que habla en todas las cosas creadas, y a medida que sus corazones se hacían más sensibles y sus mentes más receptivas, les ayudaba a interpretar la enseñanza espiritual de las escenas que contemplaban sus ojos. Las parábolas, por medio de las cuales le gustaba enseñar lecciones de verdad, muestran cuán abierto estaba su espíritu a las influencias de la naturaleza y cómo le agradaba extraer la enseñanza espiritual del ambiente en que transcurría la vida diaria” (La Educación, pág. 102).

3. ¿Enseñaba Jesús solo durante las reuniones o aprovechaba muchas oportunidades diferentes? ¿Cuál era el objetivo del Maestro divino? Marcos 2:15; Juan 4:7; Lucas 10:38, 39; Mateo 18:11.

Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.

“Jesús veía en toda alma un ser que debía ser llamado a su reino. Alcanzaba el corazón de la gente yendo entre ella como quien desea su bien. La buscaba en las calles, en las casas privadas, en los barcos, en la sinagoga, a orillas del lago, en la fiesta de bodas. Se encontraba con ella en sus ocupaciones diarias y manifestaba interés en sus asuntos seculares. Llevaba sus instrucciones hasta la familia, poniéndola, en el hogar, bajo la influencia de su presencia divina. Su intensa simpatía personal le ayudaba a ganar los corazones” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 125, 126).

“En Él se hallaba el ideal perfecto. “Cristo vino al mundo para revelar este ideal como el único y verdadero blanco de nuestros esfuerzos; para mostrar lo que todo ser humano debiera ser; lo que llegarían a ser por medio de la morada de la divinidad en la humanidad todos los que lo recibieran. Vino a mostrar de qué manera deben ser educados los hombres como conviene a hijos de Dios; cómo deben practicar en la tierra los principios, y vivir la vida del cielo” (La Educación, págs. 73, 74).

4.  ¿Qué se puede decir acerca de su enseñanza? ¿Cuál era su doble clave para tener éxito como Maestro? Juan 5:39; 15:10, última parte, 13:15.

Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. Así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.  Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

“Su enseñanza abarcaba las cosas del tiempo y la eternidad, las cosas visibles en su relación con las invisibles, los incidentes pasajeros de la vida común, y los solemnes sucesos de la vida futura.

“Establecía la verdadera relación que existe entre las cosas de esta vida, como subordinadas a las de interés eterno, pero no ignoraba su importancia. Enseñaba que el cielo y la tierra están ligados, y que el conocimiento de la verdad divina prepara mejor al hombre para desempeñar los deberes de la vida diaria… “El que trata de transformar a la humanidad, debe comprender a la humanidad. Solo por la simpatía, la fe y el amor, pueden ser alcanzados y elevados los hombres. En esto Cristo se revela como el Maestro de los maestros: De todos los que alguna vez vivieran en la tierra, Él sólo posee una perfecta comprensión del alma humana.

“Practicaba lo que enseñaba.… Así, las palabras de Cristo tuvieron en su vida una ilustración y un apoyo perfectos. Y más aún, Él era lo que enseñaba. Sus palabras no sólo eran la expresión de la experiencia de su propia vida, sino de su propio carácter. No sólo enseñó la verdad; Él era la verdad. Eso fue lo que dio poder a su enseñanza” (La Educación, págs. 82, 78).

EL VERDADERO RABINO

5.   ¿Qué enseñó Jesús a evitar a sus seguidores con el fin de no atraer la atención a sí mismos? Mateo 23:7, 8.

Y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. 

“Antes, todas sus obras hacen para ser mirados de los hombres; porque ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas; y las salutaciones en las plazas, y ser llamados de los hombres Rabbí, Rabbí. Mas vosotros, no queráis ser llamados Rabbí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo;…“También reprendió la vanidad manifestada al codiciar el título de rabino o maestro. Declaró que este título no pertenecía a los hombres, sino a Cristo. Los sacerdotes, escribas, gobernantes, expositores y administradores de la ley, eran todos hermanos, hijos de un mismo Padre. Jesús enseñó enfáticamente a la gente que no debía dar a ningún hombre un título de honor que indicase su dominio de la conciencia y la fe” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 564, 565).

LOS OYENTES DE JESÚS

6. ¿Quién se encontraba a menudo entre la audiencia de Jesús? ¿Cómo reaccionaban a menudo los oyentes? Marcos 12:37, última parte; Juan 7:46; Mateo 7:28, 29.

Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana. Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre! Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

“No sólo hablaba para toda la humanidad, sino a ella misma. Su mensaje alcanzaba al niñito en la alegría de la mañana de su vida; al corazón ansioso e inquieto de la juventud; a los hombres, que en la plenitud de sus años llevaban la carga de la responsabilidad, a los ancianos en su debilidad y cansancio. Su mensaje era para todos; para todo ser humano, de todo país y toda época” (La Educación, pág. 82).

“Acerca de la enseñanza de Cristo se dice: ‘Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana’ (Mar. 12:37). ‘¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!’ (Juan 7:46), declararon los alguaciles enviados a apresarlo. Sus palabras reconfortaban y bendecían a los que anhelaban la paz que Él solo podía dar. Había en sus palabras algo que elevaba a sus oyentes a un nivel más alto de pensamiento y acción” (Consejos para los Maestros, Padres y Alumnos, pág. 246).

7. Aunque las personas se admiraban de la enseñanza de Jesús, ¿cómo reaccionaban algunos y por qué? Juan 7:14-17.

Más a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado? Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. 

“Nunca llegará el tiempo en que la sombra de Satanás no atraviese nuestra senda. Porque con ello el enemigo trata de ocultar la luz del Sol de justicia. Pero nuestra fe debe atravesar esta sombra” (Obreros Evangélicos, págs. 280, 281).

“Cuando nos encontramos profundamente ensombrecidos es porque Satanás se ha interpuesto entre nosotros y los brillantes rayos del Sol de Justicia. En los momentos de tribulación este resplandor se eclipsa y no entendemos por qué nos da la impresión de que la seguridad desaparece. Se nos induce a mirar al yo, y eso nos impide recibir el consuelo que hay en la cruz no en su sombra para nosotros. Nos quejamos del camino, y apartamos nuestra mano de la de Cristo. Pero a veces el favor de Dios irrumpe repentinamente en el alma, y las sombras se disipan. Vivamos a la luz de la cruz del Calvario. No moremos más en las sombras, quejándonos de nuestros dolores, porque eso sólo aumenta nuestra tribulación” (Mente, Carácter y Personalidad, tomo 2, pág. 843).

MEDITACIÓN

“Los que siguen a Jesús le agradan cuando muestran que, aunque humanos, son partícipes de la naturaleza divina. No son estatuas, sino hombres y mujeres vivientes. Su corazón, refrigerado por los rocíos de la gracia divina, se abre y expande bajo la influencia del Sol de justicia. Reflejan sobre otros, en obras iluminadas por el amor de Cristo, la luz que resplandece sobre ellos mismos” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 127).

“Los cristianos son las gemas de Cristo, compradas a un precio infinito. Deben resplandecer brillantemente para Él, reflejando la luz de su hermosura. Y han de recordar siempre que todo el lustre que posee el carácter cristiano proviene del Sol de Justicia” (Alza Tus Ojos, pág. 370).