sábado, 14 de abril de 2012

Los 144.000–Lucha en Defensa de la Ley

Versículo de memoria

“Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todo­poderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos” Apocalipsis 15:2, 3.

Victoria sobre la Bestia y su Imagen

1. ¿A quién vió Juan en visión entonando el himno de victoria en el río de cris­tal mezclado con fuego? Apocalipsis 15:2, 3; 14:1-3.

2. ¿Qué tipo de guerra iniciarán la bestia y su imagen contra los 144.000? Apocalipsis 13:5, 15.

“La guerra contra la ley de Dios, que empezó en el cielo, continuará hasta el fin del tiempo. Cada hombre será probado. El mundo entero ha de decidir si quiere obedecer o desobedecer. Todos serán llamados a elegir entre la ley de Dios y las leyes de los hombres. En esto se trazará la línea divisoria. Habrá solamente dos clases. Todo carácter quedará plenamente definido; y todos demostrarán si han elegido el lado de la lealtad o el de la rebelión” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 712).

“Sólo los que, mediante la fe en Cristo, obedecen todos los mandamientos de Dios, alcanzarán la condición de impecabilidad en que vivía Adán antes de su transgresión. Testifican de su amor a Cristo obedeciendo todos sus preceptos” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 6, pág. 1118).

El Desafio de Satanás a la Ley de Dios

3. Queriendo ser igual a Dios, ¿cómo desafió Satanás la autoridad del Creador? ¿Cómo sedujo Satanás al hombre para rebelarse contra Dios? Isaías14:12-14; Proverbios 28:4.

“Desde el principio, el gran conflicto giró en derredor de la ley de Dios. Satanás había procurado probar que Dios era injusto, que su ley era defectuosa, y que el bien del uni­verso, requería que fuese cambiada. Al atacar la ley, procuró derribar la autoridad de su Autor” (Patriarcas y Profetas, pág. 55).

“Una vez suprimido lo que descubría el error, Satanás hizo lo que quiso. La profecía había declarado que el papado pensaría ‘mudar los tiempos y la ley.’ (Daniel 7: 25.) No tardó en iniciar esta obra…

“Sólo adulterando la ley de Dios podía el papado elevarse sobre Dios…” (El Conflicto de los Siglos, págs. 55, 56, 499).

4. Aunque está escrito que la ley de Dios no es gravosa, ¿cuál es el constante engaño de Satanás? Salmo 119:92; 1 Juan 5:3; Mateo 11:30; Proverbios 28:4.

“Satanás había aseverado que era imposible para el hombre obedecer los mandamien­tos de Dios; y es cierto que con nuestra propia fuerza no podemos obedecerlos. Pero Cristo vino en forma humana, y por su perfecta obediencia probó que la humanidad y la divini­dad combinadas pueden obedecer cada uno de los preceptos de Dios” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 225).

“Al principio de la gran controversia, Satanás había declarado que la ley de Dios no podía ser obedecida, que la justicia no concordaba con la misericordia y que, si la ley había sido violada, era imposible que el pecador fuese perdonado” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 709, 710).

5. ¿Quién desmintió el engaño a través de su vida y enseñanza? Juan 14:30; 15:10.

“‘Viene el príncipe de este mundo-dice Jesús;-mas no tiene nada en mí.’ No había en Él nada que respondiera a los sofismas de Satanás. Él no consintió en pecar. Ni siquiera por un pensamiento cedió a la tentación. Así también podemos hacer nosotros. La humani­dad de Cristo estaba unida con la divinidad. Fue hecho idóneo para el conflicto mediante la permanencia del Espíritu Santo en Él. Y Él vino para hacernos participantes de la natu­raleza divina. Mientras estemos unidos con Él por la fe, el pecado no tendrá dominio sobre nosotros. Dios extiende su mano para alcanzar la mano de nuestra fe y dirigirla a asirse de la divinidad de Cristo, a fin de que nuestro carácter pueda alcanzar la perfección” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 98, 99).

“Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene un solo hilo de invención humana. Cristo, en su humanidad, desarrolló un carácter perfecto, y ofrece impartirnos a nosotros este carácter. ‘Como trapos asquerosos son todas nuestras justicias’. Todo cuanto podamos hacer por nosotros mismos está manchado por el pecado. Pero el Hijo de Dios ‘apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en Él’. Se define el pecado como ‘la trans­gresión de la ley’. Pero Cristo fue obediente a todo requerimiento de la ley. Él dijo de sí mismo: ‘Me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón’. Cuando estaba en la tierra dijo a sus discípulos: ‘He guardado los mandamientos de mi Padre’. Por su perfecta obediencia ha hecho posible que cada ser humano obedezca los mandamientos de Dios. Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los pensamientos se sujetan a Él; vivimos su vida” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 253).

La Encarnación de Cristo

6. ¿Qué naturaleza tomó Cristo cuando vino a esta tierra para salvar a los seres humanos? ¿Cómo demostró que el ser humano también puede guar­dar la ley? Juan 1:14, primera parte; Romanos 8:3; Hebreos 2:14, primera parte.

“Satanás había señalado el pecado de Adán como prueba de que la ley de Dios era injusta, y que no podía ser acatada. En nuestra humanidad, Cristo había de resarcir el fra­caso de Adán. Pero cuando Adán fue asaltado por el tentador, no pesaba sobre Él ninguno de los efectos del pecado. Gozaba de una plenitud de fuerza y virilidad, así como del per­fecto vigor de la mente y el cuerpo. Estaba rodeado por las glorias del Edén, y se hallaba en comunión diaria con los seres celestiales. No sucedía lo mismo con Jesús cuando entró en el desierto para luchar con Satanás. Durante cuatro mil años, la familia humana había estado perdiendo fuerza física y mental, así como valor moral; y Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada…

“Muchos sostienen que era imposible para Cristo ser vencido por la tentación. En tal caso, no podría haberse hallado en la posición de Adán; no podría haber obtenido la victo­ria que Adán dejó de ganar. Si en algún sentido tuviésemos que soportar nosotros un con­flicto más duro que el que Cristo tuvo que soportar, Él no podría socorrernos. Pero nuestro Salvador tomó la humanidad con todo su pasivo. Se vistió de la naturaleza humana, con la posibilidad de ceder a la tentación” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 91, 92).

7. ¿Por qué era necesario que Cristo se hiciera hombre? Hebreos 2:14, última parte, 17.

“Satanás representa la divina ley de amor como una ley de egoísmo. Declara que nos es imposible obedecer sus preceptos. Imputa al Creador la caída de nuestros primeros padres, con toda la miseria que ha provocado, e induce a los hombres a considerar a Dios como autor del pecado, del sufrimiento y de la muerte. Jesús había de desenmascarar este engaño. Como uno de nosotros, había de dar un ejemplo de obediencia. Para esto tomó sobre sí nuestra naturaleza, y pasó por nuestras vicisitudes. ‘Por lo cual convenía que en todo fuese semejado a sus hermanos.’ Si tuviésemos que soportar algo que Jesús no soportó, en este detalle Satanás representaría el poder de Dios como insuficiente para nosotros. Por lo tanto, Jesús fue ‘tentado en todo punto, así como nosotros’. Soportó toda prueba a la cual estemos sujetos. Y no ejerció en favor suyo poder alguno que no nos sea ofrecido generosamente. Como hombre, hizo frente a la tentación, y venció en la fuerza que Dios le daba. Él dice: ‘Me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón.’ Mientras andaba haciendo bien y sanando a todos los afligidos de Satanás, demostró claramente a los hombres el carácter de la ley de Dios y la naturaleza de su servicio. Su vida testifica que para nosotros también es posible obedecer la ley de Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 15, 16).

Evidencia Perfecta

8. ¿Quién testificará acerca de la victoria de Cristo en la naturaleza humana como evidencia de poder obedecer perfectamente la ley de Dios? Apocalipsis 14:1; 15:2, 3.

“Pero no sucederá así cuando la gran controversia termine. Entonces, habiendo sido completado el plan de la redención, el carácter de Dios quedará revelado a todos los seres creados. Se verá que los preceptos de su ley son perfectos e inmutables. El pecado habrá manifestado entonces su naturaleza; Satanás, su carácter. Entonces el exterminio del pecado vindicará el amor de Dios y rehabilitará su honor delante de un universo com­puesto de seres que se deleitarán en hacer su voluntad y en cuyo corazón estará su ley” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 713).

“A nadie se le impide alcanzar, en su esfera, la perfección de un carácter cristiano. Por el sacrificio de Cristo se ha provisto para que los creyentes reciban todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad. Dios nos invita a que alcancemos la norma de perfección y pone como ejemplo delante de nosotros el carácter de Cristo. En su humanidad, perfec­cionada por una vida de constante resistencia al mal, el Salvador mostró que cooperando con la Divinidad los seres humanos pueden alcanzar la perfección de carácter en esta vida. Esa es la seguridad que nos da Dios de que nosotros también podemos obtener una victoria completa…

“‘Y vi… los que habían alcanzado la victoria… estar sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cor­dero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.’ (Apoc. 15:2, 3.)” (Los Hechos de los Apóstoles, págs. 424, 471).

Repaso y Meditación

• ¿Quién perseguirá a los 144.000?

• ¿Qué método utilizó Satanás para intentar ser igual a Dios?

• ¿Qué garantiza la naturaleza humana de Cristo?