jueves, 20 de junio de 2013

21 El amigo de niños y madres

“El Salvador mira con infinita ternura las almas que compró con su sangre. Pertenecen a su amor. Las mira con indecible cariño. Su corazón anhela alcanzar, no sólo a los mejor educados y atractivos, sino también a los que por herencia y descuido presentan rasgos de carácter poco lisonjeros”  El Ministerio de Curación, pág. 28).

LA NIÑEZ DE JESÚS

1. ¿Qué se conoce acerca de la niñez y juventud de Jesús? ¿Por qué puede ser el Amigo de niños y jóvenes? Lucas 2:40.

Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.

“Había algunos que buscaban su sociedad, sintiéndose en paz en su presencia; pero muchos le evitaban, porque su vida inmaculada los reprendía. Sus jóvenes compañeros le instaban a hacer como ellos. Era de carácter alegre; les gustaba su presencia, y daban la bienvenida a sus prontas sugestiones; pero sus escrúpulos los impacientaban, y le declaraban estrecho de miras. Jesús contestaba: Escrito está: ‘¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.’ ‘En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.’ “…Cuando le preguntaban por qué no participaba en las diversiones de la juventud de Nazaret, decía: Escrito está: ‘Heme gozado en el camino de tus testimonios, como sobre toda riqueza. En tus mandamientos meditaré, consideraré tus caminos. Recrearéme en tus estatutos: no me olvidaré de tus palabras’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 69).

2. ¿Qué revela su cercano contacto con la naturaleza? Habiendo siendo un niño, ¿cómo se regocijaba con los niños pequeños? Lucas 12:27.

Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. 

“Cuando los niños recogían las flores silvestres que crecían tan abundantemente a su alrededor y se apiñaban para presentárselas como pequeñas ofrendas, las recibía alegremente, les sonreía y expresaba su gozo al ver tanta variedad de flores. “Estos niños eran su herencia. Sabemos que vino para rescatarlos del enemigo mediante su muerte sobre la cruz del Calvario. Les habló palabras que guardaron en sus corazones. Se sintieron gozosos al pensar que apreciaba sus dones y les hablaba en forma tan amorosa.

“Cristo observaba a los niños en sus juegos, y a menudo expresaba su aprobación cuando obtenían una victoria inocente en alguna cosa que estaban decididos a hacer. Entonó cantos para esos niños utilizando palabras dulces y benditas. Ellos sabían que los amaba. Nunca les frunció el ceño. Compartió sus gozos y tristezas infantiles. A menudo recogía flores y después de señalarles su belleza, se las dejaba como regalo. Él había hecho las flores y se deleitaba en señalar su hermosura. “Se ha dicho que Jesús nunca sonrió. Esto no es exacto. Un niño en su inocencia y pureza hacía brotar de sus labios un cántico de gozo” (Alza tus Ojos, pág. 55).

JESÚS CURÓ Y BENDIJO A LOS NIÑOS PEQUEÑOS

3. ¿Qué episodio se describe cuando niños pequeños fueron llevados ante Él para ser bendecidos? Mateo 19:13-15.

Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.

“Cuando venían las madres a Él con sus pequeñuelos, los discípulos las miraban con desagrado. Pensaban que esos niños eran demasiado tiernos para recibir beneficio de una visita a Jesús, y concluían que su presencia le desagradaba. Pero los discípulos eran quienes incurrían en su desagrado. El Salvador comprendía los cuidados y la carga de las madres que estaban tratando de educar a sus hijos de acuerdo con la Palabra de Dios.

Había oído sus oraciones. Él mismo las había atraído a su presencia…“Así se reunieron varias madres, con sus pequeñuelos. Algunos de los niños ya habían pasado de la infancia a la niñez y a la adolescencia. Cuando las madres expresaron su deseo, Jesús oyó con simpatía la tímida petición… “Tomó a los niños en sus brazos, puso las manos sobre ellos y les dio la bendición que habían venido a buscar” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 472).

4. ¿De qué otro modo demostró Jesús cuidado especial por los niños? Mateo 17:18; 15:28; Juan 4:51, 52.

Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora.Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre.

“Permita que el ojo de la fe se posesione de la escena. Observe a las madres tratando de llegar a Él, pálidas, cansadas, casi desesperadas, pero determinadas y perseverantes, sosteniendo en sus brazos su carga de sufrimiento. “Mientras estas personas anhelantes, son empujadas hacia atrás, Cristo avanza hacia ellas paso a paso, hasta llegar a su lado. Lágrimas de alegría y esperanza fluyen libremente porque la atención de Jesús se dirige hacia ellas, y en sus ojos ven expresada la más tierna compasión y amor tanto por las debilitadas madres como por los dolientes niños. Las invita a tener confianza, diciendo: ‘¿Qué puedo hacer por ti?’ La madre entre sollozos expresa su gran anhelo: ‘Señor, sana a mi hijo’. Había manifestado su fe abriéndose paso hacia Él, aunque no sabía que Él se estaba dirigiendo hacia ella. Cristo toma al niño en sus brazos. Pronuncia la palabra, y la enfermedad huye ante su toque. La palidez de muerte desaparece. La corriente de vida fluye a través de sus venas. Los músculos reciben vigor” (Alza tus Ojos, pág. 24).

5. ¿Cuándo y de qué modo especial los niños sanados alabaron a Jesús, más tarde? Mateo 21:9, 15, 16.

Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?

“Los niños eran los primeros en regocijarse. Jesús había sanado sus enfermedades; los había estrechado en sus brazos, había recibido sus besos de agradecido afecto, y algunos de ellos se habían dormido sobre su pecho mientras Él enseñaba a la gente. Ahora con alegres voces los niños pregonaban sus alabanzas. Repetían los hosannas del día anterior y agitaban triunfalmente palmas ante el Salvador” (El Deseado de Todas las Gentes, pág.542).

INCLUSO HOY

6. ¿Pueden las madres llevar a Jesús a sus hijos hoy del mismo modo? Explica tu experiencia personal. Salmo 115:13, 14.

Bendecirá a los que temen a Jehová, A pequeños y a grandes. Aumentará Jehová bendición sobre vosotros; sobre vosotros y sobre vuestros hijos.

“Las madres de hoy han de recibir sus palabras con la misma fe. Cristo es tan ciertamente un Salvador personal hoy como cuando vivió como hombre entre los hombres. Es tan ciertamente el ayudador de las madres hoy como cuando reunía a los pequeñuelos en sus brazos en Judea. Los hijos de nuestros hogares son tanto la adquisición de su sangre como lo eran los niños de entonces. “Jesús conoce la preocupación del corazón de cada madre. Él que tuvo una madre que luchó con la pobreza y la privación, simpatiza con cada madre en sus trabajos… En todo pesar y en toda necesidad, dará consuelo y ayuda” (Deseado de Todas las Gentes, pág. 473).

7. ¿Qué pueden hacer los niños y jóvenes, sabiendo que su mejor Amigo está listo para escucharles y contestar sus oraciones? 1 Juan 5:14, 15; Efesios 3:20.

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.

“Los niños y jóvenes pueden acudir a Jesús con sus cargas y perplejidades y saber que Él respetará sus súplicas y les dará precisamente lo que necesiten. Sed fervientes; sed resueltos. Presentad la promesa a Dios, y luego creed, sin una duda. No esperéis sentir emociones especiales antes que os parezca que el Señor contesta. No indiquéis ningún modo particular en que el Señor deba obrar por vosotros antes de creer que recibiréis las cosas que le pedís, sino confiad en su palabra y dejad todo el asunto en manos del Señor, con la plena fe de que vuestra oración será honrada y recibiréis la respuesta en el momento exacto y en la forma precisa en que vuestro Padre celestial crea que es para bien vuestro; luego poned en práctica vuestras oraciones. Andad humildemente, y seguid avanzando”(Mensajes para los Jóvenes, pág. 121).

MEDITACIÓN

“En los niños allegados a Él, veía el Salvador a hombres y mujeres que serían un día herederos de su gracia y súbditos de su reino, algunos, mártires por su causa. Sabía que aquellos niños le escucharían y le aceptarían por Redentor con mejor voluntad que los adultos, muchos de los cuales eran sabios según el mundo, y duros de corazón. Al enseñarles, se colocaba al nivel de ellos. Él, la Majestad de los cielos, respondía a sus preguntas y simplificaba sus importantes lecciones para que las comprendiera su inteligencia infantil. Plantaba en la mente de ellos la semilla de la verdad, que años después brotaría y llevaría fruto para vida eterna” (El Evangelismo, pág. 422).

ESTUDIO PERSONAL

“‘Díceles: Apartaos, que la muchacha no es muerta, mas duerme. Y se burlaban de Él. Y como la gente fue echada fuera, entró, y tomóla de la mano, y se levantó la muchacha’ (S. Mateo 9:24, 25).

“Dirige a la madre palabras de consuelo y paz, y entonces otro caso tan urgente como el anterior se presenta ante Él. La madre pide ayuda para ella y su hijo, porque los dos están padeciendo. Con prontitud y gozo Cristo ejerce su poder vivificante, y ellos alaban y dan honor y gloria a su nombre que hace cosas maravillosas” (Alza tus Ojos, pág. 24).

“Acudan las madres a Jesús con sus perplejidades. Hallarán gracia suficiente para ayudarles en la dirección de sus hijos. Las puertas están abiertas para toda madre que quiera poner sus cargas a los pies del Salvador. El que dijo: ‘Dejad los niños venir a mí, y no los impidáis,’ sigue invitando a las madres a conducir a sus pequeñuelos para que sean bendecidos por Él. Aun el lactante en los brazos de su madre, puede morar bajo la sombra del Todo poderoso por la fe de su madre que ora” (El Deseado de Todas las Gentes, pág.472).

· Mateo 7:7, 8.