sábado, 12 de marzo de 2011

EL SERMÓN DEL MONTE

INTRODUCCIÓN

“Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Lucas 6:31).

EVALUACIÓN INSPIRADA

1. ¿En qué categoría especial de personas incluyó Jesús a los humildes y mansos? Mateo 5:5.

“El espíritu de mansedumbre no es un espíritu de descontento, sino todo lo contrario. Los profesos cristianos que constantemente están quejándose y lamentándose, y que parecen creer que la felicidad y un rostro alegre son un pecado, no profesan la verdadera religión. Los que consideran el escenario hermoso de la naturaleza como si fuese un cuadro muerto, que prefieren con- templar las hojas muertas más bien que recoger las hermosas flores frescas, que se deleitan con morbidez en el lado melancólico del lenguaje que les habla el mundo natural, que no aprecian la belleza de los valles vestidos de verde y de las altas cimas de las montañas, que cierran sus oídos a la voz gozosa de la naturaleza, que es dulce música para el oído que la escucha, los tales no están en Cristo. No andan en la luz, sino que juntan para sí tinieblas y lobreguez, cuando podrían tener alegría y ver nacer en su corazón la bendición del Sol de Justicia con sanidad en sus rayos” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág.

342).

2. ¿Cómo son considerados por los redimidos los que plantan semillas de paz? ¿Por qué? Mateo 5:9; Santiago 3:18.

“Hay un poder maravilloso en el silencio. Cuando os hablen con impaciencia no repliquéis de la misma manera. Las palabras dirigidas en respuesta a uno que está enojado actúan generalmente como un látigo que acrecienta la furia de la ira. En cambio, pronto se disipa la ira si se le hace frente con el

silencio. Frene el cristiano su lengua, resolviendo firmemente no pronunciar palabras ásperas e impacientes. Con la lengua frenada puede salir victorioso de cada prueba de la paciencia por la cual tenga que pasar” (Mensajes para los Jóvenes, pág. 134).

“Dice Santiago: ‘¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre’ (Sant. 3:13). ‘La sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz’ (Santiago 3: 17, 18). Esta es la sabiduría manifestada por aquel que toma el cáliz de la salvación e implora en el nombre del Señor. Esta salvación, que ofrece perdón al transgresor, le presenta la justicia que soportará el examen del Omnisapiente, da victoria sobre el poderoso enemigo de Dios y del hombre, le proporciona vida eterna y gozo al que la recibe, y bien puede ser un tema de regocijo para los humildes que oyen de ella y se regocijan” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 397).

CONSECUENCIAS DEL ASESINATO, LA IRA Y LA OFENSA

3. ¿Qué se puede decir de los que matan a alguien o ponen en peligro la vida de los demás? ¿Cuán seria es su condición ante la ley y ante el Señor? Mateo 5:21.

“Al otro lado del mar, frente al lugar en que estaban congregados, se extendía la tierra de Basán, una región solitaria cuyos empinados desfiladeros y colinas boscosas eran desde mucho tiempo antes el escondite favorito de toda clase de criminales. La gente recordaba vívidamente las noticias de robos y asesinatos cometidos allí, y muchos denunciaban severamente a esos malhechores. Al mismo tiempo ellos mismos eran arrebatados y contenciosos; albergaban el odio más ciego hacia sus opresores romanos y se creían autorizados para aborrecer y despreciar a todos los demás pueblos, aun a sus compatriotas que no se conformaban a sus ideas en todas las cosas. En todo esto violaban la ley que ordena: ‘No matarás’” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 51).

4. ¿Podemos pensar que si tan sólo nos enojamos y ofendemos a un amigo o hermano no es tan grave? Mateo 5:22.

“¡Cómo se regocija Satanás cuando se le permite inflamar el alma hasta que la ira hace palidecer! Una mirada, un gesto, una inflexión de la voz, se pueden tomar y usar como un dardo de Satanás para herir y envenenar el

corazón que está abierto para recibirlo. Si el Espíritu de Cristo nos posee plenamente y hemos sido transformados por su gracia, no estaremos dispuestos a hablar mal ni a llevar informes que contengan falsedades. El mentiroso, el acusador de los hermanos es un instrumento elegido del gran engañador” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 2, pág. 1015).

“En el Sermón del Monte Cristo presentó ante sus discípulos los abarcantes principios de la ley de Dios. Enseñó a sus oyentes que se quebranta la ley con los pensamientos antes de que el mal deseo se convierta en realidad. Estamos obligados a controlar nuestros pensamientos y a ponerlos en sujeción a la ley de Dios. Las nobles facultades de la mente nos han sido dadas por el Señor para que podamos emplearlas en contemplar las cosas celestiales. Dios ha provisto en abundancia para que el alma pueda progresar continuamente en la vida divina. Por dondequiera ha dispuesto instrumentos para que nos ayuden en el desarrollo del conocimiento y de la virtud; y sin embargo, ¡cuán poco se aprecian esos recursos y cuán poco se disfruta de ellos! ¡Con cuánta frecuencia se entrega la mente a la contemplación de lo que es terrenal, sensual y ruin! Dedicamos nuestro tiempo y pensamiento a las cosas triviales y vulgares del mundo, y descuidamos los grandes intereses que atañen a la vida eterna. Las nobles facultades de la mente vulgares del mundo, y descuidamos los grandes intereses que atañen a la vida eterna. Las nobles facultades de la mente se empequeñecen y debilitan porque no se las ejercita en temas que son dignos de su concentración [Se cita Fil. 4: 8]” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 3, pág. 1164).

AFRONTANDO HERIDAS FÍSICAS O ROBO

5. En caso de heridas, fractura o daño físico, ¿debemos retirar- nos, de acuerdo a las enseñanzas de Jesús? Mateo 5:38, 39; Lucas 6:29; Mateo 5:40-42.

“Cristo vivía rodeado de la presencia del Padre, y nada le aconteció que no fuese permitido por el Amor infinito para bien del mundo. Esto era su fuente de consuelo, y lo es también para nosotros. El que está lleno del Espíritu de Cristo mora en Cristo. El golpe que se le dirige a él, cae sobre el Salvador, que lo rodea con su presencia. Todo cuanto le suceda viene de Cristo. No tiene que resistir el mal, porque Cristo es su defensor. Nada puede tocarlo sin el permiso de nuestro Señor; y ‘todas las cosas’ cuya ocurrencia es permitida ‘a los que aman a Dios les ayudan a bien’” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 63).

“Cuando sufrimos pruebas que parecen inexplicables, no debemos permitir que nuestra paz sea malograda. Por injustamente que seamos tratados, no permitamos que la pasión se despierte. Condescendiendo con un espíritu de venganza nos dañamos a nosotros mismos. Destruimos nuestra propia

confianza en Dios y ofendemos al Espíritu Santo. Hay a nuestro lado un testigo, un mensajero celestial, que levantará por nosotros una barrera contra el enemigo. El nos envolverá con los brillantes rayos del Sol de Justicia. A través de ellos Satanás no puede penetrar. No puede atravesar este escudo de luz divina” (Las Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 136).

EL AMOR HACIA LOS ENEMIGOS

6. ¿Es justificable que un cristiano odie a sus posibles enemigos? ¿Qué comportamiento celestial debemos tener también en caso que tengamos enemigos que nos hacen la vida difícil? Mateo 5:43, 44; Lucas 6:27, 28, 35.

“Tal era el espíritu de la ley que los rabinos habían interpretado errónea- mente como un código frío de demandas rígidas. Se creían mejores que los demás hombres y se consideraban con derecho al favor especial de Dios por haber nacido israelitas; pero Jesús señaló que únicamente un espíritu de amor misericordioso podría dar evidencia de que estaban animados por motivos más elevados que los publicanos y los pecadores, a quienes aborrecían” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 65).

“Con su propia fuerza el hombre no puede gobernar su espíritu. Pero mediante Cristo puede lograr el dominio propio. Con la fuerza de Cristo puede poner sus pensamientos y palabras en sujeción a la voluntad de Dios. La religión de Cristo pone las emociones bajo el gobierno de la razón, y disciplina la lengua. Bajo su influencia se apacigua el temperamento precipitado, y el corazón se llena de paciencia y suavidad” (Mensajes para los Jóvenes, pág. 135).

7. Si nos consideramos hijos de Dios, ¿debemos en casos difíciles seguir nuestro impulso natural humano o el ejemplo de nuestro Padre celestial? Mateo 5:45-48.

“El mayor Maestro que el mundo haya conocido es Jesucristo; y ¿cuál es la norma que ha fijado para todos los que creen en Él? ‘Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto’ (Mat. 5:48). Así como Dios es perfecto en su alta esfera de acción, el hombre puede ser perfecto en su esfera humana.

“El ideal del carácter cristiano es la semejanza con Cristo. Se abre delante de nosotros una senda de progreso continuo. Tenemos un objeto que alcanzar, una norma que cumplir, que incluye todo lo bueno, puro, noble y elevado.

Debemos esforzarnos de continuo y progresar constantemente hacia adelante y hacia arriba, hacia la perfección del carácter” (Consejos para Maestros, Padres y Alumnos, pág. 352).

“Pero se chasquearán los que esperan contemplar un cambio mágico en su carácter sin que haya un esfuerzo decidido de su parte para vencer el pecado. Mientras contemplemos a Jesús, no tendremos razón para temer, no tendremos razón para dudar que Cristo es capaz de salvar hasta lo último a todos los que acuden a Él. Pero podemos temer constantemente, para que nuestra vieja naturaleza no gane otra vez la supremacía, no sea que el enemigo invente alguna trampa por la cual seamos otra vez sus cautivos. Hemos de ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor, pues Dios es el que obra en vosotros el querer y el hacer su buena voluntad. Con nuestras facultades limitadas, hemos de ser tan santos en nuestra esfera como Dios es santo en la suya. Hasta donde alcance nuestra capacidad, hemos de manifestar la verdad, el amor y la excelencia del carácter divino. Así como la cera recibe la impresión del sello, así el alma ha de recibir la impresión del Espíritu de Dios y ha de retener la imagen de Cristo” (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 395, 396).

UNA LECCIÓN OBJETIVA PARA NOSOTROS: LA CARGA INÚTIL

Un maestro contó a sus alumnos la siguiente historia: “Un hombre iba por el camino y en un lugar tropezó con una piedra. La recogió y se la llevó consigo. Un poco más tarde, tropezó con otra piedra, y esta vez también la recogió y se la llevó consigo. Después de esto, recogía cada piedra con la que tropezaba hasta que llegó el momento en que el peso era tan grande que ya no podía caminar”.

“¿Qué pensáis sobre ese hombre?”, preguntó el maestro.

“En mi opinión, era un hombre raro” contestó uno de los alumnos, “¿Por qué tenía que recoger todas las piedras con las que tropezaba? El maestro comentó: “Esto es justamente lo que hacen los que conservan el peso de la ofensas recibidas y se sienten amargados y heridos. No debemos cargar con las ‘piedras’ del resentimiento y el rencor contra los demás o contra nosotros mismos. Si nos deshacemos de esa carga inútil, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será más fácil y nuestro paso más ligero”.

Dejemos de lado toda carga inútil, queridos hermanos y hermanas; esto es exactamente lo que nos enseña la palabra de Dios a cada uno de nosotros: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corra- mos con paciencia la carrera que tenemos por delante” Hebreos 12:1.