jueves, 20 de junio de 2013

04 Mesías y salvador

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” Hechos 4:12.

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

1. ¿Cómo presenta el Antiguo Testamento al Redentor? Job 19:25; Isaías 59:20. ¿Cómo sabían los patriarcas acerca de su venida? Génesis 3:15.

Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

“Entonces informó a la hueste angélica que se había encontrado una vía de escape para el hombre perdido. Les dijo que había suplicado a su Padre, y que había ofrecido su vida en rescate, para que la sentencia de muerte recayera sobre Él, para que por su intermedio el hombre pudiera encontrar perdón; para que por los méritos de su sangre, y como resultado de su obediencia a la ley de Dios, el hombre pudiera gozar del favor del Señor, volver al hermoso jardín y comer del fruto del árbol de la vida” (La Historia de la Redención, pág. 43).

EN EL NUEVO TESTAMENTO

2. ¿Quiénes fueron los primeros informados acerca de la venida a la tierra del Salvador? Lucas 2:8-11.

Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 

“En los campos donde el joven David apacentara sus rebaños, había todavía pastores que velaban. Durante las silenciosas horas de la noche, hablaban del Salvador prometido, y oraban por la venida del Rey al trono de David. ‘Y he aquí el ángel del Señor vino sobre ellos, y la claridad de Dios los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor. Mas el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.’“Al oír estas palabras, las mentes de los atentos pastores se llenaron de visiones gloriosas. ¡El Libertador había nacido en Israel!” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 31).

3. ¿Quién reconoció a Jesús como el Salvador del mundo y el Mesías? Lucas 1:67-69; Juan 1:41; 4:42.

Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo,  Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo.Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.

“Andrés trató de impartir el gozo que llenaba su corazón. Yendo en busca de su hermano Simón, exclamó: ‘Hemos hallado al Mesías.’… “En su nuevo gozo, decían a la mujer: ‘Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente Éste es el Salvador del mundo, el Cristo.’“Los samaritanos creían que el Mesías había de venir como Redentor, no sólo de los judíos, sino del mundo” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 113, 163).

SALVADOR DE LA RAZA HUMANA

4. ¿Para quién es Jesús, el Salvador? 1 Timoteo 1:15; Hebreos 7:25; Mateo 18:11.

Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.

“Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así ‘también fue el Hijo del hombre… levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna’ (Juan 3:14, 15). Si estáis conscientes de vuestros pecados, no dediquéis todas vuestras facultades a lamentaros por ellos, sino mirad y vivid. Jesús es nuestro único Salvador, y aunque millones que necesitan ser curados rechacen su misericordia ofrecida, nadie que confía en sus méritos será abandonado para perecer. Al paso que reconozcamos nuestra condición impotente sin Cristo, no debemos desanimarnos. Debemos confiar en un Salvador crucificado y resucitado. Pobre alma, enferma de pecado y desanimada, mira y vive. Jesús ha empeñado su palabra; salvará a todos los que acuden a Él” (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 413, 414).

5. ¿Qué gran labor realizó Jesús como Redentor del mundo? 1 Pedro 2:24; Efesios 1:5-7; Romanos 3:24.

Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.

“Jesús se convirtió en el Redentor del mundoprestando perfecta obediencia a cada palabra que procede de la boca de Dios. Redimió la desdichada caída de Adán, uniendo la tierra –que había quedado divorciada de Dios por el pecado– con el continente del cielo” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 1, pág. 1099).

“El Señor vio nuestra condición caída. Vio nuestra necesidad de gracia, y porque amaba nuestras almas, nos ha dado gracia y paz. La gracia significa un favor para alguien que no lo merece, para alguien que está perdido. El hecho de que seamos pecadores, en vez de rechazarnos apartándonos de la misericordia y del amor de Dios, hace que la práctica del amor de Dios sea para nosotros una necesidad positiva a fin de que seamos salvados” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 407).

SALVAR DE SUS PECADOS

6. Cristo vino a salvar pecadores, pero ¿qué nos pide que hagamos con nuestros pecados? Mateo 1:21; 1 Juan 1:9; Proverbios 28:13.

Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. 

“Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo; y ‘Él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.’ ‘Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados y nos limpie de toda maldad.’ Las condiciones para obtener la misericordia de Dios son sencillas y razonables. El Señor no requiere que hagamos algo doloroso a fin de obtener el perdón. No necesitamos hacer largas y cansadoras peregrinaciones o ejecutar penitencias penosas para encomendar nuestras almas a Él o para expiar nuestra transgresión. El que ‘confiesa y se aparta’ de su pecado ‘alcanzará misericordia’ (Prov. 28:13)” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 441).

“Ha [Satanás] declarado que… los hombres pueden acudir a Cristo, no para ser salvados de sus pecados sino en sus pecados” (Fe y Obras, pág. 93).

7. Así como los fieles esperaban la primera venida del Salvador y lo comunicaron a sus semejantes, ¿qué harán los fieles que le esperan por segunda vez? Filipenses 3:20; 2 Corintios 5:20; 2 Pedro 2:9.

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio.

“Hay que amonestar al mundo. Velad, esperad, orad, trabajad, y no permitáis que nada se haga con rivalidad y vanagloria.… Hay que llevar a cabo una gran obra aún, y hay que realizar todo esfuerzo posible para revelar a Cristo como el Salvador que perdona los pecados, a Cristo como el portador del pecado, a Cristo como la brillante estrella matutina, y el Señor nos dará su apoyo frente al mundo hasta que hayamos hecho nuestra obra” (El Evangelismo, pág. 53).

MEDITACIÓN

“Jesús dijo de las Escrituras del Antiguo Testamento – y ¡cuánto más cierto es esto acerca del Nuevo! –: ‘Ellas son las que dan testimonio de mí’ (S. Juan 5:39), el Redentor, Aquel en quien vuestras esperanzas de vida eterna se concentran. Sí, la Biblia entera nos habla de Cristo. Desde el primer relato de la creación, de la cual se dice: ‘Sin Él nada de lo que es hecho, fue hecho’ (S. Juan 1:3), hasta la última promesa: ¡He aquí, yo vengo presto!’ (Apocalipsis 22:12) leemos acerca de sus obras y escuchamos su voz. Si deseáis conocer al Salvador, estudiad las Santas Escrituras” (El Camino a Cristo, pág. 87).

ESTUDIO PERSONAL

· 1 Timoteo 4:10

“Sólo Jesús puede limpiarnos de todo pecado. Él no nos salva mediante la ley, pero tampoco nos salvará en desobediencia a la ley” (Fe y Obras, pág. 99).

“La santa ley de Dios es la única cosa por la cual podemos determinar si estamos caminando de acuerdo con Él, o no. Si somos desobedientes, nuestros caracteres no están en armonía con la norma de gobierno moral de Dios, y es una falsedad que digamos: ‘Estoy salvado’. No está salvado ningún transgresor de la ley de Dios, la cual es el fundamento del gobierno divino en el cielo y en la tierra” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 369).