sábado, 12 de marzo de 2011

ROPAS RESPLANDECIENTES

Texto para memorizar: “Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:14).

OBJETIVOS

1. Comprobar que el hombre se encuentra en un estado de miseria espiritual y con sus acciones continúa en ella.

2. Diferenciar las ropas de orígen celestial y las de fabricación humana.

3. Comprender el significado de la justificación, reconciliación y redención.

INTRODUCCIÓN

“Las ropas blancas son las vestiduras de la justicia de Cristo y todos los que tienen esa justicia son partícipes de la naturaleza divina. En ellos está escrito ‘el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo’ (Apoc.

3:12) (Carta 48, del 10 de junio de 1898, dirigida a una creyente de Australia)” (Alza tus Ojos, pág. 164).

DECADENCIA, SUCIEDAD Y HÁBITOS INDECENTES

1. ¿En que miserable condición moral y espiritual se encuentra el ser humano inconverso? Job 25:6; Isaías 1:6, 18.

“1. En Job 25:6, Sal. 22:6 e Is. 41:14 se compara al hombre débil y despreciable, con un gusano, no necesariamente de alguna clase en particular.

2. Heb. rimmâh, es decir, el gusano que vive en los alimentos putrefactos (Éx. 16:24) y en los cadáveres (Job 21:26; 24:20; Is. 14:11), y que a veces también se encuentra en ciertas heridas (Job 7:5). Al hombre débil se lo compara con él (cp 25:6)” (Diccionario Bíblico Adventista, G- gusano)

“Dios desea que se cumplan en nosotros los propósitos de su gracia. Por el poder de su amor y mediante la obediencia, el hombre caído, un gusano en el polvo, debe ser transformado y capacitado para ser miembro de la familia celestial, compañero de Dios, de Cristo y de los santos ángeles a través de las edades eternas. El Cielo triunfará, porque los lugares dejados vacantes por

Satanás y su hueste serán ocupados por los redimidos del Señor (Manuscrito 21, del 16 de febrero de 1900, ‘La manifestación del amor de Dios’)” (Alza tus Ojos, pág. 59).

2. ¿De qué manera ha intentado el ser humano mejorar su condición espiritual por sí mismo? Génesis 3:7; Isaías 64:6, 7.

“Esto es lo que los transgresores de la ley de Dios han hecho desde el día en que Adán y Eva desobedecieron. Han cosido hojas de higuera para cubrir la desnudez causada por la transgresión. Han usado los mantos de su propia invención; mediante sus propias obras han tratado de cubrir sus pecados y hacerse aceptables a Dios.... Únicamente el manto que Cristo mismo ha pro- visto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia sobre cada alma arrepentida y creyente” (Palabras de Vida del Gran Maestro, págs. 252, 253).

EL VALOR DE LAS ROPAS

3. ¿Cuál es el costo de las ropas hechas en el telar del cielo? Romanos 3:24, 25.

“El vestido de bodas, provisto a un precio infinito, es ofrecido gratuita- mente a cada alma. Mediante los mensajeros de Dios nos son presentadas la justicia de Cristo, la justificación por la fe, y las preciosas y grandísimas promesas de la Palabra de Dios, el libre acceso al Padre por medio de Cristo, la consolación del Espíritu y la bien fundada seguridad de la vida eterna en el reino de Dios. ¿Qué otra cosa podía hacer Dios que no haya hecho al proveer la gran cena, el banquete celestial?” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 258).

4. ¿Cómo son ilustrados en la profecía el perdón y la purificación del pueblo de Dios? Zacarías 3:3-5; Lucas 15:20-24.

“En la profecía simbólica de Zacarías, se ve a Satanás de pie a la diestra del Ángel del Señor, acusando a Josué, el sumo sacerdote, que aparece ves- tido con ropas sucias y resistiendo la obra que el Ángel desea hacer por él. Así se representa la actitud de Satanás hacia cada alma que Cristo trata de atraer. El enemigo nos induce a pecar, y luego nos acusa ante el universo celestial como indignos del amor de Dios. Pero ‘dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?’” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 99).

“Ningún pecado puede tolerarse en aquellos que andarán con Cristo en ropas blancas. Las vestiduras sucias han de ser sacadas, y ha de ponerse sobre nosotros el manto de la justicia de Cristo. Por el arrepentimiento y la fe, somos habilitados para prestar obediencia a todos los mandamientos de Dios, y somos hallados sin culpa delante de Él. Los que recibirán la aprobación de Dios están ahora afligiendo sus almas, confesando sus pecados, y suplicando fervientemente el perdón por Jesús su Abogado. Su atención está fija en Él, su esperanza y su fe se concentran en Él, y cuando se da la orden: ‘Quitadle esas vestimentas viles, y vestidle de ropas de gala, y pongan mitra limpia sobre su cabeza,’ están preparados para atribuirle toda la gloria de su salvación” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 175).

5. ¿Cuán importantes e imprescindibles son los vestidos resplandecientes para dar la bienvenida al Rey de reyes? Apocalipsis

3:5; Mateo 22:11-14.

“En aquel día los redimidos resplandecerán en la gloria del Padre y de su Hijo. Los ángeles del cielo, tocando sus áureas arpas, darán la bienvenida al Rey y a los que constituyen los trofeos de su victoria, aquellos que han sido lavados y emblanquecidos en la sangre del Cordero. Brotará un himno de triunfo, que llenará todo el cielo. Cristo ha vencido. Penetra en los atrios celestiales acompañado por sus redimidos, que constituyen el testimonio de que su misión de sufrimiento y abnegación no ha sido en vano” (Hijos e Hijas de Dios, pág. 364)

SIGNIFICADO EVANGÉLICO Y JUDICIAL DE LA JUSTIFICACIÓN

6. ¿Cuál es el significado evangélico y judicial de la justificación divina? ¿Qué naturaleza tiene el perdón que el Señor nos con- cede? Romanos 3:23, 24; Efesios 2:8; 2 Corintios 5:21.

“… Esta misericordia y bondad es completamente inmerecida. La gracia de Cristo justifica gratuitamente al pecador sin méritos o derechos suyos. La justificación es un perdón pleno y completo del pecado. Un pecador es perdonado en el mismo momento en que acepta a Cristo por la fe. Se le atribuye la justicia de Cristo, y no debe dudar más de la gracia perdonadora de Dios” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 6, pág. 1071).

“La gran obra que ha de efectuarse para el pecador que está manchado y contaminado por el mal es la obra de la justificación. Este es declarado justo mediante Aquel que habla verdad. El Señor imputa al creyente la justicia de Cristo y lo declara justo delante del universo. Transfiere sus pecados a Jesús, el representante del pecador, su sustituto y garantía. Coloca sobre Cristo la iniquidad de toda alma que cree. ‘Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él’ (2 Cor. 5: 21)” (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 459, 460).

“ ...el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que ‘será amplio en perdonar’, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender... El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero con- cepto del perdón cuando oró ‘Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí’. También dijo: ‘Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones’ (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 97).

RECONCILIACIÓN Y REDENCIÓN

7. ¿Con qué está íntimamente relacionado el perdón de Dios con respecto a nosotros? Juan 1:12, 13; 2 Corintios. 5:18, 19.

“Dios habría de manifestarse en Cristo, ‘reconciliando consigo al mundo’. El hombre había sido degradado tanto por el pecado que era imposible para él, en sí mismo, entrar en armonía con Aquel cuya naturaleza es pureza y bondad. Pero Cristo, después de redimir al hombre de la condenación de la ley, podía impartir poder divino que se uniría al esfuerzo humano. Así, por el arrepentimiento para con Dios y la fe en Cristo, los hijos caídos de Adán podrían nuevamente convertirse en ‘hijos de Dios’ (1 Juan 3: 2)” (Dios nos Cuida, pág. 11).

“A la par que se mantiene la ley de Dios, y se vindica su justicia, el pecador puede ser perdonado. El más inestimable don que el cielo tenia para conceder ha sido dado para que Dios ‘sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.’ (Rom. 3:26.) Por este don, los hombres son levantados de la ruina y degradación del pecado, para llegar a ser hijos de Dios. Dice Pablo: ‘Habéis recibido, el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre’ (Rom. 8:15)” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 336).

8. ¿Cómo se pueden describir las bendiciones del perdón y la redención? Romanos 5:1; 1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:17; Efesios 2:10.

“La obra de la redención implica consecuencias de las cuales es difícil que el hombre tenga concepto alguno. ‘Cosas que ojo no vio, ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman’. Cuando el pecador, atraído por el poder de Cristo, se acerca a la cruz levantada y se postra delante de ella, se realiza una nueva creación. Se le da un nuevo corazón; llega a ser una nueva criatura en Cristo Jesús. La santidad encuentra que no hay nada más que requerir. Dios mismo es ‘el que justifica al que es de la fe de Jesús’. Y ‘a los que justificó, a éstos también glorificó’. Si bien es cierto que son grandes la vergüenza y la degradación producidas por el pecado, aún mayores serán el honor y la exaltación mediante el amor redentor. A los seres humanos que se esfuerzan por estar en conformidad con la imagen divina, se les imparte algo del tesoro celestial, una excelencia de poder que los colocará aun por encima de los ángeles que nunca han caído” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 127).

9. ¿Cómo andarán los cristianos convertidos? Efesios 4:13; Apocalipsis 3:4.

“Cuando el pecador encuentra en la conversión la paz con Dios por la sangre expiatoria, la vida cristiana no ha hecho más que empezar. Ahora debe llegar ‘al estado de hombre perfecto;’ crecer ‘a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo’” (El Conflicto de los Siglos, pág. 523).

“Cuando estamos revestidos del traje de bodas de su justicia nos volvemos uno con Él y nos dice: ‘Andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignos’ (Apoc. 4:3). Sus santos lo contemplarán en su gloria, sin que haya ningún velo oscurecedor en medio” (A Fin de Conocerle, pág. 27).

“Cristo revestirá a sus fieles con su propia justicia, para presentarlos a su Padre como una ‘iglesia gloriosa, no teniendo mancha, ni arruga, ni otra cosa semejante’ (Efe. 5:27, VM). Sus nombres están inscritos en el libro de la vida, y de estas personas escogidas está escrito: ‘Andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignas’ (Apoc. 3:4)” (Cristo en su Santuario, pág. 132).