sábado, 12 de marzo de 2011

EL PACTO DE PAZ

“Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones” (Isaías 42:6).

UN PACTO ETERNO

1. Desde los primeros días de los patriarcas, ¿cuál fue el bendito deseo de Dios para su pueblo? Génesis 17:7, 19.

“Este mismo pacto le fue renovado a Abrahán en la promesa: ‘En tu si- miente serán benditas todas las gentes de la tierra’ (Gén. 22:18). Esta promesa dirigía los pensamientos hacia Cristo. Así la entendió Abrahán. (Véase Gál.3:8, 16), y confió en Cristo para obtener el perdón de sus pecados. Fue esta fe la que se le contó como justicia. El pacto con Abrahán también mantuvo la autoridad de la ley de Dios. El Señor se le apareció y le dijo: ‘Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí, y sé perfecto’. El testimonio de Dios respecto a su siervo fiel fue: ‘Oyó Abrahán mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes,’ y el Señor le declaró: ‘Estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu simiente después de ti en sus generaciones, por alianza perpetua, para serte a ti por Dios, y a tu simiente después de ti’ (Gén.17:1, 7; 26:5)” (Patriarcas y Profetas, pág. 387).

2. ¿Qué testimonio lleno de esperanza da David siglos más tarde?

1 Crónicas 16:15-17.

“La salvación de la raza humana ha sido siempre el propósito de los con- cilios del cielo. El pacto de la misericordia fue establecido antes de la fundación del mundo. Ha existido desde la eternidad pasada, y se lo llama el pacto eterno. Tan ciertamente como nunca ha dejado de haber Dios, no ha habido momento cuando no haya sido la delicia de la Mente eterna manifestar su gracia a la humanidad” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 7, pág. 934).

EL PACTO DE PAZ DE DIOS

3. ¿Que carácter tenía el pacto eterno establecido con los patriar- cas y con Israel? Isaías 54:10, 13.

“En todas nuestras pruebas, tenemos un Ayudador que nunca nos falta. Él no nos deja solos para que luchemos con la tentación, batallemos contra el mal, y seamos finalmente aplastados por las cargas y tristezas. Aunque ahora esté oculto para los ojos mortales, el oído de la fe puede oír su voz que dice: ‘No temas; yo estoy contigo. Yo soy el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos’. He soportado vuestras tristezas, experimentado vuestras luchas, y hecho frente a vuestras tentaciones. Conozco vuestras lágrimas; yo también he llorado. Conozco los pesares demasiado hondos para ser susurrados a ningún oído humano. No penséis que estáis solitarios y desampara- dos. Aunque en la tierra vuestro dolor no toque cuerda sensible alguna en ningún corazón, miradme a mí, y vivid. ‘Porque los montes se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 447, 448).

“Pero en medio de la tempestad de los castigos divinos, los hijos de Dios no tendrán ningún motivo para temer. ‘Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel’. El día que traerá terror y destrucción para los transgresores de la ley de Dios, para los obedientes significará ‘gozo inefable y glorificado’. ‘Juntadme mis santos –dirá el Señor– los que hicieron conmigo pacto con sacrificio. Y denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez’. (Joel 3:16; 1 Ped. 1:8; Sal. 50:5, 6.)…‘Yo, yo soy vuestro consolador’ Isaías 51:12. ‘Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti’ Isaías 54:10” (Patriarcas y Profetas, págs. 355, 356).

4. ¿Era de una naturaleza distinta el pacto prometido al rebaño disperso y sufriente? ¿Qué significa? Ezequiel 34:25, 26.

“Dios había ordenado que Jerusalén fuese reedificada; y la visión relativa a la medición de la ciudad aseguraba que Él daría consuelo y fortaleza a sus afligidos y cumpliría en su favor las promesas de su pacto eterno. Declaró que su cuidado protector sería como ‘muro de fuego en derredor;’ y que por su intermedio la gloria de Él sería revelada a todos los hijos de los hombres. Lo que estaba realizando para su pueblo se había de conocer en toda la tierra.

‘Regocíjate y canta, oh moradora de Sión: porque grande es en medio de ti el Santo de Israel’ (Isa. 12:6)” (Profetas y Reyes, pág. 427).

EL PACTO DE PAZ DEL SACERDOCIO

5. ¿Se conoce algún otro pacto de paz que el Señor haya hecho con ciertos siervos? Números 25:12, 13.

“En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Leví para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese delante de Jehová. Para servirle, y para bendecir en su nombre. . . . ‘En paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad’ Deuteronomio 10:8; Malaquías 2:6” (La Educación, pág. 148).

6. ¿Qué bendiciones estaban incluidas en este pacto? ¿En qué época, durante el ministerio levítico, tuvo cumplimiento este pacto? Malaquías 2:5; Salmo 119:165.

“El pacto ‘de vida y de paz’ que Dios había hecho con los hijos de Leví, el pacto que habría traído indecibles bendiciones si se lo hubiese cumplido, el Señor ofreció renovarlo con los que habían sido una vez caudillos espirituales, pero que por la transgresión se habían tornado ‘viles y bajos a todo el pueblo’ (Mal. 2: 5, 9)” (Profetas y Reyes, pág. 521).

ESTABLECIENDO UN PACTO DE PAZ

7. ¿A través de quién podemos entrar en un pacto con Dios y recibir todas sus bendiciones? Isaías 42:6; 49:7, 8.

“Acerca de la misión del Salvador, la palabra de Jehová fue: ‘Yo Jehová te he llamado en justicia, y te tendré por la mano; te guardaré y te pondré por alianza del pueblo, por luz de las gentes; para que abras ojos de ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que están de asiento en tinieblas. Yo Jehová: éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. Las cosas primeras he aquí vinieron, y yo anun- cio nuevas cosas: antes que salgan a luz, yo os las haré notorias’(Vers. 6-9).

“Mediante la Simiente prometida, el Dios de Israel iba a dar liberación a Sión. ‘Saldrá una Vara del tronco de Isaí, y un Vástago retoñará de sus raíces’ (Isa. 11:1). ‘He aquí una virgen que concibe y da a luz un hijo, y le da el nombre de Emmanuel. Requesones y miel comerá, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno’ (Isa. 7:14, 15, V.M.)” (Profetas y Reyes, pág. 512).

“A Cristo fue a quien se dirigió la promesa profética: ‘Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las gentes, . . . así dijo Jehová: . . . Guardarte he, y te daré por alianza del pueblo, para que levantes la tierra, para que heredes asoladas heredades...’” (Profetas y Reyes, pág. 508).

8. Gracias a Él, ¿qué es posible ahora, también, para los extranjeros desconocedores del pacto de la promesa y para los enemigos? Colosenses 1:21, 22; Efesios 2:11-14.

“Dios no reconoce ninguna distinción por causa de la nacionalidad, la raza o la casta. Es el Hacedor de toda la humanidad. Todos los hombres son una familia por la creación, y todos son uno por la redención. Cristo vino para demoler todo muro de separación, para abrir todo departamento del templo, para que cada alma pudiese tener libre acceso a Dios. Su amor es tan amplio, tan profundo, tan completo, que penetra por doquiera. Libra de la influen- cia de Satanás a las pobres almas que han sido seducidas por sus engaños. Las coloca al alcance del trono de Dios, el trono circuido por el arco de la promesa.

“En Cristo no hay ni judío ni griego, ni esclavo ni libre. Todos son atraídos por su preciosa sangre” (Las Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 367).

UNA LECCIÓN OBJETIVA PARA NOSOTROS: LA PALABRA BASTA

William, el príncipe de Orange, entregó cierto documento a un joven con la esperanza de que éste le ayudara en su trabajo y le prometió buen empleo en su corte. Pero el joven se negó a tomar el documento. ¿Por qué? Acompañó su gesto con esta respuesta: “La palabra de su majestad basta. No me gustaría servir a un rey en cuya palabra no pudiera confiar”.

¿Qué sucede con nosotros y la palabra de Dios? La palabra de nuestro Rey es más que suficiente y digna de toda confianza. No sólo nos ha hecho una promesa, sino que también ha hecho un pacto con nosotros y se ha compro- metido por medio de un voto y sacrificio de paz.