jueves, 20 de junio de 2013

11 Testigo, juez y abogado

“El mundo ha sido confiado a Cristo, y por Él ha fluido toda bendición de Dios a la especie caída. Era Redentor antes de su encarnación tanto como después. Tan pronto como hubo pecado, hubo un Salvador. Ha dado luz y vida a todos, y según la medida de la luz dada, cada uno será juzgado. Y el que dio la luz, el que siguió al alma con las más tiernas súplicas, tratando de ganarla del pecado a la santidad, es a la vez su Abogado y Juez. Desde el principio de la gran controversia en el cielo, Satanás ha sostenido su causa por medio del engaño; y Cristo ha estado obrando para desenmascarar sus planes y quebrantar su poder. El que hizo frente al engañador, y a través de todos los siglos procuró arrebatar cautivos de su dominio, es quien pronunciará el juicio sobre cada alma” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 181).

JESÚS COMO EL TESTIGO FIEL

1. ¿Qué nombre, muy significativo, se encuentra en Apocalipsis 1:5 y 3:14?

Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre. Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios. 

“Una cosa se comprenderá con certeza por el estudio del Apocalipsis: que la relación entre Dios y su pueblo es estrecha y decidida. Juan escribe: ‘Gracia sea con vosotros, y paz del que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de su trono; y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y príncipe de los reyes de la tierra’” (TM, pág. 111).

2. ¿De qué modo se dirige el Testigo fiel a la iglesia de Laodicea? Apocalipsis 3:15, 17.

Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 

“El mensaje para la iglesia laodicense es aplicable para todos los que han tenido gran luz y muchas oportunidades, y sin embargo no las han apreciado” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 972).

“El Testigo fiel dice de una iglesia fría, sin vida y sin Cristo: ‘Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca’ (Apoc. 3:15, 16). Tomad buena nota de las siguientes palabras: ‘Porque tú dices: Yo soy rico y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo’ (Apoc. 3:17). Aquí se representa a aquellos que se enorgullecen de sí mismos por su posesión de conocimiento y ventajas espirituales. Pero no han respondido a las bendiciones inmerecidas que Dios les ha conferido” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 418).

3. ¿Qué consejo imparte el Testigo fiel? Apocalipsis 3:18.

Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 

“Oíd el consejo del Testigo fiel: Comprad oro afinado en el fuego, a in de que seáis ricos, ropas blancas para que estéis vestidos, y colirio a fin de que veáis. Haced algún esfuerzo. Estos tesoros preciosos no descenderán sobre nosotros sin esfuerzo alguno de nuestra parte. Debemos comprar, ser celosos y arrepentirnos de nuestro estado de tibieza. Debemos despertarnos para ver nuestros males, buscar nuestros pecados y arrepentirnos celosamente de ellos” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 42).

“Hagamos caso del consejo del Testigo fiel. Ninguno de nosotros esté lleno de prejuicios como estuvieron los judíos, de modo que la luz no entre en nuestro corazón. Que no sea necesario que Cristo diga de nosotros como dijo de ellos: ‘No queréis venir a mí para que tengáis vida’ (Juan 5:40)” (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 419, 420).

JESÚS COMO JUEZ

4. ¿Cómo se convirtió Cristo en juez de toda la raza humana? Juan 5:22, 26, 27, 30.

Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.  

“Y Dios ‘le ha dado potestad de ejecutar juicio, por cuanto Él es Hijo del hombre.’ Porque gustó las mismas heces de la aflicción y tentación humanas, y comprende las debilidades y los pecados de los hombres; porque en nuestro favor resistió victoriosamente las tentaciones de Satanás y tratará justa y tiernamente con las almas por cuya salvación fue derramada su sangre, por todo esto, el Hijo del hombre ha sido designado para ejecutar el juicio” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 181).

“Cristo se humilló para encabezar a la humanidad, para afrontar las tentaciones y sobrellevar las pruebas que los hombres deben arrostrar y soportar. Debía conocer lo que la humanidad debe arrostrar de parte del enemigo caído, a fin de saber cómo socorrer a los que son tentados. “Y Cristo ha sido hecho nuestro Juez. No es el Padre el Juez. Tampoco lo son los ángeles. Nos juzgará Aquel que se revistió de nuestra humanidad y vivió una vida perfecta en este mundo. Él solo puede ser nuestro juez” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 383).

5. En primer lugar, ¿cuál era el propósito de Jesús para la raza humana? En realidad, ¿cómo se juzga cada individuo a sí mismo? Juan 3:17, 18; 12:47.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. 

“Pero la misión de Cristo no era juzgar, sino salvar. ‘No envió Dios a su Hijo al mundo para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por Él.’ Y delante del Sanedrín, Jesús declaró: ‘El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida.’… “En su actitud hacia Cristo, todos iban a demostrar en que lado estaban. Y así cada uno pronuncia juicio sobre sí mismo.…

“‘Desde ahora –dijo Jesús, habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo.’ Con estas palabras, Cristo presentó el reverso de la escena que ocurría entonces. Él, el Señor de la vida y la gloria, estaría sentado a la diestra de Dios. Sería el juez de toda la tierra, y su decisión sería inapelable. Entonces toda cosa secreta estaría expuesta a la luz del rostro de Dios, y se pronunciaría el juicio sobre todo hombre, según sus hechos” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 181, 40, 654).

JESÚS NUESTRO ABOGADO

6. Como pecadores acusados por Satanás ante Dios, ¿a quién podemos elegir para defendernos? 1 Juan 2:1; Romanos 8:34.

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

“Satanás está a nuestra diestra para acusarnos, y nuestro Abogado está a la diestra de Dios para rogar por nosotros. Él nunca ha perdido un caso que le ha sido entregado. Podemos confiar en nuestro Abogado porque presenta sus propios méritos en favor de nosotros” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 960).

“En todos nuestros actos de verdadera devoción fijamos los ojos de nuestra fe en nuestro Abogado, que intercede entre el hombre y el trono eterno, y quien espera para tomar nota de todo esfuerzo nuestro y para ayudarnos por su Espíritu a lograr un conocimiento más perfecto de Dios” (Testimonios para los Ministros, pág. 121).

7. ¿Cómo puede acercarse al trono de gracia el pecador arrepentido? Hebreos 4:16.

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

“Habéis de venir a Dios como un pecador arrepentido, mediante el nombre de Jesús, el divino Abogado, a un Padre misericordioso y perdonador, creyendo que cumplirá lo que ha prometido. Todos los que deseen la bendición de Dios, llamen al trono de la misericordia y esperen con firme seguridad diciendo: ‘Tú, oh Señor, has dicho: Todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá’. El Señor anhela que los que buscan a Dios crean en Aquel que puede hacer todas las cosas.…

“Sólo mediante Jesús, a quien el Padre dio por la vida del mundo, puede encontrar acceso a Dios el pecador. Sólo Jesús es nuestro Redentor, nuestro Abogado y Mediador. Nuestra única esperanza de perdón, paz y justicia está en Él. En virtud de la sangre de Cristo, el alma herida de pecado puede ser restaurada a la salud. Cristo es la fragancia, el incienso santo que hace aceptables nuestras peticiones ante el Padre” (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 386, 391).

MEDITACIÓN

“Cristo intercede por la raza perdida mediante su vida inmaculada, su obediencia y su muerte en la cruz del Calvario. Y ahora, no como un mero suplicante, intercede por nosotros el Capitán de nuestra salvación, sino como un Conquistador que reclama su victoria. Su ofrenda es completa, y como Intercesor nuestro ejecuta la obra que Él mismo señaló, sosteniendo delante de Dios el incensario que contiene sus méritos inmaculados y las oraciones, las confesiones y las ofrendas de agradecimiento de su pueblo. La ofrenda se hace completamente aceptable, y el perdón cubre toda transgresión” (La Maravillosa Gracia, pág. 174).

ESTUDIO PERSONAL

“El mensaje a la iglesia de Laodicea es una denuncia sorprendente y se aplica al actual pueblo de Dios. “… Aunque aquellos a quienes se dirige el mensaje del Testigo Fiel se lisonjean de que se encuentran en una exaltada condición espiritual, dicho mensaje quebranta su seguridad con la sorprendente denuncia de su verdadera condición de ceguera, pobreza y miseria espirituales. Este testimonio tan penetrante y severo no puede ser un error porque es el Testigo Fiel el que habla y su testimonio debe ser correcto” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 327, 328).