domingo, 27 de diciembre de 2009

08 La escuela en el desierto

“… Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre” Juan 7:37, 38.

LEVANTANDO LA MIRADA

1. ¿Qué significativo incidente presentó a Israel una verdad básica y central del evangelio? ¿Entendió el pueblo el significado del pecado y el modo por el que se puede regresar a Dios? Números 20:11; 21:7-9.

Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

“Dios indicó a Moisés que hiciese una serpiente de bronce y la colocase en alto en medio de la congregación. Luego se pregonó por todo el campamento que todos los que mirasen a la serpiente vivirían. El pueblo sabía muy bien que en sí misma la serpiente no tenía poder de ayudarle. Era un símbolo de Cristo. Así como la imagen de la serpiente destructora fue alzada para sanar al pueblo, un ser ‘en semejanza de carne de pecado’ iba a ser el Redentor de la humanidad. Muchos de los israelitas consideraban que el ceremonial de los sacrificios tenía virtud en sí mismo para libertarlos del pecado. Dios deseaba enseñarles que no tenía más valor que la serpiente de bronce. Debía dirigir su atención al Salvador. Ya fuese para curar sus heridas, o perdonar sus pecados, no podían hacer nada por sí mismos, sino manifestar su fe en el don de Dios. Habían de mirar y vivir” (Deseado Todas las Gentes, pág. 146).

2. ¿Cuándo esta ilustración fue una realidad y cumplió lo que el pueblo experimentó en el desierto? Juan 3:14; 19:17, 18.

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado. Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. 

“A pesar de nuestra indignidad, siempre hemos de tener en cuenta que hay Uno que puede quitar el pecado, y salvar al pecador. Todo pecado reconocido delante de Dios con un corazón contrito, Él lo quitará. Esta fe es la vida de la iglesia. Como la serpiente fue levantada por Moisés en el desierto, y se pedía a todos los que habían sido mordidos por las serpientes ardientes que miraran y vivieran, también el Hijo del hombre debía ser levantado, para que ‘todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna’” (Testimonios para Ministros, pág. 90).

“En su jornada a través del desierto, los hijos de Israel eran protegidos por Dios de las serpientes venenosas; pero llegó el tiempo cuando, por causa de la transgresión, la impenitencia y obstinación de Israel, el Señor retrajo su poder restringente de los reptiles, y muchas personas fueron mordidas y murieron. Fue entonces cuando la serpiente de bronce fue levantada, para que todos los que se arrepentían y la miraban con fe vivieran” (Testimonios para la Iglesia, tomo 8, pág. 25).

EL PROFETA QUE VENDRÍA

3. ¿Qué profecía anunció Moisés que dio esperanza al pueblo? Deuteronomio 18:15, 18; Hechos 7:37.

Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis. Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis. 

“Mediante Moisés, Dios recordaba constantemente a Israel su propósito de enviar a su Hijo como redentor de la humanidad caída. En una ocasión, poco antes de su muerte, Moisés declaró: ‘Profeta en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios: a Él oiréis’. Moisés había recibido instrucciones claras en favor de Israel concernientes a la obra del Mesías venidero. Las palabras que Jehová dirigió a su siervo fueron: ‘Profeta les suscitaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y Él les hablará todo lo que yo le mandare’ (Deut. 18:15, 18)” (Profetas y Reyes, pág. 504).

LA ROCA HERIDA Y EL AGUA DE LA VIDA

4. ¿Qué sucedió en el desierto cuando el pueblo estaba muy sediento? Éxodo 17:5, 6. ¿A quién representaban en verdad el agua y la roca del desierto? Juan 7:37-39.

Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve. He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

“El sacerdote había cumplido esa mañana la ceremonia que conmemoraba la acción de golpear la roca en el desierto. Esa roca era un símbolo de Aquel que por su muerte haría fluir raudales de salvación a todos los sedientos. Las palabras de Cristo eran el agua de vida. Allí en presencia de la congregada muchedumbre se puso aparte para ser herido, a fin de que el agua de la vida pudiese fluir al mundo. Al herir a Cristo, Satanás pensaba destruir al Príncipe de la vida; pero de la roca herida fluía agua viva. Mientras Jesús hablaba al pueblo, los corazones se conmovían con una extraña reverencia y muchos estaban dispuestos a exclamar, como la mujer de Samaria: ‘Dame esta agua, para que no tenga sed’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 417).

“El Salvador utilizó este servicio simbólico para dirigir la atención del pueblo a las bendiciones que Él había venido a traerles” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 437).

5. ¿Por quién fue golpeada y herida la Roca verdadera? Isaías 53:4, 5.

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

“La roca herida era una figura de Cristo, y mediante este símbolo se enseñan las más preciosas verdades espirituales. Así como las aguas vivificadoras fluían de la roca herida, de Cristo, ‘herido de Dios y abatido,’ ‘herido... por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados,’  fluye la corriente de la salvación para una raza perdida. Como la roca fue herida una vez, así también Cristo había de ser ‘ofrecido una vez para agotar los pecados de muchos’ (Isa. 53:4, 5; Heb. 9:28)” (Patriarcas y Profetas, pág. 436).

6. ¿Percibió Israel la Roca espiritual? ¿Qué desea Dios que sus hijos entiendan y crean? 1 Corintios 10:4, 5; Hechos 3:19, 20.

Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado.

“De la roca que Moisés hirió, brotó primeramente el arroyo de agua viva que refrescó a Israel en el desierto. Durante todas sus peregrinaciones, doquiera fuese necesario, un milagro de la misericordia de Dios les proporcionó agua. Pero las aguas no siguieron fluyendo de Horeb. Dondequiera que les hacía falta agua en su peregrinaje, fluía de las hendiduras de las rocas y corría al lado de su campamento.

“Cristo era quien, por el poder de su palabra, hacía fluir el arroyo refrescante para Israel. ‘Bebían de la piedra espiritual que los seguía, y la piedra era Cristo’. Él era la fuente de todas las bendiciones, tanto temporales como también espirituales. Cristo, la Roca verdadera, los acompañó en toda su peregrinación. ‘No tuvieron sed cuando los llevó por los desiertos; hízoles correr agua de la piedra; cortó la peña, y corrieron aguas’. ‘Abrió la peña, y fluyeron aguas; corrieron por los secadales como un río’ (1 Cor. 10:4; Isa.48:21; Sal. 105:41)” (Patriarcas y Profetas, pág. 436).

“El Salvador continúa realizando hoy la misma obra que cuando ofreció el agua de vida a la mujer samaritana. Los que se llaman sus discípulos pueden despreciar y rehuir a los parias; pero el amor de Él hacia los hombres no se deja desviar por ninguna circunstancia de nacimiento, nacionalidad, o condición de vida. A toda alma, por pecaminosa que sea, Jesús dice: ‘Si me pidieras, yo te daría el agua de la vida’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 165).

NUESTRA ESPERANZA

7. ¿Terminó la vida de Moisés en el sepulcro? ¿Qué relatan las Escrituras en relación a su entrada en el país celestial? ¿Qué representa su muerte para nosotros? Deuteronomio 31:14; 34:1, 5, 6; Mateo 17:2, 3.

Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo de reunión para que yo le dé el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo de reunión. Subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó; y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan. Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy. Y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

“Moisés pasó bajo el dominio de la muerte, pero no permaneció en la tumba. Cristo mismo le devolvió la vida. Satanás, el tentador, había pretendido el cuerpo de Moisés por causa de su pecado; pero Cristo el Salvador lo sacó del sepulcro” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 390).

“En el monte de la transiguración, Moisés atestiguaba la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Representaba a aquellos que saldrán del sepulcro en la resurrección de los justos. Elías, que había sido trasladado al cielo sin ver la muerte, representaba a aquellos que estarán viviendo en la tierra cuando venga Cristo por segunda vez” (D.T.G., pág. 390).

“Somos llamados a representar ante el mundo el carácter de Dios tal como fue revelado a Moisés. En respuesta a la oración de Moisés: ‘Ruégote que me muestres tu gloria’, el Señor prometió: ‘Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro’. ‘Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: Jehová, Jehová, fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad; que guarda la misericordia en millares, que perdona la iniquidad, la rebelión, y el pecado’ (Éxo. 33:18, 19; 34:6, 7). Tal es el fruto que Dios desea de su pueblo. Por la pureza de su carácter y la santidad de su vida, por su misericordia y amor compasivo, han de demostrar que la ‘ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma’ (Sal. 19:7)” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 478, 479).

MEDITACIÓN

“El propósito de Dios para sus instituciones hoy puede leerse también en el propósito que trató de realizar mediante la nación judía. Quería impartir ricas bendiciones a todos los pueblos por medio de Israel. Así quería preparar el camino para la difusión de su luz en el mundo entero. Al seguir costumbres corruptas, las naciones del mundo habían perdido el conocimiento de Dios. Sin embargo, en su misericordia Dios no quería raerlas de la existencia. Se proponía darles oportunidad de conocerle por medio de su iglesia. Quería que los principios revelados por su pueblo fuesen el medio de restaurar en el hombre la imagen moral de Dios” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 479). “Si comprendéis cuáles son vuestras necesidades, no dediquéis todas vuestras facultades a pensar en ellas y a lamentarlas, sino mirad y vivid. Jesús es nuestro único Salvador; y, sin embargo, millones que necesitan ser curados, rechazan la misericordia que les ofrece… Satanás os sugiere que sois desvalidos y no podéis bendeciros a vosotros mismos. Es verdad; sois desvalidos. Pero levantad a Jesús delante de él: ‘Tengo un Salvador. En Él confío, y nunca permitirá que quede confundido. En su nombre triunfo. Es mi justicia y mi corona de regocijo...’” (A fin de Conocerle. pág. 114).