miércoles, 29 de enero de 2014

El juicio de los impíos durante el milenio

“‘No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor; el cual sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones’ (1 Corintios 4:5, V.M.). Daniel declara que cuando vino el Anciano de días, ‘se dio el juicio a los santos del Altísimo’ (Daniel 7:22). En ese entonces reinarán los justos como reyes y sacerdotes de Dios. San Juan dice en el Apocalipsis: ‘Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar’. ‘Serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él mil años’ (Apocalipsis 20:4, 6). Entonces será cuando, como está predicho por San Pablo ‘los santos han de juzgar al mundo’ (1 Corintios 6:2)” – ¡Maranata: el Señor Viene!, pág. 333.

ATADO MIL AÑOS

1. Mirando hacia el pasado y el futuro, ¿qué expresaron dos profetas refiriéndose a Lucifer?

Isaías 14:12-14 “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas las gentes. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo, en lo alto, junto a las estrellas de Dios ensalzaré mi solio, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del aquilón; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”.

Apocalipsis 20:1-3 “Y vi un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo, y una gran cadena en su mano. Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y selló sobre él, porque no engañe más a las naciones, hasta que mil años sean cumplidos. Después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo”.

“El profeta Isaías, mirando hacia lo por venir, ve en lontananza el tiempo en que Satanás será derrocado, y exclama: ‘¡Cómo caíste de los cielos, oh Lucero, hijo de la aurora! ¡Has sido derribado por tierra, tú que abatiste las naciones!… Tú eres aquel que dijiste en tu corazón: ¡Al cielo subiré; sobre las estrellas de Dios ensalzaré mi trono!’. ‘¡Seré semejante al Altísimo! ¡Pero ciertamente al infierno serás abatido, a los lados del hoyo! Los que te vieren clavarán en ti la vista, y de ti se cerciorarán, diciendo: ¿Es éste el varón que hizo temblar la tierra, que sacudió los reinos; que convirtió el mundo en un desierto, y destruyó sus ciudades; y a sus prisioneros nunca los soltaba, para que volviesen a casa?’ (Isaías 14:12-17, V.M.)…

“El autor del Apocalipsis predice el destierro de Satanás y el estado caótico y de desolación a que será reducida la tierra; y declara que este estado de cosas subsistirá por mil años. Después de descritas las escenas de la segunda venida del Señor y la destrucción de los impíos, la profecía prosigue: ‘Y vi un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano. Y prendió al dragón... y le ató por mil años;…’ ” –El Conflicto de los Siglos, págs. 717, 716.

EL JUICIO DE LOS IMPÍOS

2. ¿Qué está sustentado bíblicamente acerca del juicio de los impíos? ¿Quiénes tomarán parte en el juicio de los impíos?

Apocalipsis 20:4 “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado juicio; y vi a las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, que no habían adorado la bestia, ni a su imagen, y no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años”.

1 Corintios 6:2. “¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?”.

“Durante los mil años que transcurrirán entre la primera resurrección y la segunda, se verificará el juicio de los impíos. El apóstol señala este juicio como un acontecimiento que sigue al segundo advenimiento... Daniel declara que cuando vino el Anciano de días, ‘se dio el juicio a los santos del Altísimo’ (Daniel 7:22). En ese entonces reinarán los justos como reyes y sacerdotes de Dios. San Juan dice en el Apocalipsis: ‘Vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado juicio’. ‘Serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él mil años’ (Apocalipsis 20:4, 6). Entonces será cuando, como está predicho por San Pablo ‘los santos han de juzgar al mundo’ (1 Corintios 6:2). Junto con Cristo juzgan a los impíos, comparando sus actos con el libro de la ley, la Biblia, y fallando cada caso en conformidad con los actos que cometieron por medio de su cuerpo. Entonces lo que los malos tienen que sufrir es medido según sus obras, y queda anotado frente a sus nombres en el libro de la muerte” –El Conflicto de los Siglos, págs. 718, 719.

3. ¿Quién está a la cabeza de este juicio?

2 Timoteo 4:1 “Requiero yo, pues, delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha de juzgar a los vivos y los muertos en su manifestación y en su reino”.

Juan 5:22 “Porque el Padre a nadie juzga, mas todo el juicio dio al Hijo”.

‘Después vi tronos en los cuales estaban sentados Jesús y los redimidos. Los santos reinaban como reyes y sacerdotes de Dios. En unión con los suyos juzgaba Cristo a los impíos muertos, comparando sus acciones con el libro del estatuto, la Palabra de Dios, y fallando cada caso según lo hecho con el cuerpo. Después sentenciaban a los impíos a la pena que debían sufrir de acuerdo con sus obras, y quedaba escrita frente a sus nombres en el libro de la muerte” –Primeros Escritos, pág. 290.

EL JUICIO DE SATANÁS Y DE SUS ÁNGELES

4. ¿Quiénes más serán juzgados en ese juicio? ¿Por qué Satanás recibirá la mayor sentencia?

1 Corintios 6:3 “¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de este siglo?”.

2 Pedro 2:4 “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que habían pecado, sino que habiéndolos despeñado en el infierno con cadenas de oscuridad, los entregó para ser reservados al juicio”.

Judas 6 “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día”.

“También Satanás y los ángeles malos son juzgados por Cristo y su pueblo. San Pablo dice: ‘¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?’ (Vers. 3). Y San Judas declara que ‘a los ángeles que no guardaron su original estado, sino que dejaron su propia habitación, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas, hasta el juicio del gran día’ (S. Judas 6, V.M.)” –El Conflicto de los Siglos, pág. 719.

“También Satanás y sus ángeles fueron juzgados por Jesús y los santos. El castigo de Satanás había de ser mucho más terrible que el de aquellos a quienes engañó. Su sufrimiento había de ser incomparablemente mayor. Después de perecer todos los que fueron engañados por él, Satanás iba a continuar viviendo para sufrir mucho más tiempo” –Primeros Escritos, págs. 290, 291.

DESPUÉS DE LOS MIL AÑOS

5. ¿Qué acontecimientos suceden al fin de los mil años en el cielo? ¿Cómo prepara Jesús el lugar para establecer la santa ciudad en esta tierra?

Apocalipsis 21:2 “Y yo Juan vi la santa ciudad, Jerusalén nueva, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido”.

Zacarías 14:4. “Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de las Olivas, que está frente a Jerusalén al oriente. Y el monte de las Olivas, se partirá por medio de sí hacia el oriente y hacia el occidente haciendo un valle muy grande;  y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el mediodía”.

“Al fin de los mil años, Cristo regresa otra vez a la tierra. Le acompaña la hueste de los redimidos, y le sigue una comitiva de ángeles...

“Cristo baja sobre el Monte de los Olivos, de donde ascendió después de su resurrección, y donde los ángeles repitieron la promesa de su regreso. El profeta dice: ‘Vendrá Jehová mi Dios, y con Él todos los santos’. ‘Y afirmaránse sus pies en aquel día sobre el monte de las Olivas, que está frente de Jerusalem a la parte de oriente: y el monte de las Olivas, se partirá por medio... haciendo un muy grande valle’. ‘Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre’ (Zacarías 14:5, 4, 9). La nueva Jerusalén, descendiendo del cielo en su deslumbrante esplendor, se asienta en el lugar purificado y preparado para recibirla, y Cristo, su pueblo y los ángeles, entran en la santa ciudad” –El Conflicto de los Siglos, págs. 720, 721.

6. ¿Quiénes resucitan en la segunda resurrección? ¿Qué diferencia habrá entre la primera y la segunda resurrección?

Apocalipsis 20:5 primera parte, 6 “Mas los otros muertos no tornaron a vivir hasta que se cumplieron mil años… Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad en éstos; antes serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él mil años”.

Juan 5:28, 29 “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz. Y los que hicieron bien, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron mal, a resurrección de condenación”.

“Al fin de los mil años vendrá la segunda resurrección. Entonces los impíos serán resucitados, y comparecerán ante Dios para la ejecución del ‘juicio decretado’. Así el escritor del Apocalipsis, después de haber descrito la resurrección de los justos, dice: ‘Los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos mil años’ (Apocalipsis 20:5). E Isaías declara, con respecto a los impíos: ‘Serán juntados como se juntan los presos en el calabozo, y estarán encerrados en la cárcel; y después de muchos días serán sacados al suplicio’ (Isaías 24:22, V.M.)” –El Conflicto de los Siglos, pág. 719.

“Después, con terrible y pavorosa majestad, Jesús llamó a los impíos muertos, quienes resucitaron con los mismos cuerpos débiles y enfermizos con que habían bajado al sepulcro. ¡Qué espectáculo! ¡Qué escena! En la primera resurrección todos surgieron con inmortal florescencia; pero en la segunda se ven en todos los estigmas de la maldición. Juntos resucitan los reyes y magnates de la tierra, los bajos y los ruines, los eruditos y los ignorantes” –Primeros Escritos, pág. 292.

NUESTRO ANHELO ES RESUCITAR EN LA PRIMERA RESURRECCIÓN

7. Si anhelamos resucitar en la resurrección de los santos, ¿qué nos recomienda el Señor en su Palabra?

1 Juan 5:11, 12 “Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida”.

2 Pedro 3:9, 11, 13, 14 “El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento… Pues, como todas estas cosas han de ser deshechas, ¿qué tales conviene que vosotros seáis en santas y pías conversaciones… Bien que esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según sus promesas, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en esperanza de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de Él sin mácula, y sin reprensión, en paz”.

“Todos nosotros, como seres bendecidos por Dios con facultades de razonamiento, inteligencia y juicio, deberíamos reconocer nuestra responsabilidad ante Dios. La vida que nos ha dado es una responsabilidad sagrada, y ningún momento de ella ha de ser considerado livianamente, pues hemos de encontrarlo nuevamente en el registro del juicio. Nuestras vidas están tan ciertamente trazadas en los libros del cielo como una fotografía en la placa del fotógrafo. No sólo se nos hace responsables por lo que hacemos, sino por lo que hemos dejado sin hacer” –A Fin de Conocerle, pág. 93.

“Tendremos que dar cuenta de nuestros caracteres no desarrollados, de las oportunidades que no aprovechamos (The Review and Herald, 22 de septiembre de 1891)” –Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 998.

PARA MEDITAR

Judas 14, 15; 1 Pedro 4:18, 19; Salmo 37:9; Apocalipsis 5:11, 12, 13.

“Todos contemplan al Hijo del hombre; y los mismos que le despreciaron y escarnecieron; los que le pusieron la corona de espinas en su sagrada frente; los que le hirieron con la caña, le ven ahora en toda su regia majestad. Los que le escupieron en el rostro cuando se lo juzgó rehuyen ahora su penetrante mirada y la refulgencia de su semblante. Quienes le traspasaron las manos y los pies con los clavos notan las cicatrices de la crucifixión. Quienes alancearon su costado ven ahora en su cuerpo la señal de su crueldad” –Primeros Escritos, pág. 292.

“Los impíos salen de sus tumbas tales como a ellas bajaron, con la misma enemistad hacia Cristo y el mismo espíritu de rebelión. No disponen de un nuevo tiempo de gracia para remediar los defectos de su vida pasada, pues de nada les serviría” –El Conflicto de los Siglos, pág. 720.

“Oí, de parte de los ángeles y de los santos redimidos, exclamaciones de triunfo que resonaban como diez mil instrumentos músicos, porque ya no se verían ellos molestados ni tentados por Satanás, y porque los habitantes de otros mundos quedaban libres de él y de sus tentaciones” –Primeros Escritos, pág. 290.