domingo, 27 de diciembre de 2009

10 Obra y desarrollo personal

“Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret” Hechos 26:9.

COMPLEJIDAD HUMANA

1. ¿Cómo se presentó Pablo a sí mismo en una ocasión? ¿Qué elementos mencionó para ser mejor identificado? Hechos 22:27, 28; 22:3.

Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? El dijo: Sí. Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento. Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. 

“Siendo ciudadano romano, nacido en una ciudad gentil; siendo judío, no sólo por descendencia, sino por educación, celo patriótico y fe religiosa de toda una vida; y habiendo sido educado en Jerusalén por los rabinos más eminentes, e instruido en todas las leyes y tradiciones de los padres, Saulo de Tarso compartía en toda su intensidad, el orgullo y los prejuicios de su nación. Cuando aún era joven, llegó a ser un honrado miembro del Sanedrín. Se lo tenía por hombre promisorio, y celoso defensor de la antigua fe” (Conflicto y Valor, pág. 339).

2. De acuerdo a sus propias palabras, ¿qué había hecho? Hechos 26:9-11.

Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.

“A semejanza de muchos actualmente, antes de su conversión Pablo tenía mucha confianza en una piedad hereditaria, pero su confianza se fundaba en una falsedad. Era una fe sin Cristo porque confiaba en formas y ceremonias. Su celo por la ley estaba separado de Cristo y no tenía valor. Su jactancia consistía en que él era impecable en su realización de las obras de la ley, pero rechazaba al Cristo que daba valor a la ley. Confiaba en su propia justicia: ‘Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto’ (Hech. 26:9, 10). Durante un tiempo, Pablo hizo una obra muy cruel, pensando que estaba realizando el servicio de Dios, pues dice: ‘Lo hice por ignorancia, en incredulidad’ (1 Tim. 1:13). Pero su sinceridad no justificó su obra ni convirtió el error en verdad” (M.S., t. 1, pág. 406).

DE PERSEGUIDOR A PREDICADOR

3. Cuando Saulo perseguía a los cristianos, ¿qué cambio su vida y actitud? Hechos 9:3-5.

Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

“Un general muerto en la batalla es una pérdida para su ejército, pero su muerte no da fuerza adicional al enemigo. Más cuando un hombre eminente se une al adversario, no solamente se pierden sus servicios, sino que aquellos a quienes él se une obtienen una decidida ventaja. Saulo de Tarso, en el camino a Damasco, podría fácilmente haber sido muerto por el Señor, y se hubiera restado mucha fuerza al poder perseguidor. Pero Dios en su providencia no sólo le perdonó la vida, sino que lo convirtió, transfiriendo así un campeón del bando del enemigo al bando de Cristo. Como elocuente orador y crítico severo, Pablo, con su firme propósito y denodado valor, poseía precisamente las cualidades que se necesitaban en la iglesia primitiva” (Hechos de los Apóstoles, pág. 102).

4. ¿Qué decisión tomó Saulo, después de oír la voz de Dios? Hechos 9:4, 5, 20, 21.

En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? 

“Jesús puso en contacto con su iglesia al perplejo judío, para que recibiera información acerca de su deber. Cristo llevó a cabo la obra de revelación y la convicción; y ahora el penitente estaba en condiciones de aprender de aquellos quienes Dios había ordenado que enseñaran su verdad. De ese modo Jesús sancionó la autoridad de su iglesia organizada, y puso a Saulo en contacto con sus representantes en la tierra. La luz de la iluminación celestial privó de vista a Saulo, pero Jesús, el gran Sanador, no se la restauró inmediatamente. Todas las bendiciones proceden de Cristo, pero Él ha establecido ahora una iglesia que es su representante en la tierra, y a ella le corresponde la obra de conducir al pecador arrepentido por el camino de la vida. Los mismos hombres a quienes Saulo se había resuelto destruir, iban a ser sus instructores en la religión que había despreciado y perseguido” (Historia de la Redención, págs. 283, 284).

OBRA Y CONSTANTE PROGRESO

5. ¿Por qué camino fue guiado en su conversión de odioso y degradado criminal a eminente predicador de la Palabra de Dios? Hechos 9:17, 18, 22.

Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.

“Saulo posó en la casa de un tal Judas en Damasco, dedicando el tiempo al ayuno y la oración. Allí se probó la fe de Saulo. Tres días estuvo en tinieblas mentales con respecto a lo que se requería de él, y otros tantos estuvo ciego. Se le había dicho que fuese a Damasco, porque allí se le diría lo que debía hacer. Estaba en la incertidumbre, y clamaba fervorosamente a Dios” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 394).

“Saulo de Tarso, uno de los enemigos acérrimos del Evangelio, fue el que se transformó en Pablo, el ministro consagrado de Cristo. Bajo una apariencia de odio y desprecio, aun de crimen y de degradación, puede ocultarse un alma a la que la misericordia de Cristo rescatará y que relucirá como gema en la corona del Redentor” (Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 110).

6. ¿Cómo se desarrolló Pablo en su servicio a Dios? Hechos 9:26-29.

Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo. Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle. 

“A medida que Pablo continuaba instando a sus asombrados oyentes a ‘que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento’ (Hech. 26:20), mucho más se esforzaba, y confundía a los Judíos que moraban en Damasco, afirmando que éste es el Cristo’. Pero muchos endurecieron sus corazones y rehusaron responder a su mensaje; y pronto su asombro por la conversión de Saulo se trocó en intenso odio, como el que habían manifestado para con Jesús” (Hechos de los Apóstoles, págs. 102, 103).

7. ¿Cómo continuó actuando Pablo a pesar de la oposición que encontraba? Hechos 9:29-31.

Y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle. Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso. Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.

“Pablo estaba inclinado a quedarse en Jerusalén, donde podría arrostrar la oposición. Le parecía un acto cobarde la huída, si quedándose podía convencer a algunos de los obstinados judíos de la verdad del mensaje evangélico, aunque el quedarse le costara la vida. Así que respondió: ‘Señor, ellos saben que yo encerraba en cárcel, y hería por las sinagogas a los que creían en ti; y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo también estaba presente, y consentía a su muerte y guardaba las ropas de los que lo mataban’. Pero no estaba de acuerdo con los designios de Dios que su siervo expusiera inútilmente su vida; y el mensajero celestial replicó: ‘Ve, porque yo te tengo que enviar lejos a los Gentiles’ (Vers. 19-21)” (Hechos de los Apóstoles, pág. 106).

MEDITACIÓN

“Cristo mismo nos llama la atención al crecimiento del mundo vegetal como una ilustración de la operación de su Espíritu en el sostenimiento de la vida espiritual. La savia de la vid, ascendiendo desde la raíz, se difunde por las ramas, y provee al crecimiento y a la producción de flores y fruto. Así el poder vivificador del Espíritu Santo, que procede del Salvador, llena el alma, renueva los motivos y afectos, y pone hasta los pensamientos en obediencia a la voluntad de Dios, capacitando al que lo recibe para llevar los preciosos frutos de acciones santas” (Hechos de los Apóstoles, pág. 230).