sábado, 12 de marzo de 2011

ENTRAR EN EL REPOSO DE DIOS

INTRODUCCIÓN

“Pero los que hemos creído entramos en el reposo… Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Por lo tanto, queda un reposo [en griego: ‘descanso sabático’] para el pueblo de Dios... Procuremos, pues, entrar en aquel reposo…” (Hebreos 4:3,9-11).

LA BENDICIÓN DEL REPOSO DEL SEÑOR

1. ¿Qué santificó el Señor, al principio, para ayudar a los hombres de todos los tiempos a participar o entrar en su bendito reposo? Génesis 2:2, 3.

“Dios nos ha dado sus mandamientos, no sólo para que creamos en ellos, sino para que los acatemos. Cuando el gran Jehová echó los cimientos de la tierra y adornó al mundo entero con su manto de belleza y lo llenó de cosas útiles al hombre; cuando hubo creado todas las maravillas de la tierra y del mar, instituyó el sábado y lo santificó. Dios bendijo y santificó el séptimo día porque había descansado en él de toda su maravillosa obra de la creación. El sábado fue hecho para el hombre, y Dios quiere que en ese día dejemos de lado nuestro trabajo, así como Él descansó después de trabajar seis días en la creación” (Exaltad a Jesús, pág. 133).

2. ¿Qué promesas hizo el Señor de Israel con respecto a su don celestial? Éxodo 33:14; Jeremías 6:16.

“Cuando comprendamos que somos colaboradores con Dios, no pronunciaremos sus promesas con indiferencia. Arderán en nuestro corazón y en nuestros labios. A Moisés, cuando le llamó a servir a un pueblo ignorante, indisciplinado y rebelde, Dios le prometió: ‘Mi rostro irá contigo, y te haré descansar’. Y dijo: ‘Yo seré contigo’. Esta promesa es hecha a todos los que trabajan en lugar de Cristo por sus hijos afligidos y dolientes” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 596).

“Cuando el Señor dio a Moisés la responsabilidad de sacar a los hijos de Israel de Egipto, le aseguró: ‘Estaré contigo’. ‘Mi presencia irá contigo, y te daré descanso’” (Testimonies for the Church, tomo 7, pág. 221).

“Jeremías llamó su atención repetidas veces a los consejos dados en Deuteronomio. Más que cualquier otro de los profetas, recalcó las enseñanzas de la ley mosaica, y demostró cómo esas enseñanzas podían reportar las más altas bendiciones espirituales a la nación y a todo corazón individual. Suplicaba: ‘Preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma’ (Jer. 6:16)” (Profetas y Reyes, pág. 303).

PAZ Y REPOSO EN LA TIERRA PROMETIDA

3. ¿Qué estaba incluido, también, en esa promesa de paz y reposo? Levítico 26:6; Deuteronomio 12:10.

4. ¿Se cumplió esa promesa de forma completa y general, como era el deseo de Dios? Salmo 95:10, 11; Hebreos 3:18; 1 Reyes 8:56.

“No alcanzó Israel el alto ideal que se le había propuesto. Un Ser distinto de Josué debía conducir a su pueblo al verdadero reposo de la fe. El Monte de las Bienaventuranzas no es Gerizim, sino aquel monte, sin nombre, junto al lago de Genesaret donde Jesús dirigió las palabras de bendición a sus discípulos y a la multitud” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 7).

“Dios nunca permitirá que un hombre pase a través de las puertas de perla de la ciudad de Dios si no lleva la señal de fidelidad, la marca de su gobierno. Cada alma que es salva atesorará principios puros que proceden de la misma esencia de la verdad. Debe estar aferrada por eslabones de oro al poder y amor eterno del Dios de verdad. Debe ser leal a los principios de la palabra de Dios, leal al pacto eterno que es una señal entre el hombre y su Hacedor” (Medical Ministry, pág. 123).

PROMESA, TAMBIÉN, PARA LOS PROBLEMAS FÍSICOS Y ESPIRITUALES

5. ¿Qué serios problemas pueden a veces perturbarnos y dificultar que tengamos paz y reposo en nuestra vida? Job 3:26; 30:27; Isaías 14:3.

6. ¿Cuál es el mayor obstáculo para nuestra paz que arruina nuestra alma y nuestro cuerpo? Salmo 32:3; 51:8; Proverbios 28:13.

“Los que no se han humillado de corazón delante de Dios reconociendo su culpa, no han cumplido todavía la primera condición de la aceptación. Si no hemos experimentado ese arrepentimiento, del cual nadie se arrepiente, y no hemos confesado nuestros pecados con verdadera humillación de alma y quebrantamiento de espíritu, aborreciendo nuestra iniquidad, no hemos buscado verdaderamente el perdón de nuestros pecados; y si nunca lo hemos buscado, nunca hemos encontrado la paz de Dios. La única razón porque no obtenemos la remisión de nuestros pecados pasados es que no estamos dispuestos a humillar nuestro corazón y a cumplir con las condiciones de la Palabra de verdad. Se nos dan instrucciones explícitas tocante a este asunto. La confesión de nuestros pecados, ya sea pública o privada, debe ser de corazón y voluntaria” (El Camino a Cristo, pág. 37).

“Más de un pecado es dejado sin confesar, y tendrá que hacerle frente el pecador en el día del ajuste final. Mucho mejor es hacer frente ahora a nuestros pecados, confesarlos y apartarnos de ellos, mientras intercede en nuestro favor el Sacrificio expiatorio. No dejéis de saber la voluntad de Dios en cuanto a este asunto. La salud de vuestra alma y la salvación de otros dependen de la forma en que procedáis en este asunto. ‘Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros’ (1 Ped.5:6, 7). El humilde y quebrantado de corazón puede apreciar algo del amor de Dios y de la cruz del Calvario. Será amplia la bendición experimentada por aquel que satisface la condición por la cual puede llegar a ser participante del favor de Dios” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 384).

LA BENDITA FUENTE DE REPOSO Y PAZ

7. Conociendo nuestros problemas y debilidades, ¿qué invitación fraternal nos extiende nuestro Redentor? Mateo 11:28-30.

“Hay muchos cristianos profesos que tienen ansiedad y se deprimen, muchos que están tan ocupados con sus actividades que no encuentran tiempo para descansar tranquilamente en las promesas de Dios y que actúan como si no se pudieran dar el lujo de tener paz y tranquilidad. Para todo cristiano en esta condición la invitación es: ‘venid a mí, . . . y yo os haré descansar’ Mateo 11:28” (Testimonies for the Church, tomo 7, pág. 69).

“Venid, aprended de mí, y al venir así comenzamos la vida eterna. El cielo consiste en acercarse incesantemente a Dios por Cristo. Cuanto más tiempo estemos en el cielo de la felicidad, tanto más de la gloria se abrirá ante nosotros; y cuanto más conozcamos a Dios, tanto más intensa será nuestra felicidad” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 300).

8. ¿Cómo podemos tener una relación ideal de paz con Dios?

Romanos 5:1; Efesios 2:14. Para este estudio, se puede leer, también, Hebreos 4:9; Isaías 32:17.

“El reposo que aquí se menciona es el reposo de la gracia que se obtiene siguiendo la prescripción ‘Trabaja diligentemente’. Los que aprenden de Jesús su humildad y mansedumbre, encuentran reposo en la experiencia de practi- car las lecciones de Cristo. No se obtiene reposo en la indolencia, el egoísmo y la búsqueda de placeres. Los que no están dispuestos a dar al Señor un servi- cio fiel, ferviente y amante, no encontrarán reposo espiritual ni en esta vida ni en la venidera. El trabajo diligente es lo único que produce paz y gozo en el Espíritu Santo: felicidad en esta tierra y gloria en el más allá” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 7, pág. 941).

“Así como el sábado era la señal que distinguía a Israel cuando salió de Egipto para entrar en la Canaán terrenal, es ahora la señal que distingue al pueblo de Dios al salir del mundo y entrar en el reposo celestial. El sábado es una señal de la relación que existe entre Dios y su pueblo, una señal de que ellos honran su ley. Establece una distinción entre sus súbditos leales y los transgresores” (La Maravillosa Gracia, pág. 157).

UNA LECCIÓN OBJETIVA PARA NOSOTROS: ¿CUÁNDO PODEMOS IRRADIAR PAZ Y GOZO?

Me encontraba en una joyería, entre dos señores, que hablaban con entusiasmo sobre las piedras preciosas. Me concentraba más en lo que hablaban que en la compra en sí y seguía con la mirada el dedo del más anciano quien hacía notar al otro el increíble precio. “No veo nada especial en ella”. Su inter- locutor era de la misma opinión: “No tiene ningún valor”, le oí decir. Pero el hombre tomó la joya en su mano y la conservó un instante en su puño cerrado. Cuando abrió la mano, la piedra resplandecía con los colores del arco iris. Maravillado, me acerqué. “¿Cómo es posible?” le pregunté.

“Es un ópalo”, me explicó solícitamente, “y es una de las piedras llamadas sensibles. Necesita ser tocada por una mano cálida para resplandecer con todo su brillo”.

Fortalecidos por el poder de Dios, los cristianos más débiles reciben la fuerza de la fe, que es una alabanza al Señor y que tiene un valor indescriptible para la iglesia de Cristo. Quiera el Señor hacer de cada uno de nosotros una piedra tal!