sábado, 12 de marzo de 2011

PAZ CON LOS SERES HUMANOS

INTRODUCCIÓN

“Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” (Filipenses 4:9).

HOMBRES DE PAZ

1. ¿Qué enseñanza divina es dada a todos los seguidores del Señor en la relación entre sí? ¿Es esta una condición que debe existir solamente entre nosotros y los miembros de iglesia? Marcos 9:50 (51); 1 Tesalonicenses 5:13; Romanos 12:18.

“Un cristiano no manifiesta un espíritu de altercado y contención aún con los más malvados e incrédulos. ¡Está muy mal que los que creen la verdad y buscan la paz, el amor y la armonía manifiesten este espíritu! Pablo dice:

‘Mantened la paz con todos’. Este espíritu de contención es opuesto a todos los principios del cielo. En el Sermón del Monte, Cristo dice: ‘Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios’. ‘Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad’” (Testimonies for the Church, tomo 2, págs. 163, 164).

“Cuando podamos, por desagradables que sean las circunstancias, reposemos confiadamente en su amor y encerrémonos con Él, descansando apaciblemente en su ternura, y la sensación de su presencia nos inspirará un gozo profundo y sereno. Este proceso nos conferirá una fe que nos capacitará para no inquietarnos, ni afligirnos, sino para apoyarnos en un poder que es infinito” (Mente, Carácter y Personalidad, tomo 2, pág. 490).

2. ¿Cómo son considerados, en las Sagradas Escrituras, los que contribuyen a establecer paz entre los hombres? Lucas 10:6; Mateo 5:9.

“‘Bienaventurados los pacificadores’. La gracia y la paz descansan sobre todos los que se niegan a tomar parte en la contienda de la lengua. Cuando los amantes del escándalo van de familia en familia, los que temen a Dios deben quedarse prudentemente en sus hogares. El tiempo que tan a menudo se pierde en cosas frívolas y chismes maliciosos debería ser utilizado para propósitos más nobles y elevados. Nuestros hermanos y hermanas han de ser misioneros de Dios que visitan a los enfermos y afligidos, y trabajan paciente y bondadosamente con los descarriados. En breve, si copian el Modelo, la igle- sia prosperaría en todas sus fronteras” (Testimonies for the Church, tomo 5, pág. 176).

ATENCIÓN ESPECIAL A LA PAZ EN LA IGLESIA

3. ¿A qué debemos prestar atención si deseamos tener paz en la iglesia? 1 Corintios 1:10; 16:17.

“La fortaleza del pueblo de Dios radica en su unión con Él mediante su Hijo unigénito, y su unión del uno con el otro. No hay dos hojas de un árbol que sean exactamente iguales; tampoco concuerdan todas las mentalidades; pero aunque es así, puede haber unidad en la diversidad. Cristo es nuestra raíz, y todos los que están injertados en esta raíz darán el fruto que Cristo dio. Revelarán la fragancia del carácter de Él en el talento del habla, en el cultivo de la hospitalidad, de la bondad, de la cortesía cristiana y de la consideración celestial.

“Mirad las flores en un tejido y notad las hebras de diversos colores. No todas son rosadas, no todas son verdes, no todas son azules. Se entreteje una diversidad de colores para perfeccionar el modelo. Así es en el plan de Dios. Él tiene un propósito al colocarnos donde debemos aprender a vivir como individuos. Todos no somos idóneos para hacer la misma clase de obra, sino que la obra de cada hombre ha sido dispuesta por Dios para ayudar a constituir su plan” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 6, pág. 1084).

4. ¿Podemos hacer algo por la paz y la armonía de la Jerusalén espiritual? Salmo 122:6-9; Efesios 4:3; 2 Corintios 13:12.

“Pablo pregunta: ‘¿está dividido Cristo?’ ¿No tenemos una Cabeza espiritual? Cristo ha sido la Piedra de unión, la principal Piedra angular en todos los siglos. Los patriarcas, el sacerdocio levítico y los cristianos de hoy día, todos tienen su centro en Él. El es el todo y en todos” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 6, pág. 1084).

“‘Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer’.

“La unión hace la fuerza; la división significa debilidad. Cuando los que creen la verdad presente están unidos, ejercen una influencia poderosa. Satanás lo comprende bien. Nunca estuvo más resuelto que ahora a anular la verdad de Dios causando amargura y disensión entre el pueblo del Señor.

“El mundo está contra nosotros, y también las iglesias populares; las leyes del país pronto estarán contra nosotros. Si ha habido alguna vez un tiempo en que el pueblo de Dios debía unirse, es ahora. Dios nos ha confiado las verdades especiales para este tiempo, para que las demos a conocer al mundo. El último mensaje de misericordia se está proclamando ahora. Estamos tratando con hombres y mujeres encaminados hacia el juicio. ¡Cuán cuidadosos debemos ser en toda palabra y acto para seguir de cerca al Dechado, a fin de que nuestro ejemplo conduzca los hombres a Cristo! Con qué cuidado debemos tratar de presentar la verdad, a fin de que los demás, contemplando su belleza y sencillez, sean inducidos a recibirla. Si nuestro carácter testifica de su poder santificador, seremos una luz continua para los demás: epístolas vivientes, conocidas y leídas de todos los hombres. No debemos dar ahora cabida a Satanás albergando desunión, discordia y disensión...” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 77).

NECESIDAD DE CONTROL ESPECIAL

5. ¿Qué se debe tener absolutamente bajo el control del Espíritu Santo si se quiere alcanzar y mantener la paz entre los hombres? Salmo 34:12-14; 1 Pedro 3:10, 11; Santiago 3:5, 6.

“Maldecir tiene un efecto doble, que cae más pesadamente sobre el que pronuncia la maldición, que sobre el que la recibe. El que disemina semillas de disensión y lucha, cosecha en su propia alma los frutos mortíferos. ¡Cuán miserable es el chismoso, el que supone el mal! Es un extraño a la verdadera felicidad (La Voz: su Educación y Uso Correcto, pág. 154).

“El pecado de la maledicencia comienza con cultivar malos pensamientos. La astucia incluye impureza en todas sus formas. Si se tolera un pensamiento impuro, si se atesora un deseo impío, se contamina el alma y se compromete su integridad. ‘Entonces, la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte’” (Testimonies for the Church, tomo 5, pág. 177).

“Si no hemos de cometer pecado hemos de evitarlo desde sus mismos comienzos. Cada emoción y deseo debe estar sujeto a la razón y a la conciencia. Cada pensamiento no santificado debe ser rechazado inmediatamente. A sus cámaras, seguidores de Cristo. Oren con fe y con todo el corazón. Satanás está velando para entrampar sus pies. Deben recibir ayuda de arriba si han de escapar a sus estratagemas” (Mente, Carácter y Personalidad, tomo 1, pág.333).

6. ¿Qué debemos incluso hacer con el fin de alcanzar y mantener la paz entre nosotros? 1 Corintios 6:7; 1 Pedro 3:9; Santiago 3:18.

“Pedro exhorta a los creyentes: ‘Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. Porque: el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justo, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal’

1 Pedro 3:8-12.

“Si el camino recto está tan simplemente señalado, ¿por qué el profeso pueblo de Dios no camina por él? ¿Por qué no estudian, oran y trabajan seria- mente para llegar a ser una mente? ¿Por qué no buscan practicar la compa- sión uno hacia el otro, amarse como hermanos en lugar de pagar mal por mal y quejarse unos de los otros? (Testimonies for the Church, tomo 5, pág. 175).

“¿Quién no ama la vida y quiere vivir días buenos? Pero, cuán pocos cumplen con las condiciones: refrenar la lengua del mal y los labios de hablar engaño. Son pocos, los que están dispuestos a seguir el ejemplo de humildad y mansedumbre del Salvador. Muchos piden a Dios que los haga humildes, pero no están dispuestos a someterse a la disciplina necesaria. Cuando llega la prueba, cuando ocurren problemas y molestias, el corazón se rebela, y la lengua expresa palabras que son como flechas envenenadas, o una descarga de granizos” (La Voz: su Educación y Uso Correcto, pág. 153).

EL SECRETO DE LA PAZ

7. Si estamos realmente unidos en Jesucristo, ¿qué sucederá también entre los creyentes? Efesios 2:13, 14; Colosenses 1:20.

“La gloria del cielo consiste en elevar a los caídos, consolar a los angustia- dos. Siempre que Cristo more en el corazón humano, se revelará de la misma manera. Siempre que actúe, la religión de Cristo beneficiará. Donde quiera que obre, habrá alegría.

“Dios no reconoce ninguna distinción por causa de la nacionalidad, la raza o la casta. Es el Hacedor de toda la humanidad. Todos los hombres son una familia por la creación, y todos son uno por la redención. Cristo vino para demoler todo muro de separación, para abrir todo departamento del templo, para que cada alma pudiese tener libre acceso a Dios. Su amor es tan amplio, tan profundo, tan completo, que penetra por doquiera. Libra de la influencia de Satanás a las pobres almas que han sido seducidas por sus engaños. Las coloca al alcance del trono de Dios, el trono circuido por el arco de la promesa.

“En Cristo no hay ni judío ni griego, ni esclavo ni libre. Todos son atraídos por su preciosa sangre” (Gal. 3:28; Efe. 2:13).

“Cualquiera que sea la diferencia de creencia religiosa, el llamamiento de la humanidad doliente debe ser oído y contestado. Donde existe amar- gura de sentimiento por causa de la diferencia de la religión, puede hacerse mucho bien mediante el servicio personal. El ministerio amante quebrantará el prejuicio, y ganará las almas para Dios” (Las Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 318).

UNA LECCIÓN OBJETIVA PARA NOSOTROS: ¿CÓMO PUEDEN CAER LAS BARRERAS?

Un joven extranjero acababa de entrar en un seminario y participó de la sesión de oración, donde más de veinte jóvenes de diferentes nacionalidades se hallaban presentes. El joven sentía cierta aversión hacia los estudiantes de algunas naciones contra las cuales su país había luchado recientemente. Luego, en un cierto momento, el dirigente del grupo sugirió que cada uno orase en su propio idioma.

Al comienzo, el joven no se sintió tocado por las oraciones de sus compañeros expresadas en una lengua, que en general, él no podía comprender. Pero de pronto se dio cuenta que había una palabra que podía entender en todos los idiomas: Jesús.

Comprendió que el grupo tenía algo en común. Todos reconocían a Jesús como a su Salvador personal. Entonces comenzó a pensar: “No hay este ni oeste; no hay amigos ni enemigos, no debe haber barrerras ni prejuicios. En Cristo somos todos hermanos. Jesús hizo que esto fuera posible”. ¿Y nosotros qué hacemos?