sábado, 14 de abril de 2012

El Día de la Expiación

Versículo de memoria

“A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa con­vocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová” Levítico 23:27.

El Día de Expiación

1. ¿A qué parte del santuario iba el sumo sacerdote una vez al año para reali­zar el servicio especial de purificación? Levítico 16:2; Hebreos 9:3.

“Una vez al año, en el gran día de la expiación, el sacerdote entraba en el lugar santísimo para limpiar el santuario. La obra que se llevaba a cabo allí completaba el ciclo anual de ceremonias” (Patriarcas y Profetas, pág. 368).

“Jesús está en el Lugar Santísimo, para comparecer por nosotros ante la presencia de Dios. Allí, no cesa de presentar a su pueblo momento tras momento, como completo en Él. Pero, por estar así representados delante del Padre, no hemos de imaginar que podemos abusar de su misericordia y volvernos descuidados, indiferentes y licenciosos. Cristo no es el ministro del pecado. Estamos completos en Él, aceptados en el Amado, únicamente si permanecemos en Él por fe” (Fe y Obras, págs. 111, 112).

2. ¿Qué tenía de especial el propiciatorio? ¿Qué revelación se impartía? Éxodo 25:22; Números 7:89.

“El arca de Dios era un cofre sagrado, confeccionado para contener los Diez Man­damientos, que eran una manifestación de Dios mismo. Se consideraba que esta arca era la gloria y la fortaleza de Israel” (La Historia de la Redención, pág. 187).

“En el tabernáculo y el templo, su gloria moraba en la santa shekina sobre el propi­ciatorio. Él manifestaba constantemente en su favor las riquezas de su amor y paciencia” (Patriarcas y Profetas, pág.11).

“Allí había manifestado Jehová su presencia en la nube de gloria, sobre el propicia­torio. Allí se había asentado la base de la escalera mística que unía el cielo con la tierra (Génesis 28:12; S. Juan 1:51), que Jacob viera en sueños y por la cual los ángeles subían y bajaban, mostrando así al mundo el camino que conduce al lugar santísimo” (El Conflicto de los Siglos, pág. 21).

“Cuando el sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo una vez al año, para ejercer su ministerio delante del arca en la abrumadora presencia de Dios, consultaba al Señor, y éste a menudo respondía con voz audible. Cuando no lo hacía de viva voz, los sagrados rayos de su gloria descansaban sobre el querubín que se encontraba al lado derecho del arca, en señal de aprobación o favor. Si rechazaba el requerimiento, una nube envolvía al querubín de la izquierda” (La Historia de la Redención, pág. 187).

3. Durante la realización del servicio especial del sumo sacerdote en el lugar santísimo el día de la expiación, ¿qué hacia el pueblo? Levítico 16:29, 31; 23:27-31.

“Toda la ceremonia estaba destinada a inculcar a los israelitas una idea de la santidad de Dios y de su odio al pecado; y además hacerles ver que no podían ponerse en contacto con el pecado sin contaminarse. Se requería de todos que afligiesen sus almas mientras se celebraba el servicio de expiación. Toda ocupación debía dejarse a un lado, y toda la congregación de Israel debía pasar el día en solemne humillación ante Dios, con oración, ayuno y examen profundo del corazón” (El Conflicto de los Siglos, pág. 472).

El Lugar Santísimo

4. Considera la profecía de los 2.300 días y la purificación del santuario, el día de expiación y la entrada de Cristo en el lugar santísimo celestial de acuerdo a la luz en Apocalipsis 11:19.

“Tal como fue predicho en las Escrituras, el ministerio de Cristo en el lugar santísimo comenzó al final de los días proféticos en 1844. A ese momento se aplican las palabras del revelador: ‘El templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo’ (Apoc. 11: 19). El arca del testamento de Dios está en el segundo compartimento del santuario. Cuando Cristo entró allí, para oficiar en favor de los pecadores, el templo interior fue abierto, y el arca de Dios quedó a la vista. La majestad y el poder de Dios fueron revelados a quienes por la fe contemplaban al Salvador mientras llevaba a cabo su obra de intercesión. Cuando la estela de su gloria llenaba el templo, una luz procedente del lugar santísimo se esparció sobre su pueblo que aguardaba en la tierra” (La Historia de la Redención, pág. 398).

5. ¿Qué separaba los dos departamentos del santuario y qué se encontraba en el lugar santísimo? Éxodo 26:33; 2 Crónicas 5:7.

“Más allá del velo interior estaba el lugar santísimo que era el centro del servicio de expiación e intercesión, y constituía el eslabón que unía el cielo y la tierra. En este departa­mento estaba el arca, que era un cofre de madera de acacia, recubierto de oro por dentro y por fuera, y que tenía una cornisa de oro encima. Era el repositorio de las tablas de piedra, en las cuales Dios mismo había grabado los diez mandamientos. Por consiguiente, se lo llamaba arca del testamento de Dios, o arca de la alianza, puesto que los diez mandamien­tos eran la base de la alianza hecha entre Dios e Israel.

“La cubierta del arca sagrada se llamaba ‘propiciatorio.’ Estaba hecha de una sola pieza de oro, y encima tenía dos querubines de oro, uno en cada extremo. Un ala de cada ángel se extendía hacia arriba, mientras la otra permanecía plegada sobre el cuerpo (véase Eze. 1: 11) en señal de reverencia y humildad. La posición de los querubines, con la cara vuelta el uno hacia el otro y mirando reverentemente hacia abajo sobre el arca, represen­taba la reverencia con la cual la hueste celestial mira la ley de Dios y su interés en el plan de redención” (Patriarcas y Profetas, pág. 360).

La Sangre de Cristo

6. En el servicio del santuario terrenal, ¿que llevaba consigo el sumo sacerdote cuando entraba en el lugar santísimo? Hebreos 9:7.

“Entraba al lugar santísimo el día de la expiación, ‘no sin sangre,’ como mediador en pro de todo Israel” (Patriarcas y Profetas, pág. 452).

“En ambos servicios, el típico y el real, la purificación debe efectuarse con sangre; en aquél con sangre de animales; en éste, con la sangre de Cristo” (El Conflicto de los Siglos, pág. 470).

7. ¿Cómo era purificado el pueblo de Israel de toda impureza en el día de la expiación? ¿De qué eran un símbolo estos sacrificios? Hebreos 9:13; Levítico 16:15, 16.

“Mediante este servicio anual le eran enseñadas al pueblo importantes verdades acerca de la expiación. En la ofrenda por el pecado que se ofrecía durante el año, se había aceptado un substituto en lugar del pecador; pero la sangre de la víctima no había hecho completa expiación por el pecado. Sólo había provisto un medio en virtud del cual el pecado se transfería al santuario. Al ofrecerse la sangre, el pecador reconocía la autoridad de la ley, confesaba la culpa de su transgresión y expresaba su fe en Aquel que había de quitar los pecados del mundo; pero no quedaba completamente, exonerado de la conde­nación de la ley.

“El día de la expiación, el sumo sacerdote, llevando una ofrenda por la congregación, entraba en el lugar santísimo con la sangre, y la rociaba sobre el propiciatorio, encima de las tablas de la ley. En esa forma los requerimientos de la ley, que exigían la vida del pecador, quedaban satisfechos” (Patriarcas y Profetas, pág. 369).

“Las ofrendas de sacrificios, presentadas por los judíos, se consideraban un símbolo de Cristo, cuya sangre sería vertida por la salvación del mundo. En el sistema de sacrificios la verdad de la expiación debía ser impresionada ante el mundo, para que todos supieran que sin el derramamiento de sangre no hay remisión de pecados” (Signs of the Times, 28 de Agosto, 1893).

Repaso y Meditación

• ¿Cuándo se iniciaba el día atípico de la expiación?

• ¿Qué actitud debería tener el pueblo que vive en el tiempo de la expiación?

• Considera lo que la sangre de Cristo capacita a su pueblo para hacer.