sábado, 14 de abril de 2012

El Primer Mensaje Angélico

Versículo de memoria

“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predi­carlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo” Apocalipsis 14:6.

Mensajes Divinos

1. ¿Cuán significativos son los tres mensajes angélicos? Apocalipsis 14:6-12. ¿Qué protección ofrecen al pueblo de Dios en el tiempo del fin?

“Me fueron mostrados tres escalones: los mensajes del primer ángel, del segundo y del tercero. Dijo mi ángel acompañante. ‘¡Ay de aquel que mueva un bloque o clavija de estos mensajes! La verdadera comprensión de esos mensajes es de importancia vital. El destino de las almas depende de la manera en que son recibidos.’ Nuevamente se me hizo recorrer esos mensajes, y vi a cuán alto precio había obtenido su experiencia el pueblo de Dios.

“Muchos percibieron el perfecto eslabonamiento de verdades en los mensajes angéli­cos, y aceptándolos gozosamente uno tras otro, siguieron al Señor por la fe en el santuario celeste. Estos mensajes me fueron representados como un áncora para el pueblo de Dios. Quienes los comprendan y acepten quedarán libres de verse arrastrados por los muchos engaños de Satanás” (Primeros Escritos, págs. 258, 259, 256).

2. ¿Por qué declaró la hna. Elena G. de White que debemos experimentar el triple mensaje angélico? Mateo 7:26.

“Muchos de los que aceptaban el tercer mensaje no habían tenido experiencia en los dos anteriores. Satanás comprendió esto, y fijó en ellos su ojo maligno para vencerlos; pero el tercer ángel dirigía la atención de ellos hacia el lugar santísimo, y los que habían tenido experiencia en los mensajes anteriores les indicaban el camino del santuario celes­tial.

“Asimismo los que no tuvieron experiencia en los mensajes del primer ángel y del segundo deben recibirlos de otros que participaron en aquella experiencia y estuvieron al tanto de los mensajes” (Primeros Escritos, págs. 256, 188).

3. ¿Qué proclama el primer ángel? Explica el primer mensaje angélico en relación al movimiento adventista en el cual Guillermo Miller predicó que Jesús regresaría a la tierra en la primavera de 1844. Apocalipsis 10:8, 9.

“A Guillermo Miller y a sus colaboradores les fue encomendada la misión de predicar la amonestación en los Estados Unidos de Norteamérica. Dicho país vino a ser el centro del gran movimiento adventista. Allí fue donde la profecía del mensaje del primer ángel tuvo su cumplimiento más directo… Por todas partes fue predicado el mensaje del Evan­gelio eterno: ‘¡Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio!’

“El testimonio de las profecías que parecían señalar la fecha de la venida de Cristo para la primavera de 1844 se arraigó profundamente en la mente del pueblo. Al pasar de un estado a otro, el mensaje despertaba vivo interés por todas partes” (El Conflicto de los Siglos, pág. 417).

Una Experiencia Maravillosa

4. De acuerdo a la experiencia de Jonás, ¿cuál fue la respuesta al mensaje de la pronta venida de Jesús, tal como predicaban Miller y sus asociados? Apoca-lipsis 10:8, 9; Jonás 3:3-5.

“El testimonio sencillo y directo de las Sagradas Escrituras, inculcado en el corazón de los hombres por el poder del Espíritu Santo, producía una fuerza de convicción a la que sólo pocos podían resistir” (El Conflicto de los Siglos, pág. 418).

“Doquiera se publicaba el mensaje, se conmovía el ánimo de la gente. Los pecadores se arrepentían, lloraban e impetraban perdón; y quienes habían cometido algún hurto o desfalco, anhelaban restituir la substracción. Los padres sentían profundísima solicitud por sus hijos” (Primeros Escritos, págs. 232, 233).

“Los pecadores preguntaban llorando: ‘¿Qué debo yo hacer para ser salvo?’ Aquellos cuyas vidas se habían hecho notar por su mala fe, deseaban hacer restituciones. Todos los que encontraban paz en Cristo ansiaban ver a otros participar de la misma bendición. Los corazones de los padres se volvían hacia sus hijos, y los corazones de los hijos hacia sus padres. Los obstáculos levantados por el orgullo y la reserva desaparecían. Se hacían senti­das confesiones y los miembros de la familia trabajaban por la salvación de los más cerca­nos y más queridos. A menudo se oían voces de ardiente intercesión. Por todas partes había almas que con angustia luchaban con Dios. Muchos pasaban toda la noche en oración para tener la seguridad de que sus propios pecados eran perdonados, o para obtener la conver­sión de sus parientes o vecinos” (El Conflicto de los Siglos, págs. 418, 419).

5. ¿Cúan profundo y serio fue el arrepentimiento de las personas que acep­taron la verdad conforme se acercaban al 22 de Marzo de 1844? Hechos 3:19.

“Los que habían aceptado el mensaje velaban por la venida de su Salvador con inde­cible esperanza. El tiempo en que esperaban ir a su encuentro estaba próximo. Y a esa hora se acercaban con solemne calma. Descansaban en dulce comunión con Dios, y esto era para ellos prenda segura de la paz que tendrían en la gloria venidera. Ninguno de los que abrigaron esa esperanza y esa confianza pudo olvidar aquellas horas tan preciosas de expectación. Pocas semanas antes del tiempo determinado dejaron de lado la mayor parte de los negocios mundanos. Los creyentes sinceros examinaban cuidadosamente todos los pensamientos y emociones de sus corazones como si estuviesen en el lecho de muerte y como si tuviesen que cerrar pronto sus ojos a las cosas de este mundo” (El Conflicto de los Siglos, pág. 423).

Arrepentimiento y Confesión

6. ¿Cómo podemos, nosotros que vivimos un siglo y medio después, tener una experiencia similar y profunda? Ezequiel 18:30, última parte; Apocalipsis 3:3; Mateo 24:42.

“Cristo puede salvar hasta lo sumo a todos los que se acercan a Él con fe. Si se lo permiten los limpiará de toda contaminación; pero si se aferran a sus pecados no hay posi­bilidad de que sean salvos, pues la justicia de Cristo no cubre los pecados por los cuales no ha habido arrepentimiento” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 942).

“Ningún arrepentimiento que no obre una reforma es genuino. La justicia de Cristo no es un manto para cubrir pecados que no han sido confesados ni abandonados; es un principio de vida que transforma el carácter y rige la conducta. La santidad es integridad para con Dios: es la entrega total del corazón y la vida para que revelen los principios del cielo” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 509).

“Josías se humilló cuando oyó las palabras de amonestación y condenación debido a que Israel había hollado los preceptos del cielo. Lloró delante del Señor; realizó una obra completa de arrepentimiento y reforma, y Dios aceptó sus esfuerzos. Toda la congregación de Israel se comprometió en un pacto solemne de que guardaría los mandamientos de Jehová. Esta es nuestra obra hoy día. Debemos arrepentirnos del mal de nuestras obras pasadas, buscar a Dios de todo corazón” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 942).

7. Si continuamos acariciando pecados inconfesos, ¿podemos afirmar que aceptamos el primer mensaje angélico? ¿Cuál será la consecuencia de ello? Salmo 66:18; Isaías 4:8.

“Jesús murió, no para salvar al hombre en sus pecados, sino de sus pecados. El hombre ha de abandonar el error de sus caminos, seguir el ejemplo de Cristo, tomar su cruz y seguirlo, negándose a sí mismo y obedeciendo a Dios a todo costo” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 500).

“Si se conserva un pecado en el alma, o se retiene una mala práctica en la vida, todo el ser queda contaminado” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 279, 280).

8. El tercer ángel apuntaba hacia arriba, indicando a los santos el camino al santuario celestial; y encontraron a Jesús en el lugar santísimo. ¿Podemos, hoy, entrar en el lugar santísimo llevando pecados sin arrepentimiento en el corazón? Levítico 21:23.

“Vi que el tercer ángel señalaba hacia lo alto, indicando a los que habían sido chasqueados el camino al lugar santísimo del santuario celestial. Los que por fe entraban al lugar santísimo, hallaban a Jesús, y resurgían en ellos la esperanza y el júbilo. Vi que volvían los ojos hacia atrás, recapitulando el pasado, desde la proclamación del segundo advenimiento de Jesús hasta la experiencia sufrida al transcurrir la fecha de 1844. Vieron la explicación de su chasco, y de nuevo los alentó una gozosa certidumbre. El tercer ángel había esclarecido el pasado, el presente y el porvenir, y ellos sabían que en efecto Dios los había guiado con su misteriosa providencia.

“Se me mostró que el residuo siguió por la fe a Jesús en el lugar santísimo, y al con­templar el arca y el propiciatorio, fue cautivado por su esplendor” (Primeros Escritos, pág. 255).

Repaso y Meditación

• ¿En qué sentido es el triple mensaje angélico no una teoría sino una experiencia?

• ¿Qué experiencia siguió a la proclamación del primer mensaje angélico en el siglo XIX?

• Pregunta personal: ¿He aceptado el primer mensaje angélico?