sábado, 12 de marzo de 2011

TODO ERA MUY BUENO

INTRODUCCIÓN

“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (Eclesiastés 3:11).

LA DIGNIDAD ORIGINAL DEL HOMBRE

1. ¿Cuál era el deseo y el plan de Dios al crear al ser humano?

Cuando el hombre fue hecho del polvo de la tierra, ¿a semejanza de quién fue creado? Génesis 1:26, 27.

“El hombre salió de las manos de su Creador perfecto en su organización y de bellas proporciones. Si por más de seis mil años ha podido soportar el impacto creciente de las enfermedades y la violencia, es una prueba concluyente del poder de resistencia con que fue dotado. Aunque los antediluvianos se entregaron al pecado sin restricción, transcurrieron más de dos mil años antes que comenzaran a sentirse los efectos de la violación de las leyes naturales. Si Adán no hubiera poseído originalmente una resistencia física superior a la de los hombres que viven en la actualidad, la raza humana ya se hubiera extinguido” (Consejos sobre la Salud, pág. 19).

2. ¿Qué noble dignidad caracterizaba al hombre y su vida? Ecle- siastés 7:29.

“Creados para ser la ‘imagen y gloria de Dios’, Adán y Eva habían recibido capacidades dignas de su elevado destino. De formas graciosas y simétricas, de rasgos regulares y hermosos, de rostros que irradiaban los colores de la salud, la luz del gozo y la esperanza, eran en su aspecto exterior la imagen de su Hacedor. Esta semejanza no se manifestaba solamente en su natura- leza física. Todas las facultades de la mente y el alma reflejaban la gloria del Creador. Adán y Eva, dotados de dones mentales y espirituales superiores, fueron creados en una condición ‘un poco menor que los ángeles’, a fin de que no discernieran solamente las maravillas del universo visible, sino que comprendiesen las obligaciones y responsabilidades morales” (La Educación, pág. 20).

“Dios hizo al hombre recto; le dio nobles rasgos de carácter, sin inclinación hacia lo malo. Le dotó de elevadas cualidades intelectuales, y le presentó los más fuertes atractivos posibles para inducirle a ser constante en su lealtad. La obediencia, perfecta y perpetua, era la condición para la felicidad eterna. Cumpliendo esta condición, tendría acceso al árbol de la vida” (Patriarcas y Profetas, pág. 31).

RELACIÓN ÍNTIMA CON DIOS

3. ¿Qué relación existía al principio entre Dios y el hombre?

Génesis 3:8-13, 21.

“A Adán en su inocencia se le concedió comunión directa, libre y gozosa con su Hacedor. Después de su transgresión Dios se comunicaría con él por medio de Cristo y los ángeles” (La Historia de la Redención, pág. 53).

“Adán y Eva recibieron conocimiento comunicándose directamente con Dios, y aprendieron de Él por medio de sus obras. Todas las cosas creadas, en su perfección original, eran una expresión del pensamiento de Dios. Para Adán y Eva, la naturaleza rebosaba de sabiduría divina. Pero por la transgresión, el hombre fue privado del conocimiento de Dios mediante una comunión directa, y en extenso grado del que obtenía por medio de sus obras” (La Educación, pág. 18).

PAZ TAMBIÉN ENTRE LOS ANIMALES

4. ¿Qué relación existía al principio entre el hombre y los animales? Como dueño de todas las formas de vida sobre la tierra, ¿era el plan de Dios que el hombre matara a los animales para su uso personal? Génesis 2:19, 20; 1:29.

“La santa pareja vivía muy dichosa en el Edén. Tenía dominio ilimitado sobre todos los seres vivientes. El león y el cordero jugueteaban pacífica e inofensivamente a su alrededor, o se tendían a dormitar a sus pies. Aves de todo color y plumaje revoloteaban entre los árboles y las flores, y en torno de Adán y Eva, mientras sus melodiosos cantos resonaban entre los árboles en dulce acuerdo con las alabanzas tributadas a su Creador” (La Historia de la Redención, pág. 23).

“Conversaban con las hojas, las flores y los árboles, recogiendo de cada uno de ellos los secretos de su vida. Toda criatura viviente era familiar para Adán, desde el poderoso leviatán que juega entre las aguas hasta el diminuto insecto que flota en el rayo del sol. A cada uno le había dado nombre y conocía su naturaleza y sus costumbres” (Hijos e Hijas de Dios, pág. 10).

“Mientras permaneciesen leales a Dios, Adán y su compañera iban a ser los señores de la tierra. Recibieron dominio ilimitado sobre toda criatura vi- viente. El león y la oveja triscaban pacíficamente a su alrededor o se echa- ban junto a sus pies. Los felices pajarillos revoloteaban alrededor de ellos sin temor alguno; y cuando sus alegres trinos ascendían alabando a su Creador, Adán y Eva se unían a ellos en acción de gracias al Padre y al Hijo.… Se entretenían con las hojas, las flores y los árboles, descubriendo en cada uno de ellos los secretos de su vida. Toda criatura viviente era familiar para Adán, desde el poderoso leviatán que juega entre las aguas hasta el más diminuto insecto que flota en el rayo del sol. A cada uno le había dado nombre y conocía su naturaleza y sus costumbres” (Patriarcas y Profetas, págs. 33, 32).

5. ¿Existía, en aquel entonces, la ley de la jungla según la cual el animal más fuerte podía matar al más débil? ¿Qué hermoso informe tenemos al final de la creación? Génesis 1:24, 25, 30,31.

En la traducción de Génesis 1:24, 25, algunas versiones usan las definiciones “animales salvajes” o “bestias salvajes”, que puede dar la idea equivocada que Dios creo bestias feroces y malvadas. Es bueno subrayar que esto no puede ser, porque al final del mismo versículo 25 se testifica: “Y vio Dios que

era bueno”. En este versículo se mencionan tres tipos de animales: el ganado, los reptiles y los animales del campo. Los primeros son los animales domésticos, los segundos los reptiles en general y el tercer grupo son los animales que viven libremente en los campos o en la selva. Por lo tanto, en el Edén, no habían animales feroces o malvados, sino solamente animales domésticos, reptiles y animales libres o venados. Es por ello que otras versiones no usan los terminos “animales salvajes” o “bestias salvajes”, pero simplemente “bestias del campo”. La misma definición “bestia o ganado del campo” es también usada en Génesis 2:19, 20; 3:1 y por medio de ella podemos comprender que no se trataba de animales malvados (Ver Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 1, comentarios sobre Génesis 1:24, 25).

“No debía haber muerte en el Edén” (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, pág. 69).

“El régimen de los animales se compone de verduras y cereales. … Dios proveyó frutas en su estado natural para nuestros primeros padres. Cuando le encargó a Adán que cuidara del jardín, que lo labrara y lo trabajara, le dijo: Esto ‘os será para comer’. No era su propósito que un animal destruyera a otro para obtener alimento” (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, pág. 475).

LA INVITACIÓN DE DIOS

6. ¿Qué invitación solemne se extiende hoy a cada uno de nosotros? 1 Tesalonicenses 5:13.

“Un cristiano no reñirá ni contenderá aun con el ser más malvado o incrédulo. Es muy malo permitirse tal espíritu con los que creen en la verdad y buscan la paz, el amor y la armonía. Pablo dice: ‘Tened paz entre vosotros’” (Testimonies for the Church, tomo 2, pág. 163).

“Dios está guiando a su pueblo para que salga del mundo con el fin de colocarlo sobre la exaltada plataforma de la verdad eterna, los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Quiere disciplinar y preparar a sus hijos. No estarán en desacuerdo, creyendo uno una cosa, y teniendo otro una fe y opiniones totalmente opuestas, moviéndose cada uno independientemente del cuerpo. Por la diversidad de los dones y ministerios que Él ha puesto en la iglesia, todos pueden llegar a la unidad de la fe. Si alguien adopta puntos de vista referentes a la Biblia sin considerar la opinión de sus hermanos, y justifica su conducta alegando que tiene derecho de sostener sus propias opiniones peculiares, y luego las impone a otros, ¿cómo podrá cumplirse la oración de Cristo? ¿Y si otro y aun otro se levanta, y cada uno reclama su derecho a creer y hablar lo que le place sin relación con la fe del cuerpo, dónde estará la armonía que existió entre Cristo y su Padre, y que Cristo pidió en oración que existiera entre sus hermanos?” (La Iglesia Remanente, págs. 37, 38).

7. ¿Es la paz un producto espontáneo de la naturaleza pecaminosa del ser humano? ¿Qué se requiere para obtenerla? 1 Tesalonicenses 4:11; Hebreos 12:14.

“Los rasgos objetables de carácter, sean hereditarios o cultivados, deben ser comparados con la gran regla de justicia, y luego vencidos en la fuerza de Cristo. ‘Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor’” (Consejos para Maestros, Padres y Alumnos, pág. 435).

“Nunca debemos dar al mundo la impresión falsa de que los cristianos son un pueblo lóbrego y triste. Si nuestros ojos están fijos en Jesús, veremos un Redentor compasivo y percibiremos luz de su rostro. Dondequiera reine su espíritu, morará la paz. Y habrá también gozo, porque habrá una serena y santa confianza en Dios” (Mensajes para los Jóvenes, pág. 403).

UNA LECCIÓN OBJETIVA: UN DÍA EN EL CIELO

El gozo de un día estar en el cielo será la recompensa por todos nuestros sufrimientos y problemas en este mundo. Esto es lo que encontramos en el informe dado por el conde D. Sims cuando, después de haber trabajado como misionero en los países orientales durante 16 años, regresó a la patria de su niñez.

“Después de una ardua labor de muchos años en un país extranjero, su- friendo muchas privaciones y peligros, viviendo aislado de todos los demás misioneros durante el tiempo de guerra, sin estar en condición de satisfacer las necesidades más elementales de la vida, regresé al hogar para ver a mi madre ya anciana y a los otros miembros de mi familia.

“Después de haber viajado por varias semanas en barco y algunos días en tren, llegué a la estación y al bajar del tren me encontré con mi hermana, a quien no había visto por muchos años. Ya no era una niña, sino una jovencita de veinte años y sentí un gozo inefable.

“Cuando nos acercamos a casa, vi a mi madre en la puerta mirandome. Corrí y la abracé. ¡Oh, qué alegría estar en casa con mi madre! Esto recompensó todos los sufrimientos y tristezas de mi corazón durante 16 años de separación.

“Cuando oí estas palabras, recordé lo que significa el cielo para aquellos que han trabajado y sufrido en este mundo. Que un día estemos en el cielo será la recompensa a todas las vicisitudes de la vida en el servicio a Dios. Realmente, la presencia del Señor, el amor de Jesucristo, la compañía de los ángeles, los redimidos y la paz del paraíso, todo esto enjugará todas las lágrimas y confortará el corazón para siempre”.